LOS HERMANOS MACMASEN (+18)

Autor: lololitas
Género: Aventura
Fecha Creación: 27/08/2013
Fecha Actualización: 17/11/2013
Finalizado: SI
Votos: 24
Comentarios: 390
Visitas: 103260
Capítulos: 57

"FANFIC TERMINADO"

 

Tres hermanos, tres guerreros, unidos no solo por sangre sino  por una fuerza más poderosa, por culpa de una malvada hechicera, Durante trescientos años, han permanecidos alejados del mundo, ocultando al vengativo dios que llevan prisionero en sus almas, pero muy pronto las cosas cambiaran, una épica guerra entre el bien y el mal se avecina, Edward, Emmett y Jasper deberán luchar no solo contra el mal que los ha asechado toda su vida, sino también contra el amor y la pasión que se encontraran en el camino

Todo el poder, la pasión y la magia de los legendarios guerreros de Escocia atados al juramento de luchar por la victoria en la batalla y en el amor.

 

 

adaptacion de los personajes de crepusculo con el libro "Serie Highlander la espada negra de Donna Grant"

 

 

 

 

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Capítulo 55: QUINCE

Broc dejó a Seth y a los gemelos que liberaran al resto de los prisioneros. Desde la primera vez que había oído aquel rugido en las profundidades, supo que seguramente habría un guerrero encadenado en la oscuridad. Nadie estaba autorizado para bajar por las escaleras que conducían a las profundidades de la tierra, pero Broc ya no se encontraba al servicio de Tanya y estaba dispuesto a asegurarse de que todos sus compañeros guerreros quedaran libres.

Atravesó el umbral de la puerta, bajó el primer escalón y se quedó mirando la enorme caverna que se anunciaba. Aunque para un mortal estaría demasiado oscuro como para ver nada, con el dios que llevaba dentro, Broc no tuvo ningún problema.

Le llevaría mucho tiempo bajar aquellas escaleras, así que abrió sus alas y se deslizó volando hasta el fondo.

Broc aterrizó y le sorprendió descubrir que, quienquiera que fuese el que había estado allí abajo preso, ya había sido liberado. Se alegró de que así fuera, aunque le hubiese gustado saber quién era el guerrero y por qué Tanya lo mantenía separado de todos los demás.

El sonido de la batalla retumbaba en las rocas. Broc abrió de nuevo las alas y subió volando hasta la entrada.

Se estaba librando una batalla épica y necesitarían su ayuda.

 

 

Jasper le mostró las garras a Tanya.

—¿De verdad creíste que me podrías engañar tan fácilmente?

—Habría funcionado —respondió ella con una tímida sonrisa—. ¿Quién te lo dijo?

—¿Acaso importa? —dijo Emmett—. Sabe lo que has hecho. Devuélvele a Alice.

Tanya echó atrás la cabeza y soltó una carcajada.

—¡Vaya, me temo que no va a ser posible!

Jasper siguió su dedo hacia donde ella señalaba y sintió que el corazón se le caía a los pies al ver a Alice.

—No... —susurró él.

—Nunca será tuya —dijo Tanya.

Edward lo cogió por el brazo.

—Jasper.

Pero Jasper no podía ayudar a sus hermanos en aquel momento, no cuando Alice estaba suspendida en el aire entre unas llamas azules, inmóvil. Sintió náuseas. Una vez más, no había podido ayudar a una mujer que le importaba. ¿Qué tipo de highlander o de guerrero era que se mostraba incapaz de salvar a sus mujeres?

—¡Jasper! —le gritó Emmett.

Jasper se volvió hacia sus hermanos con el alma partida en dos.

—Ya sabéis lo que tenéis que hacer.

Ambos asintieron con la cabeza a la par y el pequeño grupo se abalanzó sobre Tanya. Jasper se quedó un momento quieto y observó que Rosalie se hacía invisible y se quitaba la ropa. Vladimir lanzaba unas grandes bolas de fuego a cada wyrran que veía y el resto rodeaba a Tanya.

Jasper se acercó a Alice. Por mucho que quisiera ser él quien le arrebatara la vida a Tanya, Alice era más importante. Tocó las llamas azules y la punta de sus dedos se convirtió en hielo.

—Maldita sea —murmuró.

No sabía cómo sacaría a Alice de las llamas, pero no podría hacerlo solo.

