Bueno esto es todo por hoy mañana actualizare mas es que ya esta muy tarde bye :D hayy porfa Comenten y Voten siiiiiii
Edward POV
Llegue Forks, era lunes, y fui directo a la casa de mis padres, me iba a quedar con ellos, me había recibido en administración, y a mis 26 años ya era hora de ponerme serio, por lo menos en lo que respecta al trabajo.
-¡MAMÁ! – grite cuando ingrese en la casa. Ella se asomo desde la cocina y sonrió, luego vino corriendo hasta a mí y nos abrazamos.
-Mi Edward - dijo acariciando mi rostro cuando nos separamos -. Porque no me avisaste que llegabas así te buscaba – me reto.
-Quería sorprenderte - dije y sonrió más.
-¿Ya almorzaste?, estas muy guapo - dijo y reí.
-No almorcé y gracias – conteste -. Eres imparcial porque soy tu hijo.
-Vamos a la cocina y te preparo algo, luego subimos todo - dijo mientras del brazo me arrastró hasta la cocina -. Y no soy imparcial, eres guapo - repitió.
Se acercó a la heladera y comenzó a sacar lo que necesitaba para prepararme el almuerzo.
-¿Y cómo esta todo por acá? - me miro de reojo -. ¿Algún cambio en Forks? - la mire fijo y ella seguía cocinando.
-Tenemos una nueva chica en el pueblo - dijo – ahora serian dos ya que ella tuvo una niña – sonrió con dulzura -. Jessica estudia en el instituto de aquí, así que seguro te la encuentras - dijo
-No me interesa encontrarla - dije algo molesto.
-Cuando preguntaste era por ella - estaba segura y era así.
-Si - admití -. ¿Está saliendo con alguien? - pregunte con algo de timidez.
-Anda detrás de Mike... – me miro y no lo recordaba -, Mike Newton – asentí -, pero él está interesado en la chica nueva, Isabella, aunque no creo que vaya a pasar nada con ella.
-Isabella – repetí sonaba hermoso -, es lindo nombre – mamá sonrió.
Después de almorzar y charlar un rato más con mamá subí todas mis cosas a mi habitación. Me tire un rato en la cama, según yo solo cerré los ojos para relajar la vista, pero me dormí hasta el otro día.
Era jueves fui con mamá hasta su inmobiliaria para buscar algunos papeles y revisar su contabilidad. Tanto mamá como papá son muy caritativos, son de ayudar mucho cuando alguien les causa algo especial, pero convengamos que pagar más de la mitad de un alquiler para una persona por casi dos años es demasiado. Y comenzamos a tener un descuerdo, porque con mamá nunca podría discutir.
-Mamá va a cumplir los dos años, seguro tiene que renovar el contrato y que piensas hacer…
-Seguir como hasta ahora ayudándola – dijo -. Parecía tan desvalida cuando vino a mí – dijo y sus ojos se entristecieron -, además nosotros podemos ayudarla, no veo cual es el inconveniente.
-Que la cabaña esta no muy buen estado, el alquiler es demasiado para lo que es y se supone que el negocio es para ganar dinero no para perderlo – dije retándola -. Además seguro debe tener una familia que la ayude.
-No – aseguro -, está sola con su bebé, el día que fuimos para que viera la cabaña, me conto que sus padres la echaron de la casa y quedo sola, porque no querían que tuviera él bebe – y eso me pareció realmente triste, será que mis padres nunca harían algo así que es imposible creer que a alguien podría pasarle.
-¿Y cómo hiciste para que te contara eso? – sonrió.
-Me pareció que necesita un abrazo – dijo encogiéndose de hombros – así que la abrace en un momento y se largo a llorar y dijo todo.
-Igual no es motivo para que pagues más de la mitad de su alquiler – sentencie.
-¿Y que hubieras hecho tu? – Dijo algo molesta - ¿La hubieras dejado vagar desamparada por ahí, embarazada y tan chica? – más molesta.
-¿Qué edad tiene? – pregunte.
-En ese momento 19 años – dijo.
-Así que… - dije -, vas a volver a pagar parte de su alquiler – asegure y ella asintió. No tenía caso, conocía a mamá y no iba a dar su brazo a torcer.
El lunes desayunamos con mis padres, durante la semana anterior me dedique a estar solo en casa, no salí a ningún lado ni visite a nadie. Igual mis amigos y hermanos no estaba acá tampoco, así que no había muchas opciones.
-Está llegando mucha gente nueva al pueblo – dije mamá.
-Si – afirmo papá -, hay mucho movimiento, muchos están contentos porque eso implica que los negocios vendan mas, se alquilen mas cuartos en el hotel – siguió -. Incluso sé que en la Push también están llegando nuevos chicos.
-Eso es bueno, ayuda al crecimiento del pueblo – dijo y sonrieron.
-¿Estas listo para empezar? – sonreí.
-Si – confirme -. Más que listo, estoy ansioso.
-Muy bien, entonces nos vamos ya – asentí y cada uno fue por su auto.
Llegamos al hospital y papá me acompaño hasta mi oficina, me presento a mi secretaria que se llamaba Tania, era joven, de mi edad y hermosa. Rubia, de ojos verdes, piel clara, delgada y con un cuerpo muy bien delineado. Realmente hermosa.
Me pase toda la mañana en la oficina trabajando, Tania solo entro un par de veces para traerme algunas carpetas más y al mediodía la deje irse a almorzar. Unos minutos después vino papá.
-Hacia tiempo que no teníamos tantas chicas enfermas - dijo riendo -, lo más gracioso es lo que inventan para que las atienda y ni hablar cuando me ven entrar a mí y no a ti – rodé mis ojos -. No sé porque todas piensan que eres medico y tu las vas a atender, ya atendí quince chicas y ninguna estaba enferma – siguió riendo.
-Solo hacen perder el tiempo – dije -, y va a venir alguien que realmente necesite atención y no se lo va a poder atender como debe – yo estaba molesto pero él se estaba divirtiendo.
-Tendríamos que salir a caminar por el pueblo para que desfiles así que no vienen a buscarte acá – dijo aun riendo y suspire -. Podríamos hacerlo ahora – dijo.
-No voy a desfilar por el pueblo – dije -, es más si lo puedo evitar no voy para nada.
-Oh vamos Edward, no me prives de un poco de diversión, quiero ver sus caras cuando te vean – reí.
-Ahora no, mejor vamos a almorzar y a lo mejor después te complazco – dije y reímos.
Durante la tarde me dedique al trabajo y a la noche volví a casa. Esa fue la dinámica el resto de la semana, ponerme al día con todo me estaba llevando tiempo. El lunes siguiente luego de terminar, papá me informo que se quedaba para la guardia de la noche, ya que el médico que debía quedarse, Phil, se enfermo y lo iba a remplazar. El martes a la noche me tocaba hablar con mi padre.
-No solo estamos pagando alquiler sino que también la ayudamos con las medicinas – dije cuando estábamos cenando. Mis padres me miraron desorientados -. A la chica nueva… - aclare -, hoy me llego la cuenta de la farmacia, le pagamos la mitad de los medicamentos.
-Esta muy sola – se excuso papá – y parece más chica de lo que es – siguió -. Estaba asustada por su niña…
-¿Le paso algo grave? – le corto mamá y se la notaba realmente preocupada.
-No solo tomo frio y le dio gripe, tenía mucha fiebre, pero le bajo rápido – explico -, pero tenía que darle medicamentos y no se… - se levanto de hombros -, tu comentaste que iban a subir un poco el alquiler de la cabaña y realmente está esforzándose por cuidar de su niña – dijo -, solo quise aliviarla un poco.
-Le podrías haber dado muestras o puede utilizar su seguro medico, pero no deberíamos seguir pagando cosas por ella – dije.
-Si la conocieras estoy seguro que harías lo mismo – suspire, también iba a ser inútil, mi papá no iba a ceder.
-Su hijita tiene un nombre muy raro, pero es lindo.
-Renesmee – dijo mamá y era cierto, era raro pero sonaba hermoso.
-Le dice Nessie – dijo él, y sonrieron.
-Me parece hermoso – dije luego de unos minutos casi sin pensarlo. Quedo dando vueltas en mi mente, realmente sonaba hermoso.
Estaba en la recepción con Carmen, el jefe de enfermeras, me estaba explicando sobre cómo habían estado manejando todo el tema de las guardias, horas extra y demás.
-¡Papi! – sentí una manito tirar de mi pantalón. Mire a hacia abajo mientras Carmen se asomaba por arriba del mostrador para mirar. Y ahí estaba, sus cabellos color cobre, sus ojos chocolate, mejillas algo rosaditas con pequeños bucles en las puntas de su pelo marrón. No soy del tipo de hombre que se llevan bien con los niños, pero me parecía más que hermosa, así que la tome en brazos y quede totalmente embelesado -¡Papi! ¡Papi! – volvió a exclamar con una hermosa risa de campanillas y me festejaba como si realmente fuera su padre.
-No pequeña no soy tu papi – dije sonriendo y acaricie su mejilla. Su pielcita era suavecita.
-¡Papi! – repitió insistente y reí.
-Creo que ahí viene la mamá – escuche decir a Carmen mientras giraba para verla.
-Nessie – mi corazón comenzó a latir con mayor rapidez - ven amor – le tendió los brazos y la pequeña hizo lo mismo. Tenía el mismo color de ojos que su hija, y parecía que competían por ser la más bella.
-¡Mami! – se la entregue -. ¡Papi! – repitió la pequeña señalándome. La cara de su madre tenía un rojo fuerte, seguro por la vergüenza.
-No amor, no es tu papi – dijo -. Lo siento – ahora me miro y me perdí en esos ojos color chocolate, su piel blanca y el rojo furioso de sus mejillas. Sonreí.
-Hijo – papá me tomo del hombro -. Bella este es mi hijo Edward. Ella es Isabella Swan – reconocí el nombre al instante y me tomo por sorpresa, porque ningún de los dos menciono que tanto ella como su niña eran tan bellas, parecían ángeles. Sonreí más y mi corazón parecía querer salirse de mi pecho.
-Un placer – tendí mi mano y ella hizo lo mismo.
-Igualmente – contesto y una corriente eléctrica muy placentera empezó en nuestras manos y recorrió el resto de mi cuerpo.
-¡Papi! – la pequeña me saco del ensueño en el que estaba.
-¡Nessie basta! - la reto - no es tu papi – estaba totalmente avergonzada -. Lo siento de nuevo – con papá reímos -. Debemos irnos, muchas gracias doctor Cullen – dijo.
-Dime Carlisle – asintió -. Cualquier duda o consulta por Nessie o cualquier cosa que necesites te llegas y hablamos.
-Muchas gracias doctor... – hizo una pausa - Carlisle – se corrigió -. Edward, perdón otra vez – solo asentí y ella dio la vuelta y se fue. Me quede mirándola como entraba a la consulta de mi padre, y la pequeñita me miraba y sonreía.
-¿Pasa algo? – Dijo mi padre apretando un poco mi hombro -. Te quedaste helado – sonó a burla y lo mire, su sonrisa era burlona también. Rodee mis ojos.
-Nada, la pequeña es hermosa – dije.
-La mamá también – afirmo él. Y de eso no tenía dudas.
-Si – fue lo único que respondí.
De acuerdo, llevo una hora trabajando, tratando de concentrarme en terminar un párrafo y no puedo llegar a leer la quinta palabra que debo volver a empezar, porque esos ojos color chocolate vuelven a mi mente. Esto es totalmente ridículo porque recién la conozco, solo cruzamos ¿Cuánto?... diez palabras o un poco mas y estoy así. Me levante de mi escritorio y fui directo a la recepción del hospital, Carmen me entrego la historia clínica sin preguntar nada y volví a mi escritorio. Busque la dirección, anote el teléfono y salí nuevamente. Devolvió la historia clínica, busque a mi padre para avisarle que me retiraba antes.
-Ya me voy – le dije con toda la ansiedad encima.
-Es temprano – dijo y me miro como si estuviera preocupado.
-Necesito ver a alguien – dije y sin esperar más salí y me dirigí a mi destino en mi volvo.
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