El día de Navidad llegó, y con él, el alboroto habitual a la gran mansión Barnet, desprovista de él, los últimos dos años.
Joel no se despertó, tal y como había prometido hasta la saciedad la noche anterior. Se acostó excitado, a Edward le costó mucho convencerle de que Papa Noel, estaba colocando los regalos y que no se podía bajar.
Emmet no ayudó, y se ofreció a pasar la noche con Joel a las puertas del salón, parapetándose de almohadas y mantas. Tuvo que ser Esme, quien sacase los colores a su hijo mayor…
Flashback:
-Emmet, me parece mentira- Bufó Esme. -Que lo haga un niño de seis años, tiene un pase, pero tú…- Taconeaba nerviosa mientras esperaba a que Emmet levantase el campamento.
-Pero mamá, si no es por mí- Puso carita de cordero degollado mientras giraba los ojos en torno a Joel- Yo sólo me ofrezco de guardián. ¿A que sí?- Pegó un codazo cómplice al niño.
-¡Emmet Cullen!- Se le pusieron los pelos de punta al oírla.- Ya estás subiendo a tu habitación, ¡Ahora!- Esme le miró con determinación, y Emmet se encogió mientras se levantaba con la manta en las manos.
-Desde luego…- Se giró para mirar a Joel, y disculparse levantando los hombros ante la mirada incrédula del niño.
Fin Flashback
-Vamos dormilón- Bella susurró a su niño al oído.
-Ahora…- Ronroneó- Estaba tan bonito. Bella sonrió con dulzura mientras besaba sus sonrosadas mejillas y Edward observaba la estampa desde el otro lado de la cama, embobado.
-Cariño, Papa Noel ya se fue hace rato, y la abuela ha preparado chocolate y bizcocho- Bella seguía hablándole al oído, y Joel poco a poco comenzó a pestañear.
-¡Los regalos!- Y un borrón en pequeño salió de entre las mantas empujando a una asustada Bella que casi acaba en el suelo.
Edward se echó a reír cuando vio la cara de susto de Bella, cuando iba a hablar Joel apareció de nuevo.
-Mamaaaaaaaaa vamossssssssss- Se abalanzó sobre ella tirando de sus manos. Cuando consiguió levantarla de la cama, se volvió hacia Edward y se subió sobre él.
-Vamos vamos- Les apremió con los ojitos a medio camino entre el sueño y la necesidad de permanecer abiertos. Edward seguía sonriendo mientras bajaba con el al salón, seguidos de Bella.
Cuando llegaron al salón, Joel abrió sus ojos como platos. Sus regalos de Noel siempre habían sido muchos, pero ésta vez, no abarcaba ante el surtido de paquetes que se apilaban frente a él, más que la noche anterior. Espoleó a Edward y este lo bajó.
Alice y Jasper, se afanaban junto al árbol separando los paquetes de Joel.
-Este, de tío Em y tía Rose- Lo abrió excitado, y los mencionados esperaron expectantes su respuesta.
-Halaaaaa un equipo de acampada. ¡Mamaaaa! ¿Has visto?- Se volvió a su madre mientras mostraba la gran caja. Inmediatamente se revolvió cuando Jasper le llamó.
-Este, de Tía Alice y mío- Le mostró una gran sonrisa, que se tornó en carcajada cuando se lo arrebató de las manos.
Desempaquetó una cámara digital y abrió la boca encantado.
-¡Lo que yo quería!- Chilló emocionado.- Cariño, hay más- Alice le indicó el otro paquete que había a su lado, al desenvolverlo, descubrió un bonito álbum de fotos.- Tienes que llenarlo, ¿de acuerdo?- El niño asintió sonriendo.
El siguiente regalo, fue de Carlisle y Esme. Bella se emocionó, y Edward y Emmet les miraron con cariño.
-Esme, no debiste…-Bella agradeció emocionada.- Nada, nada- Dijo ésta- Es un niño encantador- Y se volvió cuando éste te quedó mirando su regalo.
-¡Pero tío!- Emmet se arrodilló a su lado - ¡Un castillo de mil piezas!- Chilló como loco mientras arrebataba la caja de las manos de un alucinado Joel- ¡Lo montaremos!- Comenzó a rasgar el envoltorio.
-Ejem…- Se volvió para ver la cara de circunstancias de Rose.- Esto… Luego lo hacemos- Y se volvió haciendo un puchero ante la carcajada de todos.
-Este, es el nuestro- Edward le entregó una enorme caja que tuvieron que desplazar entre el y Jasper.
Joel se quedó parado ante el gran paquete- Vamos, ¿a qué esperas?- animó su madre.
El niño se abalanzó y rompió el papel, quedando impresionado en cuanto vio lo que contenía la caja. Pasó sus deditos sobre la foto exterior, y Edward comenzó a sacarlo de la caja, cuando terminó de montarlo, ante él tenía un pequeño sintetizador. Mudo de la impresión, acarició las teclas suavemente, Edward lo tomó en brazos y acercando un taburete lo sentó sobre él. Todos estaban pendientes de su carita. Absolutamente impresionada.
Edward comenzó a tocar y Joel se le quedó mirando a sus manos. Cuando Edward terminó, Joel se volvió hacia él.
-¿Me enseñarás?- Preguntó bajito.
-Claro que sí- Edward le sonrió atontado.
-Gracias Edward- Le rodeó con sus bracitos y todos contuvieron las lágrimas. Todos excepto Edward, que alguna que otra se le escapó. Miró a su mujer, y ésta le dijo un mudo te quiero absolutamente emocionada.
Jackie le dio el suyo, era una de esas plataformas de videojuegos, que por supuesto Emmet, se encargó de instalar y explicar a un perdido Joel que trataba se seguir las reglas que su tío Em le explicaba y no entendía.
-No, deja ese botón. Ahora tienes que presionar el amarillo. ¡El amarillo Joel, no el verde!- Joel bufó y tiró el mando de mala leche saliendo del salón malhumorado hasta la cocina donde los demás tomaban chocolate.
-No le aguanto- Dijo cruzando sus bracitos y frunciendo el ceño.
-Ya somos dos- Suspiró Rose rendida ante la causa perdida de su novio.
-Siéntate que te pongo el chocolate cariño- Jackie se levantó y Edward pidió a Bella salir unos momentos.
La llevó hasta la habitación que compartían y la dejó sentada en la cama mientras buscaba en uno de los cajones del armario.
Se acercó a ella, y depositó una fina caja en sus manos.
-Este es el mío- Pegó su hombro a ella mientras esperaba su reacción.
Bella comenzó a retirar el envoltorio, era una caja de terciopelo, alargada. Al abrirlo, sus ojos se abrieron como platos. Dentro, había una preciosa pulsera de cuero, con una serie de pequeños adornos labrados en platino. En uno de ellos, una fecha en números romanos.
XV-IX-MMIX
-Ese, es el día en que cambió mi vida- La tomó las manos embriagándola con la mirada- Es el día en que conocí a Mi Mujer-Besó sus manos calidamente y Bella no pudo evitar emocionarse y besarlo dulcemente.
-Espera- Le dijo mientras se levantaba y se dirigía a una de las mesillas- Y éste es el mío- Le entregó otro pequeño paquete mientras limpiaba sus lágrimas y se sentaba junto a él.
Cuando rasgó el envoltorio y abrió la pequeña caja, se encontró con un precioso reloj, ella le giró, y en la parte posterior, había un grabado.
Para Siempre. Bella
La miró emocionado, la tomó entre sus brazos, y derramó en un beso todo el amor que su cuerpo contenía.
-Dime que no es una locura decir que te amo, decir que eres la esencia de mis días, decir que quiero que seas más que mi mujer. Decir, que quiero que seas Mía- Se lo dijo con la frente pegada a la suya, derretido por las sensaciones, vulnerable a sus sentimientos.
-Te amo, eres la esencia de mis días, quiero ser mucho más que tu mujer y por supuesto, Ya soy tuya- Susurró en sus labios, y ambos lloraron. Incapaces de reaccionar de otra manera, ante algo tan grande cómo lo que acababan de compartir.
Se pusieron sus regalos el uno al otro, y bajaron con todos los demás, no sin antes regalarse besos de distinta intensidad. Cuando llegaron a la cocina, todos contemplaron sus caras, y encontraron la sonrisa pintada en cada uno de los rostros. Bella reparó en Jackie y no pudo evitar sentir dolor. Se acercó a ella y la llevó a un aparte en la cocina.
-Jackie… Musitó Bella mientras su suegra la cogía con afecto las manos- Jackie, necesito… te suplico tu bendición- Bajó la cabeza apenada y sintió los dedos de su suegra en la barbilla, obligándola a mirarla.
-Escúchame Bella- Habló dulcemente- Sí lo que necesitas es eso, lo tienes. Nunca existirá mujer, que haya querido más a mi hijo. Si el no estuviese… muerto- Suspiró- Y si el no te hubiese conocido, créeme que la mujer que estuviese a su lado, cualquiera, no te llegaría a la suela de los zapatos. Luchaste con el, le amaste, le entregaste tu vida, le diste un hijo maravilloso, y le hiciste feliz.- Acarició las sonrojadas mejillas de Bella mientras hablaba- El ya te ha bendecido. Tienes mucho amor que dar, y has encontrado al hombre perfecto, tanto como Christian. Sé feliz- Concluyó con lágrimas y ambas se estrecharon en un fuerte abrazo mientras los demás, luchaban por no emocionarse.
Edward se reunió con ellas, y abrazando a Jackie, le agradeció todo el cariño, ayuda y comprensión, que Bella había recibido.
-Sabes Jackie… Los voy a hacer felices. Lo prometo- Clavó sus esmeraldas en ella.
-Lo sé. Lo tienes escrito en tus ojos- Y besó su mejilla para reunirse con Esme dejándole alucinado.
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