Próxima Estación: El Paraíso

Autor: caro508
Género: + 18
Fecha Creación: 12/06/2011
Fecha Actualización: 12/06/2011
Finalizado: SI
Votos: 15
Comentarios: 72
Visitas: 163679
Capítulos: 93

Tras la violenta muerte de su marido, Bella trata de reconducir su vida junto a su hijo embarcandose rumbo a un paraje de ensueño, donde descubrirá no sólo el amor, sino su propia fuerza para hacer frente a las duras pruebas que tendrá que superar.


Hola aquí estoy con otra historia que no es mía, esta vez el turno le pertenece Sethaum,  yo solo la subo con su autorización, otro fic entre mis favoritas, espero les guste…

Los personajes pertenecen a Stephanie Meyer; los que no pertenecen a la saga son de cosecha propia de la autora.


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Capítulo 8: Estupendo, está pillado

No pude evitar que mi rostro mostrase una mueca de disgusto. Pero a fin de cuentas, lo esperaba ¿No?

La tipa en cuestión era mona, no como Rose, ni muchísimo menos, pero atractiva, lo que hizo que mi vieja inseguridad saliese a flote.

Edward me miró fijamente durante unos segundos, y caí en la cuenta, que tal vez mi mueca no le pasase desapercibida, en cualquier caso, sonrió de esa manera tan jodidamente sexy y tuve que bajar la cara al suelo ante mi más que vergonzante sonrojo. Fue Alice quien animó al grupo a continuar andando.

-Y bueno, ¿vamos chicos?- Dijo al ver que nadie se movía.

-La verdad Alice, es que creo que sería mejor que mi hijo y yo nos fuésemos a descansar, ha sido un día largo, y Joel tiene que dormir, es tarde- Sinceramente, me había desanimado con la aparición de esa chica, y no pude evitar enfadarme conmigo misma, al poner de excusa a mi hijo frente al verdadero motivo. Sencillamente, no me apetecía ver los más que probables arrumacos que Edward le dedicaría a su novia. Por que seguro, que eso eran, novios…

-No estaremos mucho Bella, yo también estoy cansada y me apetece tumbarme en la cama- Añadió Rose

-Lo siento, en otra ocasión chicos- Y dicho esto, me despedí con un hasta mañana y tomando la mano de mi hijo me dirigí a la cabaña. No podría asegurar, si lo que fugazmente vi mientras giraba en el rostro de Edward, fue ¿desencanto? ¿decepción? Demonios Bella,    ¡deja de soñar!

Llegamos a la cabaña, saqué el pijama de Joel, lo bañé, sequé y lo dejé cepillándose los dientes mientras le preparaba su cacao. Una vez se hubo metido en su cama, bajé y me preparé un Martini, dispuesta a tomármelo en la terraza.

Me acomodé en una de las tumbonas, y mirando fijamente al cielo asombrosamente estrellado, comencé a llorar. Me sentía agobiada, con una presión en el pecho, como si una roca gigante se hubiese acomodado en él. No podía creer en lo que me estaba metiendo. Había conocido a un hombre, que si bien superaba con mucho, los cánones de belleza masculinos, no era menos, el hecho de que además, fuese terriblemente amable, cercano.

Edward Cullen me había impactado de todas las maneras posibles. No había derecho. Tan sólo habían pasado unas horas, y sentía necesidad de él. No dejaba de negarme, de repetirme el hecho de que él no era, ni es, ni sería para mí. Y una punzada de dolor, corroboró el hecho innegable de los celos. ¡Por el amor de Dios! ¿Celos? Pero si lo acababa de conocer, si apenas tenía un par de datos de su vida. Ni si quiera sabía que le gustaba para desayunar… Un momento, ¿he dicho desayunar? Bueno, probablemente querría decir almorzar, sí, eso, almorzar… ¡Y un cuerno Bella! Estabas pensando en el desayuno de Edward, el desayuno después de la noche… ¡Arfff, basta!

Olvídalo, olvídate, el ya tiene quien le prepare el desayuno, o a quien preparárselo. Tú has venido a descansar, a vivir una experiencia, a compartir felicidad con tu hijo, y Edward Cullen, no forma parte de ella. Dejé la tumbona y entré en el interior de la cabaña.

Me perdí en ese mar esmeralda en cuanto cerré los ojos, la cama estaba fresca, invitaba a soñar, y yo lo hice…

Chris, perdóname

No eran las ocho, cuando Joel se tiró encima de mí, haciendo que casi cayese de la cama del susto.

