-Carlisle…- Esme le encontró apoyado en el tronco de un desnudo árbol. Tenía la mirada ausente.
Se giró hacia su mujer, y ésta contrajo el rostro en una mueca de dolor. Su marido tenía los ojos rojos, y en ellos escrita la derrota. Supo que las cosas no serían fáciles en cuanto su hijo hablase con él. Pero saberlo no implicaba que no le afectase de esa manera.
-Deja que reflexione- Habló dulcemente, acariciando el brazo de su marido.
-Lo sé- Vació sus pulmones en un sonoro suspiro.- ¿Sabes cariño?- Ha sido un día muy largo, demasiadas emociones- Volvió a mirar al frente.
-Bella hablará con él, sé que ella no dejará que esto se haga más grande- Tranquilizó a su marido- Pero tienes que estar preparado para cuando el decida enfrentarlo, no antes- Tomó su mano y tiró de él hacia la casa- Hace frío aquí, vamos dentro a por un chocolate- Le sonrió y el acarició su mejilla devolviéndole la sonrisa.
-Emmet, mírame- Rose le llamó por tercera vez inútilmente. Sabía que tenía que ser cuidadosa, pero su paciencia estaba llegando al límite.
Emmet se había vuelto a su habitación, y se puso a meter toda la ropa en la pequeña maleta que ambos llevaron. Quería irse, no se encontraba cómodo, y además, no se sentía con ánimos de enfrentar a su padre y el resultado del encuentro de éste con su hermano. Estaba dolido, tantos años…
-Recoge tus cosas Rose- Ordenó seriamente.
-¿Y si no me da la gana?- Respondió con evidente enfado.
-Por favor…- Se llevó los dedos al puente de la nariz. Típico gesto Cullen- No lo hagas más difícil- Rogó suavizando el tono.
-Mira Emmet -Respiró hondo para tranquilizarse- Te quiero, lo sabes- El asintió mirándola fijamente- Pero no me gusta tu manera de solucionar las cosas- Sostuvo su mirada y contempló como la de él se sorprendía.
-¿A qué te refieres Rose?- Preguntó soltando un jersey sobre la cama.
-¿A qué vino lo de abajo con Edward?- Preguntó tranquila.
-Perdóname cariño, pero creo que en este asunto, desconoces muchas cosas- Sonrió con tristeza.
-Conozco lo más importante- Respondió ella cruzando los brazos sobre su pecho.
-A veces, los detalles son los que marcan la diferencia- Emmet respondió con superioridad.
-Precisamente, esos detalles de los que tu hablas, probablemente sean los que más daño hacen. ¿Los conoces todos?- Supo que había dado en el clavo.
-No sé a qué te refieres- Respondió claramente pillado.
-¿No crees que no era el momento de recriminar ni exigir a Edward, Emmet?- Preguntó duramente- ¿Te has parado a pensar en el daño que tus palabras hicieron a tu hermano?- Siguió presionándole.- No. No lo has hecho, pero no te ha supuesto problema alguno para atacarle- Se sentó en una de las sillas esperando su respuesta.
-Sé lo que los dos han sufrido, y también sé lo que hemos sufrido mi madre y yo. No quiero más de eso Rose- Dijo sin mirarla.
-Pues entonces habla con los dos. Entérate de los términos de su charla y no emitas un veredicto antes de tiempo. Se trata de que arreglen las cosas Emmet, no de presionar para estropearlo más- Dulcificó el tono, sabiendo que su novio estaba afectado.
- Es sólo que…-Dudó y se rascó la cabeza tratando de encontrar las palabras- No soporto más esto Rose. Quiero irme de aquí con la tranquilidad de que entre ellos, las cosas funcionan. He puesto demasiadas esperanzas, y supongo… que la decepción me pudo- Agachó la cabeza y Rose caminó hacia él sentándolo a su lado en la cama.
-Pues es el momento de hacer la ofensiva final cariño- Besó sus cabellos- Entre todos tenemos que propiciar un arreglo de verdad. No sé que pasó, pero no me gustaron ni tu cara, ni la de tu madre, ni la de tu hermano. Conozco poco a Edward, pero tiene un corazón noble. Probablemente esté demasiado dolido y necesite tiempo- Intentó razonar mientras Emmet se dejaba abrazar por ella.
-Lo sé cariño. Lo sé- Asintió- Prometo que haré todo lo que pueda. Pero ahora, es mejor que vayamos a casa- La miró intensamente y ella asintió.
-Si no te importa… Me iré a descansar un rato- Edward abrazó a Bella por la cintura y la habló sin mirarla a los ojos.
-De acuerdo- Musitó y se quedó contemplándole cuando subía las escaleras.
-¿Por qué se han peleado Edward y tío Emmet mamá?- Preguntó Joel mientras también seguía a Edward con la mirada.
-No se han peleado cariño- Sonrió a su hijo mientras le llevaba al salón de la mano.
-Pero se han gritado, y Edward luego no ha hablado en todo el rato- Se refería al trayecto de vuelta en el coche.
Edward se había sentado en el lado del copiloto, y había mantenido la vista fija en el paisaje, ausente del todo. Bella se limitó a mirarlo y a acariciarle la pierna. Joel, se adaptó al ambiente y se mantuvo en silencio.
-Eso es porque son hermanos y de vez en cuando discuten, pero nada grave- Le tranquilizó a la vez que le sentaba a su lado en el sofá.
-¿Harán las paces entonces?- Miró a su madre y ésta le volvió a sonreír.
-Claro que sí cariño, y ahora, ¿qué te parece si preparamos la cena?- Se levantó y Joel la siguió a la cocina.
