-Dios hermano, que poco se parece a ti. Afortunadamente- Emmet rió ante la mueca de sarcasmo de su hermano Edward.
-No digas bobadas, esos ojos no pueden negar quien es el padre- Una Rose airada se lo quitó de los brazos.
-Afortunadamente, la nariz está intacta- Ahora Jasper se sumó a las risas.
-Pero hijo, ¿cómo no te diste cuenta de que estaba rota?- Una preocupada Esme acarició suavemente la zona, sacando a Edward una mueca de dolor.
-Yo que sé madre, los nervios supongo- Taladró con la mirada a Jasper y Emmet - Me tenéis harto- Bramó. Un guantazo de Rose a Emmet paró las risas de éste en seco. Se volvió a su hermano Jasper.
-¿Por qué no hacéis algo productivo y nos traéis café?- Los dos se cuadraron y salieron de la habitación- Dios, que críos pueden llegar a ser- Bufó cabreada.
-Pero mira que cosita madreeee- Rose se deshacía en pucheros con Aaron, Bella cogió la mano de Edward y la acercó a ella.
-¿Te he dicho cuanto te quiero mi vida?- Edward sonrió hasta que la piel le tiró.
-Uhmmmm- Adoptó pose pensativa- Creo que sólo dos veces- La besó con ahínco.
-Bueno tórtolos, esperad a llegar a casa- Alice se dio cuenta de lo que dijo y sonrió con maldad- Bueno, y cuando lleguéis, unos cuarenta días más- Los dos la miraron mal- Vale, creo que me voy con Jazz y Em. Hasta luego- Una sonrisa burlona la acompañó hasta salir de la habitación.
-Uhmmm, ¿va a ser rubio?- Rose le acarició la cabecita.
-Mi padre es rubio- Señaló a Carlisle y mi madre casi.
-Bueno, es monisimo en cualquier caso. ¿A que sí pequeñín?- Se lo comió de nuevo a besos.
-Mi padre era moreno, y mi madre…- Una lágrima cayó rebelde. Sacudió la cabeza y forzó una sonrisa. Todos lo notaron
-Estarían orgullosos- Su marido la reconfortó. Bella asintió levemente. Ella dudaba de eso, dudaba de que sus padres hubiesen aprobado su vida, ni aunque en ella fuese feliz. Pero apartó ese pensamiento, no iba a estropear el momento.
-Tiene la nariz de Bella, y sus labios- Edward la miró con picardía.
-Mmmmm, entonces provocará taquicardias entre las niñas- Bella sonrió embobada.
-Bueno Señora Cullen, ¿lista para volver a casa?- La matrona entró y se dirigió a Bella.
-Sí- Se levantó de un salto de la cama para firmar el alta. La matrona salió después de darles de nuevo la enhorabuena y Bella entró con Edward a vestirse en el baño.
-¿Te duele?- Le acarició la mejilla. Edward la abrazó por la cintura.
-Un poco, pero no tanto como para hacer esto- Estampó sus labios en los de Bella, y sin más su lengua invadió el interior de su mujer.
Se abandonaron a ese beso "de verdad" por primera vez en meses. Ambos estaban necesitados, sedientos del otro. Degustaron con avidez sus bocas, retorcieron sus lenguas, mordieron y devoraron sus labios. Se separaron lentamente.
-Te deseo tanto Edward- Lloró de deseo, de ansiedad. Necesitaba las caricias de su marido, habían sido demasiados meses sin sentirlo en su interior.
-Mi vida…- Pego sus labios en su frente- Ya pronto… Y te prometo que será increíble- La sonrió en sus labios antes de volver a aprisionarlos con los suyos.
La ayudó a vestirse, haciendo un verdadero ejercicio de autocontrol al verla desnuda. Le ayudó pensar en su dolorido vientre, y ambos salieron a la habitación, dónde Esme y Rose tenían preparado a Aaron y Carlisle la maleta de Bella.
-Bien, he quedado con los demás en la entrada. ¿Listos?- Rose cargaba al pequeño.
-Listos- Edward respondió mientras cogía la canastilla del bebé.
Un impaciente Joel les esperaba en la entrada- ¿Puedo cogerlo ya?- Su madre bajó de la silla de ruedas y le cogió de la mano.
