LOS HERMANOS MACMASEN (+18)

Autor: lololitas
Género: Aventura
Fecha Creación: 27/08/2013
Fecha Actualización: 17/11/2013
Finalizado: SI
Votos: 24
Comentarios: 390
Visitas: 103269
Capítulos: 57

"FANFIC TERMINADO"

 

Tres hermanos, tres guerreros, unidos no solo por sangre sino  por una fuerza más poderosa, por culpa de una malvada hechicera, Durante trescientos años, han permanecidos alejados del mundo, ocultando al vengativo dios que llevan prisionero en sus almas, pero muy pronto las cosas cambiaran, una épica guerra entre el bien y el mal se avecina, Edward, Emmett y Jasper deberán luchar no solo contra el mal que los ha asechado toda su vida, sino también contra el amor y la pasión que se encontraran en el camino

Todo el poder, la pasión y la magia de los legendarios guerreros de Escocia atados al juramento de luchar por la victoria en la batalla y en el amor.

 

 

adaptacion de los personajes de crepusculo con el libro "Serie Highlander la espada negra de Donna Grant"

 

 

 

 

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Capítulo 40: EPILOGO (FIN SEGUNDA PARTE)

Rosalie soltó un suspiro nervioso y deslizó sus dedos por el torques que ahora llevaba alrededor del cuello. Le gustaba sentir su peso sobre su piel, como si tuviera que haber estado allí desde hacía ya mucho tiempo. En el patio del castillo estaban todos los guerreros y las druidas que ella ahora llamaba familia.

—¿Estás segura? —Le preguntó Emmett.

Rosalie arqueó una ceja.

—Si vuelves a preguntármelo, te juro que te patearé el culo.

Él sonrió, pero ella pudo notar la preocupación en sus oscuros ojos verdes.

—No voy a hacer nada insensato, Emmett. Acabamos de casarnos. Ahora, deja que haga lo que tengo que hacer para encontrar a Jasper.

Emmett se pasó una mano por los cabellos y cerró levemente los ojos.

—Espero estar haciendo lo correcto. Nunca podría perdonármelo si alguien cae preso o herido.

—Nuestras heridas cicatrizarán —aseguró Edward—. Ahora, vayámonos antes de que Isabella aparezca con una buena razón para venir con nosotros.

Rosalie miró a su nueva cuñada, que estaba en pie en las escaleras del castillo al lado de Sonya. Isabella tenía los ojos oscurecidos por el temor y las manos en las caderas. Rosalie no podía imaginarse que la dejaran atrás, así que entendía perfectamente los sentimientos de Isabella.

Al lado de Isabella estaba Randall. Todavía no podía creer lo que Alistair les había dicho a ella y a Emmett la noche anterior. Ni siquiera ver el nombre de los Hale en el Pergamino la ayudó.

Ella había pensado erróneamente que era el guerrero de los Hale, pero al parecer, la diosa venía de la familia de su madre. Tuvo que ver el nombre de soltera de su madre y el nombre de los Hale en la lista para poder creérselo.

Fue sugerencia de Emmett guardar el secreto por el momento, especialmente ante Randall. Alistair estuvo de acuerdo de inmediato, pero Rosalie no podía evitar preocuparse por Randall; temía que Tanya lo capturara para convertirlo en un guerrero.

—Vamos, Emmett —le dijo a su esposo—. Traigamos a Jasper a casa.

—Sí —corearon los otros guerreros.

Emmett entrecerró los ojos y miró en la distancia hacia donde estaba la montaña de Tanya.

—Aguanta, Jasper. Estamos de camino.

Randall estaba de pie en los escalones del castillo y observó marchar al pequeño grupo. El brazo le dolía constantemente y no importaba la magia que utilizaran Sonya e Isabella, no servía de nada. Se había dado cuenta, tras despertarse en la cueva, de que tenía el brazo inútil.

