Próxima Estación: El Paraíso

Autor: caro508
Género: + 18
Fecha Creación: 12/06/2011
Fecha Actualización: 12/06/2011
Finalizado: SI
Votos: 15
Comentarios: 72
Visitas: 163641
Capítulos: 93

Tras la violenta muerte de su marido, Bella trata de reconducir su vida junto a su hijo embarcandose rumbo a un paraje de ensueño, donde descubrirá no sólo el amor, sino su propia fuerza para hacer frente a las duras pruebas que tendrá que superar.


Hola aquí estoy con otra historia que no es mía, esta vez el turno le pertenece Sethaum,  yo solo la subo con su autorización, otro fic entre mis favoritas, espero les guste…

Los personajes pertenecen a Stephanie Meyer; los que no pertenecen a la saga son de cosecha propia de la autora.


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Capítulo 92: Y Comieron Perdices

-¿Estás seguro de que esta boda es válida?

-Sí, ya te lo he dicho- Jasper quería estar seguro. Se removió inquieto.

Los novios se miraban nerviosos. El Juez de Paz de la Isla llevaba más de diez minutos leyendo una especie de libro, ajeno a todo y todos. Un carraspeo nervioso por parte de Carlisle, le sacó del trance. O eso parecía…

-Ehhh, si, bueno- Les miró con cara ausente- Estamos aquí… Bueno, hemos venido para casarnos- Bella abrió los ojos como platos. Edward intentaba no reírse.

-¿Jasper… Tú estás seguro?- Emmet insistía en voz baja. Jasper prefirió no contestar.

-¿Queréis casaros?- Miró a los novios, Edward comenzó a reír.

-Para eso están aquí- Resopló Rose.

-Claro… Claro- Volvió a mirar el libro- Se inclinó hacia Bella y susurró -¿Cómo os llamáis?- Emmet se tuvo que girar para disimular la risa.

-Edward y Bella- Dijo éste con trabajo.

-¡Te llamas como mi abuelo!- Ya estaba, la carcajada general estalló.

-La boda, Señor… La boda- Intervino Esme claramente molesta.

-Si bueno, colega, ¿quieres a ésta preciosidad para siempre?- Edward no podía creer lo que estaba oyendo. Se dobló con su propia risa.

-Habéis traído al Bob Marley de Las Maldivas para casarlos- Emmet se desternillaba, Jasper miraba al Juez de Paz de mala manera.

-¿Ha celebrado Usted alguna boda?- La pregunta ofendió al hombre.

-Eh Eh, claro que sí- Hizo un gesto con la mano que denotaba molestia- He casado a mis colegas- Esme bufó.

-¿Sus colegas? ¿Está Usted facultado para oficiar ceremonias?- El hombre la miró extrañado.

-Tengo los papeles señora. Se rebuscó en los bolsillos, no encontró nada- Luego se los enseño-Respondió haciendo una mueca. Carlisle habló.

-Bien, proceda- Le costaba mantenerse serio.

El hombre les miró a todos bastante molesto, sus rastas ondeaban con la brisa del atardecer. La luz de las antorchas le daba un aire espiritual.

-Ese señor me da miedo- Alice rió ante las palabras de Joel.

-Tranquilo, es inofensivo.

-Yo creo que está fumado- Ben cuchicheó.

-O algo peor- Añadió Ángela.

Joel se adelantó al lado de Emmet, le tiró de la manga de la camisa y se agachó a su altura.

-Tío, dice Ben que está fumado- Señaló al hombre de las rastas -¿Eso es malo?- Emmet tragó varias veces para contener la risa.

-No- Respiró de nuevo- Es que es así- Joel se le quedó mirando sin entender nada. Sacudió sus hombros y volvió a su sitio.

-Bueno, entonces quedamos en que si la quieres- Hizo ademán de continuar. Jasper le interrumpió.

-Ni siquiera ha hecho usted la pregunta- Siseó entre dientes. El hombre se quedó pensativo unos instantes.

-Vale… Edward ¿No?- este asintió divertido- ¿Quieres a este pedazo de mujer por tu esposa y todo eso?- Bella no podía más. Edward consiguió hablar.

-Sí, quiero a éste pedazo de bombón por esposa- Las risas se filtraban entre sus palabras. Los demás hacían verdaderos esfuerzos por mantener la compostura.

-¿Y tú cosa guapa, quieres a éste bigardo para siempre y todo lo demás?- Edward se agachó por no soltar la tremenda carcajada que bullía en su interior. Bella respiró hondo.

