-¿Qué hora es?- Preguntó visiblemente nervioso parándose a su lado.
-Menos siete minutos. Exactamente, medio menos que la ultima vez que preguntaste.-Respondió exasperado.
-Vale- Se sentó y cogió el mismo diario que llevaba manoseando por una larga hora.
-Y bien, ¿ha pasado algo relevante los últimos treinta segundos?- No pudo evitar sonreír con cierta burla.
No le dio tiempo a responder. La voz nasal anunció la llegada del vuelo de su padre, y se tensó hasta el punto de quedarse inmovilizado.
-Vamos Edward- Emmet tiró de el. Edward estaba rígido y Emmet tiró con más fuerza de el.
-Ve tú.- Ofreció resistencia.
-No seas crío. Venga, está apunto de llegar.- Le arrancó el arrugado periódico de las manos y tirando de uno de sus brazos consiguió ponerlo de pie.
Edward le siguió, perdido en sus recuerdos, en las ultimas conversaciones con su padre. En el día de su despedida, cuando no fue al aeropuerto a decirle adiós, y lo que le dolió esa escena. El dolor, volvió de nuevo a recordarlo. Tan perdido iba en esas sensaciones, que no se dio cuenta de que su hermano había parado y chocó contra el.
-Joder Emmet- Dijo de manera súbita.-Podrías avi…- Calló.
Ante el, su padre estaba inmóvil. De la misma manera que el, mirándole fijamente. Con el rostro inexpresivo, aunque podría jurar, que por momentos vio reflejado el dolor en el. Estaba un poco mas viejo, algunas canas de más cubrían ciertas partes de su cuidado y bien peinado cabello. Seguía vistiendo con exquisita elegancia. Ese era un punto que había que reconocerle a su padre. Era elegante hasta en pijama.
Por lo demás, su cuerpo seguía siendo atlético. De todos modos, sabía por su madre que la vieja rutina del deporte, no había menguado en su padre. De él habían sacado la pasión por el deporte sus dos hijos.
Seguían mirándose ambos. Reconociéndose con la mirada cuando…
-¡Papa!- Emmet llamo a su padre y éste salió del trance.
-¡Hijo!- Se fundieron en un abrazo, y Edward no pudo evitar sentir un pinchazo de celos.
-Edward- James se acercó a él tendiéndole la mano. La estrechó con fuerza.
- James- Saludó cortésmente.
El gran momento había llegado. Sintió retortijones, las manos le sudaron. Notaba como una fila de hormigas con dientes afilados, serpenteaban por las venas dejando mordidas a su paso. Una oleada de calor salió de sus entrañas, y sintió una repentina sed y la garganta árida como el desierto.
-Hijo…-Llamó débilmente parado frente a él.
-Padre- Susurró éste y sin pensar, sin parar a reflexionar en nada, sintió la urgente necesidad de que lo estrechase en sus brazos. Necesitó la calidez de ellos y lo abrazó con fuerza.
Carlisle lo estrechó entre ellos devolviendo el fuerte agarre, y las lagrimas tanto tiempo contenidas, hicieron acto de presencia ante un emocionado Emmet, y un respetuoso James.
-Bueno- Dijo un emocionado Emmet sorbiéndose la nariz.- Las cervezas nos esperan. Por aquí caballeros- Indicó con una leve inclinación a modo de reverencia.
Carlisle mantuvo el brazo sobre los hombros del pequeño de sus hijos, y sonriendo tomó la pequeña maleta que rápidamente pasó a manos de Edward.
-Bueno- Sonrió- ¿Y qué es eso de que te has enamorado?- Preguntó juguetonamente.
Edward sonrió a su vez. Su madre le había puesto al día. Era evidente.
-Pues…- Pensó antes de seguir.- Digamos que la más maravillosa de las mujeres- Paró- después de mamá, claro- Carlisle sonrió más ampliamente- ¡Y Rose!- Chilló un molesto Emmet provocando la risa de todos.
-Como te iba diciendo- Torció su sonrisa.- Bella me ha atrapado.- Le guiñó un ojo cómplice.
-¿Es serio?- Preguntó su padre.
-Es terrible.- Contestó serio- Irrevocable- Los dos rieron con ganas al saber del significado de esas palabras.
-Ya hablareis chicos. Las rubias esperan fresquitas- Emmet les conminó a la salida del aeropuerto, ansioso por dejar resbalar las frías cervezas por su garganta.
