Bella POV

-Bella ¿Estas con Alice? – pregunto Edward cuando atendí el teléfono de la oficina.

-Si amor, ¿Qué pasa? – pregunte ya que se lo notaba ansioso.

-Rosalie ya está internada, la acaban de traer – hacía dos meses estaba de licencia, se podía decir, le insistimos que no viniera mas porque estaba muy pesada y cansada y era lo mejor.

-¡Que emoción! – exclame –. Ahora vamos con Alice para haya – le avise.

-De acuerdo, pero tranquila – rodé mis ojos.

-Edward nuestro bebé esta perfecto no te preocupes amor – dije tratando de mantener una voz que no demostrara lo molesta que me pone que me cuide de mas.

-Ya lo sé, pero lo mismo vengan tranquilas y tenga cuidado – suspire profundo -. Y no hagas eso, sabes que te cuido porque te amo mucho a ti, mis niñas y mi pequeña o pequeño solcito – sonreí.

-Perdón – dije realmente arrepentida -. Lo siento… mis hormonas… ya sabes… - ahora me sentía algo mal.

-No llores – era obvio que ese era mi estado. "malditas hormonas", pensé -. Solo quería dejarte claro cuánto te amo hermosa – seque una de las lagrimas que caía en silencio.

-Siento también eso – dije con la voz entrecortada por el llanto que contenía.

-No llores, amor… te amo y mucho – aseguro y sonreí un poco -. Es mejor que vengan, parece que esto va rápido porque salió Emmett a avisar que ya su pequeño segundo osito estaba saliendo – pude reír un poco.

-De acuerdo ahora vamos – dijo y cortamos.

-Ángela – llame cuando salí de mi oficina -, ¿Dónde está Alice? – pregunte y la aludida largo una pequeña carcajada.

-Está al lado en la confitería… estaba antojada – Alice se iba a poner enorme si seguía comiendo así, se pasaba la mitad del tiempo en la confitería del lado de nuestra oficina, eso era una desgracia porque las dos teníamos todo a mano -. ¿Paso algo? – pregunto enseguida.

-Rosalie está internada, en este momento está naciendo el pequeño osito – Ángela se parao rápido.

-¡Oh Dios que alegría! – exclamo emocionada y asentí con ganas.

-Busco las cosas de Alice y le saco de la confitería para ir al hospital, te quedas a cargo de todo – dije y luego de abrazarnos y buscar las cosas de mí cuñada la fui a buscar a la confitería.

Alice tenía seis meses de embarazo, cuando se hizo el test ya hacía tiempo que lo sabia pero por que no tenía ganas de ir al médico no lo había confirmado, esperaban un niño… su principito… Jasper estaba feliz con la llegada de su niño, Marie hacia un mes había cumplido los tres añitos y la princesita se lucio en su vestimenta de princesa con corona y todo. Yo estaba de cuatro meses y medio pronto cumplía los cinco meses, Edward estaba ansioso por saber el sexo, tenía la esperanza de que fuera un niño, pero tengo la sospecha que no será así.

-¡Alice! – exclame, estaba sentada en una de las mesas comiendo con muchas ganas unas medialunas con queso y jamón -. Tenemos que irnos – dije y me miro seria.

-Bella todavía no termine – protesto -, mi principito tiene mucho hambre hoy – dijo con un puchero.

-Pues te llevas lo que queda porque el osito segundo está naciendo en este mismo momento – se atraganto con el bocado que tenía en la boca y comenzó a toser con fuerza.

-¡¿Qué?! ¡¿Ahora!? – pregunto mientras se ponía de pie y se acercaba al mostrador.

-Si ahora, vamos – la apure. Resople cuando la vi pedir una bolsa para guardar el resto de lo que le quedaba y lo guardo rápido mientras seguían engullendo otro bocado.

Cuando llegamos al hospital ya estaba toda la familia, éramos las últimas, Alice seguía comiendo sus medialunas, Jasper la miro con dulzura cuando se acercó a ella y limpio con un pañuelo restos que quedaron en su labio.

-Demoraron demasiado – dijo Edward mientras me abrazaba por la cintura y me acercaba a él, para luego depositar un beso en mis labios -. ¿Por qué tardaron? – lo mire seria -. Te extrañe – sabia como ablandarme.

-Alice estaba comiendo en la confitería – dije y asintió porque sabía a que me refería -. ¿Cómo esta todo? – pregunte.

-Calculo…

-¡YA NACIO! ¡ANTHONY ESTA ACA! – grito Emmett cuando salió corriendo de la sala de parto. Edward sonrió orgulloso porque era su segundo nombre el que habían elegido para el osito segundo.

