-LA Menor Joel, LA Menor- Edward corregía una y otra vez uno de los movimientos de Joel al teclado.
-¡Y yo que sé!- se cruzó de brazos enfadado- La música es un rollo- Se enfurruñó.
-Tú querías aprender a tocar, y eso es lo que estás haciendo- Edward seguía derrochando una paciencia infinita.
-¡Pero si no toco!- Protestó airado.
-Por que primero tienes que tener alguna noción de solfeo- Trató de hacerle entender.
-Parecía más divertido- Suspiró frustrado. Edward relajó las manos y se le quedó mirando- ¿Quieres merendar?- Joel asintió.
-Sube a preguntarle a mamá si quiere comer algo cariño- Le dijo dirigiéndose a la cocina.
Estaba trasteando con el pan de molde, cuando oyó a Joel gritar.
-¡Papáaaaaaaaa!- Soltó el pan y salió todo lo desbocado que su leve cojera le permitía. Llegó a la habitación y se encontró a Joel blanco como la cal y a Bella mirando al vacío.
-¡Dios Mio Bella!- Gritó alarmado arrodillándose a su lado -¿Qué tienes cariño dime?- Bella le miró tranquila- ¡Dios, dime que te pasa!- Ella le puso una mano sobre la pierna.
-Edward- Habló tranquila- Respira- Aaron viene- Le sonrió haciendo una mueca de dolor.
-¡Diosssss!- Se levantó frenético- ¡Joel, calienta la mochila!- Su hijo le miró alucinado.
-Vamos Bella- La tomó de los brazos para levantarla- No olvides respirar- Bella quería reír, pero el dolor no la dejaba- Aspira, respira… Aaaasii muy bien- El sólo se animaba mientras dejaba a Bella apoyada en la cómoda.
-Joel, la maleta de mamá- Le miró ansioso, Joel entraba con su mochila en ese momento.
-Edward- El se giró, Bella le señaló la cama con la mirada. Sobre ella se encontraba la pequeña maleta que tenían preparada.
-Vamos vamos- Ordenó pasando el brazo por la cintura de Bella y saliendo de la habitación.
-Joel llama a tu padre- Otra vez el niño se le quedó mirando pasmado.
-¿Y para qué quieres que te llame?- Se le quedó mirando incrédulo.
-¡No me contradigas!- La chaqueta se le enganchó en el pomo de la puerta de entrada- ¡Joder!- El exabrupto salió imparable.
-¡No digas palabrotas!- Bella intervino entre jadeos- Olvida la chaqueta- Pero Edward había declarado la guerra a la prenda, así que Bella, se agarró de Joel y caminó hasta el coche.
Edward consiguió desengancharla y se volvió loco cuando no los vio.
-¡Bellaaaaaa Belllaaaaaaa!- Subía las escaleras gritando como loco, hasta que el sonido del claxon le hizo pararse en seco. Blasfemó en arameo mientras bajaba de nuevo las escaleras. Cerró de un portazo y entro en el coche.
-Ya podías avisar- Dijo irritado.
-Perdóneme Usted por estar de parto- Bufó ella.
-Vale, vale. Tranquilidad cariño. Respira… Respira- Intentaba mezclar la tranquilidad para su mujer con la velocidad del coche. Tarea imposible.
-¿Has llamado al abuelo?- Miró a Joel por el retrovisor.
-No me lo dijiste- Se encogió de hombros.
-Te lo dije dentro Joel- Negó enfadado.
-Estás loco papá- Edward prefirió ignorarlo.
Ding-Ding-Ding
-Abróchate el cinturón.
-No puedo joder
Ding-Ding-Ding
-¡Por Dios Edward, abróchatelo!
-Mierda- Bufó por lo bajo mientras intentaba pasarse el cinturón por encima del chaquetón- Me ahogo- Joel se partía de la risa en el asiento trasero, Edward llevaba el chaquetón arrugado y retorcido bajo el cinturón.
-Joel, para de reír y ayuda a tu padre- Bella respiraba agitadamente entre contracciones. Joel se acercó hasta el anclaje del cinturón, con tan mala suerte que lo soltó y la hebilla dio de lleno en la nariz de Edward.
-¡Ahhh Joder!- Bella estalló en carcajadas- A Edward se le saltaron las lágrimas- Duele, ¿sabes?- Dijo de mala leche a Bella, quien buscó entre lágrimas un pañuelo. La nariz de Edward empezaba a sangrar.
-Lo siento papá- Logró decir Joel reprimiendo la risa.
Llegaron a la entrada de Urgencias y Edward llamó a los sanitarios.
-¡Estamos de parto!- Se aproximaron corriendo con una silla de ruedas mientras él ayudaba a su mujer a bajar.
Entraron a paritorios y a Edward le hicieron esperar hasta que le llamaran. Buscó el móvil por todos los bolsillos, pero no lo encontró.
-Mierda, el móvil- Bramó. Se dirigía a un teléfono público cuando se dio cuenta de un detalle importante- ¡Mierda Joel!- Emprendió la carrera hasta la salida.
Joel le esperaba enfurruñado sujetando la maleta y apoyado en el coche.
