Próxima Estación: El Paraíso

Autor: caro508
Género: + 18
Fecha Creación: 12/06/2011
Fecha Actualización: 12/06/2011
Finalizado: SI
Votos: 15
Comentarios: 72
Visitas: 163644
Capítulos: 93

Tras la violenta muerte de su marido, Bella trata de reconducir su vida junto a su hijo embarcandose rumbo a un paraje de ensueño, donde descubrirá no sólo el amor, sino su propia fuerza para hacer frente a las duras pruebas que tendrá que superar.


Hola aquí estoy con otra historia que no es mía, esta vez el turno le pertenece Sethaum,  yo solo la subo con su autorización, otro fic entre mis favoritas, espero les guste…

Los personajes pertenecen a Stephanie Meyer; los que no pertenecen a la saga son de cosecha propia de la autora.


+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 17: Agridulce

Al final, Alice se salió con la suya, y termine bailando en la pista. Claro, que el ridículo se suavizó bastante, cuando todos los demás hicieron lo mismo. Alice arrastró a Jasper, y Rose hizo lo propio con Emmet. Yo dudé, pero tras coger a mi hijo con una mano, agarré con la otra una de Edward.

-Oh vamos, yo no voy a pasar por esto- Protestó él

-Tu también mueves bien tus caderas- Le susurré a su oído acercándome a él, me devolvió su jodida sonrisa y antes de marearme, tiré de él.

Me siguió arrastrando sus pies y haciendo mohines, en cuanto llegamos a la pista, Alice cogió a Joel en brazos y se pusieron a intentar bailar, la verdad es que era sumamente gracioso ver a Jasper y Edward mover sus cuerpos. No tenían sentido del ritmo ninguno de ellos, Emmet sin embargo, si lo seguía bastante bien para gozo de Rosalie, que al igual que Emmet, se defendía bastante moviendo sus caderas.

Bailamos por espacio de dos horas, entre baile y baile, los chicos nos traían unas piñas coladas, y zumo para Joel. Sinceramente estaba disfrutando, y no quería que acabase la velada. En uno de los descansos, Joel se quedó dormido en una silla junto a Jasper, y él lo tomó en brazos. Aproveché el momento para salir a la terraza y tomar el aire. No lo sentí llegar cuando se puso tras de mí, y pasó sus brazos alrededor de mi cuerpo para apoyar sus manos en la barandilla y pegar su pecho a mi espalda.

-Bonita noche- Dijo en tono casual junto a mi oído.

-Lo es- Dije yo bajito, sin evitar sentir un escalofrío al sentirlo cerca de mi. Al notarlo, el pegó más su cuerpo al mío.

-¿Tienes frío?- Susurró

No pude ni quise evitar dejar caer mi cabeza contra su hombro, el aprovechó el movimiento para pasar su nariz por mi cuello, despacio, tortuosamente despacio. Mi respiración comenzó a agitarse de manera evidente, y me limité a girar la cabeza buscando sus labios. Los tenía a escasos centímetros de los míos. Sus ojos fijos en mi boca.

-En realidad, estoy quemando- Susurré seductoramente. No me paré a pensar porqué dije eso y cómo lo dije.

El sí quemó la distancia sin decir nada, posó sus labios en los míos, dulcemente, sin prisa. Se dedicó a delinearlos con su lengua, tan dolorosamente despacio, que creí que mi cuerpo se desinflaría. No hay manual de besos en el mundo, capaces de describir la precisión cirujana, con la que Edward trazaba cada milímetro de mis labios. Un tortuoso paseo que quise acortar entreabriendo mi boca. Pero él no la selló con la suya. En su lugar, tomó mi labio superior entre sus dientes, al mismo tiempo que su lengua hacía virguerías con el inferior.

Mis jadeos no se hicieron esperar. Me giré abrazándolo, pegando mi pecho al suyo. Sus manos apretaban mi cintura contra su cuerpo y la barandilla. El mundo bien podría irse al carajo, porque yo estaba orbitando alrededor de él. Podía notar como su jodida sonrisa tomaba cuerpo entre mis labios, soltó mi labio superior, para pasar toda su lengua de un tremendo lametazo por ambos. Ya no gemía, directamente jadeaba. Ese ser increíble, me estaba haciendo el amor con un beso.