-¡Buenos días mamá!, vamos levántate, tenemos que ir a desayunar. Hoy vamos a ver pescados ¿recuerdas? -

Joel tiraba de mí mientras yo me agarraba a la cama. La verdad es que había dormido como un bebé, y quería seguir un poco más. Pero el no estaba muy de acuerdo con mis planes…

-Jolines mamá, ¡que los pescados se irán!

-Joel, peces, se dice peces. Y no se irán, llevan miles de años en el mismo sitio. Tranquilo- Dije con los ojos aún pegados.

-Pero Edward dijo, que era mejor verlos por la mañana, que se les podía echar de comer. Vamos mamá, ¡vístete ya! -Fue decir Edward, y de repente mi cuerpo saltó sólo de la cama, como si una cuerda hubiese tirado de él.

-¿Y cuando te dijo a ti eso Edward?- Le interrogué curiosa

-Lo dijo ayer mamá, aquí, en la terraza. ¿No recuerdas?- me quedé mirándolo atontada, en realidad, no recordaba haberle escuchado eso. Nota mental Bella, dedícate a algo más que mirarle mover sus carnosos, sensuales y apetitosos labios con algo notoriamente más instructivo como escuchar lo que dice. -Si bueno, en realidad ahora sí que me acuerdo- mentí-. Pero no que quedásemos con él.

-Tonta mamá… Dijo que el por las mañanas solía ir, que le buscásemos si queríamos acompañarle. Pero si tardas tanto, llegaremos tarde- Lo dijo advirtiéndome que me moviese. Y lo hice. Me puse un bikini y un pareo acompañados de unas gafas de sol, y pasando antes por la cabaña de Alice y Rose, tras picar en la puerta y esperar unos minutos, fuimos al restaurante a desayunar. Joel prácticamente voló desayunando, y yo tuve que apretar el paso para poder salir en busca de Edward. Quedé con las chicas en la zona rocosa de la playa, para encontrarnos allí una vez que desayunasen.

Al llegar, lo vi.… Estaba sentado en una roca, descamisado y con el bañador mojado. Sostenía una caña de pescar en una roca, mientras el miraba fijamente al horizonte. No quise seguir mirando la tela pegada en su piel. Había que evitar estragos.

-Un penique por tus pensamientos- Dije. El se sobresaltó ligeramente, y al volver la cara volvió a mostrar esa jodida sonrisa. -¡Bella!- Dios, otra vez mi nombre… Este hombre me va a matar, si…

-¿Estás pescando pescados?- Preguntó Joel mientras se sentaba a su lado. A él, no le quedó más que sonreír, y comenzó a hablar con mi hijo.

-Así es, estoy pescando pescados- le dijo mientras le acariciaba el pelo

-Pero, tu me dijiste que les echabas de comer- Edward sonrió de nuevo y negó con la cabeza.

-A estos no Joel, a estos los pescamos. A quienes damos de comer es a los delfines- Le dijo guiñándole un ojo.

Y claro está, mi hijo abrió los ojos como platos- ¿¡Delfines!- Preguntó extasiado.

Edward le contó, como todos los días se acercaba al acuárium a darles de comer a los delfines, y a los tiburones. Ni qué decir tiene, que Joel le acribilló a preguntas al respecto. Había un acuárium en Kansas City, pero apenas había especies, y desde luego, nada de delfines o ballenas. Edward me indicó una escalera natural en piedra, que daba a una pequeña calita, a tan sólo unos 4 metros más abajo, me dijo que bajase a darme un baño mientras él se quedaba con Joel. Al principio me negué, no quería abusar, pero fue mi propio hijo quien prácticamente me lo ordenó.

-Baja mamá, los hombres nos quedamos pescando para la cena- A lo que Edward respondió con una sonora carcajada, claro, que no se habría arrancado de ese modo, si supiese que Joel aún no había terminado, por lo que me quedé esperando lo que sabía seguiría…

-Tranquila, yo le vigilo. No se moverá- Sentenció guiñándome un ojo. Ahora era yo quien soltaba las carcajadas, viendo como Edward perdía el bronceado por momentos, y quedándose blanco… Demonio de crío…Le oí blasfemar mientras bajaba hacia la cala riéndome.

Estuve unos cuarenta y cinco minutos disfrutando de la playa y del Sol. No pensando en nada, bueno, en nada que no fuese esa persona que acompañaba a mi hijo unos metros más arriba. De vez en cuando los miraba, sorprendí a Edward mirándome algunas veces, y agradecí el hecho de que no pudiese ver mis mejillas, pero lo que más me gustaba, era el hecho de verles a los dos. Por momentos fantaseaba con que las cosas fuesen a más, con… Ya estaba otra vez con mis tonterías. ¡Él está con otra! Maldita sea Bella, mira que eres estúpida…

Una oleada de enojo me cubrió por completo, así que recogí mi toalla, y ascendí de nuevo las escaleras. Al llegar, me dirigí a mi hijo obligándome a no mirar a Edward.