-Sí, quiero a éste pedazo de tío bueno para siempre- El Juez de Paz se la quedó mirando disgustado.

-Pues es una pena colega- Todos los presentes se doblaban. Los ojos de Emmet llenos de lágrimas, hasta los de Rose, por mucho que intentó contenerlas.

-¿Cuándo van los anillos?- Preguntó Joel en voz alta.

-¿Los necesitáis?- El hombre que les estaba casando sacó dos cintas de cuero de su bolsillo- Esto es lo que mola. Son tribales tío- Hablaba con Edward como si le estuviese vendiendo las pulseras en un puesto de mercadillo- Y según mi viejo, están bendecidas- Edward lloraba de la risa, asintió y tomó una de las cintas, anudándosela a Bella en la muñeca.

Bella hizo lo propio con su marido, atándosela entre lágrimas, la costaba dejar de reír. Una vez que las tuvieron puestas, el hombre intervino.

-Bueno, pues ya estáis casados. Hala, cómele los morros a tu mujer- Le pegó un codazo, Edward tuvo que agarrarse a Emmet para no caerse al suelo.

Fue el beso más corto de la historia, ya que cada vez que intentaban juntar sus labios, las carcajadas de verse la cara partidos de la risa, se lo impedía. El hombre se mostraba ansioso.

-Aligera tronco, que tengo que casar a dos viejos antes de que la estire el menda- Emmet hincó las rodillas en la arena, completamente rendido, sin fuerzas para mantenerse en pie. Jasper apartó al hombre unos metros.

-¿Se puede saber de dónde ha salido Usted?- El hombre le miró flipado, sacó de sus bolsillos un porro y lo pasó por sus narices, aspirando a fondo el aroma.

-Sustituyo al viejo. Está enfermo- Jasper se quedó blanco. El hombre encendió el porro y el humo casi noquea a Jasper- ¿Quieres?- Se lo pasó.

-No gracias- Respondió molesto- ¿Tienes licencia?- El hombre dio una larga calada, aspirando y saboreando el aroma, le miró relajado.

-Esto es lo mejor de la vida- Le sonrió, mostrando una hilera de grandes y blancos dientes- Relaaajate. Tengo los papeles ¿de verdad que no quieres?- Jasper le miró con rabia

-Ya he dicho que no- El hombre sacudió lo hombros.

-Pues lo necesitas colega, te noto un poco tenso- Le echó el humo de nuevo. Jasper bufó y le dejó. Se volvió al grupo, dónde aún trataban de sofocar las risas.

-Entonces ¿ Están casados?- Esme preguntó aún entre risas.

-Para ser sincero, no lo se- La mujer paró las risas en seco. Se volvió hacia Emmet y Rose.

-Vosotros os casáis en una catedral, con vestido largo, smoking, ramo y todo lo demás. ¿Entendido?- Volvieron a reír.

-Vamos mamá, no fastidies. ¡Esta boda ha sido grandiosa!- Rose se le acercó.

-Pero la nuestra, no será así- La mirada que le dedicó no dejaba lugar a dudas. Emmet asintió derrotado.

El banquete transcurrió con normalidad, se encontraban en él todos los trabajadores del complejo. La noche era cálida, los atuendos sencillos, no hubo lujos, ni clases. Fue sencillo y ameno. A las dos de la madrugada, Emmet se acercó a los recién casados.

-Hora de consumar- Les tomó de ambas manos y les llevó hasta el muelle, dónde un pequeño Yate les esperaba anclado. Bella se volvió hacia su cuñado.

-Si pasa algo con los niños llamáis. Aaron pide leche a eso de las ocho de la mañana. Es un niño muy bueno, no suele llorar mucho. Luego a las doc…- Emmet la cortó.

-Tranquila Bella, ya nos ocupamos. Tú a disfrutar de éste- La guiñó un ojo señalando a Edward.

Ambos subieron por la pequeña escala. Edward puso en marcha el motor y se alejaron mar adentro.

Paró a unos tres kilómetros. Bella le observaba manejar la nave. Absorta en su cuerpo, su magnifico y esplendido cuerpo.

-Vaya, creo que te sigue gustando lo que ves- Se acercó a ella tras echar el ancla. La abrazó por la cintura.

-¿Acaso es posible lo contrario?- Preguntó con picardía.

-Bueno…- Se pegó a ella- Cabría esa posibilidad- Taladró las defensas de su esposa con su mirada.

-Sigues siendo un fanfarrón- Sonrió divertida.