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Tres suaves toques sorprendieron a Ari en la cocina. No esperaba visitas, y desde luego, Jacob no entraría ahí.
Se dirigió a la puerta y echó un vistazo por la mirilla. Se quedó blanca. Reaccionó cuando volvieron a golpear la puerta.
Se puso unos pantalones y una camiseta, lo primero que encontró y pulsó el botón de escucha que habían instalado en su apartamento al mismo tiempo que las cámaras, estratégicamente colocadas, se activaban.
-¡Un minuto!- Chilló mientras se hacía una coleta sin mirarse al espejo más de unos segundos.
Llevaban casi tres semanas con el operativo, sin apenas resultados positivos. Para Ari, se estaba convirtiendo en algo pesado. Mike había mostrado más que un claro interés en ella, y se le acababan las excusas para profundizar. Era consciente, y más Jacob. A éste ultimo le dolía sobremanera el curso que estaban tomando los acontecimientos. En la ultima conversación que tuvieron ambos, cenando en casa de él, mostró todos sus temores…
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Flashback:
-No suelta prenda- Dijo mientras preparaba la ensalada.
-Acabará por hacerlo, tranquilo- Ari respondió sentada en la encimera.
-Eso espero. Pero si esto sigue así, le detenemos con lo que tenemos y ya se verá que pasa.- Estaba cansado de esperar en vano.
-Vamos Jake- Suspiró ella.-Los Cullen van a venir, sabes que es importante. Tenemos que hacerlo. Quiero saber quien mató a mi padre, aunque francamente esté más que segura de ello, y quiero que James Abbot le encierre.- Rogó suplicante.
-Está bien. De todos modos, siempre te sales con la tuya. Pero no quiero que te toque. Por ahí sí que no paso Ari. No.- Refutó tajante.
-¿Acaso crees que quiero que lo haga?. Por favor Jake…- Bufó cabreada.
-Sé que no cielo, pero me molesta como te habla y como te mira.- Removió con energía la salsa de los tallarines.
-De eso se trata. ¿No?- Preguntó rodando los ojos.
-Sí. Bueno. No. ¡Diablos!. Haz que cante de una vez- Tiró el bol sobre la encimera y salió hacia el salón seguido de Ari.
-No dejare que me toque, porque no deseo que lo haga. Sinceramente, aunque agradable, es un tipo al que jamás dejaría acercarse, aún ni cuando desconociese que clase de persona es- Le acarició la mano y el hizo un mohín.
-Es que esto dura demasiado. No quiero tenerte solo unos minutos. Quiero que entres por esa puerta- Dijo señalando la entrada de su casa- Y que no tengas que irte para tu otra casa. Lo detesto.- Hizo un pucherito que Ari atrapó con sus labios.
-Pronto acabará, y entonces echarás de menos que tenga que irme- Le dijo sonriendo burlonamente.
-No. Cuando acabe, te quedarás aquí todas las noches, y los días, con sus tardes y sus mañanas- Acariciaba su rostro dulcemente embobado.
-¿Se está declarando Inspector Black?- Arqueó una ceja divertida.
-Así es- Dijo con aplomo y Ari casi se atraganta con su propia saliva.
Fin del Flashback
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-Buenos días linda- Saludo muy afectuoso al entrar.- Me preguntaba si querrías compartir desayuno conmigo- Señaló la bolsa de papel que llevaba en una de las manos y los cafés en la otra.
-Oh- Dijo sorprendida- Ponlo en esa mesa. Has tenido una gran idea- Le regalo otra de las sonrisas que le dejaban sin aliento.
-Ari…-Dudó y ella le miró mientras se sentaba frente a el- Estaba pensando si querrías salir a cenar conmigo- Soltó de golpe claramente nervioso.
Pensó en Jacob, en sus celos, y también pensó en su padre y aceptó. Era un gran paso. Hasta ese momento, Mike se había mostrado bastante renuente, aunque frecuentaba mucho la compañía de ella, se mantenía bastante misterioso.
-Pues, supongo que no hay ningún problema-Sonrió pensando si esa aceptación no traería lectura entre líneas.
-Entonces, ¿Te parece bien el próximo Sábado?- Se le notaba nervioso.
-Perfecto- Le dio una tímida sonrisa mientras bebía de su café.
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