- Hora de irse Joel, Alice y Rose no han llegado, y nos estarán buscando- Probablemente lo dije demasiado seria, probablemente.

-Pero mamá, estamos pescando- Joel hizo un mohín, pero me mostré inflexible.

-Mañana seguirás… Si Edward quiere, claro- dije mirándolo.

-Por supuesto, vengo todos los días, por mi no hay problema- Me miraba extrañado por mi tono al hablar.

-Pues ya está, vámonos Joel. Hasta luego Edward- Y cogiendo a mi hijo de la mano, nos volvimos a encaminar a la cabaña.

-Hasta luego Bella…- me dio tiempo a oírle decir.

Joel caminaba enfurruñado a mi lado. Cualquiera que nos viese, pensaría que lo sacaba arrastras de algún lado, aunque francamente, eso era lo que estaba pasando… De vez en cuando, intentaba pararse para aminorar la marcha, pero mi estado en esos momentos, hacía puré cualquiera de sus intentos. Caminamos directos a la cabaña, y una vez entramos dentro, Joel se soltó de mala manera de mi, y encarándose me dijo:

- ¿Qué te pasa mamá, es que he hecho algo mal?- Yo solté la toalla de mala gana contra la cama, no me apetecía tener una discusión con mi hijo, básicamente porque no tenía razón alguna para estar así. O sí, la tenía, pero no me apetecía admitirla delante de mi hijo. -Dime, ¿Qué he hecho?- Me inquirió.

-Nada hijo, no has hecho nada, es sólo que… creo que me he quemado con el Sol y no me encuentro bien- Mentí a medias…

-Eres muy rara mamá, nadie se enfada por quemarse. Si te quemas te duele, no te enfadas- Dijo poniendo esa cara de suficiencia. -Llamaré a la tía Alice, ella te dará una medicina- Acto seguido, cogió mi móvil y llamó a Alice.

Llegó en pocos minutos acompañada de Rose, contuvo un grito al ver mi espalda. Yo no sabía hasta que punto me había quemado, pero debía ser mucho a tenor de sus rostros…

-Isabella Marie Swan, pero… ¿A quien demonios se le ocurre ir a la playa sin protector solar? Dios de mi vida. Casi eres albina por el amor de dios. ¿Cómo puedes ser tan irresponsable? Rose, avisa a Jasper, necesitamos un médico, Bella se ha quemado pero bien y además tiene fiebre- Dijo mientras ponía su mano en mi frente. Yo me estaba dejando ir, sentía mi cuerpo arder y necesitaba frío, quería una bañera llena de hielo. Oía hablar a Alice, pero no la entendía. Me estaba sumiendo en el sopor de la fiebre, y tan sólo fui capaz de notar como mi hijo me tomaba de la mano y me daba un beso.

Lo siguiente que recuerdo, es estar boca abajo, con la sensación de tener miles de aguijones en la espalda y el cuerpo bañado en sudor. Alice se acercó a mí, se arrodillo en el suelo y me preguntó:

-¿Cómo te sientes cuñadita? La preocupación teñía su voz.

-¿Q… Qué ha pasado Alice?, me escuece…- Y era cierto, la verdad es que me sentía como si estuviese a la parrilla. Recordé cuando me quemé un dedo cocinando unos años atrás, escocía de veras, pero eso no era nada, sentía ese escozor por todo el cuerpo.

-Se ha quemado Sra.. Swan. Ha estado expuesta a los rayos del Sol sin tomar ningún tipo de precaución, y teniendo en cuenta el pigmento de su piel y el tiempo que permaneció expuesta, como resultado, tiene Ud. quemaduras de 2º grado, por lo que le he aplicado unas compresas con pomada, y le he vendado la espalda. Deberá tomar un analgésico cada 4 horas, y un vaso de agua cada 15 minutos. Ya le he dejado instrucciones a su cuñada. Si se siente peor, no dude en avisarme- Dijo dirigiéndose a Alice, y esta asintió.- Bien, por ahora no hay nada más que hacer. Simplemente tómeselo con calma, y no olvide ingerir liquido, principalmente agua, y en unos 4 o 5 días, su espalda estará perfecta-

Y sin más salió de la cabaña acompañada de Edward… Era su novia, la enfermera era su novia, y para más ella fue quien me curó, y el contempló la estupidez de mis acciones. Estupendo Bella, estupendo… No pude evitar echarme a llorar, y Joel se apostó a mi lado acariciándome la cara.

