Llegaron a la comisaría y uno de los policías les pasó directamente al despacho del Inspector Black. Se sentaron en las dos sillas que había frente a un desordenado escritorio a la espera de que éste llegara. Ambas mujeres estaban en silencio, conjeturando en sus mentes y procesando la escasa información que tenían cuando la puerta se abrió y dos hombres entraron en el cubículo.

-Sra. Barnet. Srta. Blake- Saludó el Inspector mientras tomaba asiento tras la mesa.

-Buenas tardes Inspector- Saludo Bella inclinando al mismo tiempo la cabeza a su ayudante, Seth Clearwater.

Ariana Blake se limitó a sonreírle abiertamente y el Inspector le mostró su blanca y radiante sonrisa. Acto, que no pasó desapercibido para Bella.

-Y bien, ¿a qué debo tan agradable visita?- Preguntó Black mirando a ambas.

-Verá- Comenzó Ariana- Este medio día, mientras Isabella y yo almorzábamos, hemos estado recapitulando acerca de un tema que habíamos pasado por alto anteriormente- Tomó un respiro, pero antes de continuar Black la interrumpió.

-¿De qué se trata?- Se inclinó en su escritorio mientras la miraba atentamente.

-Se trata de Tanya Denali- Miró al Inspector al decirlo y éste entrecerró los ojos. Se echó hacia atrás en su silla y conminó a Ariana a seguir.

-Bueno, he comentado a Isabella…- Esta la interrumpió- Bella, por favor- Le dijo sonriéndola. Ariana sonrió y siguió hablando.

-Le comentaba a Bella una conversación que oí a mis padres poco antes de que mi padre muriese. Mi padre sospechaba de los Denali, no les gustaba su falta de escrúpulos en los negocios, no les tenía confianza alguna y le daban mala espina. Y además de eso, su reacción tras los asesinatos no fue…-dudó- Digamos la adecuada, teniendo en cuenta que eran dos miembros de la ejecutiva de su empresa, sobre todo Christian, él, era el hijo de su socio.- Terminó de hablar gesticulando con las manos mientras miraba al Inspector.

Jacob Black asentía mientras escuchaba el relato. Levantó su mirada hacia Bella.

-¿Hay más?- Preguntó a ésta.

Bella cruzó sus piernas y dejó sus manos sobre estas mientras ordenaba sus recuerdos. Se aclaró la voz antes de hablar.

-Verá Inspector Black- Esta vez, fue el quien interrumpió- Dejémoslo en Jacob, odio los formalismos- dijo al mismo tiempo que mostraba su sonrisa mirando a Ariana.

-Cómo le decía, Jacob- Mostró una pequeña sonrisa que el correspondió- Cuando estuvo en mi casa después del asesinato de mi…- le costaba decirlo- marido…- suspiró- Hubo cosas que no dije porque no consideré importantes en ese momento, o porque simplemente no recordé- Jacob asintió.

-Verá, Tanya Denali era inicialmente la prometida de mi difunto esposo. Christian nunca lo aceptó, y eso le supuso bastantes problemas con su padre…- Bella relató al Inspector todo lo acontecido en aquellos años en que su marido estuvo comprometido con ella por imposición, cómo la rechazó una y otra vez. Su reacción cuando ella apareció en su vida, formaron matrimonio, su hijo. Las amenazas de Tanya, su acoso, sus ataques a Bella… Todo.

Jacob asentía mirando a Bella y a Seth, quien tomaba nota de todo cuanto oía.

-¿Sospechan de ella?- La pregunta fue directa y ambas mujeres quedaron momentáneamente en shock.

Ariana miró a Bella y ésta asintió.

-No puedo asegurarlo, no tengo pruebas. Pero sí puedo decirle de lo que esa mujer puede ser capaz con tal de salirse con la suya. Por lo que no descartaría nada. He visto su cara cuando se distorsiona por el odio, y créame, da miedo- Bella respondió serena a la pregunta de Black.

-¿A qué se refería cuando dijo que su padre pensaba que no eran de fiar?- Preguntó a Ariana.