-Sí, pero algo ha cambiado- Acarició sus labios con la lengua- Sólo, fanfarrón- Sus labios la envolvieron completamente. Bella le correspondió aumentando la intensidad.

-Espera- Susurró en su boca mientras tiraba de ella hacia el camarote. Bella le seguía sonriendo.

Una vez dentro, la guió de espaldas a la cama mientras devoraba su boca con cortos pero húmedos besos. La despojó de su sencilla túnica y quedó en una simple braguita. Acarició sus costados con ansia, deteniéndose en sus más que prestos y erectos pezones. La garganta de Bella no tardó en emitir pequeños gemidos.

Abandonó sus labios y capturó con los suyos uno de sus pezones, embutiéndolo con su boca, mezclando el aliento y su saliva en una composición exacta.

-Deliciosa- Sintió la caricia de sus labios al hablar. Sus dedos bajaron como autómatas hasta su entrepierna. La acariciaron sin tregua, Bella abrió sus piernas- Así hermosa- Se inclinó hasta ella, la giró suavemente quedando encarado con su trasero. Levantó una de sus piernas hasta que su pié tocó el colchón, y abriendo sus labios invadió su vagina con la lengua.

-Ahhhhh- Bella apretó sus pechos en cuanto sintió la lengua de su esposo enredarse en su sexo.

Notó como su pierna de apoyo flaqueaba.

-Túmbate- Ella obedeció, mientras se dejó hacer. Edward hizo que apoyase sus manos en el colchón, la elevó el trasero, haciendo que clavase sus rodillas y abriese sus piernas. Se metió entre ellas boca arriba- Ahora, muévete cariño- Bella obedeció.

Edward tomó sus caderas con las manos, mientras que Bella se volvía loca con la fricción de su sexo entre los labios de Edward. Pronto sus movimientos fueron salvajes, Edward endureció su lengua, llenando todo su sexo con esta. Le daba alguna que otra cachetada mientras ella aminoraba y aceleraba completamente a su gusto. Su marido, obediente, ejecutaba sus órdenes.

-Muérdelo- Pidió ella entre jadeos. Los dientes de Edward aprisionaron sus labios mayores, tirando de éstos, buscó su clítoris, lo envolvió entre ellos y Bella jadeó con fuerza, sus caderas volvieron a moverse frenéticas, y no aminoró hasta alcanzar el orgasmo en la boca de su marido.

Sin dejarla tregua alguna, la tumbó de espaldas y volvió a bucear entre sus piernas. El cuerpo de Bella no tardó en responder.

-Ahora, yo pondré el ritmo- Dijo antes de penetrarla con la lengua.

-Oh Dios…- Bella se arqueó fuertemente, agarrando sendos pezones con los dedos y retorciéndolos.

-Sigue así preciosa, me encanta verte- Edward lamía con absoluto deleite los pliegues de su sexo, no dejando centímetro alguno de la sedosa piel sin acariciar con su lengua.

-Dámela- Bella le miró a los ojos. Edward sonrió negando- Dámela- Insistió ella entre las profundas lamidas de su marido.

-Después- Volvió a sonreír antes de girar sus labios con rapidez en su clítoris.

-Ahhhhhhhhhhh síiiiiiiiiiiiiii- Bella tomó con fuerza el pelo de su marido, y tiró de él hasta subirlo a su altura- Ahora- Ordenó demandante. Edward la obsequió con su sonrisa más jodidamente sexual antes de incorporarse sobre ella, poniendo al alcance de su boca su más que presto y erecto miembro.

Edward notó la calidez de la lengua de su esposa justo cuando su boca volvía a acariciar su sexo, ambos lamían y mordisqueaban completamente abandonados al placer. Bella paseaba su lengua por sus testículos y la arrastraba hasta su ano, sabía que eso volvía loco a su marido.

Así era.

-Dioss Bellaaaaa- Hundió dos dedos en el sexo de su mujer al mismo tiempo que ella le imitaba. Sus caderas embestían al ritmo de las penetraciones de sus dedos. Jadeaban y gemían con dificultad. Edward empujó su cuerpo hasta que notó como su mujer le engullía lentamente, cambiando sus movimientos hasta penetrar su boca.

Cerró los ojos y separó la boca de su entrepierna, abandonado a sus sentidos, los dedos de su mujer hacían magia, y su boca maravillas. Le costó concentrarse en ella, sus dedos se movían y paraban , hasta que consiguió imprimirles un ritmo infernal. Bella succionó con fuerza cuando notó que su marido iba a explotar y sus dedos no le dieron tregua.