- Mamá, ¿Te duele verdad?- preguntó con angustia en sus ojos.- Si cariño, a mamá le duele- Lo que no le confesé, es que a su madre, no sólo le dolía la espalda…

Me dio un besito, se recostó con cuidado de no rozarme, y tomando una de mis manos en las suyas me dijo: -Yo te cuidaré mamá, ahora soy el hombre de la casa-

Y Bella lloró. Lloró amargamente…

 

Como se imaginan a Edward en bañador!!! Seguro de muchas manera y nada inocentes jejeje, y bueno pasando a Bella pobre se quemo en su primer día de playa, pero que lindo Joel todo un hombrecito de la casa para cuidar a su mami.

En el próximo capitulo veremos como la pasa Bella con la quemadura.  

Dejen sus comentarios y votitos que serán bien recibidos. Saludos.

 

Capítulo 7: Buceando en tus aguas Capítulo 9: Me lías, me lío? ¿Nos liamos?

 


Capítulos

Capitulo 1: Introducción Parte 1 Capitulo 2: Introducción Parte 2 Capitulo 3: Introducción Parte 3 Capitulo 4: Aterrizando en la realidad Capitulo 5: Acostumbrándome al vacío Capitulo 6: Ya lo he visto.... He visto el mar Capitulo 7: Buceando en tus aguas Capitulo 8: Estupendo, está pillado Capitulo 9: Me lías, me lío? ¿Nos liamos? Capitulo 10: ¿Porqué no me siento culpable? Capitulo 11: ¿Es ella? Sí. Es ella Capitulo 12: Lo que me haces sentir Capitulo 13: Lo Siento Capitulo 14: Un "helado" interesante Capitulo 15: Un Imposible Capitulo 16: La Vista Capitulo 17: Agridulce Capitulo 18: Aclarando puntos Capitulo 19: Y ahora, ¿qué? Capitulo 20: Comenzando? Capitulo 21: No puedo más Capitulo 22: Interrogatorio Capitulo 23: Afianzando Capitulo 24: Ley de Murphy Capitulo 25: Maldita Zorra Capitulo 26: Despedidas Temporales Capitulo 27: De Nuevo Por Aquí Capitulo 28: Te Necesito Capitulo 29: La Perra y su Amo Capitulo 30: A esto se le llama caer bajo Capitulo 31: Haciendo Conjeturas Capitulo 32: 24 Horas Capitulo 33: Por fin estás aquí Capitulo 34: La Charla Capitulo 35: Escondido Capitulo 36: Hiel Capitulo 37: Rabia Capitulo 38: Primer Contacto Capitulo 39: Instrucciones Capitulo 40: Compromisos Ineludibles Capitulo 41: Reencuentros y Primeras Citas Capitulo 42: Coto Privado Capitulo 43: Cena de Navidad Capitulo 44: Cuentas Pendientes I Capitulo 45: Cuentas Pendientes II Capitulo 46: Comida infructuosa Capitulo 47: Chocolate Calientito Capitulo 48: Verdades como puños Capitulo 49: Actos y Consecuencias Capitulo 50: Confesiones a la luz de las velas Capitulo 51: Nada Capitulo 52: Canta para mí I Capitulo 53: Canta para mí II Capitulo 54: Estoy aquí Capitulo 55: ¿Maravilla? Capitulo 56: Amargo desayuno Capitulo 57: Haciendo balance Capitulo 58: Fiesta Capitulo 59: Año Nuevo, Vida... Capitulo 60: Otra vez no Capitulo 61: No puedes irte... Capitulo 62: El presente Capitulo 63: Deja vú Capitulo 64: Des... Esperanza Capitulo 65: Desesperación Capitulo 66: Día Uno oscuridad Capitulo 67: Recogiendo Tempestades Capitulo 68: Día dos, tormenta Capitulo 69: Bombones Capitulo 70: Asimilando Capitulo 71: Día 15, como en casa Capitulo 72: Día 30, carta al cielo. Capitulo 73: Siguiendo la pista Capitulo 74: Desnudando el alma. Capitulo 75: Día 57, señales Capitulo 76: Día 63, Luz Capitulo 77: ¿Qué hay de nuevo? Capitulo 78: Cuéntame Capitulo 79: Normalidad Aparente Capitulo 80: Face to Face Capitulo 81: SÍ Capitulo 82: Previa Capitulo 83: Para siempre Capitulo 84: Consumando Capitulo 85: Step by Step Capitulo 86: Separando Destinos Capitulo 87: Cosechando Capitulo 88: Sentencia Capitulo 89: Buenas Nuevas Capitulo 90: !Hola! Capitulo 91: Cerrando Ciclo Capitulo 92: Y Comieron Perdices Capitulo 93: Epilogo

 


 
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