Hola lo prometido es deuda, aquí los 2 capítulos, que los disfruten!!!
No me había percatado de que Edward había dejado nuestras maletas a los pies de la cama, y que se había dirigido a la cocina a prepararnos unas bebidas hasta que nos avisó para salir a la terraza. Al salir, tanto mi hijo como yo, seguíamos con los ojos abiertos como platos. No es que el lujo nos impresionara, ya que, afortunadamente ambos disfrutábamos de él, simplemente eran las vistas, el lugar, Edward…
La terraza tenía unas vistas magnificas, para perderse en la inmensidad del océano Sí, Rose tenía razón, yo necesitaba esto, pero no supe cuanto hasta ese preciso momento.
Nos sentamos a la mesa los tres. Me quedé embobada con la charla de Edward, demasiado. No como debiera ser normal, aunque el no se extrañó en ningún momento, y me atrevería a afirmar que incluso se le veía cómodo.
Mi hijo se sentó frente a él, no le quitaba ojo de encima. Conocía esa mirada, y sabía que no tardando mucho Edward también. Hablamos un rato de cosas triviales, nos comentó varias de las cosas que podríamos disfrutar, sitios que podríamos conocer, curiosidades locales. Cuando hablaba lo hacía de modo pausado, tranquilizador, yo me sentía en la gloria la verdad. Tenía una voz a parte de sensual y seductora, de lo más relajante. Joel seguía sin intervenir, básicamente porque se levantaba a cada rato al cenador, y después a una de las tumbonas, o entraba dentro de la cabaña, pero regresó cuando Edward y yo manteníamos una charla más personal y se volvió a sentar en su silla, frente a él.
-Y dime, ¿qué te trae por aquí?- Preguntó curioso.
-Bueno, digamos que mi hijo y yo necesitábamos separarnos un poco de nuestra vida, y Rose sugirió dejarnos caer por aquí- No mentía sin decir del todo la razón.
-Cuando alguien toma ese tipo de decisiones, es que realmente la cosa pinta mal. ¿Es así?- Preguntó pensativo.
-Sí, es así- Y volví mi cara al océano justo cuando una oleada de tristeza amenazó con aguar mis ojos. Él se removió inquieto en la silla y carraspeó volviendo a llamar mi atención.
-Perdona. No quería ponerte triste- Se disculpó.
-No, tranquilo, es sólo que… A veces es inevitable pensar, y ya tocaba…- Dije agachando la cabeza.
Me miró un tanto desconcertado, se apoyó sobre la mesa quedando más cerca de mí y tomó una de mis manos. Otra vez alcé el rostro, y me perdí en ese mar esmeralda…
-Lo entiendo Bella, puedes contármelo si quieres- Dios, que bien sonaba mi nombre en esos labios, con esa voz, pero…
-Pues que mi padre ha muerto, y mi madre estaba tan triste y tan flaca, que mi tía y Rose nos trajeron aquí. Y ella llora porque se acuerda de mi padre. Pero se pondrá bien, ¿a que sí mamá? Así que, ya le puedes soltar la mano.- Joel miraba enfadado a nuestras manos.
Soltó mi mano como si le quemase, se volvió a echar para atrás mientras se pasaba la mano nerviosamente por el pelo, iba a intervenir, decirle algo a Joel que aún le miraba con cara de pocos amigos, pero una "inesperada" aparición en forma de tornado, hizo acto de presencia en la terraza.
-Cuñadaaaaaaaa- Y de repente me encontraba entre los brazos de Alice saltando junto a ella sin saber muy bien por qué. Me soltó y me quedé de aquella manera mientras se abalanzaba a por Joel y lo levantaba en brazos.
-¿Te gusta sobrinito? ¿Ya has elegido habitación? ¿Has visto que cabaña tan bonita?- El tornado se había trasladado a su lengua…
Preguntaba a la velocidad del rayo, pero Joel a todo le decía que si mientras los dos sonreían y se abrazaban. Bueno, decía a todo que si excepto a…
-Si tía, me gusta todo menos él- Directo a la yugular…
Señaló a Edward que se quedó blanco por la sorpresa. Alice se repuso antes que nadie y preguntó a mi hijo por qué.
-Le gusta mi madre- Simplemente. Lo dijo así de tajante. Yo no sabía por dónde meterme, y Edward se limitó a beberse de un trago lo que le quedaba en el vaso, y mirándome se despidió de mí con una sonrisa de esas que bien podrían decir: demonio de crío. Y se marchó diciendo que iba a recoger a Jasper para terminar unas cosas que tenían pendientes. Reaccioné al verlo caminar hacia la puerta y lo seguí alcanzándolo antes de salir.