Jasper se volvió hacia la batalla y vio que algo estaba tirando del pelo de Tanya por detrás de ella. Lo más probable es que fuera Rosalie. Tanya gritó cuando las garras de Rosalie le cortaron el pelo a la altura de la nuca. Un instante después, le había vuelto a crecer.

Emmett vitoreó a su esposa antes de desaparecer para aparecer al instante en otro punto de la habitación. Jasper parpadeó sin estar demasiado seguro de lo que había presenciado hasta que comprobó que Emmett lo hacía una y otra vez.

—Impresionante, ¿verdad? —dijo la voz de Rosalie a su espalda.

—Sí —dijo Jasper.

No perdió más tiempo con palabras. Cerró los ojos e invocó su poder. Venid a mí, llamó a todos los animales que había dentro de la montaña.

Al cabo de un instante, ratas, insectos y otros animales empezaron a chillar en la habitación. Jasper sonrió.

Atacad a Tanya, les ordenó.

Como uno solo, los animales se lanzaron sobre Tanya. Ella cesó el ataque a los guerreros y desvió su mortífero poder contra los animales.

Edward se apartó hacia las sombras y pululó alrededor de Tanya mientras Jacob, Riley y Alistair le desgarraban el cuerpo con sus garras. Emmett saltó de pronto frente a ella y le cortó el rostro y luego volvió a desaparecer antes de que ella pudiera utilizar su magia contra él.

Jasper miró hacia delante, dispuesto a unirse al grupo para derramar la sangre de Tanya, cuando se produjo un altercado en la puerta. Se dio la vuelta y se encontró con Seth, Ian y Duncan.

Tan pronto como vieron el ataque, se precipitaron a la lucha. Justo un momento después, Broc irrumpió en la habitación y se unió también a la batalla. Con tantos guerreros atacando a Tanya, Jasper pudo ver cómo ella se debilitaba. Solo era cuestión de tiempo que muriese.

Vladimir seguía matando a los wyrran que veía, lo que evitaba que Jasper tuviera que quitarse de encima a las viles criaturas. Jasper estaba a punto de unirse a sus hermanos cuando un gran rugido captó su atención. Se giró y vio a James abalanzándose hacia él.

—Estaba deseando que llegara este momento —dijo James.

Jasper sonrió ante la expectativa.

—Deja ya de hablar y empieza a luchar.

Esquivó un salvaje golpe de la mano de James, que iba destinado a su cabeza, e hizo brotar la primera sangre con un corte en el estómago del secuaz de la bruja.

James retrocedió y lanzó un bramido.

—¿Qué es lo que ella vio en ti?

—Más de lo que nunca vio en ti —dijo Jasper mofándose de él.

James estrelló su hombro contra el abdomen de Jasper, cortándole la respiración y empujándolo contra la pared. Jasper le dio un par de codazos al guerrero en la nuca antes de sentir que se separaba lo suficiente de él para poder propinarle un rodillazo en la cara.

Mientras James se retorcía por el golpe que acababa de recibir, sus garras le rasgaron el brazo a Jasper. Antes de que Jasper pudiera soltarle otra sacudida, James arremetió contra su hombro, clavándole los colmillos en la piel.

Jasper bramó y utilizó sus garras para desgarrar la piel de James por donde pudiera. La sangre empezó a deslizarse por el brazo de Jasper, pero no podía sentirla, no con una necesidad de matar tan grande metida en el cuerpo.

James se apartó, con la boca y los dientes cubiertos de sangre.

—Voy a disfrutar despedazándote, MacMasen. No eres lo suficientemente bueno para ser un guerrero y mucho menos para liderarnos a todos.

—No es culpa mía que Tanya no quisiera un hijo tuyo. ¿Acaso no eres un hombre completo, James?

Justo como Jasper había imaginado, James se enfureció sobremanera. Cada vez que atacaba era más imprudente y eso le dio a Jasper la ventaja que necesitaba mientras se acercaba cada vez más a las llamas negras en las que Tanya mantenía a la vidente.

A pesar de la ira de James, este pudo asestarle varios golpes a Jasper, de los que brotó más sangre. A Jasper le dolía todo el cuerpo a causa de los cortes que le cubrían de la cabeza a los pies, pero no estaba dispuesto a parar, no hasta que James hubiera muerto.

James le introdujo las garras a Jasper en el estómago, efectuó un giro y las deslizó hasta su costado, haciéndole una gran herida en la tripa. Jasper bajó la mirada y vio la herida. Sintió que su cuerpo se encogía hacia el costado y que el cansancio se apoderaba de él.

