Hola aquí paso dejando otro capitulo, me agrada que les gusten la historia, porque la autora se esmera en hacer cada capitulo especial, bueno no molesto más ahora a leer se ha dicho!!!
-Mamá, ¿Por qué vamos a cenar a casa de Edward?-
Bella titubeó unos instantes antes de responder.
-Por que somos… ehmm… muy amigos y queremos serlo más-
-¿Y para ser más amigos, los amigos tienen que cenar en sus casas? Erik no ha venido a cenar nunca a casa y somos mejores amigos- Preguntó Joel extrañado
-Pero eso, es por que aún sois pequeños. No podéis organizar cenas cariño.-
-Ya, ni cogernos de la mano…- Respondió molesto, por lo que Bella se echó a reír. -¿De qué te ríes mamá?- Le preguntó mirándola.
-De nada cariño, es que a veces resultas gracioso- Y le despeinó el cabello con dulzura mientras se acercaban a la casa, dónde el anfitrión les esperaba a la entrada de esta, con una sonrisa formada en sus labios.
Edward bajó los escalones para tomar a Bella de la cintura y besarla suavemente en los labios, y se agachó para acariciar la cabeza de Joel mientras éste torcía el gesto.
-Bueno, tenemos Lasaña y ensalada Cesar para cenar. ¿Qué os parece?-Dijo un Edward efusivo.
-Me parece estupendo… cariño- Susurró Bella en su oído
-¿Por qué quieres ser más amigo de mi madre?- La pregunta de Joel salió como un disparo, haciendo que ambos se tensasen.
Edward miró unos segundos a Bella, pero ésta se limitó a encogerse de hombros y dedicarle una sonrisa de ánimo. Él, suspiró antes de volver a agacharse frente a Joel, mirándolo fijamente a los ojos.
-Verás Joel. Tu madre, es muy importante para mí, y la quiero mucho.- Dijo y se paró mientras intentaba descifrar la mirada del niño.
Joel escrutaba a Edward frunciendo el ceño, en una clara evidencia de que estaba preparando su arsenal. Bella era consciente de las expresiones de su hijo, y tomó asiento para disfrutar del momento que se avecinaba.
-¿Cómo la quieres?- Interrogó.
-No sé a qué te refieres Joel- Contestó Edward confundido.
-¿Para jugar con ella, o para daros besos?- Le preguntó serio, y Edward tragó hondo mientras Bella intentaba aguantar la risa.
-¿Podrías ayudarme, no?- Le espetó el molesto cuando oyó a Bella cortar la risa.
-Bueno chicos, yo voy a la cocina a revisar la comida mientras habláis de hombre a hombre- Salió disparada a la cocina mientras Edward la oía estallar en carcajadas nada más salir del salón.
Edward, tomó a Joel por los hombros y le dirigió al sofá, sentándolo a su lado. Su cerebro funcionaba a una velocidad endiablada, pensando en una respuesta suave que no alterase a un Joel más que dispuesto a ponérselo difícil.
-A ver, digamos… que quiero cuidar de tu madre y de ti- Hizo una pausa para continuar - y quiero jugar contigo y también con ella- Añadió expectante.
-¿Pero la besarás?- Insistió
-Sí, la besaré- Contestó forzando una sonrisa.
-¡Pues a mi no!- Le chilló cruzándose de brazos
Edward se quedó de una pieza, tenso y sin saber que decir. Miró hacia la cocina con la esperanza de encontrar a Bella y que esta le ayudase, pero la oía tararear completamente ajena a la escena y volvió a suspirar frustrado.
-Está bien, no te besaré si no quieres- Concedió.-Tu y yo, podemos darnos la mano… si quieres-
Estaba nervioso, sabía que Joel no le pondría nada fácil una relación con su madre. A pesar de su corta edad, se daba cuenta de muchas cosas, y no quería irrumpir en la vida del pequeño como un elefante en una cacharrería. Pero sus sentimientos por su madre, estaban claros, y Joel era un escollo muy duro e imprescindible que superar.
-Vamos a cenar anda, le diré a tu madre que venga a la mesa- Le dijo al ver que el niño no respondía.
-Mi padre me daba besos- Contestó sin más, y Edward dio un respingo. -Pero tú no eres mi padre- Al girarse, vio a Joel mirarle con intensidad.
-No. No soy tu padre. Yo… puedo ser tu mejor amigo… si tú quieres- Balbuceó Edward absolutamente tenso.
-Hijo- Dijo Bella acercándose al niño e inclinándose frente a él- Edward no será tu papá, él… quiere estar con nosotros, querernos y cuidarnos como si lo fuera. Pero… no lo será si tú no lo deseas-
-¡No! ¡No quiero otro padre!- El niño chilló a su madre, y ésta lo miró consternada. Lo abrazó cuando vio que comenzaba a llorar tratando de calmarlo.
-Mamá-
-Dime cariño- Preguntó dulcemente.
-Quiero irme a casa. Vámonos a casa- Pidió el niño.
-¿No quieres quedarte a cenar? Edward ha cocinado para nosotros cariño, no tardaremos mucho en irnos a la cabaña. ¿Sí?- Bella hablaba a su hijo mientras le limpiaba las lágrimas.
