Ángela y Ben les esperaban en el aeropuerto. Nada más salir de recoger el equipaje, los dos se aproximaron al grupo de recién llegados, con la mirada cargada de interés hacia el nuevo miembro.
-¡Ángela, Ben!- Llamó Bella agitando la mano.
-¡Bella!- Respondieron los dos acercándose y fundiéndose en un abrazo con ella y Rosalie.
-Chicos, os presento a Emmet, mi novio- Dijo una sonriente Rose mientras tomaba a éste de la mano.
Ángela, en ese momento estaba saludando a Alice y Ben daba un apretón de manos a Joel. Ambos se volvieron ante las palabras de Rose, y se dirigieron a saludarlos.
-Ben Cheney, encantado de conocerte- Dijo apretando su mano
-Un placer- Respondió Emmet
-Vaya Rose, me vas a perdonar, pero es guapísimo- Dijo una entusiasta Ángela mientras le daba dos besos.
-Bueno, es cosa de familia- Respondió Emmet como si tal cosa y Rose rodaba los ojos.
-Es hermano de Edward- Siseó Bella tras ella, y por los ojos de Ángela chispeaba la comprensión.
-Ya decía yo que su cara me sonaba- Comentó Ángela perdida en sus pensamientos.- En cualquier caso, es muy guapo… ¡Son guapísimos!- Ángela asentía mientras le miraba.
-¡Eh! ¡Qué estoy delante!- Dijo un enfurruñado Ben.
-Calma cariño, ya sabes que yo, sólo soy tuya- Le respondió guiñándole un ojo y provocando la risa de los demás.
Salieron del aeropuerto hacia un monovolumen y partieron rumbo a la empresa. Bella miraba por la ventanilla con el pensamiento lejos… Muy lejos, mientras los demás hablaban y se ponían al día de chismes varios. Antes de dirigirse a la compañía, dejaron a Alice y Joel en la casa de sus padres. Jackie saludó con un abrazo a Bella y quedaron en verse más tarde.
Cuando llegaron a la entrada principal del edificio, un escalofrío recorrió la espalda de Bella. Hacía dos meses que no pasaba por esa puerta, y no sabía qué iba a sentir en cuanto la traspasase. Aspiró hondo, y tras cruzar el vestíbulo, saludó a Louis, el vigilante pronto a jubilarse, que tan amable y atento como siempre se dirigió a ella brindándole una dulce sonrisa.
-Sra. Barnet, que alegría me da verla de nuevo. Está Ud. Tan guapa como siempre- Louis le decía a Bella mientras la tomaba de las manos.
-Gracias Lu- Respondió Bella dirigiéndose a él en su diminutivo sonriendo, como siempre y le daba dos besos en sus arrugadas mejillas- Lo mismo digo. Vaya, tienes muy buen aspecto- Le dijo sin fingir sorpresa, a lo que el sonrió socarronamente.
-Es el amor. Ya te dije pequeña- Le guiñó un ojo divertido.
Bella le devolvió el guiño y después de prometerle un café y dos bollos en otra ocasión, se dirigieron a los ascensores rumbo a la octava planta.
Al abrirse las puertas, un olor familiar les dio la bienvenida, y tanto Bella como Rose, encogieron sus narices y sin poderlo evitar, ambas sonrieron, dejando a Emmet con una ceja enarcada mientras las miraba confundido.
-¡La Zorra!- Dijeron al unísono mirándose divertidas.
-¡Oh, pero miren quienes están aquí!- Una chillona y desagradable voz les hizo el recibimiento tras salir del ascensor.- Vaya, allá dónde habéis estado, debía brillar mucho el Sol. A vuestro favor, debería decir que casi se os ve mejor y todo. Sobre todo a ti querida- Dijo dirigiéndose de manera sarcástica a Bella.- Pero sólo casi- Enfatizó la última palabra con burla.
-Aparta- Bella pasó a su lado empujándola sin miramientos mientras los demás la seguían sin disimular la risa, y los trabajadores que había en ese momento en la planta, celebraban ese gesto con euforia mal contenida.
-¿Qué coño miráis? ¡A trabajar estúpidos!- Rugió Tanya.
-Bueno cuñadita, veo que no exagerasteis con esta bruja- Susurró divertido Emmet al oído de Bella.
-¿Y tú eres?- Se acercó Tanya y se situó al lado de él mirándolo, o más bien, devorándolo con la mirada.
-Mi novio- Rose se posicionó y cogió la mano de su chico mientras la miraba con sorna. -Ten- Le dio un pañuelo de papel- Límpiate la baba, es algo asqueroso de ver, francamente- Hizo una mueca de asco mientras se lo tendía.
-¿Pero, tú no eras lesbiana?- Acuchilló con saña.
-Créeme lagarta, con especímenes como tú entre el género, es para planteárselo- Le escupió. -Y ahora, aparta, que molestas- Volvió a empujarla y el grupo siguió hacia el despacho de Bella mientras la rubia apretaba los puños con odio.
-Umm me encanta cuando te pones así- Susurró Em excitado al oído de su novia que le miraba sorprendida.
-Pero si nunca me has visto de ésta guisa- Le recriminó ella.
-Lo sé, pero presiento que lo voy a ver más, y créeme, me va a gustar y esto es un adelanto por si se me olvida mencionártelo- Le respondió divertido mientras le daba un pequeño beso.