-Edward yo… Disculpa a mi hijo. Lo siento de veras, es un tanto difícil y después de lo que ha pasado, no sé… Yo, lo siento- La verdad es que me sentía avergonzada. Joel no se andaba por las ramas y a veces era desesperante.
Me tomó la mano mientras la miraba fijamente, para después subir los ojos a los míos, y hacer que bucease nuevamente en ellos. Dulcemente dijo:
-Sé por lo que has pasado. Jasper me contó. No tienes que disculparte por nada Bella. Demonios, tu hijo es directo ¿Eh?- Ante eso ambos reímos al mismo tiempo que mis mejillas aumentaban de temperatura.- No. No te disculpes por eso, tu hijo simplemente defiende su terreno .Y no me parece mal, en absoluto. Sólo qué, le haré cambiar su opinión de mi- Y ahí me quedé, con la boca abierta y la mandíbula caída mientras el me dedicaba esa sonrisa sexy y se iba por el puente después de acariciarme la mejilla.
Supongo, que fue Alice quien me llevó de nuevo a la terraza y me sentó en una de las sillas, porque sinceramente, no recordaba haber hecho ese trayecto de vuelta. Fui consciente cuando la tenía gesticulando frente a mí, y entonces me centré en lo que decía.
-Te gusta cuñadita. Y no me extraña porque, la verdad es que el tío está potente. Dios, si no fuese porque Jasper me tiene tonta, te juro que sería una dura rival. Madre mía, ¿Pero tu has visto que cara, que ojos, que cuerrrpo? Uff cuñada, en serio te lo digo, ese tío es un pecado andante. Un proyecto de Lucifer para que las simples mortales pequemos. ¡Ay dios! ¿Viste que labios? Mmmm…-
-¡Basta Alice! Tampoco es para tanto, vamos…- Dije mintiendo fatal.
-Sí, claro, c u ñ a d i t a. Jeje. ¿Por eso le echaste un polvo mental en la salida del aeropuerto, no?- Preguntó arqueando una ceja.
-¿Yo? ¿Qué? ¿De qué demonios hablas Alice? ¿Estás loca? - Dije lo más indignada que pude.
-Tú, sí. Le echaste un polvo mental delante de todos. Por el amor de Dios Bella. ¿Y qué? El tío está para comérselo. Lo raro sería no haber reaccionado así, aunque ya que estamos, un poquito de contención no habría quedado mal que digamos… - Dijo esto mientras me bajaba la mirada- Y francamente, no creo que a él le molestase precisamente. Así que, admite que te gusta, porque no pasara nada- me sonrió inocentemente mientras pestañeaba sin cesar.
-Claro que no pasara nada Alice, porque no he venido aquí a revolcarme con nadie, ni si quiera con Adonis en persona. Así que, deja de decir tonterías y no vuelvas a mencionar esas cosas. He venido con mi hijo, a descansar, a relajarme y no a olvidar a mi marido. ¿Está claro?- Soné más enfadada de lo que realmente estaba.
-Cómo tú veas Bella. No voy a tocar el tema si eso es lo que te preocupa. Pero, sabes bien que no me equivoco. Y sabrás, que tú si lo haces. Nadie ha venido aquí a olvidar, nadie Bella. Y nadie te ha pedido que lo hagas. Bueno, creo que será mejor irme a mi cabaña a deshacer el equipaje. Nos vemos en la cena. Pasaremos a buscaros en dos horas.- se despidió de mi con semblante serio, y por primera vez en mucho tiempo, no lo hizo con sus dos habituales besos…
No supe que decirle. Una vez más Alice me dejaba con la palabra en la boca. La vi salir, pero no fui capaz de pararla para disculparme. Mi genio sumado a mi boca me perdía. Por momentos se me olvidaba que ella había perdido a su hermano. Y pagaba mi frustración con la persona menos indicada, y de la manera más rastrera. Era como si le acusase de no recordar lo suficiente a Chris, y no me daba cuenta que yo era quien lo hacía. Y eso me molestaba. Me hacía sentir mal y lo pagaba con ella.