-Ohdios Ohdios Ohdios - Se derramó en su boca, embistió cuatro veces más y se acomodó a un lado de ella, haciendo que sus dedos la llevasen a la gloria por segunda vez.

-Sigue, sigue sigueeeeeeeee… Oh Diosssssssssss- Capturó todo el placer de su mujer de nuevo entre sus labios, aguantó las convulsiones de ésta hasta que su cuerpo quedó sumido en una placentera quietud.

No perdieron el contacto, sus labios tomaron sus bocas de manera frenética.

-¿Cómo no puedo cansarme de ti?- Su lengua se hundió con ansia en la boca de su mujer.

-Me pregunto lo mismo- Se sentía otra vez excitada, era superior a sus fuerzas.

Edward la tomó de la cintura y la sentó sobre él, su pene, otra vez duro, entró de golpe, en una certera estocada, llenando el interior de Bella. La penetró duro, con fuerza, rápidamente, la llevó al clímax en pocos minutos. Bella respiraba en su cuello.

-¿Cansada?- Bella sonrió.

-Veo que la abstinencia ha sido dura, Señor Cullen- Edward mordió sus labios en respuesta.

-Ven aquí- Se levantaron y la llevó hasta la cómoda. La puso frente a ella, apoyando sus manos mientras la abría las piernas.

Bella podía sentir la dureza de su pene paseándose por sus nalgas, entre ellas, masturbándose. Notó la fricción de su miembro deslizarse entre ellas, aprisionándolo, mientras los dientes de su marido se clavaban en su hombro y su lengua succionaba cuanto mordía.

-Ábrelas más, cariño- Sólo con ese tono de voz, le traería un pedazo de cielo si el se lo pidiera.

Notó que se separó unos instantes, y después sintió la frialdad de una crema en su trasero. Dio un respingo.

-Shisst… Tranquila- Volvió a morderla suavemente mientras notaba como uno de sus dedos la invadía.

-Mmmmmm- La gustaba, él lo sabía- Su dedo comenzó a retorcerse dentro, sus uñas se agarraban a la madera mientras sus caderas comenzaban a moverse.

Pronto, otro dedo se abrió camino, las sensaciones eran demasiado placenteras, Bella bajó su pecho y ofreció más su entrada. Edward sonrió satisfecho cuando comprobó la dilatación conseguida. No tardó en sustituir los dedos por su potente miembro, la embestida fue lenta, hasta el fondo, una vez que la sintió completa, tomó las caderas de su mujer con ambas manos y la embistió repetidas veces hasta acomodar su anchura.

-Duro- Pidió ella apretando los dientes. Edward lo hizo, empujó con fuerza, sin contemplaciones, haciendo que todos los frascos de la cómoda se tambaleasen hasta caerse. Los gritos de Bella le animaban a incrementar su ritmo.

-Me encanta oírte, joder… Me encanta- Sus dientes se clavaban sin orden alguno. Bella apretó sus ojos ante las oleadas de placer que la consumían.

Los golpetazos de su marido contra su cuerpo, resonaban mezclados con los gemidos de ambos, elevando más si cabe, el grado de excitación en el ambiente.

-Oh Dios Edward… Edward… Edwarddd- Su marido la levantó hasta pegar su pecho en la espalda de ella, metió dos dedos en su boca. Bella los lamió y chupó con deleite, y los bajó hasta su sexo, donde la frotó hasta que a ella le empezaron a dar espasmos.

Por momentos creyó que moriría. Sensaciones placenteras, pero desconocidas la hicieron doblar las piernas. Edward lo notó, así que aceleró hasta hacer el placer insoportable. Bella elevó los jadeos hasta el grito, incapaz de contener en su cuerpo tanta presión.

-Vamos cariño- Edward hablaba entre resuello, agotado, embotado- Vamos preciosa, déjate ir- Sus dedos giraban a una velocidad límite.

Bella se agarró a los brazos de su marido, incapaz de mantenerse por si misma, antes de sentir, como el nudo de su vientre comenzaba a deshacerse.

-Oh mi dios Oh mi diossssssss- Gritó al límite.

-Venga amor, hazlo para mí, hazlo mi vida- Edward gemía y susurraba roncamente en su oído, incapaz de soportar más sin dejarse llevar, hasta que notó como su miembro era estrangulado. Elevó la cabeza y sencillamente, se dejó ir a otro nivel.

- Se derramó por completo, su ritmo fue decayendo hasta que sus embestidas fueron lentas, demasiado lentas hasta parar por completo.