Entraron al despacho, y Bella indicó a Ben que se sentase tras el escritorio para comenzar a hablar del asunto que les ocupaba. Tras una charla de una media hora y dónde les pusieron al día del tema de la empresa y sobre todo, del prometido de Tanya, Bella indicó por dónde comenzarían a trabajar.
-Hay que fijar una reunión con los accionistas. Para empezar, con Ariana Blake. No la conozco mucho pero, no me parece de esas personas que quieran tratos con Tanya Denali ni con nadie que tenga que ver con ella.- Bella reflexionaba mientras hablaba.
Recordaba vagamente a la hija de Blake, sólo habían coincidido en dos eventos de la empresa y apenas habían intercambiado palabra alguna, pero siendo hija de quien era, no dudaba de la honestidad de ésta.
-¿Quieres que nos repartamos a los accionistas Bella?- Preguntó Ben.
-No Ben. Vamos a citarlos a todos aquí a ser posible, y yo seré quien se entreviste con ellos en primera instancia. De momento sigo llevando las riendas de la compañía, y me parece que es lo más correcto.-
Todos asintieron y trazaron el plan a seguir, despidiéndose hasta el día siguiente. Estaban cansados del vuelo y hambrientos, por lo que se despidieron y uno de los chóferes dejó a Bella en casa de su suegra dónde ésta, Alice y su hijo la esperaban. No quería volver a su casa, no de momento.
Rose y Emmet se marcharon al apartamento de ésta, después de encontrarse de nuevo con Tanya en la salida de la compañía. Tomaba del brazo a su prometido, y éste miró sin disimulo alguno a Rose. Lo que hizo tensarse a su novio, y chascar con fastidio los dientes a Tanya.
-Me desagrada- Rugió Emmet
-Tranquilízate cariño- Respondió Rose mientras subían al coche de empresa.- La verdad, es que es tan desagradable como lo describieron Ángela y Ben- Le confesó ella una vez se acomodaron en la parte trasera del coche.
-Bueno, la compañía perfecta de una víbora, es una sanguijuela- Ironizó Emmet.
-Sí. La verdad es que hacen una perfectísima pareja- Sonrió Rose mientras besaba a su novio.
Mientras, en el otro coche el silencio reinaba, hasta que la voz estridente lo interrumpió.
-Podrías cortarte un poquito la próxima vez, ¿no?- Preguntó molesta.
-¿Qué ocurre?- Respondió a su vez el hombre a su lado
-Ocurre que es de mala educación codiciar a otra mujer cuando tienes a tu prometida colgada del brazo- Tanya estaba llena de rabia.
-¿Bromeas?- El hombre preguntaba divertido mientras una sonora carcajada inundaba el interior del coche calentando más el ambiente.
-Sabes que no- Ella le miró seria, desafiante.
-Nena, deja el espectáculo para tu público ¿sí? Es ridículo que te comportes así cuando baja el telón- Le dijo el cortante.
Y de nuevo el silencio llenó el habitáculo. Tanya giró su rostro y miró perdida al exterior de la ventanilla mientras una mueca de disgusto se dibujaba en su cara.
Mientras tanto, a miles de kilómetros de allí, los dos socios dormían placidamente después de que la cerveza hiciese estragos en su consciencia.
Jasper se abandonó en el primer lugar blando que encontró nada más abrir la puerta de su casa. Su viejo y cómodo sofá, le acogió entre sus brazos dejando que los sueños le transportasen a los besos de su Alice, y sonrió feliz, abandonándose al mejor de sus sueños.
Edward, después de batallar largamente con la llave en la cerradura, se arrastró a su dormitorio, dónde se dejó caer como un peso muerto prácticamente dormido. Lo último que llegó a pensar, era en que faltaban unas horas para oír la suave voz de Bella, y también en si habría cerrado o no la puerta. Pero su cuerpo ya no obedecía órdenes, y su respiración se acompasó, dejando que Morfeo le acogiese entre sus brazos.
-Mmmmm si cariño… Ahhhh así… Ohh Dios cariño, eres increíble… Sigue… Mmmmm- Gimió Edward
Sintió las húmedas caricias en su miembro. Sintió la dura erección de éste. Adoraba que ella le despertase así, se había acostumbrado a ello. Arqueó su cuerpo mientras hundía más el miembro en su boca y comenzó a moverse sin abrir los ojos. Rendido al placer y dejando que su aletargado cuerpo se despertase lentamente al compás de las caricias.
-Ahhhh por Dios Bella, ¡Joder eres magnifica!- Sus manos bajaron a la cabeza de la mujer que lo estaba llevando a otra dimensión, hundió los dedos en su pelo y comenzó a apretarla contra él, embistiendo su cara.
-Ufff… cariño, más…. Acaríciame amor, como tú sabes- Pidió ronco
Ella siguió chupando y lamiendo el duro miembro de Edward mientras el acariciaba su cabeza. Era un sueño verle desde esa perspectiva. No podría haber imaginado, ni en el mejor de sus sueños tener al hombre de su vida así. Por lo que dejó que el le embistiese la boca gustosamente mientras una de sus manos aprisionaba sus testículos masajeándolos con ansia.
-Amor… Ufff, acaríciame- Volvió a ronronear mientras empujaba la cabeza de ella más abajo.
Pero la caricia que el estaba esperando no llegaba. Y excitado pero extrañado abrió los ojos para descubrir horrorizado una cabellera rubia subir y bajar sobre su sexo.
-¡Lauren!-
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