-¿Cómo estás?- Se acercó con suavidad y se sentó a su lado tomando una de sus manos.
-He tenido épocas mejores- Sonrió tristemente.
El sólo sonrió y besó su rostro con dulzura, atrayéndola hacia él.
-¿Qué pasará a partir de ahora?- Suspiró en su cuello.
-Si todo va como tiene que ir, acabarán detenidos- Hizo una mueca de disgusto.
-Pero…- se detuvo para mirarle- No va como tiene que ir, ¿verdad?- No necesitaba que respondiera.
-No- Soltó todo el aire de golpe- Han huido, obviamente- Volvió a acariciar su rostro.
-¿Del país?- Abrió los ojos alarmada.
-No lo creo. Me sorprendería que así fuese. Demasiado pronto- Ella insistió.
-¿Del estado?- Le miró fijamente.
-Tampoco lo creo. Probablemente estarán en algún lugar escondido. Creemos que ese maldito bastardo está muy bien organizado. No va a ser fácil dar con ellos- Suspiró resignado.
-Cómo ha reaccionado Bella?- Jacob se tensó.
-Bien- Mintió- Quiero decir, que mejor de lo que esperábamos- Se apresuró a decir cuando vio el rostro asombrado de Ariana.
-Menos mal que tiene a Edward con ella- Respiró aliviada.
-Sí. Es un gran hombre que ha conocido a una gran mujer en un mal momento- Rememoró el rostro de Edward en ese dormitorio.
-Jacob…- Susurró.
-Dime cielo- El respondió besando su mejilla.
-Lo siento- Se disculpó.
-¿Por qué?- Levantó su barbilla haciendo que lo mirase.
-Por las cosas que te dije y por ponerte en aprietos- Se sonrojó culpable.
Jacob sonrió levemente, esa mujer era increíble.
-Lo único que tienes que sentir, o lo único por lo que debas disculparte, es por el hecho de restarme miles y miles de besos. Todos esos que no me has dado por estar en plan superwoman- Los dos rieron tontamente.
-Pero…- Le miró picarona- Tengo mucho tiempo para compensarte- Arqueó una ceja sugerente
-Pues no entiendo que haces hablando entonces- Le hizo una mueca de falsa molestia y ella arrolló su boca, con la clara pretensión de no soltarla en mucho… Mucho tiempo.
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En la casa de Rose y Emmet, los preparativos de la cena de Fin de Año comenzaban a tomar forma. Ellos, los padres de Emmet y Edward, Bella y Joel, cenarían juntos. Jasper y Alice se quedarían con Jackie.
Rose y Bella habían dejado a los chicos solos en la cocina. Esme que al principio no se dio cuenta por estar trasteando, vio la mirada de advertencia en Rose y salió disimuladamente tras ella. Una vez solos, comenzaron a charlar.
-Entonces… ¿Qué van a hacer con lo de Bella?- Preguntó Emmet de espaldas a los dos.
-Hay dos policías cerca de casa, y dos más que siguen a Bella allá donde va- Respondió Edward mientras guardaba la comida que habían comprado.
-¿Qué tal lo lleva?- esta vez fue Carlisle quien preguntó.
-Bueno…- Edward dejó las lechugas un momento para volverse hacia su padre- Intenta aparentar normalidad, aunque tiene miedo- Sonrió con tristeza- Miedo por nosotros. Es… Increíble- Suspiró resignado.
-Sí, es increíble hijo- Le sonrió dulcemente y Edward quedó momentáneamente atontado. Sacudió la cabeza cuando fue consciente, pero Carlisle lo captó, y sonrió a su vez agradecido.
-Edward…- Emmet se detuvo antes de continuar- ¿Cómo estás tú?- Edward agachó la cabeza.
-Para ser sincero- Respiró profundamente y miró al techo antes de hablar- Raro. Sí, esa es la palabra- Cerró los ojos.
-Explícate hijo- Carlisle se sentó en una de las sillas de la cocina, y Emmet lo imitó. Edward, recostado en la encimera trataba de encontrar una explicación lo más cercana a la realidad.
-Esto de Christian, el asesinato…- Paró- Bella ha recaído papá. Duerme mucho, llora cuando cree que no la oigo…- Suspiró.
-¿Te rechaza?- Emmet fue directo como un tiro.
-No… Bueno, no es eso- Titubeó.
-Tienes que darle tiempo Edward. No quiero ni pensar en lo que esa mujer ha tenido que revivir. Estar asentada, orientar de nuevo su vida, y que el pasado, con todo su dolor se abra de nuevo ante ella…- Carlisle habló con serenidad.
-Lo sé padre- Y tembló al decir la palabra. Sus ojos irremediablemente buscaron los de su padre, que le miraba complacido- Carraspeó- Sé cual es mi papel. Estar a su lado, todo el tiempo. Aunque no me necesite, sé que tengo que estar a su lado- Asentía mientras hablaba.
-Joel te necesita- Añadió Emmet.
-Y yo a él- Sonrió y esta vez sí le llegó la sonrisa a los ojos.
-Tienes que hacer que éste fin de año sea un transito suave al principio de algo nuevo, un todo Edward- Pidió Emmet.