Cuando la cena estuvo preparada, Bella subió a la habitación y se encontró con Edward tendido de costado en la cama. Se acercó a él y vio que estaba dormido. Con mucha suavidad le quitó los zapatos y le desabrochó el cinturón. Se acercó a su lado y se arrodilló dejando la cara a la altura de la de él. Acarició con dulzura sus cabellos y su rostro, besándole con cariño y después le cubrió con el edredón. Salió y cerró la puerta con cuidado.
-¿No va a cenar?- Joel esperaba sentado en su silla cuando vio a su madre bajar sola las escaleras.
-No cariño, Edward está dormido- Respondió Bella mientras le servía la sopa.
-¿Qué hay de postre mamá?- Preguntó de pronto Joel.
-Uhmmm, pues fruta y helado. ¿Por qué?- Preguntó extrañada al ver la cara de su hijo.
-No, por saberlo nada más- Y la mostró de nuevo su mellada sonrisa, ante la que no pudo hacer otra cosa que reír.
Joel terminó toda su cena, y abrió el congelador para servir el helado en un bol mientras Bella recogía la cocina. Él niño, salió de ésta pero no siguió al salón, sino que subió las escaleras. Al llegar a la puerta del dormitorio de su madre, entró sin llamar, y se sorprendió al ver a Edward mirando al techo.
-¿Estás despierto?- Le preguntó bajito desde la puerta.
-Sí, pasa- Edward le miró extrañado cuando se acercó y se subió a su lado en la cama.
-Sujeta- Le dio el bol mientras se acomodaba al lado de él.
-¿Y esto?- Preguntó extrañado al niño mientras éste, colocaba el bol entre los dos y le pasaba una de las cucharas.
-Helado.- Se encogió de hombros ante la evidencia y Edward soltó una carcajada.
-Ya, sé que es helado. Pero pregunto ¿Por qué?- Seguía riendo mientras Joel le miraba alucinando.
-¿Es que no lo quieres?- Seguía sorprendido y Edward sacudió la cabeza divertido.
-Claro que lo quiero- Hundió la cuchara y tomó una porción del helado.- Mmmm, chocolate, mi preferido- Edward se relamió de gusto.
-El mío también- Le enseñó los dientes mellados mientra se reía y metió la cuchara sacando una generosa cantidad de helado.
-Ehhhh- Le dijo Edward- Eso no vale- Le señaló la cuchara y Joel la metió en su boca inmediatamente degustándola entre sonrisas.
-Lo he traído yo- Le dijo tragando.
-Muy bien- Edward metió la cuchara y sacó una buena tajada a lo que Joel respondió entrecerrando los ojos.
Quitó el bol de en medio y lo atrajo hacia el con autoridad. Edward no pudo evitar reírse y casi se atraganta con el helado.
-Eso te pasa por avaricioso- Masculló Joel mientras a escondidas sacaba otra gran porción de helado. Edward al verlo, se abalanzó sobre él.
-Ahora verás enano- Agarró el bol y lo puso al lado contrario de la cama mientras hundía de nuevo la cuchara y Joel se tiraba literalmente encima de él.
-¡Es la guerraaa!- Intentó por todos los medios alcanzar el recipiente con la cuchara, pero Edward lo protegía con su cuerpo- ¡Suéltalo!- Le ordenó el niño pero Edward lo escondió más.
Joel comenzó a hacerle cosquillas y Edward se retorció entre las sábanas, agarró a Joel de una pierna y le tumbó en la cama. Edward entonces cambió las tornas y las cosquillas se las llevó Joel, quien se retorcía como una culebrilla muerto de la risa.
-¡¿Qué está pasando aquí?- Los dos pararon en cuanto oyeron a Bella. Está, se quedó de pié en la puerta con los brazos en jarra mirándolos.
-Estamos comiendo el postre- Respondió un serio Edward y Joel le secundó asintiendo.
-¿Comiendo el postre en la cama?- Se acercó lentamente- ¡Mí cama!- Elevó el tono enojada y los dos se encogieron.
Bella se quedó a los pies de la cama y abrió los ojos como platos.
-¡Dios!- Exclamó con la mirada clavada en la cama, dónde el bol estaba derramado, y el chocolate había dejado unas graciosas estampaciones tanto en las sábanas como en el edredón.- Salid de la cama- Siseó cabreada y ambos se movieron hasta quedar fuera de ella, y de la mujer.
-¡Alto ahí los dos!- Los paró cuando se disponían a salir de puntillas por la puerta.- Mis sábanas nuevas, mi edredón nuevo…- Lloriqueó y se volvió a ellos echa un berberisco- Espero, que tengas una buena explicación- Señaló amenazadoramente a Edward.
-Hemos sido los dos- Acusó éste a Joel y el niño le pegó un pisotón. ¡Ahhh, duele!- Se agachó a acariciarse el pie dolorido.
-Chivato- Le siseó éste.
-Os quiero a los dos en la bañera en un minuto, y después, sacaréis ropa de cama limpia y la haréis. ¿Está claro?- Se cruzó de brazos frente a ellos y ambos se miraron.
-Sí- Respondieron al unísono y Bella salió de la habitación dando un portazo.
-Uff… Bueno, tampoco ha sido para tanto- Edward le guiñó un ojo.
-¡Y sin helado hasta que yo lo decida!- Chilló Bella escaleras abajo.
Los dos se miraron y torcieron los labios en una mueca de disgusto mientras se dirigían a la bañera a cumplir la primera parte del castigo.
-Ah, se me olvidaba- Asomó la cabeza por la puerta y ambos se giraron- Edward, tú te quedas sin postre, en general- Y cerró tras ella dejándole parado y helado.
-¡Hala, te has quedado hasta sin flan!- Joel se partía de la risa mientras Edward le miraba con cara de pocos amigos.
-Vamos, a la bañera- Pero Joel seguía riéndose mientras Edward le arrastraba hasta el baño
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