Jasper.

Parpadeó. Había oído la voz de Alice, no tenía la menor duda.

Puedes hacerlo, dijo Alice en su mente. Acaba con él.

Jasper sacudió la cabeza para despejarse y volvió a centrarse en James. Alice tenía razón. Podía matar a James.

Le sonrió al guerrero y dio un paso hacia él. James adoptó un aire despectivo e intentó volver a golpearlo.

—Ya he tenido bastante.

Con un impacto seco, Jasper empujó a James hacia las llamas negras.

El guerrero empezó a gritar y a clavarse las garras en el rostro y por todo el cuerpo mientras se retorcía. De un embate sacó de las llamas a la vidente, pero para James ya era demasiado tarde. Las llamas negras lo habían atrapado, dejándolo sumido en el mismo estado de sedación y calma en el que había quedado la vidente.

—Jasper —dijo Edward mientras lo cogía por los hombros—. Tenemos que regresar al castillo.

—No me marcharé de aquí sin Alice.

—Tanya está casi muerta, salgamos de aquí —le pidió Edward.

Jasper miró a su hermano.

—No pude proteger a Maria. No quiero ser también responsable de la muerte de Alice.

Se oyó un grito muy fuerte que amenazó con hacer explotar sus tímpanos. Jasper se tapó los oídos, se dio la vuelta y encontró a Tanya gritando y a Charon agarrándola por el cuello.

El guerrero cobrizo tenía una mirada mortífera y, por el modo en que se retorcía, no viviría mucho más.

Se oyó un crujido cuando Charon le rompió el cuello con una mano. Le arrancó la cabeza de un tirón, el resto cayó al suelo y luego lanzó su cabeza sobre el cuerpo sin vida. Después Vladimir le prendió fuego.

—Se terminó —dijo Edward.

Pero para Jasper no habría terminado hasta que Alice estuviera entre sus brazos.

Isla estaba en las sombras observando el triunfo de los MacMasen sobre Tanya, pero era en Lavena en la que centraba toda su atención. Había regresado para salvar a su hermana de una vida eterna como vidente de Tanya, pero al parecer alguien ya lo había hecho por ella.

No necesitaba acercarse a Lavena para comprobar su respiración, sabía que su hermana estaba muerta. Quería llorar la pérdida de su hermana, pero ya llevaba siglos haciéndolo. Por fin, Lavena descansaba en paz.

Lo que significaba que ya solo quedaba Grania.

Isla se dio la vuelta para ir a buscar a su sobrina. Tal y como ella había esperado, Grania se encontraba en su habitación. Cuando vio a Isla, Grania se levantó de su asiento y se dirigió hacia ella.

—¿Qué está sucediendo? —preguntó.

Isla se pasó la lengua por los labios, intentó coger la mano de Grania y hacer caso omiso del dolor que irradiaba todo su cuerpo. Su sobrina dio un paso atrás antes de que pudiera tocarla.

Aquel no era un buen comienzo, pero Isla estaba decidida a ser la tía que su sobrina hubiera deseado.

—Grania, tengo malas noticias —empezó a decir Isla.

—¿Es sobre Tanya? —preguntó la niña—. Dime que no tiene nada que ver con Tanya.

Isla dudó un momento.

—No, es sobre tu madre. Lo siento, pero ha muerto.

—No me importa Lavena. Tanya ha sido más madre para mí que ella.

—No sabes lo que dices.

—Sí que lo sé.

Isla supo en aquel mismo instante, al mirar a aquellos ojos azul pálido como los suyos propios, que había perdido a Grania para siempre.

—Por favor, Grania. El reinado de Tanya ha terminado. Se ha ido.

— ¡No! —gritó Grania y trató de salir corriendo de la habitación.

Isla la cogió por el brazo y atrajo a la niña hacia ella. No vio la daga en la mano de Grania hasta el último instante. Fue puro instinto de protección lo que hizo que Isla invocara su magia para hacer que se volviera la daga.

Grania gimió y cayó de rodillas, con los ojos llenos de dolor.

Isla se arrodilló al lado de su sobrina, mientras las lágrimas le cubrían el rostro.

—¡Oh, dioses! ¿Qué es lo que he hecho? —preguntó al descubrir la daga clavada en el pecho de Grania.

No había querido matarla, solo quitarle el arma.

—Tanya hará que sufras tu propia muerte un millar de veces por esto —susurró Grania. Cayó a un lado, con la sangre brotando por su boca y sus ojos sin vida mirando fijamente a Isla.