-Y lo haré. Voy a hacer lo posible por cerrar un año que…- Pensó por unos instantes- Ha traído el dolor extremo a Bella y… A mí me lo ha traído todo- Hizo un gesto sorpresivo- demonios, es… Complicado- se rindió.
-Es jodido- Emmet le guiño un ojo- Pero hermanito, un Cullen hace maravillas. ¡Mira yo!- Sonrió jocoso.
-¿Tú, qué?- Rose habló entrando por la cocina y Emmet se tornó colorado.
-Nada amor- Susurró y Carlisle estalló en carcajadas.
-Cariño… -Musitó Rose en su oído- Tengo que darte la razón, un Cullen hace maravillas… Al menos, en la cama- Y le besó húmedamente la oreja, lo que hizo que el jadease, y lo que provocó, a su vez, el cachondeo general.
-¿He oído algo de Maravilla y Cullen?- Bella preguntó mirando a Edward.
-Nada. Mi hijo sólo saca a relucir la "casta de mi apellido"- Dijo Carlisle visiblemente inflado de orgullo.
-Sí cuñadita, y va irremediablemente unido. De hecho, creo que nuestro segundo apellido es Maravilla- Soñó despierto.- Emmet Cullen Maravilla. Suena bien, ¿eh?- Pegó un codazo a Carlisle.
-Claro que suena bien cielo, sobre todo, porque el segundo apellido es mío. Así que, el apodo "maravilloso" sólo obedece a una mujer maravillosa- Esme entró como una apisonadora en la cocina dejando a Carlisle anonadado, y a las chicas partiéndose de la risa.
-No nos quites el mérito mamá- Se quejó Emmet.
-¿Yo?- Preguntó ella sorprendida- En absoluto. Anda Carlisle, diles a tus hijos de dónde les vienen a sus novias las sonrisas que tienen en la cara- Dijo divertida y Bella y Rose la miraron con los ojos como platos, para luego después, Rose mirarla divertida y Bella sonrojarse fuertemente.
-De ella- Admitió derrotado.
-¿Tratas de decirnos que "nuestras" habilidades amatorias viene por parte de madre?- Emmet preguntó a su padre sin rodeos, y éste asintió sonriendo.
-Vale. Entonces, dentro de dos días y con motivo del comienzo de un nuevo año, pasaré a llamarme Emmet Maravilla Cullen. No te ofendas papá- Añadió con gravedad.
-¿Algo que añadir, Edward? Estás muy callado- Le preguntó Carlisle.
Edward levantó la vista y miró primero a su padre, luego a Bella, y de nuevo a su padre.
-¿Yo? Bueno, quizá sea mejor que le preguntes a Bella si el segundo apellido es meritorio de ser el primero. Aunque de todos modos…- Se tomó un tiempo mientras miraba burlonamente a Bella- Últimamente, el postre lo comemos en… Familia. -Dedicó la más mortal de sus sonrisas a una más que mortificada Bella.
-Pues mira- Contraatacó mosqueada- es algo de lo que últimamente no puedo opinar mucho, la verdad- Hizo una mueca de indiferencia y Edward se picó, obviamente.
-Claro, si la Sra. Nomemancheslacamadechocolate no reaccionase de una manera tan desproporcionada ante un hecho inocente, quizá no estaríamos hablando de cambiar de lugar mi segundo apellido. Quizá sería el único- Respondió airado.
-¡Eh!, ¡que estoy presente!- Bufó Carlisle.
-Déjalo querido… Déjalo- Esme palmeó con condescendencia el brazo de Carlisle, y tras guiñar un ojo a Rose, salió orgullosa de la cocina.
Bella y Edward se miraban, no, se retaban con las miradas. El frió fue tomando posiciones y poco a poco, fueron quedándose solos en la cocina.
-Creo que iré a comprar helado de chocolate. ¿No queremos quedarnos sin postre para mañana, verdad?- Preguntó desafiante Edward.
-Por mí, puedes comprar lo que quieras. Yo ya tendré bastante con el pavo y la guarnición. No quedará espacio en mi cuerpo para nada más- Clavó la daga dónde dolía.
Le encendía, le ponía. La estamparía un beso hasta hacerla sangre en esos labios que le volvían loco, pero si guerra quería… guerra tendría.
Bella le miró, y sintió un escalofrío cuando le vio curvar sus deseables y sensuales labios en esa mortal sonrisa, pero se cuadró de nuevo desafiante ante él. Si quería postre, bien. Que fuese él quien se lo pidiese. Y altiva salió de la cocina.
-Ehmmm, cuidado cariño- Le dijo Edward al pasar esta a su lado, -dicen que el helado es diurético, ya sabes, ayuda con las digestiones pesadas. Será una lástima comprar lo justo. Siempre hay alguien que en el último momento se arrepiente, y de repente gusta de comer helado- Se notó ganador, e infló con orgullo su pecho.
-Oh bueno, si es por eso, siempre puedo tomar sales de frutas. Tranquilo- Le guiñó un ojo despreocupada y salió airosa de la cocina.
-Estupendo Edward, estupendo- Siseó para él molesto.
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