Tenía un problema. Edward Cullen me gustaba, pero no sólo eso, le deseaba. No podía luchar contra eso, pero no obstante, tampoco iba a tirarme a sus brazos. Era evidente que un hombre así no podía estar solo. Probablemente tendría pareja, y aunque no fuese el caso, era más que improbable que yo le hubiese causado la misma impresión. Viuda, triste, amargada, normalucha y madre de un demonio de crío que lo tenía entre ceja y ceja. No, definitivamente, no poseía ninguna de las papeletas con el número afortunado. Así que, lo mejor sería aparcar al monumento, y hacer todo cuanto habíamos planeado antes de llegar aquí y toparme con la perdición absoluta en forma de cuerpo humano.
Dos horas más tarde, Alice llegó acompañada de Jasper y Rose. Mentiría si dijese que no me quedé mirando a la puerta, deseando ver aparecer a alguien más, pero Jasper cerró la puerta tras él.
Ya estábamos arreglados, así que nos encaminamos al restaurante del hotel. Íbamos poco arreglados, el clima, el lugar y sobre todo el relax, te invitaban a relajarte hasta en la manera de vestir. Por lo que las chicas habíamos optado por pantalones cortos y top, y no nos equivocamos, ya que la gente en general, iba vestida más para una barbacoa en la playa que para un coctel. Lo que no implica, que por muy sencilla que fuese nuestra ropa, no llevase el sello de Alice.
Nos sentamos en una mesa en la terraza. Era estilo mirador, con cortinas en los doseles que se movían a merced de la suave brisa. La verdad es que era un sitio para soñar despierto. Alice se sentó a mi lado, y justo después que el camarero nos tomase nota, me dirigí a ella en susurros.
- Perdóname Alice, sé que siempre digo lo mismo después de cagarla pero, perdóname. No quiero estar mal contigo. No me va bien estando mal contigo…- Ella me tomó la mano, y me dio los dos besos que "me debía" y me guiñó un ojo a modo de afirmación. Le devolví dos besos más, y ambas sonreímos.
-¿Qué pasa aquí, me he perdido algo?- Intervino Rose levantando una de sus cejas.
-Nada querida, es que Bella ha llegado aquí, y tiene la necesidad de besar a todo el mundo- Dijo Alice divertida.
Como es normal, Rose arqueó más la ceja, pero optó por reírse, no sin antes advertirnos con la mirada, que eso no se quedaba así.
Cenamos tranquilamente, hablamos de las distintas actividades que haríamos en los próximos días. Supe, que Jasper tenía un negocio junto con Edward. Ambos eran socios en una especie de empresa de entretenimiento. Tenían cursos de buceo, pesca submarina, esquí acuático, surf, windsurf, y pequeñas excursiones por algunos de los miles de islotes deshabitados del Archipiélago. Alice se mostró entusiasta en todo momento, no sólo por lo que Jasper contaba, sino, porque lo contaba él. Para cuando quiso acabar, Alice ya se había apuntado a una serie de cursos "extra" con Jasper. Se la veía feliz, relajada, pero sobre todo, absolutamente atraída por Jasper. Y para ser honestos, a el no le era en absoluto indiferente. Estos dos se atraían como abejas a la miel, y era cuestión de tiempo que se cubriesen de ella.
Estábamos levantándonos de la mesa, y nos dirigíamos al bar a tomar algo antes de dormir, cuando Alice carraspeó y me indicó con la cabeza al frente. Le seguí la mirada. Edward se dirigía hacia nosotros. ¡Jesús! Casi me da un pasmo ahí mismo. Llevaba una camiseta sin mangas y unas bermudas negras, ni que decir tiene, que toda la sección femenina del local babeaba viéndole caminar. Cuando llegó, nos dio dos besos a cada una de las chicas, y me pareció que los míos estaban demasiado cerca de mis labios, pero olía tan jodidamente bien, que se me fue la cabeza del todo. Estrechó la mano a Jasper, y acarició la cara a mi hijo, gesto, que a Joel no le gustó, puesto que se enfurruño detrás de mí. Nos seguía al bar, cuando…
-Eddie, te dije que me esperases en la entrada- Dijo una tipa que se le enrolló a la cintura y se le comía con los ojos. Él la tomó por la suya, y sonriente nos miró indicándonos el camino al bar…
Y bien que les pareció el capitulo, ya empiezan las vacaciones por asi decirlo, que directo es Joel al decir las cosas jeje.
Alice es otra que esta bien alborotada, si no fuera que le gusta a Jasper seria la competencia con Bella en cuanto a Edward, y ni se diga como lo ven todas las mujeres del hotel, que ganas de tener un Edward asi para cada una!!! Con solo imaginármelo con esa camisa sin mangas y todo bronceado ya se me hace agua la boca.
Dejen sus comentarios y votitos que serán bien recibidos. Saludos.
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