-Digo nuestra casa de verdad- Añadió el niño y Bella no supo que decir. En realidad, los dos no supieron que decir mientras Joel miraba a su madre esperando una respuesta.
-¿Quieres regresar a Kansas cielo?- Preguntó temerosa ¿No te gusta estar aquí con nosotros, tía Alice y los demás?- Al decirle eso, sonrió
-Sí, me gusta. Pero quiero irme ya- Dijo mirando al suelo.
-¿Pero, por qué cariño? ¿Qué razón hay para querer irte ya?- Preguntó una Bella demasiado asustada.
-¿Tú quieres que él sea mi papá?- Esa pregunta desarmó a Bella, mientras que Edward se sentó, se sentía demasiado nervioso para permanecer de pie.
-Yo quiero lo mejor para ti mi vida. Haré lo que tu desees, pero a él le quiero cariño- Bella intentaba hacerle comprender a su hijo lo importante que Edward era para ella.
-¿Cómo a papá?- Joel seguía sin poner las cosas fáciles, y Bella odió en esos momentos que su hijo tuviese tanta percepción de las cosas.
-No hijo. Es… distinto- Bella levantó la vista a Edward, y éste le guiñó un ojo dándola ánimos.
Cómo si lo hubiese comprendido todo, Joel se giró y se sentó a la mesa sin decir palabra, dejando a los dos adultos con un nudo en el estómago. Tardaron en reaccionar y acompañarlo a la mesa. Charlaron de varias cosas insustanciales y para cuando llegaron los postres, el niño reía con naturalidad con las bromas de Edward y abría los ojos como platos, cuando él le contaba cosas de los tiburones.
Al terminar, mientras Joel veía la tele medio dormido en el sofá, ellos dos lavaban los platos en silencio.
-¿Cómo crees que ha ido?- Preguntó el mientras secaba un plato que Bella le pasó.
Ella miró a través de la ventana de la cocina, tomándose unos segundos para contestar.
-Edward- Lo llamó ella y él la miró a la cara. ¿Qué clase de relación quieres llevar con mi hijo?
Lo pensó, aunque lo tenía claro desde hace mucho tiempo. Así que, siguió pasando el paño seco por el plato, y tranquilamente le respondió lo que pensaba.
-Si no puedo ser su padre, al menos quiero ser lo más cercano para él en ese sentido- Respondió seguro
Bella se maravilló por lo que acababa de oír. Apenas llevaban dos semanas juntos y ya hablaban de temas que estaban en la escala superior de una relación.
-¿Qué pasará cuando tengamos que regresar?- Era un tema que había que tocar, y los últimos imprevistos aceleraron la cuestión.
-No lo sé Bella. Lo único que sé es que no voy a salir de tu vida, y no permitiré que tú lo hagas de la mía. Veremos que pasa, y llegado el momento, habrá que tomar decisiones. De momento…- Edward soltó el paño y envolvió la cintura de ella con sus manos pegando su pecho al de ella- Dejemos que las cosas sucedan Bella- Y la besó en el cuello como sólo él sabía hacerlo.
-¿Vendrás esta noche a la cabaña?- Le ronroneó ella al oído
-¿Quieres que vaya?- Preguntó el juguetón mordiendo su cuello.
-Sabes que sí fanfarrón- Le contestó frunciendo el ceño
El le sonrió divertido y comenzó a descender con sus labios por su cuello. Tener así a Bella le volvía loco. Soltó a su novia del agarré y la giró contra la encimera, quedando de espaldas a él. Bella llevaba unos shorts vaqueros algo desgastados y Edward le separó las piernas y comenzó a acariciarle entre ellas por encima de la tela mientras mordía sus hombros.
-Ummm cariño, parece que estás lista para mi…- Dijo Edward ronco de excitación al comprobar como la tela se humedecía lentamente.- ¿Notas como me tienes?- Le preguntó frotando su dureza entre sus nalgas.
Bella gimió cuando el se apretó, mordió su labio y pegó más su trasero al bulto de Edward, cuando Joel entró a la cocina.
-Mamá, ¿nos vamos a dormir?- Afortunadamente, el niño entró restregándose los ojos. Se separaron en el acto y siguieron fregando y secando platos.
-Venga cariño, vete a casa, yo termino aquí- Le dijo Edward quitándole un plato de las manos y dándola un ligero beso en los labios. Cuando ella se giró para irse, la sujetó un instante del brazo- Quiero que te toques cuando te metas en la cama. Te quiero como estás ahora para mí- Y le lamió su oreja provocando escalofríos en ella.
-Te esperaré mojadita amor- Le susurró ella lascivamente mientras le pasaba la mano por su erección y le sonreía seductoramente.
Edward jadeó bajito mientras notaba como sus boxers se iban mojando.
Por favor, que Joel se duerma rápido, rogó para él mientras veía a Bella salir con su hijo por el jardín.
-¡La próxima vez cocina cereales!- Gritó Joel desde el jardín, haciendo que Edward diese un respingo.
-Demonio de crío…- Dijo entre risas.
Que lindo Joel, pero si que tiene la lengua suerta jeje como hizo sudar al pobre de Edward, se ve que no se lo va a poner fácil, y que chistoso que para la próxima cocine cereales si eso lo podemos hacer todas jajaja. Y que les pareció el capitulo, comente y voten que serán bien recibidos. Saludos
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