Seguía paralizada mirando a Alice, tratando de digerir sus palabras. Había que irse… ¿Por qué, por qué, por qué? ¡Maldita Zorra! maldije mentalmente una y otra vez. Cuando sentí que los brazos de Edward me envolvían, le miré a sus ojos. Brillaban con miedo y confusión. No. El tampoco estaba preparado para separarse de mí.

-Mamá, ¿Vamos a irnos?- Joel tiraba del pantalón de su madre insistentemente.

Bella dirigió la mirada a su hijo, agachándose a su altura y reprimiendo las lágrimas.

-Si hijo, tenemos que volver a casa- No pudo evitar mirar a Edward. Este, tenía los puños apretados y miraba al suelo.

Se hizo el silencio. Emmet incorporó a Rose, sentándola sobre sus rodillas. Jasper estaba sentado en una de las sillas, y Alice miraba por el ventanal al Océano. No quería dejar esto, no ahora. Cerró sus ojos con fuerza reprimiendo sus lágrimas.

-Chicos, hay que hablar y tomar decisiones- Emmet se dirigió a todos posando su mirada brevemente en cada uno de ellos. -Bella, ¿Tienes idea de por dónde empezar?-

-Sí. Antes de nada, tengo que llamar a Ben, necesito detalles antes de tomar decisiones- Dijo mientras cogía a Joel de una mano y a Edward de otra y se dirigía a la puerta. -En cuanto sepa lo que hay, hablaremos, ¿de acuerdo?- Se dirigió a todos.

-De acuerdo- respondieron a su vez Rose y Emmet, Jasper y Alice se limitaron a asentir.

El breve trayecto fue en silencio. Ninguno habló. Joel estaba confundido. Hace pocos días no le habría importado irse, pero últimamente estaba disfrutando de verdad, lo único que no le gustaba era que Edward estaba mucho con su madre y se besaban, pero le encantaba cuando le llevaba a pescar pescados y a ver a los delfines.

Pero su relación con Jasper era increíble, tan estrecha que a veces el niño fantaseaba con el hecho de que él sí fuese su padre. No le había dicho nada a su madre, pero secretamente, le gustaría y mucho que así fuese. Por eso, no le importaba pasar el día con él, al contrario, le encantaba.

La mente de Edward se podría asemejar a una antigua locomotora de vapor. Sus pensamientos eran muchos pero no enlazaba ninguno, le exasperaba no pensar rápido, lo suficiente para encontrar un cabo que seguir. El dolor por la próxima partida de su mujer, viciaba cualquier resquicio coherente. Apretó inconscientemente la mano de Bella, en cuanto fue consciente de lo que dolería no sentirla a su lado.

Bella por el contrario, estaba sumida en un maremoto de pensamientos. Odiaba encontrarse descolocada, odiaba la sensación de estar a merced de terceros, odiaba a la zorra que una vez más, entraba en su vida para ponerla patas arriba. Pero sobre todo, odiaba lo que iba a pasar en breve. Iba a separarse de Edward, y no sabía como iba a ser capaz de soportarlo. Respondió al apretón de su hombre con otro más fuerte, queriendo fundir sus manos y que nada ni nadie las separase.

Llegaron a su cabaña, y Bella abrió por primera vez desde que llegó su portátil. Suspiró hondo y conectó la mensajería instantánea. Vio que Ángela estaba conectada, y apretó el botón de videoconferencia sin más.

-Hola Ángela- Dijo nada más establecerse el contacto.

-Hola Bella- Respondió esta dándole una tímida sonrisa. -Enseguida llamo a Ben- Dijo y salió del despacho, para aparecer instantes después acompañada de su marido, quien se sentó frente al portátil.

-Buenas tardes Bella- Saludó él.- Supongo que Rose te contó-Preguntó.

-Sí, así es. Pero quiero más detalles. ¿Qué es lo que ha pasado Ben?- Preguntó a su vez.

Ben suspiró, intentando ordenar lo que tenía que comunicar a Bella, Ángela se posicionó a su lado, tomando una carpeta y dejándola al lado de su marido.

