Enamorandose de un desconocido (bad girl)

Autor: GBCullen
Género: + 18
Fecha Creación: 29/07/2013
Fecha Actualización: 20/08/2013
Finalizado: SI
Votos: 15
Comentarios: 13
Visitas: 91346
Capítulos: 61

La tímida asistente social Isabella Swam sólo tenía un vicio: al oscurecer, espiaba a sus vecinos durante sus momentos más desinhibidos. Noche tras noche, detrás de cada ventana, en cada dormitorio anónimo, Bella encontraba material para sus fantasías más salvajes. No hacía daño a nadie. Era solo un juego. Nadie se iba a enterar. Hasta que una noche sonó el teléfono...

-«Has sido una niña mala.»

Él se hace llamar Justice, y también tiene una afición: observar como Bella observa a los demás. Tiene fotos que lo demuestran. Ahora le toca jugar a él.

La historia no es mia, pero me gusto asi que decidi adaptarla con los personajes de stephenie meyer, espero les guste la historia :) , dejen sus comentarios.

Esta novela es una adaptacion de el Libro Bad Girl, la autora del es Maya Reynolds

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 26: ¿Problemas?

A Bella le entró la risa y buscó el pene que se mantenía firme entre sus cuerpos. Empezó a bombearlo arriba y abajo, retirando el prepucio una y otra vez. El miembro reaccionó de inmediato aumentando de tamaño y endureciéndose. Edward cerró los ojos y ladeó la cabeza. Su respiración se tornó sonora.

-¡Oh, nena!, ¡eso me gusta!

Mientras continuaba masajeándole el miembro, se inclinó para mordisquearle el hombro desnudo. Le recorrió todo el pecho, lamiéndolo y jugueteando con la lengua, disfrutando de su piel limpia y tersa.

Edward, a su vez, empezó a tocarle los pechos y a estimularle los pezones. Bella gimió en
cuanto él apretó las puntas, ya sensibles, con los dedos índice y pulgar de ambas manos. Luego fue empujándola ligeramente hasta que las pantorrillas chocaron contra la cama.

-¿Es una indirecta? -bromeó ella.

-Puedo decírtelo claramente, encanto: quiero que te tumbes boca arriba para que pueda meterte la polla hasta el fondo.

Bella se quedó sin respiración. Permitió que Edward la ayudara a recostarse e n la cama, donde se colocó enseguida para hacerle sitio. Él se quedó tumbado sobre ella durante un rato, mientras se frotaba contra la fina seda del camisón. Luego se apoyó en los codos de modo que quedaba algo de espacio entre ambos.

Bella se acercó para darle un beso en los labios.

-Hola.

-Hola -respondió él antes de besarla con mayor intensidad, juntando sus lenguas.

Esta vez, no había ya las ganas y la premura de su primer encuentro. Por acuerdo tácito, ambos respetaron un ritmo lento y fluido. Al poco tiempo, el camisón estaba ya en el suelo. Edward acarició a Bella por todas partes mientras le iba preguntando si le gustaba lo que le hacía. Le
pasó la lengua por la mandíbula, la muñeca y detrás de las rodillas. Al llegar a la derecha, Bella casi se cae de la cama: nunca se había percatado de que allí se escondía una zona erógena. O en el hueco de detrás de la oreja. O en su ombligo. Le sorprendió que él pudiera saber cosas de su
cuerpo que ella misma desconocía. Nunca había tenido un amante que estuviera tan atento a sus necesidades. Hacía que se sintiera como un tesoro deseado. Pronto se descubrió a sí misma correspondiéndolo, tratando de aumentar al máximo el placer que le proporcionaba.

Aunque se acercaban al clímax una y otra vez, acababan frenándose para prolongar el juego en lugar de terminarlo.

Cuando Bella dijo por fin «ahora», ambos estaban ya temblorosos, al borde del delirio y de la extenuación. Edward recolocó sus caderas y aumentó el ritmo, de modo que los dos se precipitaron sin remedio hacia el orgasmo.

El sexo y el vientre de Bella parecieron expandirse; tuvo la sensación de que se transformaban en una enorme bola incandescente. El fuego le recorrió la columna vertebral hasta alcanzarle el cerebro e incendiar todas sus conexiones nerviosas. Acto seguido, sintió el fogonazo de las luces que estallaban antes de que se hiciera el silencio. Pasó de estar en la cima a caer en un
profundo sueño sin percibir siquiera el tránsito entre un estado y otro.

Edward, por su parte, permaneció consciente el tiempo justo que necesitó para moverse y situarse a un lado de Bella , en lugar de encima de ella, y alargar el brazo para apagar la luz de la mesilla antes de abrazar a su amante por la cintura y colocar la cabeza en la cálida curva que se formaba entre su cuello y su hombro.


Bella se despertó con dos ideas muy claras: una, tenía la pierna derecha enroscada en una peluda pierna de hombre, y dos, tenía unas ganas tremendas de ir al baño.

Levantó los párpados y se descubró anclada a los ojos de Edward. Verlo le trajo a la memoria la noche anterior y la alegría la invadió de inmediato.

-Buenos días -saludó en un murmullo.

-Buenos días -respondió él-. Ahora que te has despertado, me voy al baño.

-¿Has estado esperándome para levantarte? -Bella esbozó una sonrisa-. Vaya, lo siento.

