-Estate quieto
-No
-Te voy a cortar- La cuchilla se movía peligrosamente por el mentón.
-Entonces, deja de hacerlo- Susurró juguetón.
-Eres imposible- Bufó.
-Pero te encanta- Sonrió pícaro.
-Sabes que sí- Intentaba concentrarse, pero cada vez era más difícil.
-Eres mala- Hizo un puchero.
-También te encanta- Se encogió de hombros.
-Sí- Contestó con un mohín.
-Ya queda poco. Relájate- Habló suspirando.
-Eso dijiste hace un rato- Sus manos seguían ociosas.
-¡Edward!- Chilló exasperada.
-¡Bella!- La imitó divertido.
-Me lo estás poniendo difícil- Le amenazó con la cuchilla.
-¡Bien!- Apretó el agarre en su trasero.
-Edward…- Suspiró.
-Hmmm- Musitó contra su cuello.
-¿Podrías dejarme terminar?- Preguntó con los ojos cerrados, perdida en un mar de sensaciones.
-Sólo con una condición- La miró juguetonamente- Después me dejas….- Paró guiñándola un ojo.
-Estamos en un hospital- Dijo con clara obviedad.
-Es de madrugada- Volvió a susurrar en su cuello.
-Sigue siendo un hospital. Por favor…- Gimió prácticamente rendida.
-Está bien- Edward volvió a recostarse en la cama con claro disgusto.
-Terminaré enseguida… Si te estás quieto. Claro- El sonrió. Se quedó inmóvil. Bella rodó los ojos.
-¿A qué hora vendrá Emmet?- Ella aclaró la cuchilla.
-A las diez- Pasó una toalla por el rostro de Edward- Listo- Le sonrió.
-Vale. Ven aquí- Extendió sus brazos y Bella se acomodó en la cama a su lado.
Sus labios se unieron con hambre. Ambos lucharon por delinearse sus bocas, luchando contra sus lenguas en el proceso. Las manos de Edward comenzaron a moverse, ávidas de redescubrir a su mujer. Bella se dejó hacer, con un ojo en la puerta. Estaban en el hospital…
-Mmmm Edward…- Gimió al sentir uno de sus pezones entre los dedos de su hombre.
-No puedo esperar a tener fuerzas…- Gimió contra su boca.
-Tranquilo…- Le besó.
-No puedo-Gruñó mordiéndola el labio inferior.
-Se pueden hacer otras cosas- Ronroneó. Edward la miró divertido- Ya sabes…- Bajó su mano hasta la entrepierna de Edward. Este dio un respingo.
-Dios Bella- Se echó hacia atrás. Preso de las sensaciones.
Bella metió la mano bajo el pijama de Edward. Comenzó a acariciar su caliente miembro, y éste, en respuesta, se irguió de manera gloriosa.
-Vaya, me ha reconocido- Rió en su oído.
-Mmmm… ¿Lo dudabas?- Apretó sus manos en sus pechos.
-Para nada- Afianzó su agarre y comenzó a masturbarlo. Le miró mientras él apretaba sus ojos y aflojaba las manos en torno a sus pechos. Dejó que disfrutase.
-Oh cariño… Mmmmm así- Bella sonrió y comenzó a extender la humedad por todo su miembro, deslizando sus húmedos dedos desde la cima, hasta la base.
Edward arqueó sus caderas. Intentó apoyarse en los pies. Estos, no le sujetaron. Algo hizo click.
-¿Qué pasa?- Bella apretó sus testículos. Edward miraba fijamente el techo. Inmutable. Bella siguió masturbándolo, pero su miembro ya no respondía.
Edward llevó una de sus manos hasta la de ella, sacándola del interior de su pijama.
-¿Qué…?- Preguntó confundida.
-Para- El no la miró. En su lugar, apretó los dientes y con esfuerzo y lentamente, se giró hasta darla la espalda.
-¿Edward?- Acarició su nuca. El pegó su cara a la almohada.
-Estoy cansado Bella. Durmamos- Ni si quiera se giró a mirarla. Eso dolió.
-Está bien. Buenas noches cariño. Te quiero- Se sentó en la cama supletoria. Confundida.
-Yo también te quiero- Suspiró.
Bella apagó la luz con miles de preguntas. Pero algo le decía, que no era el momento. Rendida, suspiró y se preparó para dormir.
-Vamos dormilón, es hora de levantarse. ¡El Sol espera!- Emmet entró en la habitación con su habitual "timidez"- Edward estaba serio.
-¿Qué pasa hermano?- Emmet reparó en su cara mientras colocaba la silla de ruedas al lado de la cama.