-Mi padre nunca estuvo de acuerdo con esa fusión. Yo no estaba muy enterada, por aquel entonces estudiaba y pasaba la mayor parte del tiempo en la Universidad. Mi madre de vez en cuando me contaba algo, conversaciones que tenía con mi padre al respecto. Una vez, me dijo que mi padre estaba deseando terminar de formar a Christian. Ansiaba salir de esa empresa. No soportaba a los Denali-

-¿Algo en concreto?- Insistió Black.

-No. Sólo sé que no tenían muchos escrúpulos en su trabajo- Respondió contrariada.

Black desvió la mirada hacia Bella.

-¿En qué consistía exactamente su trabajo en la compañía?-

-Ellos se encargaban de la compra y venta del crudo. Hacían las transacciones con otras compañías.-

-¿Hubo problemas con eso?- Siguió interrogando a Bella.

-Sinceramente, no lo sé- Suspiró decepcionada.- Christian llevaba la contabilidad general de la empresa. Los Denali estaban obligados a entregar diariamente los expedientes de las transacciones y mi marido se encargaba de supervisarlos.- Miró sus manos mientras hablaba.

Black se reclinó en su silla. Meditó unos minutos en los que ambas mujeres permanecieron tensas. Dejó exhalar el aire y levantó las manos en un claro signo de impotencia.

-Siento decirles esto, pero no tenemos nada- Cruzó sus manos y miró a ambas.

Bella puso su mente a trabajar rápidamente, buscando algo que se le hubiese pasado por alto. Iba a darse por vencida cuando algo le vino a la memoria. Volvió la cara hacia Black y una sonrisa cruzó su cara.

-Mi suegro, el Presidente de la compañía le encargó a mi marido vigilarles- Añadió con satisfacción mal disimulada. A lo que Black respondió volviendo a inclinarse sobre la mesa.

-Acláreme eso- Pidió.

-Cuando mi marido fue a visitar a su padre en su lecho de muerte, éste le pidió volver a hacerse cargo de la compañía. Y entre otras cosas, le encargó que vigilase en corto a padre e hija. Le dijo que los abogados de la compañía intervendrían en caso de que hubiesen cometido alguna irregularidad. Tengo que añadir, que el estado de las cuentas de los Denali, no era todo lo boyante que parecían.- Bella hablaba con la vista en el escritorio, y la alzó al terminar.

-Bien, no es mucho pero podemos empezar por ahí- Black les sonrió y ambas lo hicieron al mismo tiempo.

Se despidieron con la promesa de ser informadas de todo cuanto aconteciese y se dirigieron cada una a su lado, no sin antes prometer verse de nuevo.

Bella entró a la compañía, subió a la planta ocho y cuando las puertas del ascensor de abrieron, casi cae al chocar contra un hombre.

-Ups, perdone- Dijo Bella avergonzaba mientras se incorporaba. El hombre la mantenía firmemente agarrada de la cintura.

-No hay problema- No solo no soltó su agarre, sino que apretó un poco más.

-Gracias- Ella le sonrió tímidamente mientras se deshacía de sus manos.

-Paul Stevens- Dijo tendiéndola la mano mientras mostraba una seductora sonrisa.

-Isabella Swan- Sabía quien era. No le respondió a la sonrisa. Se limitó a tenderle la mano cortésmente.

-Así que, Ud. es la responsable de todo esto- Dijo mientras abarcaba con sus manos la zona donde estaban.

-Así es. De momento- Bella estaba incómoda delante de ese hombre. No le gustaba.

-Hermosa- Susurró entornando los ojos. Bella soltó su mano y se dispuso a moverse. El se lo impidió.

-Si me disculpa, tengo que irme- Soltó con fuerza su mano.

-¿Habría posibilidad de que tan linda mujer y éste hombre hablasen?- Insistió bloqueándola el paso.

-Puede. Sólo tiene que concertar una cita con mi asistente, y veré que puedo hacer. Y ahora, si me disculpa tengo que irme.- Comenzó a caminar con él tras ella.