-Bien, veamos- Ben aclaró su garganta antes de continuar. -Tanya llegó esta misma mañana acompañada de un tipo que nada más entrar, ya nos dio mala espina. Lo primero que dijo al entrar, es que ese tipo era su prometido- Hizo un gesto con los ojos de asombro, y Bella lo interrumpió

-¿Quién es ese tipo?-

-Se llama Paul Stevens, al parecer es un broker y dealer. Una pieza de cuidado en el mundillo de las finanzas. Como te decía, aparecieron de la mano. Ella soltó sin más, que su prometido, tendría el cien por cien de sus acciones, y que se estaba poniendo en contacto con los diferentes accionistas para superar el monto que la familia posee- Nuevamente, Bella lo interrumpió

-¿Con qué cometido?-

-Bella…- Suspiró de nuevo- Su cometido, y cito textual es desmantelar la empresa, y venderla, aunque no hace falta ser un genio para saber que lo que realmente quieren ambos, es eliminar la competencia que le supone a Brandon Denali. Tomar el control de las ventas del crudo, partiendo de la base, de que la empresa de tu suegro es la número uno del sector. Ya sabes, no lo consiguió cazando a Christian, y lo quiere hacer de éste modo.- Terminó negando con la cabeza apesadumbrado.

Bella bufó indignada, maldiciendo por lo bajo a la pérfida mujer. Pero inmediatamente recobró la postura.

-Ben, ¿Qué posibilidades hay de que eso suceda?-

-Aún no sabemos hasta que punto puede convencer a los pequeños accionistas. Contamos con que la mayor parte de ellos, apreciaban a Greg ya que entraron a formar parte prácticamente cuando la empresa se creó, y sus acciones están en su poder, o en el de sus hijos. Lo que ya no podemos asegurar, es que el resto tenga más apego por la empresa que interés por la oferta que Paul pueda hacerles- Hizo una mueca de desagrado.

-Hazme un monto del total de las acciones- Ordenó Bella

Ben tomó la carpeta que Ángela le pasó, y comenzó a desglosar los datos.

-Ok, Tu suegra Jackie posee el 45%, cantidad que pasará a ser repartida entre Alice y tu hijo en un futuro- Bella asintió - después está Blake, bueno… su hija Ariana, ella posee el 7%, el más inmediato es Arthur Rosenberg con el 4% al igual que Joshua Parker, y para terminar, un 10% repartido en tres sociedades privadas. En total, un 70% frente al 30% que los Denali poseen o poseían, claro- Terminó de relatar Ben.

Bella tomaba notas sin parar mientras asentía.

-Vale. Tendremos que empezar a movernos en esa área. Hablar y tantear hasta que punto esas acciones desean ser vendidas y a quién- Ben la interrumpió esta vez.

-¿A quién?- Preguntó extrañado.

-Si, Ben. Si esas personas desean vender su parte, hay que tratar de sopesar esas ofertas y en último caso subirlas. Bajo ningún concepto, esas acciones deben pasar al poder de ese tal Paul. Yo haré frente con las posesiones que Christian me dejó.- Dijo tajante.

-Bella… ¿has considerado la posibilidad del precio de esas acciones?- Preguntó Ben preocupado.

-Sí, claro que sí. Pero mi marido y mi suegro no trabajaron ni murieron para que su empresa desapareciese. Es el futuro de mi hijo, el de Alice, y el pasado de mi suegro y mi marido. Por no mencionar a Blake… el, también dejó su vida en esa empresa- Dijo antes de que un nudo le quebrase la voz.

-Bien- Le sonrió Ben- Haremos cuanto podamos Bella. Buscaremos ayuda si es necesario, pero esas acciones no cambiarán de manos si podemos evitarlo. Por supuesto, sobra decir que estamos dispuestos a colaborar económicamente- Le prometió el y Ángela asentía.

-Tranquilos. Pediré los créditos que sean necesarios, venderé las propiedades que hagan falta, lo que sea- Bella ya estaba contemplando varias posibilidades- No vais a tocar vuestro dinero. ¿De acuerdo?- Les preguntó ella seria.

-Bella, lo haremos gustosos, os debemos mucho y queremos hacerlo- Aseveró Ángela.

-No será necesario- Una voz grave y preciosa habló - Yo pondré ese dinero- Edward se inclinó y apareció por la pantalla donde Ben y Ángela se quedaron callados, aunque por diferentes motivos. Ben, por que no sabía quien era ese hombre que les estaba dando su apoyo financiero, ella, porque se quedó impresionada al ver aparecer a esa especie de Criatura perfecta.

-¡No!- Chilló Bella.- Edward, esto lo tengo que solucionar yo. ¿De acuerdo?-Le miró fijamente, sin dudar.

