Joel dejó de visitar la capilla. Cansado y desilusionado, optó por no preguntar más al Padre Gabriel por su carta.
-Estas cosas llevan su tiempo- Le dijo el padre. Pero para él, ya había pasado demasiado.
Mes y medio después, le retiraron las escayolas de su cuerpo. Sus huesos habían soldado perfectamente. Bella ya pudo acariciarle completamente su cada vez más pálida piel.
Dos días después del séptimo cumpleaños de Joel, que por consenso se había aplazado hasta que Edward pudiese celebrarlo con ellos, Bella estaba afeitándole. Joel estaba subido encima de la cama, haciendo los deberes.
-Mama- Llamó sin levantar la vista.
-Dime cariño- Respondió concentrada con la cuchilla en el mentón de Edward.
-¿Qué es una viuda negra?- Bella se tensó.
-¿Por qué preguntas eso?- Aclaró la cuchilla y miró a su hijo, quien seguía con la vista en su cuaderno.
-Es que Susan, le dijo a Sarah, que la madre de Andrew, había dicho que era mejor que no conocieses a más hombres. Que eres una viuda negra- Lo dijo de seguido, completamente ajeno al significado de sus palabras.
Bella no pudo reprimir las lágrimas de rabia. Apretó la toalla con fuerza y se limpió las lágrimas con ella.
-Eso son tonterías. Una viuda negra…- Aspiró- Es una araña que tiene mucho veneno- La última palabra apenas la siseó, y la verdad la golpeó.
Le dolía levantar ese tipo de comentarios. No sabía hasta que punto era vulnerable, pero ese chisme, le acababa de golpear. Veneno… Veneno… Miró a Edward y apretó los puños con furia.
-¿Tú tienes veneno?- Bella no respondió- De todos modos, no me importa- Sacudió sus hombros con indiferencia.
-Voy a salir a por un café. ¿Te traigo chocolate?- Bella se volvió a su bolso para buscar el monedero.
-No mamá- Joel se incorporó, comenzó a recoger sus lápices. Uno se cayó al suelo, bajó de la cama y una de sus manos quedó cerca de la de Edward. Se paralizó mientras asía el lápiz con su otra mano. Lentamente subió, con los ojos como platos, muerto de miedo.
-Mama…
-Dime hijo- Bella estaba sacando las monedas para el café.
-Mama…
Se giró ante el tono de voz de su hijo. Miró al mismo lugar en que sus ojos se dirigían y las monedas resbalaron de su mano.
-Oh Dios mío- Musitó en un hálito de voz.
La mano de Joel, estaba bajo la de Edward, y ésta se movía apenas imperceptiblemente. Bella elevó la vista a sus ojos. Había un ligero movimiento, tanto que apenas se apreciaba, pero ahí estaba…
Edward estaba reaccionando.
Rápidamente, el holter alteró sus pitidos, elevando la frecuencia de éstos, y llenando de angustia y miedo a la vez la habitación.
No dio un solo paso presa de la tensión del momento. Rápidamente la puerta se abrió dejando paso a tres enfermeras y un médico.
-Salga fuera Sra. Swan- Ordenaron.
Bella estaba paralizada, y Joel impresionado, aún con su mano bajo la de Edward. Fue una de las enfermeras quien con cariño la retiró, acompañando al niño junto a su madre, y llevando a éstos fuera de la habitación.
El teléfono se le escurría de entre las manos, los nervios habían provocado que éstas se llenasen de sudor. Pulsó la tecla de re-llamada, en realidad, no sabía a quién estaba llamando, pero eso, era lo de menos.
Contestaron al otro lado de la línea.
-¡Carlisle!- Habló más alto de lo que había sido su intención, pero tampoco le importo- Edward- Respiró con ansiedad- ¡Ha reaccionado!- No escuchó lo que decía Carlisle al otro lado de la línea, sólo sabía que gritaba, y colgó.
Tampoco fue consciente de lo que había hecho. De todos modos, la cadena de información ya había comenzado.
Se abrazó el pecho, y caminó nerviosa. No reparó en su hijo, que estaba inmóvil en una de las sillas. Con la mirada perdida, los brazos cayendo inermes a sus costados. Aún impresionado…
Bella comenzó a llorar. Justo en ese momento fue consciente de lo que acababa de pasar. Lo estaba digiriendo, y a pesar de todo, a pesar de tantos días de oscuridad y sufrimiento, le costó.