-No lo dudes.- Bella se giró justo a tiempo de ver como guiñaba un ojo. Ese hombre estaba ligando descaradamente, y le dio asco.

Edward amor mío, ven ya. Te necesito. Suspiró para sus adentros.

Al llegar a su oficina comprobó la hora. En las Maldivas sería media tarde. Sopesó llamarle antes de hablar con Rose y Emmet y contarles su reunión con Jacob Black.

Tomó su móvil y marcó. Dos tonos después esa preciosa voz le llenó los sentidos.

-Hola preciosa.- Arrastró las palabras y ella emitió un gemido que provocó que el sonriese gratamente complacido.

-Hola cariño- Sintió como una estúpida sonrisa cruzaba su rostro. No le importaba, amaba a ese hombre.

¡Un Momento! ¿Amaba?. Se sorprendió así misma pensando en ello mientras Edward hablaba al otro lado.

-¿Cariño, estás ahí?- Preguntó extrañado de su silencio.

-Sí. Sí.- Respondió sacudiendo la cabeza y riendo tontamente.- Estoy aquí. ¿Qué haces?- Preguntó curiosa.

-Bueno, estoy tumbado en la cama, esperando que mi hermosa novia me llamase- Dijo ronroneando.

-Edward…- Bella advirtió.

-¿Qué?- Preguntó pícaro consciente del efecto de su voz y sus palabras en ella.

-Ya lo sabes- Respondió fingiendo enojo.

-No amor… no lo sé. ¿Por qué no me lo dices?- Bajó el tono de su voz, transportándola, embriagándola..

-Cariño…- Bella cerró sus ojos. No podía batallar contra sus sentidos.

-Sólo quiero demostrar lo mucho que echo de menos a mi preciosa novia- Clavaba sus palabras directamente en el centro de operaciones de Bella. Y de paso, en su caja de transmisión.

Bella se reclinó en su confortable sillón. Pero abrió los ojos repentinamente, se levantó y cerró con seguro la puerta de su despacho. Volvió a reclinarse en su sillón, abrió sus piernas y se centró en su Paraíso personal.

-Mmmm veo que me lo vas a explicar- Ronroneó en el teléfono.

-Dios preciosa, no sabes cuanto te echo de menos. Quiero tenerte aquí- Jadeó Edward.

-Mmm ¿Dónde amor? Dímelo- Pidió excitada Bella mientras su mano desaparecía bajo la fina tela de su braga.

-Aquí… Mmmm sobre mí… Justo aquí- Susurró Edward mientras acariciaba su caliente y duro miembro.

-Te deseo… Dios te deseo aquí y ahora.- Demandó Bella.

-Pronto amor, muy pronto. Ahora, quiero que te acaricies para mí. ¿Lo harás?- Pidió roncamente.

-Siempre- Suspiró ella.

-Bien, mueve tus dedos para mí- Su voz invitaba a perderse, a desconectar.

Los suaves jadeos de Edward, le llegaban mezclados con los húmedos sonidos de su fricción.

-Ufff cariño, mi cuerpo tiene necesidad de ti- Pidió ella con voz cadente, sexy.

-¿No oyes como me tienes?- Preguntó el entre jadeos roncos.

-Mmmmm tal y cómo me tienes tu a mi- Aseguró ella mordiéndose el labio.

-Cariño- Preguntó el- Dime, ¿te estás mordiendo el labio?- suspiró pesadamente.

-Aha- Arrastró esa voz consciente del resultado.

-Ahhh Dios. Me matas joder. Vas a morderme todo el cuerpo, y es una orden. Uffff- Apretó su húmedo miembro mientras sus dedos bajaban lenta y placenteramente el contorno de su perineo, y cerró sus ojos.

-¿Te estás acariciando para mi, amor?- Preguntó ella sabedora de la respuesta.

-Mmmmm- Jadeó incapaz de articular palabra y ella le acompañó en sus jadeos, al mismo tiempo que sus dedos la transportaban a una Isla maravillosa.

Y se abandonaron a su deseo. A sus caricias, a sus voces, a su compañía en la distancia…