No dejó de lamer mis labios con deleite, con sabiduría, con precisión. De vez en cuando los mordía, y dejaba escapar algún jadeo que otro cuando yo repetía la misma operación en los suyos. Sacó su lengua apartándose de mí lo suficiente para mirarme con tanto deseo que dolía. Sin más la tome entre mis dientes y comencé a acariciarla con la mía. Apretó su cintura arqueándose lo suficiente para mostrarme su más que pronunciada erección.

Chupé sus labios y su lengua, y cuando ya creía que moriría de un infarto, entró en mi boca con furia, tomando posesión de ella con absoluta pasión. Podía sentir como sus embestidas en mi boca me desarmaban, podía sentir, también, mi sexo húmedo rozarse con el suyo. Nuestro cuerpo era un sinfín de vaivenes sexuales. Mis manos se enredaban en su cabello, clavándose de vez en cuando en su nuca. Podía sentir como las de él apretaban mi trasero en su afán de restregarse más contra mi.

Moví mis caderas sensualmente, el volumen de su sexo frotaba perfectamente el mío a través de la falda del disfraz. Sentía dolor en los pechos, ya que los malditos cocos se me estaban clavando en el alma. Pero el placer era mucho mayor que la molestia. Edward bajó su mano hasta mi entrepierna, mientras su lengua seguía enredándose con la mía. Abrí instintivamente las piernas para permitirle acariciarme. No dudé en bajar la mía para acariciar su pene, estaba duro, caliente. Ambos jadeamos. Sentí como sus dedos acariciaban mi sexo por debajo de las bragas y rompí el beso para bajar mi boca a su cuello, mojándolo con la lengua, mordiéndolo y succionándolo, cuando Edward sacó su mano de mis bragas y de manera rápida se separó de mí, dejándome momentáneamente en shock al hablar.

-¡Alice!- Dijo Edward algo ronco.

No me quería girar, pero Edward obviamente, tenía que ponerse detrás de mí, ocultando su incipiente excitación. Así que respiré hondo, y mostré mi mejor sonrisa a mi cuñada, que nos contemplaba entre alucinada y divertida.

-¡Hola cuñadita!- Dije con total normalidad, procurando que el deseo que estaba quemando mi cuerpo hacía escasos segundos, no saliese filtrado a través de mi voz.

-Esto… Chicos, es tarde y bueno… Joel está dormido desde hace rato. Pero no pasa nada, Rose y yo nos lo llevamos a la cabaña- Dijo haciendo gestos con las manos, indicando que no había problema.

-No Alice, ya me lo llevo yo. Gracias- Le dije agradecida por no hacer ningún comentario a lo que seguramente, había presenciado.

Edward me sujetó por las caderas, y pude notar como su erección seguía ahí, por lo que me dirigí a Alice de nuevo.

-Alice, entra y en cinco minutos te sigo. ¿Ok?- Le pregunté rogando que aceptara.

-Claro Bella. Te espero dentro- Y se fue sonriendo después de guiñarnos un ojo.

-Ufff…Gracias a Dios. Estuvo cerca cielo- Dijo Edward mientras relajaba sus manos en mi cintura

-Sí- Le respondí girándome para mirarlo a los ojos pícaramente - Muy cerca- Susurré en su boca.

El me obsequió con su jodida sonrisa, antes de besarme. Un beso corto, pero lo mejor y peor saldría de sus labios después que se acercara a mi oído.

-¿Cuándo tendrías tiempo para mí?- Susurró dejando que su aliento hiciese de las suyas en mi oreja

No sé porqué, pero de repente la conversación de Lauren vino a mi cabeza. Mis brazos soltaron su cuerpo en un movimiento rápido. Me separé de él. Me miraba desconcertado, confundido.

-¿Dije algo malo?- Preguntó extrañado.

-Supongo que antes de que lo tenga, tendré que avisarte para que escapes de tu novia, ¿no?- Dije ofendida.