-No lo sientas -contestó con un gesto-. Me gusta verte dormir y no quería molestarte -la besó en la frente antes de deshacer el nudo de sus piernas y se incorporó-, a pesar de lo cual, ya que me lo permites, necesito ir a cambiar el agua al canario.

Bella ignoró la presión de su propia vejiga para poder disfrutar de la visión de Edward mientras cruzaba la habitación completamente desnudo. Tenía uno de los mejores culos que había visto en su vida. Cuando él cerró la puerta del baño tras su excelente trasero, Bella miró la hora -las nueve y media- y saltó de la cama para atender , ella también, a la llamada de la naturaleza.

El aseo de la entrada no estaba tan ordenado como solía. El albornoz, el vestido negro y las toallas que Edward había empleado para secarse la noche anterior seguían esparcidos por el suelo, de modo que se vio obligada a sortearlos para acceder al váter. En cualquier caso, el susto que se había dado al encontrar aquel desorden no fue nada en comparación con la sorpresa que se llevó al observar su reflejo en el espejo. Atónita, descubrió a una mujer desnuda y sexy que la miraba desde el otro lado, con el cabello despeinado, los labios hinchados, varios chupetones en el cuello y en el pecho, y, más importante aún, con una magnífica expresión de satisfacción y de felicidad.

Por primera vez en dos años se sintió una mujer hermosa.

Oyó a Edward moverse por la casa y se apresuró para terminar. Después de lavarse las manos y la cara, se puso el albornoz y salió para ver dónde estaba su amante. Lo encontró en la cocina preparando el café. Se había puesto los vaqueros, aunque seguía descalzo y con el torso desnudo.

-Oye, guapísima, dime qué tienes de comer.

-Puedo preparar algo de fruta fresca y unas tostadas -se ofreció.

-Estupendo. Sólo quiero calmar el apetito, si quieres luego podemos salir a comer de verdad -propuso mientras sacaba dos tazas del armario.

Bella casi suspiró de lo contenta que estaba.

¡Edward se quedaba! Abrió la nevera en busca de las uvas, las naranjas y las manzanas, con la esperanza de que no se hubieran estropeado.

Mientras las troceaba sonó el teléfono. Fue a cogerlo, pero se detuvo, dudosa, cuando ya tenía la mano sobre el auricular.

-¿Qué pasa? -quiso saber él.

-A lo mejor es mi madre. Creo que voy a dejar que salte el contestador.

Después del cuarto tono y de su mensaje se oyó una voz de mujer:

-Bella , soy Angela, del bar.

Cogió el teléfono enseguida.

-Hola, Angela, ¿qué hay?

-Hola. Mira, me ha dicho Ben que te llame. Yo le he dicho que no fuera tonto, pero ha insistido en que te lo contara... -la voz se fue apagando.

-¿Que me contaras qué? -Bella se colocó el teléfono en el hombro para seguir troceando la manzana.

-La otra noche estuvo aquí ese señor mayor tan rico y preguntó por ti. Seguramente lo viste tú también, te cruzaste con él al salir del bar.

A Bella se le cayó el cuchillo al suelo. Edward, que estaba poniendo la mesa, la miró.

-¿Qué pasa?

-¿Y qué le has contado? -la voz de Bella se convirtió en un susurro y el miedo le contrajo la garganta. Edward se acercó a ella con el ceño fruncido.

Capítulo 25: Primera noche juntos Capítulo 27: un beso de desayuno

 


Capítulos

Capitulo 1: Fantasias Capitulo 2: Algo inesperado Capitulo 3: Algo inesperado Part. II Capitulo 4: Justice Capitulo 5: HOT CALL Capitulo 6: El Comienzo Capitulo 7: Pasado Capitulo 8: Museo Capitulo 9: Museo Part. II Capitulo 10: Luces, Camara... ACCION Capitulo 11: 2 Round Capitulo 12: Deseos Capitulo 13: "Cita" Capitulo 14: Jerry's Capitulo 15: encuentros Capitulo 16: Edward... Capitulo 17: ¿ Quien eres? Capitulo 18: Juntos Capitulo 19: Juntos Part. II Capitulo 20: Eres perfecta Capitulo 21: nuevas sensaciones Capitulo 22: Empezando... Capitulo 23: Recuerdos Capitulo 24: conociendonos Capitulo 25: Primera noche juntos Capitulo 26: ¿Problemas? Capitulo 27: un beso de desayuno Capitulo 28: Eres lo que esperaba Capitulo 29: tus fantasias Capitulo 30: tus fantasias part. II Capitulo 31: un regalo mas Capitulo 32: Dejate llevar Capitulo 33: Jardin botanico Capitulo 34: Disfrutando del paisaje Capitulo 35: ¿Flores? Capitulo 36: M.V Capitulo 37: Nervios Capitulo 38: Terraza Capitulo 39: Alguien quiere hablar contigo... Capitulo 40: Calle Hatcher Capitulo 41: Oak Cliff Capitulo 42: ¿Que ocurrio? Capitulo 43: Comisaria Capitulo 44: te prometo... Capitulo 45: ¿Que hago? Capitulo 46: Te encontrare Capitulo 47: ¿Donde estarás? Capitulo 48: ¿Donde estarás? