Próxima Estación: El Paraíso

Autor: caro508
Género: + 18
Fecha Creación: 12/06/2011
Fecha Actualización: 12/06/2011
Finalizado: SI
Votos: 15
Comentarios: 72
Visitas: 163610
Capítulos: 93

Tras la violenta muerte de su marido, Bella trata de reconducir su vida junto a su hijo embarcandose rumbo a un paraje de ensueño, donde descubrirá no sólo el amor, sino su propia fuerza para hacer frente a las duras pruebas que tendrá que superar.


Hola aquí estoy con otra historia que no es mía, esta vez el turno le pertenece Sethaum,  yo solo la subo con su autorización, otro fic entre mis favoritas, espero les guste…

Los personajes pertenecen a Stephanie Meyer; los que no pertenecen a la saga son de cosecha propia de la autora.


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Capítulo 93: Epilogo

Los blancos azulejos de la fría sala, daban incluso más escalofríos que la propia temperatura. Sus pasos, temblorosos, lentos y torpes, la encaminaron hasta esa camilla recubierta por una lustrosa y reluciente sábana blanca.

Se tumbó como la ordenaron, el sonido del tic-Tac del gran reloj que coronaba la pared que estaba tras ella, aceleró a un ritmo inhumano su frenético corazón.

Las aspiraciones, cada vez eran más cortas, dolorosas y frecuentes.

No quiso mirar lo que tenía sobre su cabeza. No sucumbió a la morbosa necesidad de hacerlo. Si miró, sin embargo, el reluciente teléfono negro que se encontraba en la pared de enfrente. No albergaba esperanza alguna de que sonase. Los últimos siete años no hubo cambio alguno. Nadie movió hilos para siquiera intentarlo. Ni siquiera ella…

Oía las voces de las dos personas que la acompañaban amortiguadas entre sus nervios y los locos latidos de su corazón.

-¿Señora?- Uno de los hombres inclinó sobre ella. Le miró -¿Le aprietan?- Señaló sus muñecas y sus tobillos.

Negó con la cabeza.

-Hija… Te encuentras en el umbral de la muerte. ¿No crees que va siendo hora que sueltes lastre?- El sacerdote esperaba pacientemente frente a ella.

Era un hombre avejentado. Sus arrugas decían claramente, que por sus ojos habían pasado muchas almas condenadas a una muerte sin gloria. Sus palabras exactas, sus gestos y ademanes claramente trillados y usados, mostraban la evidencia de quien se ha visto en la tesitura de utilizar repetidas veces el mismo discurso, esperando a su vez, la misma contrita confesión del condenado a muerte.

-¿Entregar mi vida a la causa no es suficiente lastre, padre?- Se mostraba fría, neutra, indescifrable e inquebrantable.

-Deja esa máscara de indiferencia. Las pocas horas que te quedan en éste Mundo, deberían ser suficientes para intentar remediar en lo posible tus pecados- Aconsejó sabiamente.

-¿Qué me va a reportar arrepentirme?- Preguntó desafiante.

-Irte en paz.

Calló unos instantes, sopesando las palabras.

Irse en paz… ¿Acaso conocía ella la paz? No. Jamás la había conocido. Su mente había estado constantemente en conflicto. Ni siquiera la soledad que atenazó durante los últimos siete años en ese penal, le brindaron la paz de la que ese hombre la hablaba.

-Jamás la he poseído. No veo por qué iba a llevarme a la tumba algo de lo que carezco- desafió mordaz.

-La paz, la otorga el alma vacía de cualquier peso que nos ahoga- Volvió a insistir.

-Yo no tengo alma- Siseó con ira.

-La tienes. Hasta el más sanguinario, frío y vil de los asesinos la posee. Tan sólo hay que sacar la herrumbre y el hollín. Y ahí está.

-¿Y para qué me serviría el alma allá donde voy?- Espetó cansinamente. Claramente aburrida de la conversación.

-La cuestión no es para qué sirve. La cuestión es sentirla limpia. No hay más uso que ese. El ser portador de un alma pura.

-Demasiado tarde para mí padre. Demasiado tarde…

-Puede que lo sea para el resto del mundo, pero no tiene que serlo para ti. Eres tú quien tiene que tener la necesidad de limpiarse. No de mostrárselo a los demás. Hazlo por ti misma.

Tanya le miró unos instantes antes de bajar la mirada al suelo. ¿Realmente necesitaba eso? Unas tímidas lágrimas aparecieron por sus ojos. Le quedaban unas horas. Su mirada vagó hasta una de las altas y pequeñas ventanas enrejadas, que escupían algunos tímidos rayos de Sol.

El Sol…

Sonrió con tristeza al darse cuenta de que jamás le gustó tomarlo, de lo ridículos que le parecían aquellos que se tostaban sin más, y ahora… Ahora ansiaba dar un paseo bajo su influencia, casi tanto como respirar… Durante más tiempo.

-¿Tiene Usted algo para escribir?

El hombre se levantó hasta la puerta. Tras hablar unos momentos con uno de los vigilantes, entró acompañado de éste. Esposaron las manos de Tanya, y le acercaron un diminuto lápiz y un folio.

Tras escribir lo que pareció una carta. Se la entregó al capellán.

-Haga que les llegue a mis padres- El hombre asintió guardándose el trozo de papel en el bolsillo.

-Espero que les sirva- Ella le miró con los ojos rojos.

-Yo también lo espero- El hombre se levantó, se colocó la estola y tomó la pequeña Biblia en sus manos.

Tanya se arrodillo y el capellán puso la mano sobre su cabeza mientras pronunciaba las palabras oportunas. Una vez hubo terminado, se despidió de ella haciéndole el símbolo de la cruz.

-Suerte hija, y que Dios te acoja en su seno.

Tanya no dijo nada, se sentó de nuevo en la silla y esperó a que llegasen por ella.

- Es la hora- La fría voz la devolvió al presente de manera súbita.

Oyó descorrer las cortinas del lado derecho de la pared. Miró a través del cristal, pero la oscuridad de la sala tras él, le impedía distinguir nada.

Por el rabillo del ojo veía a los hombres moverse a sus costados. Uno de ellos, la miró fijamente. Tanya dejó caer dos lágrimas que resbalaron lentamente por las sienes, al mismo tiempo que el tiopental sódico la sumía en el sopor. Pronto no sintió nada. No notó sus pulmones paralizarse cuando el bromuro de pancuronio entró en su organísmo, ni su corazón sufrir un paro cardiaco provocado por el cloruro de potásio.

En la sala contigua, dos personas entrelazaban sus manos y lloraban en silencio. Una de ellas, sostenía un arrugado pedazo de papel. Cuando la cortina volvió a echarse, la sala comenzó a vaciarse. Ellos permanecieron sentados. No hablaron, no hacía falta.

El Director del Penal apareció tan sólo unos minutos después. Les entregó un papel.

Tanya Denali Myers.

Hora de la Muerte: 19:15

Lugar: Lansing Correctional Facility. Kansas

Causa: Inyección Letal.

Laurence Wallas McCarthye. Director Of. Lansing Correctional Facility. Est. Kansas. US.

26/05/2016

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A miles de kilómetros de allí, un teléfono sonó. Tras una breve charla, salió para envolverla de nuevo entre sus brazos.

-¿Ya?

-Sí.

-Bien

-¿Qué sientes?

-En realidad, nada.

La besó el cuello. Sus brazos firmemente abrazando su cintura, ciñendo su espalda contra su pecho.

-Voy a echar esto de menos- Suspiró.

-¿El qué?- Aspiró el aroma de su larga cabellera.

-Compartir esto nuestro- Afianzó su agarre sobre ella- Mostrarme… Mostrarnos de esta manera frente a las chicas, exponer nuestro amor y desnudar nuestros cuerpos y nuestra alma a nuestras fieles y agradecidas lectoras….- Suspiró inhalando un deje de tristeza.

-Pero esto funciona así- Respondió ella con calma- Todo lo que un día empieza, tiene que acabar- Arrugó los labios en una mueca graciosa mientras despacio se giraba ante su hombre y le clavaba su mirada- Al menos… Para ellas, claro-Añadió con una sonrisita intencionada. Edward ronroneó en su cuello.

-Bueno…- Mordió su labio inferior- Saluda entonces y despídete de ellas- Susurró ronco mientras Bella hacía lo que él le había pedido.

La arrastró lentamente sin dejar de besarla, y justo antes de cerrar la puerta, se giró y guiñó uno de sus espectaculares ojos mientras nos regalaba la más jodida de sus sonrisas…

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FIN

 

Capítulo 92: Y Comieron Perdices

 


Capítulos

Capitulo 1: Introducción Parte 1 Capitulo 2: Introducción Parte 2 Capitulo 3: Introducción Parte 3 Capitulo 4: Aterrizando en la realidad Capitulo 5: Acostumbrándome al vacío Capitulo 6: Ya lo he visto.... He visto el mar Capitulo 7: Buceando en tus aguas Capitulo 8: Estupendo, está pillado Capitulo 9: Me lías, me lío? ¿Nos liamos? Capitulo 10: ¿Porqué no me siento culpable? Capitulo 11: ¿Es ella? Sí. Es ella Capitulo 12: Lo que me haces sentir Capitulo 13: Lo Siento Capitulo 14: Un "helado" interesante Capitulo 15: Un Imposible Capitulo 16: La Vista Capitulo 17: Agridulce Capitulo 18: Aclarando puntos Capitulo 19: Y ahora, ¿qué? Capitulo 20: Comenzando? Capitulo 21: No puedo más Capitulo 22: Interrogatorio Capitulo 23: Afianzando Capitulo 24: Ley de Murphy Capitulo 25: Maldita Zorra Capitulo 26: Despedidas Temporales Capitulo 27: De Nuevo Por Aquí Capitulo 28: Te Necesito Capitulo 29: La Perra y su Amo Capitulo 30: A esto se le llama caer bajo Capitulo 31: Haciendo Conjeturas Capitulo 32: 24 Horas Capitulo 33: Por fin estás aquí Capitulo 34: La Charla Capitulo 35: Escondido Capitulo 36: Hiel Capitulo 37: Rabia Capitulo 38: Primer Contacto Capitulo 39: Instrucciones Capitulo 40: Compromisos Ineludibles Capitulo 41: Reencuentros y Primeras Citas Capitulo 42: Coto Privado Capitulo 43: Cena de Navidad Capitulo 44: Cuentas Pendientes I Capitulo 45: Cuentas Pendientes II Capitulo 46: Comida infructuosa Capitulo 47: Chocolate Calientito Capitulo 48: Verdades como puños Capitulo 49: Actos y Consecuencias Capitulo 50: Confesiones a la luz de las velas Capitulo 51: Nada Capitulo 52: Canta para mí I Capitulo 53: Canta para mí II Capitulo 54: Estoy aquí Capitulo 55: ¿Maravilla? Capitulo 56: Amargo desayuno Capitulo 57: Haciendo balance Capitulo 58: Fiesta Capitulo 59: Año Nuevo, Vida... Capitulo 60: Otra vez no Capitulo 61: No puedes irte... Capitulo 62: El presente Capitulo 63: Deja vú Capitulo 64: Des... Esperanza Capitulo 65: Desesperación Capitulo 66: Día Uno oscuridad Capitulo 67: Recogiendo Tempestades Capitulo 68: Día dos, tormenta Capitulo 69: Bombones Capitulo 70: Asimilando Capitulo 71: Día 15, como en casa Capitulo 72: Día 30, carta al cielo. Capitulo 73: Siguiendo la pista Capitulo 74: Desnudando el alma. Capitulo 75: Día 57, señales Capitulo 76: Día 63, Luz Capitulo 77: ¿Qué hay de nuevo? Capitulo 78: Cuéntame Capitulo 79: Normalidad Aparente Capitulo 80: Face to Face Capitulo 81: SÍ Capitulo 82: Previa Capitulo 83: Para siempre Capitulo 84: Consumando Capitulo 85: Step by Step Capitulo 86: Separando Destinos Capitulo 87: Cosechando Capitulo 88: Sentencia Capitulo 89: Buenas Nuevas Capitulo 90: !Hola! Capitulo 91: Cerrando Ciclo Capitulo 92: Y Comieron Perdices Capitulo 93: Epilogo

 


 
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