Él, no quitaba sus ojos de los míos. Vi surcar por su rostro, diferentes muecas de confusión. Intentaba decirme algo, pero cada vez que abría su boca, volvía a cerrarla intentando encontrar que decir.

No le di tiempo.

-Hasta mañana Edward- Logré decir antes de que la desilusión que ya campaba a sus anchas por mi cuerpo, se hiciese notar en mi rostro.

Salí en dirección al salón. Lo dejé ahí pasmado, sin reaccionar. Llegué dónde estaba el grupo. Todos me miraron con caras extrañas, excepto Alice, que juré tornó su expresión risueña por otra de preocupación. Me dirigí a mi hijo, pero antes de cogerlo de los brazos de Jasper. Alice me paró.

-Bella, ¿éstas bien?- Me preguntó

-No Alice. No lo estoy. Pero no te preocupes, no tengo más que lo que merezco. ¡Por estúpida!- Dije tremendamente enfadada y lo suficientemente alto como para que todos lo oyesen excepto mi hijo, que afortunadamente dormía.

Salí de allí intentando no llorar. Quise correr, llegar a cualquier sitio dónde pudiese estar sola. Pero tan solo podía ir a mi cabaña, y en esas estaba cuando Alice volvió a cogerme del brazo.

-Dime que ha pasado ahí fuera Bella- Inquirió

-No ha pasado nada ¿entiendes Alice? ¡Nada! y te rogaría que dejases las cosas estar- Le pedí sin girarme.

-¿En otro momento?- Pidió ella.

-En otro momento- Concedí yo.

Me soltó de su agarre, y continué en dirección a la cabaña. Subí a Joel a su habitación, y bajé inmediatamente a la ducha tirando en el camino las piezas del estúpido traje. Froté mi cuerpo con saña, intentando borrar cualquier aroma que quedase en él de Edward. Mis lágrimas bajaban encubiertas con el agua de la ducha. Mi llanto se hizo absolutamente descontrolado y los espasmos hicieron que bajase hasta quedarme en cuclillas bajo el agua.

Me maldije por estúpida, por necia, por ciega, por egoísta. Me olvidé de todo y todos en esa terraza. Olvidé porqué estaba ahí, olvidé a mi marido, olvide que mi hijo estaba tan solo a unos pasos de mi indecencia. Me odié, tuve asco de mi misma, de mi asquerosa debilidad para con ese hombre.

Intenté maldecirlo y odiarlo a él también, pero no podía. Simplemente le dí lo que buscaba, no me obligó, no me engañó. Jamás me prometió nada y yo, como la estúpida que soy cedí de nuevo a las sensaciones que él me provocaba.

-Se quedó callado- Me repetía una y otra vez - No lo negó- Seguí castigándome - ¡Maldita sea, como puedo ser tan estúpida!- Grité mientras me dejaba caer del todo dentro de la ducha y apoyaba mi espalda contra la pared.

-No lo negó…- Susurré. Y me abandoné de nuevo al llanto…

Reaccioné unos minutos después. Salí del baño envolviéndome en una toalla, cuando sentí que tocaban la puerta. No quería hablar con nadie. Imaginé que sería Alice. En verdad la quería, pero en ese momento deseé que al menos pensase un poco en mí, y me dejase tranquila hasta mañana. Encaminé mis pasos a la puerta, dispuesta a repetirla que mañana hablaríamos, pero me quedé paralizada.

Edward estaba parado frente a mí. Su rostro aún mostraba confusión. No sé que debió ver en mi rostro, pero por sus ojos cruzó la preocupación. Hizo el amago de entrar, pero se lo impedí poniendo mi mano en su pecho.

-Bella…- Saludó precavido.

-Es tarde Edward- Respondí entre dientes.

-Sólo quería saber como estabas. Saliste corriendo del restaurante y no me dio tiempo a seguirte- Dijo afectado.

-Claro- Respondí sarcástica - Probablemente no encontrabas una salida fácil a mi pregunta. O mejor, estarías buscando la excusa perfecta para quedar bien conmigo y… ¿Con tu novia?- Solté ácida.

-Bella, creo que estás confundida. Yo…- Edward gesticulaba negando con las manos.