Isla no podía creer que Grania se hubiese marchado para siempre. Había empezado a odiar a la niña, sí, pero solo por el mal que Tanya le había inoculado a su sobrina. Isla tenía la esperanza de que una temporada lejos de Tanya haría que la niña recuperase su inocencia y su pureza. Pero era consciente de que aquello solo era un modo de engañarse a sí misma.

Le costó tres intentos conseguir ponerse en pie. Ya no le importaba nada. Tenía que salir de la montaña de Tanya lo antes posible y marcharse bien lejos de allí.

 

 

—¿Qué hacemos? —le preguntó Emmett a Jasper mientras permanecían en pie alrededor de las llamas.

A Jasper se le había ocurrido una idea cuando había visto a James empujar a la vidente fuera de las llamas.

—Tengo que sacar a Alice de las llamas, pero necesitaré que alguien me ayude para que me pueda sacar de las llamas a mí también. Una vez esté dentro ya no podré hacer nada.

Edward asintió con la cabeza.

—Yo te cogeré.

—Mejor que lo hagamos entre los dos —dijo Alistair.

Jasper trató de esconder su mueca de dolor al acercarse a Alice. Él estaba perdiendo mucha sangre y, pese a que era inmortal, con aquellas heridas tan graves le costaba un poco más recuperarse. Pronto necesitaría que lo auxiliaran, pero todavía no. No antes de sacar a Alice de las llamas.

—Que alguien se ponga al otro lado para cogerla —dijo Jasper.

Emmett se puso enfrente de Jasper.

—La cogeré y la llevaré con Sonya en cuanto la hayáis sacado de ahí.

Jasper se quedó mirando a su hermano a los ojos. No necesitaba decirle a Emmett lo importante que era Alice para él. Su hermano lo sabía.

—Espera —dijo Rosalie mientras entraba en la habitación. Se había vestido y ya no se mostraba en su forma de diosa.

Jasper pensó que había sido una buena idea. Cuanta menos gente supiera lo que era, mejor.

—¿Qué? —preguntó.

—La otra mujer. Ha muerto —dijo Rosalie—. ¿Estás seguro de que quieres sacar a Alice de las llamas?

—Estoy seguro —respondió Jasper—. Tanya hacía siglos que tenía a la vidente en las llamas. Es probable que ya llevara muerta algún tiempo y que Tanya mantuviera su cuerpo en vida para las visiones.

Seth soltó una maldición.

—¡Qué espanto!

Jasper no podía estar más de acuerdo. Se miró al dedo que había tocado las llamas. No había ningún color en la punta del dedo y estaba frío como si fuera el de un cadáver. No creía que pudiera sobrevivir a las llamas azules, aunque anhelaba estar con Alice y haría cualquier cosa para salvarla.

Con un gesto dirigido a Emmett, Jasper se internó en las llamas y estiró la mano lo suficiente para darle a Alice el empujón que necesitaba para sacarla de allí.

Súbitamente, el frío se apoderó de Jasper. Intentó respirar, pero no pudo; luchó contra el frío, pero este se apoderó de todo su cuerpo en cuestión de segundos.

Pensó en Alice y en que nunca más podría abrazarla. De pronto, recordó una conversación con su padre.

«Hijo», decía su padre, «es muy simple: cuando encuentres a una mujer que ocupe tus pensamientos cada hora de cada día y sueñes con ella y en un futuro juntos, eso es una señal. Cuando no puedas esperar a verla sonreír, a sentir sus brazos alrededor de tu cuerpo, a probar sus besos, entonces es que la amas. Cuando sepas que estarías dispuesto a dar tu vida, a pesar del dolor, para salvar la suya, entonces es que la amas».

El corazón de Jasper estuvo a punto de saltársele del pecho, pues reconoció que su padre había tenido razón en todo. Él amaba a Alice, la amaba de verdad como nunca hubiera podido imaginar amar a una mujer.

Deseó poder tener un futuro con ella que ya nunca podría ser, pero al menos sus hermanos cuidarían de su amada en el castillo. Allí, Alice seguiría trabajando en sus conjuros con Isabella.

El último pensamiento de Jasper, antes de que el frío se apoderara de él, fue para la dulce sonrisa de Alice y sus ojos color turquesa.

 

 

—¡Sacadlo de ahí! —gritó Emmett.