Apenas sin fuerzas para mantenerse por si mismo. Arrastró a su mujer hasta la cama, dónde agotados, se dejaron caer.

-Esto… esto ha… sido…- Bella estaba boca arriba, mirando el techo sin ver. Las chispas aún viajaban a sus anchas por sus ojos.

-Sí… ha sido…- Su exhausto marido, tendido bocabajo, apenas era capaz de coordinar dos palabras seguidas.

-Cuando… Cuando tenga fuerzas, te besaré- Bella cerró sus ojos.

-Ajá- Edward buscó su mano, una vez que entrelazó sus dedos con los de ella, dormitó plenamente satisfecho.

 

Capítulo 91: Cerrando Ciclo Capítulo 93: Epilogo

 


Capítulos

Capitulo 1: Introducción Parte 1 Capitulo 2: Introducción Parte 2 Capitulo 3: Introducción Parte 3 Capitulo 4: Aterrizando en la realidad Capitulo 5: Acostumbrándome al vacío Capitulo 6: Ya lo he visto.... He visto el mar Capitulo 7: Buceando en tus aguas Capitulo 8: Estupendo, está pillado Capitulo 9: Me lías, me lío? ¿Nos liamos? Capitulo 10: ¿Porqué no me siento culpable? Capitulo 11: ¿Es ella? Sí. Es ella Capitulo 12: Lo que me haces sentir Capitulo 13: Lo Siento Capitulo 14: Un "helado" interesante Capitulo 15: Un Imposible Capitulo 16: La Vista Capitulo 17: Agridulce Capitulo 18: Aclarando puntos Capitulo 19: Y ahora, ¿qué? Capitulo 20: Comenzando? Capitulo 21: No puedo más Capitulo 22: Interrogatorio Capitulo 23: Afianzando Capitulo 24: Ley de Murphy Capitulo 25: Maldita Zorra Capitulo 26: Despedidas Temporales Capitulo 27: De Nuevo Por Aquí Capitulo 28: Te Necesito Capitulo 29: La Perra y su Amo Capitulo 30: A esto se le llama caer bajo Capitulo 31: Haciendo Conjeturas Capitulo 32: 24 Horas Capitulo 33: Por fin estás aquí Capitulo 34: La Charla Capitulo 35: Escondido Capitulo 36: Hiel Capitulo 37: Rabia Capitulo 38: Primer Contacto Capitulo 39: Instrucciones Capitulo 40: Compromisos Ineludibles Capitulo 41: Reencuentros y Primeras Citas Capitulo 42: Coto Privado Capitulo 43: Cena de Navidad Capitulo 44: Cuentas Pendientes I Capitulo 45: Cuentas Pendientes II Capitulo 46: Comida infructuosa Capitulo 47: Chocolate Calientito Capitulo 48: Verdades como puños Capitulo 49: Actos y Consecuencias Capitulo 50: Confesiones a la luz de las velas Capitulo 51: Nada Capitulo 52: Canta para mí I Capitulo 53: Canta para mí II Capitulo 54: Estoy aquí Capitulo 55: ¿Maravilla? Capitulo 56: Amargo desayuno Capitulo 57: Haciendo balance Capitulo 58: Fiesta Capitulo 59: Año Nuevo, Vida... Capitulo 60: Otra vez no Capitulo 61: No puedes irte... Capitulo 62: El presente Capitulo 63: Deja vú Capitulo 64: Des... Esperanza Capitulo 65: Desesperación Capitulo 66: Día Uno oscuridad Capitulo 67: Recogiendo Tempestades Capitulo 68: Día dos, tormenta Capitulo 69: Bombones Capitulo 70: Asimilando Capitulo 71: Día 15, como en casa Capitulo 72: Día 30, carta al cielo. Capitulo 73: Siguiendo la pista Capitulo 74: Desnudando el alma. Capitulo 75: Día 57, señales Capitulo 76: Día 63, Luz Capitulo 77: ¿Qué hay de nuevo? Capitulo 78: Cuéntame Capitulo 79: Normalidad Aparente Capitulo 80: Face to Face Capitulo 81: SÍ Capitulo 82: Previa Capitulo 83: Para siempre Capitulo 84: Consumando Capitulo 85: Step by Step Capitulo 86: Separando Destinos Capitulo 87: Cosechando Capitulo 88: Sentencia Capitulo 89: Buenas Nuevas Capitulo 90: !Hola! Capitulo 91: Cerrando Ciclo Capitulo 92: Y Comieron Perdices Capitulo 93: Epilogo

 


 
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