-Me han dicho que molesta- Señaló al coche y se encogió de hombros. Edward entró y le dijo que esperase dentro. Aparcó cerca y volvió a la carrera.
-Joel, no habrás traído mi teléfono, ¿verdad?- Joel le miró con condescendencia. Negó y le pasó el suyo.
-Toma, anda- Edward le miró agradecido y avergonzado- Luego me lo recargas- Le miró con desconfianza.
-¿Ángela?, gracias a Dios. Sí, estamos de parto. ¿Podrías venir para estar con Joel?- El niño le miró enfadado.
-No necesito niñera- Se envalentonó, Edward le mandó callar con la mirada mientras tapaba el aparato con la mano.
-De acuerdo Ángela, muchas gracias- Miró a Joel- ¿Podrías estar callado?- El niño le sacó la lengua. Edward bufó- Algún día te la arranco- Joel entornó los ojos mientras le seguía por el pasillo.
Llegaron a la sala de espera, media hora después Ángela llegó. Joel seguía enfurruñado.
-¿Sr. Cullen?- Una enfermera le llamó, Edward se levantó de un salto- Es la hora, sígame.
-Llama a tío Emmet, el se encargará- Dijo a Joel, le besó en la cabeza y le sonrió- Nos vemos luego, se bueno con Ángela- El niño asintió.
-No te preocupes Edward, ya llamo yo a Rose- El la sonrió y le agradeció el estar ahí.
Se encamino hasta la sala de partos, y después de ponerse la bata, mascarilla y guantes le hicieron pasar junto con Bella, quien estaba preparada para dar a luz. Le impresionó verla sudando y contrayendo la cara en muecas de dolor.
-Bien Señores Cullen, vamos allá- La matrona se sentó entre las piernas de Bella-Cariño, cuando te de la señal empuja, ¿de acuerdo?- Bella la miró.
-S…Sí- Se encogió con otra contracción.
-Ahora ¡Empuja!- Bella contrajo el rostro, apretó la mano de Edward hasta que éste apretó los labios en un gesto de dolor. Se mordió la lengua.
-Bien cariño, vamos bien- Animó en un hilo de voz.
-¿Tú vas bien?- Le miró visiblemente cabreada, Edward la miró extrañado- Por que yo, ¡no!- El pobre tragó en seco.
-Venga Bella, ¡empuja!- Bella lo hizo, apretó a máximo los dientes- Ya casi está, tenemos la cabecita- Edward se estiró lo que pudo para verlo, absolutamente aterrado y emocionado al mismo tiempo.
-No puedooooo- Comenzó a llorar desesperada.
-Venga amor, ya casi está aquí- La animó y besó en la frente frenéticamente.
-Un ultimo empujón, ¡vamos Bella!- Apretó los dientes y sacando hasta el ultimo resquicio de sus fuerzas, apretó hasta que ya no pudo más. El llanto de su hijo quebró los sollozos de su madre.
-Oh Dios Mío- Musitó Edward al ver a su hijo. Una de las enfermeras le limpió y después de enrollarlo en una pequeña mantita, se lo pasó a su emocionado padre, mientras terminaban con los restos de la placenta de Bella.
Edward estaba absolutamente feliz, lloraba y reía al mismo tiempo. Besó la cabecita, las manitas, la carita.
-Mira Aaron, te presento a tu madre- Una lágrima cayó en el rostro de Bella cuando Edward se inclinó. Suavemente lo depositó en su pecho y se inclinó para besar a su mujer.
-Dios, es perfecto- Las lágrimas apenas dejaban ver ni hablar a Bella. Miró a su esposo, quien mostraba el embobamiento típico del padre recién estrenado.
-Te quiero- Destilaba amor por todos los poros de su cuerpo- Gracias cariño- La besó con dulzura, con amor.
-Bien- Una de las enfermeras se acercó- Lo llevamos a neonatos. Usted salga y espere fuera a que instalemos a su mujer.
Se despidieron con un largo beso y con lágrimas de absoluta felicidad. Al salir, Ben había llegado y esperaba junto con Ángela y Joel.
-¿Ya papá?- Joel se levantó en cuanto le vio acercarse- Edward sonreía de oreja a oreja-¿Dónde está?- Le preguntó desanimado al no ver a su hermanito.
-Pronto le verás- Se inclinó para besarle en la cabeza, Ángela y Ben se acercaron.
-Enhorabuena Edward- Ben le abrazó y Ángela depositó un beso en sus mejillas. Edward estaba pletórico.
-Ya vienen en camino- Edward asintió- Emmet se encargaría de avisar a Alice y Jasper- Edward tomó a Joel en brazos.
-¿Te apetece un chocolate mientras nos llaman?- Joel negó.
-¿Y si no oímos en la cafetería?- Edward lo pensó.
-Tienes razón, como siempre… - Sonrió y todos se sentaron hasta que les llamasen para poder ver a Bella y al nuevo miembro de la familia Cullen.
-Papá, estás raro- Edward le miró sin saber. Ángela se acercó a él.
-Dios Edward, ¿te has roto la nariz?…
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