Le había prometido a Rosalie que esperaría a que regresara antes de partir hacia las tierras de los Hale, pero no era cierto. Nunca regresaría a su clan porque nunca lo aceptarían. No ahora que solo era medio hombre.

Randall le hizo un gesto con la cabeza a Garret, que se había quedado atrás para proteger a las druidas. Por lo menos conocía a Garret.

A Randall le gustaban los otros guerreros, pero él no pertenecía a aquel sitio. No era ni un guerrero ni un druida. No era más que un mortal que no servía para nada en la guerra que estaba por llegar.

Sin embargo, Emmett le había ofrecido un hogar en el castillo de los MacMasen. Randall no se lo esperaba, pero aquello reforzó su opinión de que Emmett era el hombre apropiado para su prima.

Se cogió el hombro con la mano sana e intentó calmar el dolor. No es que fuera totalmente inútil. Había aprendido a blandir la espada con ambos brazos y era tan bueno con la derecha como con la izquierda.

La inteligente mirada ámbar de Sonya estaba posada sobre él. Suponía que ella sabía que él mentía sobre el dolor. La druida no había dicho nada, probablemente para no herir su orgullo, pero no le gustaba que se hubiera levantado de la cama aquella mañana.

Soltó un bufido al darse la vuelta para entrar en el castillo. Las cicatrices que ahora mostraba en el rostro, el cuello, los brazos y el pecho bastaban para herir el orgullo de cualquier hombre. Si además se añadía la pérdida del brazo, aquello podía destruir a cualquiera.

—Hay cosas que puedo darte para calmar el dolor —dijo Sonya—. También podría ayudarte algo más de magia. Todavía te estás curando, Randall. Solo han pasado unos días desde que te trajeron aquí.

Él se detuvo y se giró hacia ella, su ira luchaba por salir a la superficie.

—Sabes tan bien como yo que he perdido el brazo. Admítelo. Ni siquiera tu magia podría sanarlo.

—No voy a admitir tal cosa. No sabremos el alcance de tus heridas hasta que el hueso esté completamente soldado. Con mi magia eso podría tardar solo unos días. Lo mejor que puedes hacer es mantener el brazo quieto. Rosalie ya ha pasado por suficientes cosas. No te hagas daño sintiendo pena de ti mismo, porque eso solo le hará más daño a ella.

Randall soltó un suspiro y asintió con la cabeza. Sus palabras eran ciertas, aunque él quisiera causarse dolor a sí mismo por no haber sido lo suficientemente fuerte para enfrentarse a los guerreros que lo habían atacado.

—No necesito tus hierbas, druida. Podré yo solo con el dolor.

Sonya lo observó subir lentamente las escaleras hacia su nueva habitación. Estaba preocupada por aquel hombre de las Highlands, pero no había nada que ella pudiera hacer por él. Su magia era poderosa, pero no podía curarlo todo. Lo que le había pasado en el brazo era mucho más grave de lo que le había dicho a los demás. Era mucho más que una simple fractura.

Los guerreros de Tanya le habían aplastado los huesos de la mano y el brazo. Era por eso por lo que tenía un dolor constante mientras los huesos seguían soldándose. Por mucho que odiara reconocerlo, las posibilidades de que él pudiera recuperar el uso del brazo por completo eran pocas, por mucha magia que ella utilizara.

Ella sabía que había un futuro para él en el castillo de los MacMasen, pero hasta qué punto, no podía verlo. Era una de las pocas veces que deseó que su hermana pequeña, Anice, estuviera cerca de ella para poder ver el futuro.

Pero puede que fuera mejor así.

Sonya respiró profundamente y regresó a su habitación para preparar la poción que evitaría que Isabella y Rosalie se quedaran embarazadas. Todos dudaban de que existiera alguna posibilidad de que una druida tuviera un hijo de un guerrero, pero Sonya sabía que era posible. De todas formas, ahora no era el momento de que ninguna de las dos concibiera un hijo.