-Y lo solucionarás cariño, pero yo te ayudaré- Le dijo mientras besaba su mejilla y Ángela abría más los ojos.- Por cierto, me llamo Edward Cullen - Les dijo sonriente al boquiabierto matrimonio.

-En… encantado Edward, Ben Cheney- Dijo él - Ángela Weber- Respondió ella sonriendo tímidamente.- Y… ¿Quién es Edward Cullen?- Preguntó Ángela.

-Su novio- respondió el tajante mientras le sonreía a Bella y Ángela le imitaba.

Bella reaccionó cuando vio la sonrisa de su novio. Pensó que el no tendría porqué mezclarse en sus problemas, pero le llenó de seguridad el hecho de que él estuviese ahí, y mejor aún, pretendía estar en un futuro. Le besó en los labios, un casto y dulce beso y volvió a la pantalla.

-Bien chicos. Esto haremos. Volveremos en unos días, digamos unos… Ummm tres o cuatro. ¿Os parece bien?- Preguntó dirigiéndose más a Edward que al matrimonio.

-Nos parece perfecto. Nosotros mientras iremos preparando el terreno, para que cuando Rose y tu Lleguéis, tengamos trazada una línea de trabajo- Respondió sonriente Ben.

-De acuerdo. Chicos, muchas gracias. Estaremos en contacto. Llamad con lo que sea que pase, a cualquier hora. Nos vemos en Kansas- Bella les dedicó una sonrisa y cortó la conexión.

Cerró los ojos fuertemente. No le gustaba lo que se le venía encima. Iba a estar muy ocupada tratando de convencer a los accionistas de no vender, y si lo hacían, no a Paul Stevens. Pero por encima de todo, iba a estar sin su amor. No sabía que iba a pasar en un futuro, Edward le había prometido su ayuda, pero no la iba a aceptar. No aceptaría que Edward arriesgase el dinero que tanto esfuerzo y lágrimas le costó ganar. Aunque eso era secundario, cuando pensó en si su relación con él se resentiría estando separados por un tiempo que en ese momento, no se podía calcular.

Joel se había quedado dormido en uno de los sofás, y Bella se acercó a Edward abrazándose a él. La estrechó fuertemente entre sus brazos, y ella lloró. Lloró amargamente. Todos sus recuerdos entraron sin piedad en su mente. Recordó a su marido, recordó su vida pasada, recordó el dolor de su pérdida.

Debía volver a su pasado, y separarse del ser que amaba, con el miedo a perderlo impregnado en cada fibra de su ser. Había cambiado el miedo por el amor y la seguridad que Edward le daba. Le había costado amar y dejarse corresponder y ahora, todo eso amenazaba con sumergirla de nuevo entre las sombras de la soledad.

-Maldita seas Tanya Denali- Susurró con rabia aferrándose más a Edward.

-Tranquila mi vida. Estaremos juntos en esto. No voy a dejarte sola- Aseguró el besando su cabeza.

-Edward, las cosas se van a complicar. Yo… yo no puedo aceptar que tu… no puedo arrastrarte a…- El la interrumpió separándola y mirándola fijamente a los ojos.

-¿No me has oído?- Le preguntó seriamente. -No te voy a dejar sola Bella. Te quiero, estaré contigo- Prometió el tajantemente.

-Pero Edward, tu vida está aquí. Tu negocio, todo- Respondió ella mirándolo. -No puedes dejarlo, no lo permito- Y se separó de él caminando hacia la cama dónde se sentó abatida.

-Bella…- Se sentó a su lado abrazándola por la cintura.- Quizá no he sido lo suficientemente claro. Tú, eres quien me importa.- Le dijo levantando su cabeza por el mentón. -Voy a estar contigo. ¿Está claro?-

-¿Y que pasará con tu negocio?- Le preguntó

-Afortunadamente, va lo suficientemente bien para que yo me aleje por un tiempo. No te preocupes cariño. No habrá problema- Le aseguró sonriendo

Y la verdad es que iba bien, muy bien. Bella no era consciente del dinero que Edward y Jasper habían conseguido ganar con ese negocio, y era mucho, muchísimo. Ambos socios, podría decirse que eran asquerosamente ricos…

-Vamos a acostar a Joel y a llamar a los chicos para que vengan. Confía en mí. Todo irá bien.- Y la besó con ternura, con amor, con necesidad y desesperación. Nada, nunca, jamás, le separaría de Su Mujer. Nunca.