-Sí. Y tienes que decirme que sí, porque si no Dios puede lanzarme un rayo a la cabeza.
-¿Y me pides que me case contigo para evitarlo? -preguntó ella.
-Bella, te estoy pidiendo que te cases conmigo porque no tengo ni idea de cómo voy a soportar vivir sin ti. -Edward se inclinó y la besó con cuidado-. Te amo.
En un jaleo de codos y sábanas, Bella logró abrazarlo.
-Yo también te amo. Te amo muchísimo.
Se basaron con ternura durante largo rato hasta que un sonriente enfermero entró para comprobar las constantes de Bella. Edward salió de la cama de un salto y esperó mientras a ella le tomaban el pulso y comprobaban si tenía fiebre.
-Sólo hay una cosa, cariño.
-¿Qué?
-Vas a tener que llamar tú a tu madre.Rose me ha dicho que tengo que mantenerme tan lejos de ella como me sea posible.
La risa de felicidad de Bella se escuchó hasta en el mostrador de enfermería.
Seis meses después
Bella se miró en el espejo del baño. Aunque había parecido imposible, el vestido de dama de honor le sentaba bien. El color rosa le iba fenomenal con la palidez de su piel y el tono oscuro del pelo, y el escote bajo le realzaba el pecho. Por supuesto, tampoco molestaba lo de que hubiera perdido unos nueve kilos en seis meses. A lo mejor debería plantearse escribir un libro sobre cómo adelgazar mediante una estrategia basada en disfrutar de sesiones diarias de sexo fantástico.
Habían sido unos meses maravillosos. Había testificado ante el jurado de acusación que debía decidir si presentaba cargos de secuestro contra Vulturi y la habían escogido como testigo principal para el juicio cuando se celebrara.
Aunque había asistido a un par de sesiones de terapia después de todo lo ocurrido, se había recuperado antes de lo que nadie esperaba. Edward a había cuidado como si fuera una gallina con su polluelo y la ternura de sus atenciones habían sido de gran ayuda para que se repusiera.
La puerta del baño se abrió y entró Nessie barriendo el suelo con la cola de su vestido de novia que llevaba por delante de ella.
-¡Ah! Estás aquí -exclamó al entrar-, mamá está buscándote.
-Genial, ¿y qué quiere ahora?
-No se lo he preguntado -su hermana sonrió-. Estaba demasiado emocionada ante la idea de que no estuviera centrada en mí en ese momento. Uno de los efectos secundarios de casarme es que está siendo encantadora conmigo, para variar.
-¡Qué suerte tienes! -suspiró Bella -. Supongo que tendré que ir a ver qué quiere.
Se inclinó hacia el espejo y, después de sujetarse uno de los rizos, cogió su bolso y se volvió para marcharse.
-Espera,Bella -pidió Ness mientras detenía a su hermana con la mano en alto.
Ella miró a su hermana pequeña.
-¿Qué pasa?
-Nunca hemos hablado de lo de Jake y yo. Quiero decir que he querido hacerlo, pero tú nunca querías... -dudó un momento, claramente incómoda-. No planeé enamorarme de él, pero...
-Pero lo hiciste, y juntos hacen una pareja estupenda. -Bella abrazó a Ness-. Jake te quiere a ti, no a mí. Y no pasa nada.
-Y tú quieres a Edward, ¿no? -Nessie preguntó ansiosa mientras se apartaba para mirar a su hermana a los ojos.
Bella asintió.
-Y él me quiere a mí. Así que todo ha salido como tenía que salir.
-Gracias, hermanita. Es el mejor regalo de boda que podrías hacerme -a Ness se le llenaron los ojos de lágrimas-. Me alegro tanto por ti.
-Y yo por ti -Bella sonrió-. camina, vamos a buscar a mamá para que disfrute de su dosis mínima diaria de dar la lata.
Agarradas del brazo, las dos hermanas salieron del baño y regresaron al salón de baile, donde la celebración de la boda estaba en su mejor momento. No habían caminado mucho cuando Renee -impresionante en un vestido de corte imperio y color azul claro- las detuvo.
-Aquí estan. Todo el mundo está buscándote, la fotógrafa está esperando.
-Pues entonces mejor me voy a buscar a mi marido -dijo Nessie resplandeciente de orgullo al pronunciar aquella palabra-. Ahora las veo -le dio unos golpecitos a Bella en el brazo y desapareció para cruzar la pista de baile.
Renne se dirigió entonces a su hija mayor.
-Bella, no sé por qué te ha dado por llevar el pelo recogido con todos esos rizos colgando. Eres ya mayor para ir con ese peinado.
Bella le dedicó a su madre una sonrisa.
-A mí me gusta, y a Edward también.
-Y eso es otra cosa -Renne entrecerró los ojos-. ¿Cuándo pensáis casaros? Alguien que se dedica al trabajo social como tú no debería vivir en pecado con un hombre. ¿No puedes hacer que te lo pida? -se encogió de hombros-. Aunque no sé por qué iba a hacerlo. Ya tiene la leche, así que para qué quedarse con la vaca -dejó de mirar a Bella , dirigió la mirada por encima del hombro izquierdo de ésta y frunció el ceño.
Bella empezó a perder la sonrisa. Antes de que pudiera pronunciar palabra, notó dos manos cálidas que la cogían de los brazos.
-Hola, cielo -era Edward.
Bella se volvió, aliviada, para mirarlo de soslayo.
-Mamá estaba preguntándome que cuándo nos casamos.
-¡Ah! -le acarició la oreja izquierda-. Ya le he pedido a Bella que se case conmigo, y me ha dicho que sí.
Bella se volvió para mirar a su madre de frente.
-No quería robarle a Nessie la primicia. Edward y yo pensamos casarnos pronto. En cuanto decidamos la fecha, te la haremos saber -su voz sonaba tranquila y natural.
-Bueno, yo creo que... -Renne empezó a hablar y Edward la interrumpió.
-Con todos mis respetos, Renne, no importa lo que usted crea. Lo importante es lo que piense Bella. Vamos, estoy listo para empezar con el bufet. ¿Vamos, cielo?
-Vamos -respondió Bella mientras le acariciaba la mejilla-. Luego te vemos, mamá.
Cogidos de la mano, se alejaron de la madre de Bella , que se quedó mirándolos atónita.
-Gracias -murmuró Bella -, estaba a punto de perder los nervios justo cuando has aparecido.
-No, no ibas a hacerlo -la confortó-. Acuérdate de que ella es una arpía de mediana edad y tú, una joven preciosa. No hace falta que te enfrentes a ella. Ya la ganas.
Bella se detuvo en medio de la sala y se volvió para mirar a Edward.
-¿Te he dicho ya hoy que te quiero?
-Sí -sonrió Edward-, pero aún no has hecho nada para demostrármelo.
-¿Y en qué estabas pensando? -preguntó Bella con una sonrisa.
Edward se inclinó para susurrarle al oído:
-Mientras estabas en el baño, he estado estudiando este lugar. Hay una escalera que lleva a las habitaciones de invitados. ¿Te apetece uno rápido?
Bella se quedó mirándolo.
-¡Estás de broma! -No -Edward negó con la cabeza-. He estado repasando. Lo hemos hecho en un coche, en un avión, en el despacho de mi jefe, en tu despacho y en el jardín de casa de tu madre, pero en una escalera todavía no.
se acerca el final, espero les este gustando
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