-Tú nada- Le interrumpí borde.-Es tarde. Buenas noches- Y sin más cerré la puerta.

 

Dejen sus comentarios y votitos, se les agradece muuucho, saludos.

Capítulo 16: La Vista Capítulo 18: Aclarando puntos

 


Capítulos

Capitulo 1: Introducción Parte 1 Capitulo 2: Introducción Parte 2 Capitulo 3: Introducción Parte 3 Capitulo 4: Aterrizando en la realidad Capitulo 5: Acostumbrándome al vacío Capitulo 6: Ya lo he visto.... He visto el mar Capitulo 7: Buceando en tus aguas Capitulo 8: Estupendo, está pillado Capitulo 9: Me lías, me lío? ¿Nos liamos? Capitulo 10: ¿Porqué no me siento culpable? Capitulo 11: ¿Es ella? Sí. Es ella Capitulo 12: Lo que me haces sentir Capitulo 13: Lo Siento Capitulo 14: Un "helado" interesante Capitulo 15: Un Imposible Capitulo 16: La Vista Capitulo 17: Agridulce Capitulo 18: Aclarando puntos Capitulo 19: Y ahora, ¿qué? Capitulo 20: Comenzando? Capitulo 21: No puedo más Capitulo 22: Interrogatorio Capitulo 23: Afianzando Capitulo 24: Ley de Murphy Capitulo 25: Maldita Zorra Capitulo 26: Despedidas Temporales Capitulo 27: De Nuevo Por Aquí Capitulo 28: Te Necesito Capitulo 29: La Perra y su Amo Capitulo 30: A esto se le llama caer bajo Capitulo 31: Haciendo Conjeturas Capitulo 32: 24 Horas Capitulo 33: Por fin estás aquí Capitulo 34: La Charla Capitulo 35: Escondido Capitulo 36: Hiel Capitulo 37: Rabia Capitulo 38: Primer Contacto Capitulo 39: Instrucciones Capitulo 40: Compromisos Ineludibles Capitulo 41: Reencuentros y Primeras Citas Capitulo 42: Coto Privado Capitulo 43: Cena de Navidad Capitulo 44: Cuentas Pendientes I Capitulo 45: Cuentas Pendientes II Capitulo 46: Comida infructuosa Capitulo 47: Chocolate Calientito Capitulo 48: Verdades como puños Capitulo 49: Actos y Consecuencias Capitulo 50: Confesiones a la luz de las velas Capitulo 51: Nada Capitulo 52: Canta para mí I Capitulo 53: Canta para mí II Capitulo 54: Estoy aquí Capitulo 55: ¿Maravilla? Capitulo 56: Amargo desayuno Capitulo 57: Haciendo balance Capitulo 58: Fiesta Capitulo 59: Año Nuevo, Vida... Capitulo 60: Otra vez no Capitulo 61: No puedes irte... Capitulo 62: El presente Capitulo 63: Deja vú Capitulo 64: Des... Esperanza Capitulo 65: Desesperación Capitulo 66: Día Uno oscuridad Capitulo 67: Recogiendo Tempestades Capitulo 68: Día dos, tormenta Capitulo 69: Bombones Capitulo 70: Asimilando Capitulo 71: Día 15, como en casa Capitulo 72: Día 30, carta al cielo. Capitulo 73: Siguiendo la pista Capitulo 74: Desnudando el alma. Capitulo 75: Día 57, señales Capitulo 76: Día 63, Luz Capitulo 77: ¿Qué hay de nuevo? Capitulo 78: Cuéntame Capitulo 79: Normalidad Aparente Capitulo 80: Face to Face Capitulo 81: SÍ Capitulo 82: Previa Capitulo 83: Para siempre Capitulo 84: Consumando Capitulo 85: Step by Step Capitulo 86: Separando Destinos Capitulo 87: Cosechando Capitulo 88: Sentencia Capitulo 89: Buenas Nuevas Capitulo 90: !Hola! Capitulo 91: Cerrando Ciclo Capitulo 92: Y Comieron Perdices Capitulo 93: Epilogo

 


 
14443939 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10761 usuarios