 

 

Jasper abrió los ojos, no en la oscuridad de su prisión, sino en una habitación llena de luz proveniente de diversas velas. Supo de inmediato dónde se encontraba, en la habitación de Tanya.

Se sentó lentamente, molesto al ver que estaba desnudo bajo aquella fina sábana de lino. Cuando vio su ropa colgada sobre una silla, saltó de la cama y se puso rápidamente los pantalones, la túnica y las botas.

Tras echar un rápido vistazo a su cuerpo, se dio cuenta de que todas sus heridas habían cicatrizado por completo. No tenía ni idea de cuánto tiempo había estado en la cama de Tanya o lo que ella había hecho con él mientras tanto, pero quería salir de allí, de inmediato.

—Por fin te has despertado.

Dio un salto al oír aquella voz que tanto odiaba. Jasper se dio la vuelta y se encontró con Tanya en la puerta. Apenas podía soportar mirarla mientras ella se recostaba contra el marco de la puerta en lo que pretendía ser una pose para seducirle.

—¿Qué me has hecho? —le preguntó.

Ella arqueó las cejas.

—¿Hacer? Bueno, he curado tus heridas. Después, evidentemente, he castigado a los guerreros por golpearte como lo hicieron.

—¿No es eso lo que querías?

Ella se apartó de la puerta y anduvo hacia la cama. Se recostó en ella y tocó la almohada donde había estado la cabeza de Jasper.

—Quiero que seas mío, Jasper. Siempre lo has sabido. Pensé que podría hacer que te derrumbaras. Cuando te capturé, tu dios tenía casi el control sobre ti.

—Casi.

Ella se encogió de hombros.

—Haré lo que tenga que hacer para asegurarme de que seas mío. Tengo grandes planes para nosotros, Jasper.

—¿Y qué pasa si yo no quiero formar parte de ellos?

—¡Oh, querrás!

Él cerró las manos en un puño y luchó por mantener su ira bajo control. No le haría ningún bien perder el control en ese momento.

—Antes prefiero morir.

De pronto, el pelo de Tanya cobró vida, envolvió el cuello de Jasper y empezó a estrangularlo. Jasper quería clavar sus garras en aquellos mechones, pero se quedó quieto, con la mirada fija en la de Tanya.

Cómo odiaba mirarla, hablar con ella. La envoltura de su cuerpo puede que fuera hermosa, pero su alma estaba tan empapada de maldad que le provocaba náuseas.

—Te ofrezco más poder del que nunca hayas podido imaginar.

—Quédatelo —rechazó Jasper—. No estoy interesado.

Su cabello se cerró con más fuerza sobre la garganta del guerrero.

—Pensé que enseñándote cómo podrían ser las cosas estando a mi lado, podría hacerte cambiar de idea, pero ya veo que estaba equivocada. Puede que una temporada en el foso sea lo que necesites.

Jasper sonrió de oreja a oreja. Ya no había nada de lo que ella hiciera que pudiera asustarle. Ni siquiera enviarle al foso, del que, según él sabía, pocos salían con vida. Ya estaba en el infierno, ya estaba muerto por lo que a él respectaba.

—Ya puedes emplearte a fondo, asquerosa bruja.

 

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SE TERMINO ESTA PARTE :( PEROOOOOOOO SIGUE, SIGUE, SIGUE, AAAAAAAAA COMIENZA LA BATALLA, LA PARTE EMOCIONTE, MAS APARTE ROMANTICA, LES CONFENSARE QUE DE LAS TRES PARTES ESTA ME HA ENCANTADO, ASI QUE ESPERO LES GUSTE.

 

GRACIAS GUAPAS, LAS VEO MAÑANA CON TRES CAPITULOS. BESITOS

Capítulo 39: DIECISEIS Capítulo 41: UNO "EL HECHIZO OLVIDADO"

 
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