-Nada- Resopló hastiado mirando la silla de ruedas.
-Pues entonces vamos. Tienes que recuperar algo del moreno que has perdido. Y aquí, entre nos- Se acercó a su oído- El paliducho no te sienta nada bien- Le guiñó un ojo.
Edward no quería, pero al final rió. Con Emmet era imposible no hacerlo.
Mientras Emmet le sentaba en la silla, con mucho trabajo. Edward miró a la cama supletoria. Se le encogió el estómago al recordar cuando Bella se fue esa mañana.
Flashback
-¿Cariño?- Le llamó en su oído.
Edward la oyó, pero no abrió los ojos.
-Cielo…- Suspiró- Vamos Edward, ¿qué pasa?- Esperó una respuesta. Edward no dijo nada.
-Está bien, tú ganas. Volveré ésta noche- Besó su mejilla. Se quedó unos instantes esperando un gesto que no ocurrió.
Resignada, salió de la habitación. Edward la oyó sollozar, y se sintió un pedazo de mierda.
Fin Flashback
-¿Qué has desayunado?- Su hermano le sacó del trance.
-¿Eh?- Le miró confundido.
-Te preguntaba qué habías desayunado.
-Ah, eso. Café y tostadas- Respondió con voz neutra.
-Vale. ¿Me vas a decir que pasa?- Emmet empujaba la silla por los pasillos.
-Nada- Bajó la cabeza.
-A otro perro con ese hueso, Edward- Le recriminó su hermano.
-No quiero hablar de ello- Advirtió.
-Pues que mal. Hablar ayuda. El alma se libera, y el estómago se libra de úlceras. ¿Lo sabías?- Miró la nuca de su hermano.
-No quiero hablar de ello Em- Insistió cansinamente.
-De acuerdo. Pero si dentro de unos meses te tienen que ingresar para operarte de una úlcera. Recuérdame que me ría de ti, por idiota- Resopló molesto.
-Lo haré.
-Idiota.
-Gracias.
-¿Me lo agradeces?- Respondió incrédulo.
-Lo soy.
-¿Qué pasa con Bella?- Le daba igual. Conocía a su hermano, hablaría…
-Con ella nada- Suspiró. Emmet abrió una de las puertas y salieron a un enorme jardín. El Sol bañó sus pieles, lo agradecieron unos minutos en silenció.
-¿Qué pasa contigo entonces?- Paró junto a un banco. Se sentó en él. Edward le miró.
-Soy un inútil- Bajó la cabeza.
-¡Venga ya Ed!- Exclamó enfadado- Desde ya te digo, que si vas a ir por ese camino, te subo a la habitación y me largo.
Bien. Emmet estaba enfadado. Pensó.
-Me muero de deseo por ella. Joder Emmet, no puedo mover mis piernas. Yo…- Calló depresivo.
-¿Tú, qué?- Le espetó cabreado- ¿Te tengo que recordar que estás saliendo de un coma Edward? ¡UN COMA!- Edward le siseó mirando a todos lados.
-A nadie le importa joder. ¿Puedes controlarte?- Le respondió molesto.
-No. No me controlo hasta que dejes de decir gilipolleces- Bramó molesto.
-Me alegra que a ti la cosa te funcione bien- Siseó con rabia.
-¿No se te pone dura?- Edward le miró con rabia- Perdona, pensé que el problema eran tus piernas- Emmet añadió irónico.
-No quiero seguir hablando- Fue toda la respuesta de Edward.
-Oh, por mí perfecto- Emmet echó la cabeza hacia atrás. Disfrutando del Sol.
Los dos permanecieron callados por varios minutos. Edward no pudo más.
-Esto me agobia. Llevo quince días en rehabilitación. Mis piernas apenas reaccionan- Susurró.
-Te dijeron que no sería rápido- Emmet volvió a mirarle de nuevo- Y también te dijeron que sería seguro- Edward miró hacia otro lado.- ¿Cuál es el problema entonces?- Espero respuesta. Edward calló- ¿Esperar para tener sexo?- Su hermano ahora sí le miró.
-No es eso- Miró sus pies.
-¿Entonces?- Edward suspiró.
-El problema es cuanto hay que esperar. No sé si estoy preparado para una larga espera. No mentalmente. Y no hablo sólo de sexo- Musitó abatido. Emmet aspiró hondo.
-Bella no va a irse Jamás. Y más te vale que ella no sepa de tus absurdos miedos. Así que, deja de deprimirte y esfuérzate en pensar en positivo- Miró a su hermano-¿De acuerdo?- Apretó su hombro.
-Lo intentaré- Le brindó una triste sonrisa antes de volver su rostro al Sol.
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