Me abrazo fuerte – ¡Despacio Em! – exclamo Edward haciendo que me soltara mientras yo reía. Lo agarro del hombro y lo atrajo a él para abrazarlo también -. ¡Te felicito hermano! – le dijo palmeando su espalda

Abrazo al resto de la familia y volvió a la sala de parto. Una hora después pudimos entrar a conocer al pequeño, era hermoso como su madre y enorme como su padre, cuatro quilos y medio peso, realmente compadezco a Rosalie, debió costarle mucho.

Mire el reloj de mi mesa de luz…

-Las tres de la mañana - resople, Edward me iba a matar uno de estos días, era seguro que algún día iba a explotar.

Al otro día que nos enteramos que esperábamos otra mujercita, mis niñas estaban contentas y el también, aunque yo me sentía culpable porque él quería un niño. Y estuve todo el día llorando, las niñas no tenían ni idea que pasaba, pero después de que estuve dos horas perdida en el llanto se les paso la sorpresa. Ahora ya no las preocupaba ni las alarmaba cuando tenía mis ataques. Me moví para un costado en la cama empujándolo levemente… a propósito… la intención era que me sintiera moverme pero sin tener que llamarlo. Me moví de nuevo y lo empuje otra vez, lo sentí removerse, resople porque no dijo nada y me pegue mas a su cuerpo, su brazo me envolvió y acaricio mi barriguita de siete meses y comenzó a acariciarla.

-¿Qué pasa? ¿No puedes dormir? – pregunto, mi pequeña pateo mi barriga justo donde estaba su mano y sentí un suspiro profundo -. Esta despierta – aseguro y tenía razón - ¿Quieres que te cante? – Pregunto y negué con la cabeza - ¿Qué pasa entonces? – insistió.

-Tengo hambre – dije y suspiro profundo, mas bien fue un resoplido de molestia.

-¿Por qué no bajaste a comer algo? – su tono de voz fue serio y se me estaba formando un nudo en la garganta.

-Me duelen las piernas – dije en voz baja.

-Trata de dormir –pidió, más bien fue un ruego.

-No puedo – proteste.

-Por favor Bella, estoy cansado amor – rogo de nuevo.

-Pero es que realmente tengo hambre – resoplo en mi oído.

-¿Qué quieres comer? – me soltó de repente y sé que estaba molesto. Las lágrimas comenzaron a caer en silencio.

Evite darme vuelta porque no quería que viera mis lágrimas, pero seguramente mi silencio lo alerto. Sentí el movimiento en la cama y su mano acariciar mi barriguita de nuevo.

-Amor ¿Qué quieres que te traiga? – pregunto en tono dulce en mi oído.

-Perdooon… - el llanto salió.

-Bella ¿Por qué lloras ahora? – pregunto aun con su voz dulce y suave mientras comenzó a dar besos en mi hombro.

-Estoy tan molesta… no sé… - dije hipando entre lagrimas -, sé que tienes que descansar y no te dejo… lo siento… - seguí llorando.

-Tranquila amor, estoy para ti, siempre a tu lado para lo que necesites – y eso no me ayudo porque me hizo sentir mas culpable.

-Eres tan bueno y paciente… y yo estoy tan molesta… - seguí.

-Bella dime que quieres comer, eso te hará sentir mejor – dijo.

-Te vas a enojar – asegure y sentí un resoplido

-Dime amor – insistió.

-Mami – sentí la voz de Nessie desde la puerta - ¿estas bien mami? – pregunto asomándose, cuando vio mis lagrimas se acercó corriendo a la cama - ¿Qué pasa mami? – pregunto.

-Tu mamá está con hambre – dijo Edward y Nessie sonrió.

-¿Por qué están todos despiertos? – Carlie entraba en la habitación refregándose los ojos. "Genial, ahora me siento peor porque desperté a toda la familia", pensé y mas lagrimas salieron.

-Bella cálmate – pidió Edward.

-Mami no llores mas - Carlie se sentó a mi lado - nosotros te queremos y te vamos a mimar un montón para que no estés triste – acaricio mi rostro.

-Mami te quiero – dijo Nessie abrazándome fuerte y luego Carlie por encima de ella también me abrazo.

-Yo también te quiero – dijo Carlie.

-Voy a prepararte algo de comer – dijo Edward y asentí.

-¡Que incluya anchoas! – Edward sonrió - ¡Y queso! ¡Mucho queso! – pedí y sentía que la boca se me hacia agua de las ganas de comer.

-¡Yo también quiero pizza! – exclamo Nessie saltando en la cama.

-¡Yo sin anchoas! – exclamo Carlie.

-Ustedes ya comieron y son las cuatro de la mañana prácticamente – dijo Edward serio.