Mantenía el rígido cuerpo de Alice entre sus brazos, por lo que no podía hacer otra cosa que observar cómo Edward y Alistair luchaban por arrancar el cuerpo de Jasper de las llamas.

—¡Mierda, Jasper! —gritó Edward—. ¡Ni se te ocurra darte por vencido!

Los dos guerreros azul claro, que sin lugar a dudas eran gemelos, y el guerrero blanco se acercaron a Edward y a Alistair, y añadieron su fuerza para conseguir liberar el cuerpo de Jasper.

—Gracias a los dioses —dijo Rosalie mientras se limpiaba las lágrimas de las mejillas.

—¡Muévete! —dijo Emmett mientras se acercaba a Jasper. Tenía que llevarlos a los dos con Sonya. El color grisáceo de sus pieles y el hielo que colgaba de sus pestañas y sus cabellos no le dio a Emmett muchas esperanzas.

El guerrero blanco cogió a Jasper en brazos.

—Vas a necesitar ayuda.

Emmett miró a su esposa antes de agarrar al guerrero blanco y saltar con ellos al salón principal del castillo.

—¡Mierda! —dijo una voz de hombre cuando apareció Emmett.

—¡Trae a Sonya y a Isabella! —le gritó a Randall mientras él subía por las escaleras con Alice todavía en sus brazos.

El guerrero blanco subió tras él. Emmett pensó en poner a Jasper y a Alice en habitaciones diferentes, pero luego pensó que sería más fácil para Sonya si permanecían juntos. Sin pensarlo más, Emmett entró en la habitación de Jasper.

El guerrero lo adelantó y apartó las colchas de la cama para que Emmett pudiera acostar a Alice. Una vez la hubieron acostado, ayudó al guerrero a tumbar a Jasper.

—Soy Seth —dijo el guerrero—. Me alié con Jasper cuando estábamos en el Foso.

Emmett le hizo un gesto de asentimiento.

—Te lo agradezco.

Entonces, Sonya e Isabella entraron en la habitación. Sonya no dijo ni una palabra, se acercó directamente a la cama y examinó a la pareja. Se enderezó y miró a Emmett.

—Necesito conocer todos los detalles, especialmente si ha habido magia involucrada en todo esto.

—Ha habido magia. La magia de Tanya para ser más exactos.

Entonces Emmett empezó a contarle cuanto había pasado.

Sonya apretó los labios.

—Voy a precisar toda mi magia para intentar solucionarlo. Ojalá tuviera a otra druida.

—Alice es una druida —dijo Seth—. Y tiene la habilidad de curarse a sí misma. ¿Sirve eso de algo?

Sonya hizo un gesto lento de asentimiento con la cabeza.

—Puede. Si consigo que me oiga, es posible que logre que me ayude.

—¿Y Jasper? —preguntó Emmett.

—Haré lo que pueda —dijo Sonya.

Entonces Isabella dio un paso hacia delante.

—¿Dónde están los otros?

—Edward está a salvo —le aseguró Emmett—. Iré a por ellos en cuanto me asegure de que Sonya tiene todo lo que necesita para Jasper y Alice.

—Lo tengo todo —dijo Sonya, de espaldas a él, mientras levantaba la mano de Alice—. Trae a los demás.

Emmett miró a Seth.

—Hay otro guerrero aquí: Garrett. Búscalo y ponlo al día de todo lo sucedido. Ah, y si Randall todavía anda por aquí, también querrá saberlo.

—Ahora mismo lo hago —dijo Seth antes de darse la vuelta y salir de la habitación.

Emmett volvió a mirar el cuerpo inerte de su hermano antes de saltar de nuevo a la montaña de Cairn Toul para trasladar al resto a casa.

 

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HAY HAY HAY, !!!!QUE HORRORRRRRRRR!!!!, TANYA Y JAMES PASARON A MEJOR VIDA JAJAJA Y NUNCA ME HABIA ALEGRADO TANTO, PROBRE JASPER Y ALICE, DIOSSSSSSSS ESPEREMOS QUE SONYA E ISABELLA HAGAN ALGO, QUE ANGUSTIA, POR LO MENOS TANYA YA NO HARA DE LAS SUYAS.

 

LAS VEO MAÑANA CHICAS, SOLO QUEDA 1 CAPITULO Y EL EPILOGO, Y MAÑANA PUBLICARE AMBOS ¿LES PARECE BIEN?

 

 

Capítulo 54: CATORCE Capítulo 56: DIECISEIS

 
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