-Mamá…
Se giró para mirar a su pequeño. Se abalanzó sobre él y lo estrechó con fuerza entre sus brazos.
-No se va a ir. No se va a ir- Repitió al oído de su hijo, quién devolvía el abrazo a su madre emocionado.
Vieron entrar a la carrera a más personal médico. Se quedaron en silencio mirando a la puerta, esperando poder recibir alguna noticia. Los latidos de sus corazones eran frenéticos. La ansiedad les podía. Bella tuvo que respirar hondo e intentar calmarse para lograr que su hijo lo hiciese.
Los minutos pasaron entre estados de ansiedad y tensión a partes iguales. Bella no pudo evitar levantarse en un momento dado y caminar. Oyó pasos precipitados por el pasillo, carreras.
-¡Bella!- Chilló Emmet. Junto a él todos los demás aparecieron jadeando, en sus rostros se veía el esfuerzo de una larga carrera.
-¿Qué es lo que ha pasado hija?- Esme la avasalló.
-Ha acariciado la mano a Joel y…- Respiraba ansiosa, llorosa, emocionada, ilusionada- Sus ojos, se movían- Esme se echó las manos a la cara.
-Oh Dios Mío- Lloró mientras sus rodillas se doblaban levemente
-Cariño- Carlisle la abrazó- Cariño- Incapaz de decir nada más, se limitó a abrazar a su esposa con los ojos anegados en lágrimas.
-Campeón, ¿cómo ha sido?- Emmet se agachó a la altura de Joel, y le preguntó entre ansioso y calmado.
-Se me cayeron los lápices, y entonces me agaché, pero dejé la mano en la cama y entonces sentí que Edward me tocaba- Comenzó a llorar y Emmet le espachurró.
-No llores campeón, no llores- El tampoco pudo evitar acompañarle.
-Juro que él me tocó, yo no lo hice, él me tocó. Es verdad- Confesó entre lágrimas.
-Te creo enano. Claro que sí- Dio un largo beso a su mejilla. La salida de algunas de las personas les hizo incorporarse.
Todos les miraron como si de esas bocas fuese a salir el empujón definitivo que sus vidas necesitaban.
El médico se adelantó y les miró.
-Le hemos hecho un escáner y diversas pruebas para comprobar su actividad cerebral- Todos escuchaban con absoluta atención y con un reverencial silencio- Y efectivamente, hemos descubierto que ésta se está dando- Esme se tapó la cara con las manos, visiblemente emocionada- Pequeña, de momento es pequeña- El médico no quiso que la ilusión se desbordase.
-¿Qué significa Doctor?- Carlisle preguntó nervioso.
-No lo sabemos. Aún no se puede saber que consecuencias tendrá. De momento, le iremos reduciendo la dosis de sedantes y veremos como evoluciona- Todos permanecían en silencio.
-¿Eso es bueno?- Emmet no quería más tecnicismos. Quería respuestas concretas.
El médico sonrió. No pudo evitarlo.
-Se puede decir que sí, claro. Es un pequeño avance, pero avance al fin y al cabo- Dicho esto, se despidió de ellos y salió de la sala de espera.
-¿Cuándo podremos verle?- Jasper le preguntó a una de las enfermeras que salían en ese momento de la habitación.
-En unos minutos, en cuanto acabemos. Les avisamos- Le sonrió y desapareció hacia el control.
Los minutos se tornaron en una hora, al fin pudieron entrar. Bella lo hizo de nuevo, de la mano de Joel, quien nada más entrar literalmente te tiró sobre Edward.
-Estamos aquí. ¿Nos oyes verdad?- Le miró intensamente- Me has tocado… Papá- Se puso más rojo que un tomate, pero le salió del alma- No tardes mucho en despertarte ¿vale? Mamá llora todo el tiempo, y abuela Esme, y Carlisle y Emmet- Le dijo el nombre de todos ellos reservándose para el final- Y yo también- Agachó su cabecita tímidamente- Bella le acarició el pelo.
-¿Cómo le has llamado?- Preguntó emocionada.
Joel agachó de nuevo la cabeza muerto de la vergüenza.
-Papá- Musitó. Ambos se miraron, y sonrieron con complicidad.
Y el holter se alteró de nuevo…
|