-Cuando subamos al coche te dejaré cogerlo un poquito, ¿vale?- Joel sonrió de oreja a oreja.
Carlisle tomó el volante y Esme el asiento del copiloto, Edward, Bella y Joel las plazas traseras. Los demás tomaron un taxi hasta la casa.
-Despacito cariño. Con esta mano le sujetas la cabecita, así- Joel seguía las instrucciones mientras su madre lo depositaba en sus brazos. Tenía el rostro iluminado.
-Vaya- Exclamó sorprendido- Qué poquito pesa- No se movía ni un milímetro, impactado por esa pequeña criatura que era su hermano- Papá te enseñará a tocar el piano, pero ya verás el rollo que es hasta que toques. Pero no te preocupes, te gustará- Se animó a besarle la carita, entre sus embobados padres, quienes contenían a duras penas las lágrimas.
-¿Estás contento Joel?- Carlisle le miraba por el retrovisor.
-Pues claro- Sacudió sus hombros.
-Ya veras, lo pasareis bien juntos. Te gustará ser su hermano mayor- Joel miró a Edward.
-Yo le defenderé ¿a que sí?- Su padre sonrió, le acarició la cabeza.
-Claro que sí cariño. Siempre le defenderás- Joel volvió a mirarlo.
-¿Cómo el tío Em contigo?- Su padre volvió a sonreír.
-Espero que sí Joel, espero que sí- Le contestó orgulloso del hermano que tenía.
Esme dejó rodar una lágrima de orgullo.
-Bueno mis hombres- Bella habló henchida al pronunciar esas palabras- Estamos en casa- Carlisle aparcó en la entrada. Edward bajó y Bella tomó al pequeño de los brazos de su hijo.
Acostaron al pequeño Aaron en su moisés y lo llevaron con ellos al salón, dónde Esme y Alice prepararon café y chocolate para todos.
-Bueno hermano, ¿cómo va lo del traslado?- Edward se sentó junto a Bella y la tomó de la mano.
-Pues ya casi todo está listo. Los papeles del registro los tendremos en unos días. La inscripción de Joel en el colegio ya se hizo- Miró a Jasper- Y tan sólo queda que Bella deje todo en orden en la compañía.
-Eso ya prácticamente está listo- Bella habló- Se le ha pasado la gerencia a los Cheney, junto con una participación en la compañía. Ellos se harán cargo de ella.
Los demás asintieron.
-La casa ya está terminada- Alice se dirigió a Joel- Tan sólo hemos tenido que adaptar la de Edward para una familia y ya. Había dos habitaciones y ya están esperando a sus nuevos inquilinos- Señaló a los niños.
-¿Cuándo nos vamos mamá?- Joel estaba sentado en las piernas de Edward, medio adormilado.
-En dos semanas cariño- Joel asintió.
-Echo de menos a Joss y Henna- Bostezó.
-Y seguro que ellos a ti también. Pero pronto estarás con ellos y les darás de comer- Le prometió Edward.
-Ajá…- terminó de acurrucarse y comenzó a dormitar- Edward le besó repetidas veces mientras le acomodaba entre sus brazos.
-Oh por favor, no digáis que no es adorable- Emmet hizo una mueca exagerada de felicidad. Todos rieron.
-Mas te vale irte preparando hermano- Edward le guiñó un ojo. Emmet le sacó la lengua- ¡Lo sabía!- Le señaló haciendo que Joel se removiese y entreabriese los ojos.
-Vamos cariño, vamos a dormir- Alice le sacó de entre los brazos de Edward y lo cargó a duras penas hasta su cama- Joel se desperezó.
-Tía Alice- Ella le miró sonriente- Os quedareis aquí hasta que nos vayamos- Esta asintió- ¿Y la abuela Jackie?- Alice le besó en la mejilla.
-Preparándolo todo para cuando lleguéis. Te está dejando una habitación guay- Joel sonrió.
-¿Volveremos alguna vez?- La preguntó algo triste.
-¿Lo echarás de menos?- Le acarició el pelo.
-No lo sé- Bajó la mirada.
-¿Qué te preocupa?- Se tumbó a su lado, oyó la puerta abrirse y a Emmet acercarse a la cama. Joel le miró.
