-¡Maldita zorra!- Cruzó su cara de una tremenda bofetada, haciendo que su larga cabellera ondease furiosamente- ¿En qué coño estabas pensando?- Agarró su cuello con fuerza pegando su rostro al suyo- ¡Dime!- Ordenó fuera de sí.
-Ella tenia que morir- Respondió altiva, desafiante.
No se hizo esperar. Su mano impactó de nuevo contra su cara, rompiendo con el impacto su labio. Se echó las manos a la cara y miró con horror la sangre en sus manos.
-Eres una estúpida ramera. Una total y completa inútil, inepta, imbécil- Su boca escupía veneno. Volvió a apretar su cuello- Te mataría ahora mismo mal nacida- Siseó con asco- Pero te necesito viva- La empujó contra el suelo, y se acurrucó contra el sofá, presa del pánico.
Un teléfono sonó.
-Stevens- Respondió secamente- ¿Qué?- Preguntó sorprendido- Está bien, venid para acá ahora mismo. No hay tiempo- Dijo antes de colgar y volverse hacia la mujer con una sonrisa sórdida en sus labios- Equivocaste el objetivo inútil, y ¿sabes qué?- Ella levantó la mirada curiosa- Me has facilitado las cosas. Sí- Sonrió abiertamente- Me has despejado el camino con Bella Swan- Estalló en carcajadas.
-¿Qué?- preguntó consternada- ¿Qué intentas decir?- El estupor la envolvía.
-Que te has llevado a su novio por delante imbécil. Te lo has cargado- Se ahogaba con su propia carcajada.
-No puede ser…- Sacudió su cabeza incrédula- No… Estás mintiendo- Le acusó.
-Me da igual. Nos vamos- Ordenó a sus hombres sin mirarla.
Salieron de la casa en dos coches y se encontraron en el camino con un tercero que les siguió. Circularon por una hora, hasta que llegaron a un pequeño aeropuerto privado, dónde a pie de pista un jet les esperaba.
-¿Dónde vamos?- Preguntó asustada.
-Calla y sube- La cogió fuertemente del brazo, subiéndola por las escalerillas del avión. Cerraron la puerta una vez que todos se hubieron acomodado y el avión comenzó la maniobra de despegue.
-Exijo saber dónde me llevas- Espetó con altivez.
-Tú aquí, no exiges nada. ¿Te ha quedado claro?- Amenazó- Y te recomiendo que te pongas cómoda, va a ser un vuelo muy largo- Se giró hacia la ventanilla ignorándola por completo.
Tanya echó para atrás su cabeza. No quería llorar, pero no pudo evitarlo. ¿Cómo había acabado en esto? Bella, dijo mentalmente. La odiaba con todas sus fuerzas, y cuando pensaba que por fin haría justicia, la vida le daba otra bofetada. Lo sentía por Edward, a fin de cuentas, no le habría importado tener algo con él. Le gustó, pero, estaba en el lugar equivocado. Daño colateral, pensó, y torció el gesto brevemente.
Pensó en sus padres, y en lo que la llevó a hacer lo que acababa de hacer.
Flashback
-Paul- Le llamó al entrar en la sala. Levantó la vista y la miró.
-¿Qué quieres?- Preguntó cansinamente.
-Quiero ver a mis padres- Pidió.
-Sabes que eso no puede ser. Además, nos vamos esta noche. Deberías prepararte- Dijo escuetamente.
-Tengo que verlos, quiero despedirme de ellos. Por favor- Bajó el tono de la súplica y el volvió a mirarla.
-¿Eres consciente del riesgo que corremos estando aquí?, ¿qué coño te propones, ponerte a tiro y jodernos s todos?- escupió fríamente.
-Por favor… Haz que los chicos me sigan… por favor, son mis padres… - El cerró los ojos y sacudió la cabeza.
-Jean, Sebastian- Llamó a los hombres- Os quiero detrás de ella en todo momento- Asintieron y se volvió de nuevo a Tanya- Ni una tontería, o ellos mismos te fríen, ¿queda claro?- Ella asintió.
Llegó a la entrada de la mansión, abrió con el mando y condujo despacio por la carretera que llevaba hasta la casa de sus padres. Aparcó retirada de la puerta, y con sigilo comprobó que sus padres no tuviesen visita. Les vio cenando solos, en completo silencio, y un nudo se formó en su garganta mientras las lágrimas caían por su rostro.
Dos toques en la puerta, bastaron para que la puerta se abriese, ante ella, una sorprendida y asustada criada sostenía la puerta.
-¡Oh Mi Dios!- Dijo ésta.
-¿Qué ocurre Carmen?- La voz de su padre llegó desde el salón. Lo oyó aproximarse y se quedó lívido cuando la vio en la puerta.
-Papá…- Susurró.
-¿Qué haces aquí?- Su tono fue mordaz, y Tanya se desinfló.
-Por favor papá…- Rogó.
-Lárgate de aquí o llamaré a la policía- espetó duramente- Te dije que no eres mi hija, no vuelvas a llamarme padre- Detrás de él, Claire hizo aparición.
-Mamá… Por favor… Mamá…- Clamó Tanya al borde de la desesperación.
-Tienes dos minutos para salir de nuestra propiedad. Si no lo has hecho, llamaré a la policía- Tanya abrió los ojos como platos. La costaba respirar.
Miró los rostros fríos e impasibles de sus padres, y llevándose la mano a la boca, comenzó a caminar hacia atrás. Destrozada, hundida, las lágrimas apenas le dejaban ver por donde pisaba. Subió al coche, y arrancó rápidamente. Un último vistazo a su casa, para ver la puerta cerrada y las persianas del salón bajadas. Un gemido de dolor salió de su garganta, y se reincorporó a la carretera de camino a su prisión.
La casualidad, la vida, la mala suerte o la negra estrella, hizo que de camino viese una melena cobriza de lejos, abrazando el cuerpo de una mujer castaña. De repente sus lágrimas cesaron, y el odio tomo cuerpo en su enfermiza mente.
-Por fin puta, por fin- Dijo con ojos de hielo, y aceleró al máximo, embistiendo a la pareja que nublaba sus sentidos.
Sintió un cuerpo golpear el coche, y un hombre abrir la puerta y empujarla al asiento del copiloto.
-¿Pero qué coño has hecho puta?- Movió el todo terreno marcha atrás, y salieron dejando goma en el asfalto.
Oía blasfemar al conductor, y a la persona que hablaba al otro lado del teléfono. Sabía que estaba en problemas, pero no la importaba. Bella estaba muerta, y la sonrisa de satisfacción cruzó su rostro.
Se relajó en el asiento, y se durmió hasta llegar a la cueva….
Fin del Flashback
Despertó y no supo cuanto tiempo pasó durmiendo, sólo sabía que donde quiera que fuesen, era de día.
-¿Dónde estamos?- Golpeó en el brazo a Paul, quien dormía en el asiento de al lado.
-Maldita sea…- Siseó cabreado- ¿Es que no puedes dejarme en paz?- Espera a que lleguemos- Volvió su rostro y se acomodó de nuevo en el sillón. Tanya se levantó al lavabo.
Unos golpes la asustaron.
-Sal. Vamos a aterrizar- Frío y escueto.
Salio y se sentó de nuevo en su asiento. Paul seguía perdido mirando por la ventana. Abrochó su cinturón sin abrir la boca y aspiró hondo.
Cuando el avión tomó tierra, dos jeep les esperaban. Ella subió al coche que Paul le indicó. Conducía un tipo rubio, que intercambió dos palabras con el copiloto en un idioma extraño. Se sintió cohibida el ver como la miraban sin ningún disimulo y más cuando vio como sonreían los dos.
Miró a Paul y éste no dijo nada. Su mirada era neutra. Se sintió más sola que nunca y el miedo atenazó su pecho. Sólo tenía a Paul… Su cuerpo se sacudió en un tremendo escalofrío.
Llegaron a una especie de ciudad bastante sucia, no entendía nada. Los indicadores estaban escritos en un idioma raro. Paul parecía no querer decir nada, y ella, a pesar de la tremenda curiosidad, decidió no probar más su suerte.
Se pararon frente a una casa bastante grande, en realidad, era como una pequeña mansión de aspecto reluciente. Sobresalía entre las demás construcciones.
Pasaron a un enorme hall, y ahí les hicieron detenerse. Un hombre alto, fuerte y musculoso, bajó por las escaleras seguido de cerca por dos más, completamente vestidos de negro, aspecto rudo y serio, e igual de musculosos que el primero, seguidos de cuatro mujeres esculturales. Dos rubias, una pelirroja y otra morena.
-¡Vladimir!- Exclamó demasiado entusiasmado Paul abriendo exageradamente los brazos.
-Paul- Susurró éste con un tono marcadamente soviético, arrastrando el nombre sin emitir emoción alguna.
Ambos se fundieron en un falso y frío abrazo.
-¿Quién es?- Preguntó señalando a Tanya, quien miraba la escena sin entender.
-Un presente amigo Vladimir- Sonrió mostrando sus dientes y Tanya abrió los ojos aterrada.
Se acercó a ella, y la observó detenidamente. Se giró hacia el grupo de mujeres que cuchicheaban entre ellas, y con tan sólo una mirada, estas se callaron de inmediato.
-Rasia- Llamó, y la mujer morena avanzó elegantemente hasta situarse junto a él.
Tanya les miraba muda, presa del miedo. Abrazó su torso con sus brazos mientras veía la escena. La mujer la miraba fijamente, mientras el hombre hablaba. Ella asintió, y con un gesto de la mano, todos se hicieron a un lado, dejando a Tanya en medio de la sala sin comprender. Miraba a todos lados, no entendía que pasaba. Miró a Paul preguntándole con la mirada, pero éste negó con la cabeza y miró a otro lado.
La mujer se acercó, y sin decir media palabra, sacó a tirones su abrigo.
-¿Qué coño haces, estás loca?- Chilló tratando de apretar más la prenda a su cuerpo.
La mujer sonrió, dio dos tremendos cachetes a Tanya, y ésta, petrificada bajó las manos.
Lo siguiente que sintió, fue su ropa caer al suelo, y un escalofrío recorrió su desnudo cuerpo…
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