-Por fis… por fis… por fis… - empezaron Carlie y Nessie, mire a Edward y suspiro profundo.

-¿Quién me ayuda? – pregunto.

-¡Yo papi! – exclamo Nessie.

-Sube – dijo Edward y ella se subió en su espalda – ya volvemos con el pedido – dijo.

-Carlie, tu hermanita esta pateando – dije y sonrió. Se sentó a mi lado y puso sus manos sobre mi barriguita y se carcajeo cuando sintió sus pataditas. Luego acerco su oído y se quedo apoyada sobre mi barriga.

-Hola solcito, nos despertaste muy temprano hoy, pero te perdono porque estamos todos juntos y felices, te quiero hermanita, pero espero que no vuelvas a despertarte a esta hora, porque a la mañana voy al colegio y no me voy a poder levantar… - se quedo en silencio un rato y vi su cara pensativa – a menos que mamá me deje faltar al colegio… - me miro y reí.

-Buen intento – dije riendo.

-Pero mami, sabes lo que me va a costar levantarme y estaba vez no es culpa mía, mi hermanita quería que estuviéramos todos juntos para comer pizza – la mire con ternura y acaricie su rostro.

-Lo voy a pensar – dije y sonrío.

-Puedes hacer que mamá se quede dormida y así se nos hace tarde – susurro en mi barriga y reí de nuevo.

Media hora después Edward entro en la habitación junto con Nessie, traían en una bandeja pizza y jugo para que comiéramos. Luego de seis porciones de pizza con mucho queso y anchoas quede totalmente satisfecha y con mucho sueño. Tanto así que creo me quede dormida con todos a mi alrededor y seguramente fue Edward quien me acomodo en la cama. Obviamente esa mañana nos quedamos dormidos por lo que las niñas no fueron al colegio, Edward y yo llegamos tarde al trabajo, yo más tarde que él porque debía esperar que llegara Esme para cuidar a las niñas.

-Bella durmiente, despierta – fue un susurro en mi oído mientras su mano acariciaba mi barriguita de ocho meses.

-¿Es hora de levantarnos? – pregunto y sentí una risa baja.

-Aun no, pero…

-Quiero dormir entonces – proteste algo molesta.

-Acaba de llamar papá, Alice esta en el hospital, Peter está naciendo ¿Quieres ir ahora? –pregunto y muy a mi pesar comencé a levantarme.

-Si, le prometí a Alice que estaría esperando – dije y fui primero que todo al baño ya que mi vejiga pedía a gritos una liberación.

-¡Dios! ¡Tu hija está demasiado grande, necesito que salga! – exclame mientras entraba al baño y alcance a sentir como Edward se reía.

Levantamos a las niñas quienes apenas entraron en el auto se acomodaron y siguieron durmiendo. Ojala pudiera hacer lo mismo, realmente estaba muy cansada, ojala y mi pequeña no me despertara a esta hora para nacer. El pequeño Peter nació con 3 kilos y 800 gramos, totalmente hermoso. Estuvimos una hora con ellos acompañándolos y luego le pedí a Edward volver a casa porque realmente estaba cansada.

-Estoy enorme Edward – proteste haciendo un puchero, habíamos acostado a las niñas, por lo menos el pequeño Peter decidió nacer un día viernes por lo que al otro día no era necesario levantarnos temprano. Edward se encargo de hace que las niñas se acostaran.

-Estás hermosa Bella – dijo acostándose a mi lado y abrazando luego.

-¿Eres feliz Edward? – pregunte mientras acariciaba sus manos que estaban posadas en mi barriguita.

-Absoluta e infinitamente feliz Bella – dijo -. No creo haberte dicho esto antes, pero realmente mi vida antes de conocerte la veía como algo que pasaba sin ser especial, era monótona y me ahogaba en los malos recuerdos una y otra vez – me gire para mirarlo y acaricie su rostro -. Mi alma estaba incompleta Bella, y por eso no podía ser feliz, al estar juntos desde que te conocí, la completaste y eso trajo la felicidad que va a durar eternamente, porque esto que nos une es eterno… es por siempre…

-Por siempre Mi Edward – dije acariciando su rostro.

-Por siempre Mi Bella – sus labios se unieron a los míos en un beso dulce y suave entregando el alma en cada roce -. Ahora… - dijo cuando se alejó -, duerme Mi Bella durmiente, te hace falta descansar, ya queda poquito amor para que nuestro solcito este con nosotros – sonreí y gire para acomodarme de nuevo.

Me dormí escuchando como tarareaba la nana que había compuesto para mí cuando todo recién empezó. Juntos por siempre y para siempre, la eternidad es nuestra.

FIN