-¿Por qué no vienes tú?- Se le quebró la voz, las lágrimas no tardaron en hacer acto de presencia. A Emmet se le abrieron las carnes. Suspiró antes de sentarse cerca de su sobrino.
-Joel- Paró unos minutos antes de seguir- La vida de los mayores es complicada- Su sobrino le miró- te quiero, te quiero mucho y créeme que te echo muchísimo de menos, tu tía Rose puede confirmártelo. Pero… Mis obligaciones están ahí Joel, y las de tu tía y tus abuelos- El niño le miraba sorbiéndose los mocos- Yo nací en Boston, crecí, estudié, y mi trabajo está ahí, y mis padres Joel. Edward se fue lejos y conoció a tu madre, se enamoraron, se casaron y ahora es tu padre, pero su vida está en Las Maldivas, igual que la mía en Boston. ¿Lo entiendes?- Joel dijo que sí con la cabeza.
-¿No podrías cambiar?- Le preguntó esperanzado. Emmet le miró fijamente unos instantes.
-No cielo. Lo siento- Le abrazó- ¿estás enfadado?- Joel no respondió, en su lugar seguía sorbiéndose los mocos- Vas a estar muy ocupado con Joss y Henna, además de tu hermanito, el Cole nuevo, amigos nuevos…- Suspiró- No tendrás tiempo de acordarte de mí- Joel se revolvió entre sus brazos, se bajó de la cama airado, Alice y Emmet se sorprendieron.
-¡No! Nunca me voy a olvidar ¿Lo oyes? ¡NUNCA!- Salió dando un portazo que llamó la atención de todos en la planta baja.
Edward consiguió agarrarlo cuando iba a salir por la puerta.
-Joel cariño ¿qué es lo que pasa?- El crío se deshacía en lágrimas.
-Déjame hablar con él- Emmet se acercó hasta ellos con los ojos rojos. Tomó la mano del niño y salieron de la casa.
-Me gustaba más antes…- Hipó cuando se sentaron en un frío banco. Emmet le pasó el brazo por los hombros.
-No digas eso Joel. No es justo y lo sabes- Le reprendió dulcemente.
-No es justo ahora- Se apretujó contra él.
-Quieres decirme entonces, que no te alegras de tener un nuevo hermanito, o un papá estupendo que te quiere con locura, dos nuevos abuelos, más tíos estupendos que te malcrían…- Le miró unos instantes. Joel permanecía en silencio. Emmet le dejó pensar.
-Me gustaba cuando todos estábamos juntos- Musitó.
-Joel, sé que ahora es difícil de entender, y que quizá esperar unos años para hacerlo suena mal. Yo también he tenido tu edad, y también me ha costado entender. ¿Sabes?- Cuando tu padre decidió irse de casa tan lejos, tampoco lo entendí, pero le ayudé a hacerlo. ¿Sabes por qué?- Joel negó en silencio -Por que era su vida Joel, porque él necesitaba hacer eso para ser feliz y gracias a eso- Le miró intensamente- Tu y yo estamos aquí ahora. Tu madre es absolutamente feliz, y Edward aún más- El niño sonrió tímidamente.
-Eso es verdad- Admitió en voz bajita.
-No puedes olvidarte de todo eso, no puedes estar triste y hacer que ellos lo estén Joel. Yo sólo voy a estar un poco más lejos, pero siempre, siempre estaré aquí- Le puso la mano en el pecho, a la altura de su corazón.
-Yo sólo…- Tragó con trabajo- Sólo no quiero que te vayas tío- Emmet sonrió.
-Te quiero con toda mi alma pequeño- Joel le besó en el cuello.
-¿Aunque tengas hijos?- Agachó la cabeza avergonzado cuando Emmet se la levantó.
-Eso nunca va a cambiar. Será un cariño distinto, especial. ¿Confías en mí?- Joel asintió- Entonces, todo irá bien. Volvieron a abrazarse.
Cerca de ahí, un hombre hecho y derecho lloraba emocionado. La vida había sido demasiado complaciente con él. Tener todo lo que desea cualquier hombre, no es algo al alcance de cualquiera. Una mujer perfecta, unos padres siempre dispuestos, unos amigos estupendos, dos hijos maravillosos y un hermano, fuera de serie…
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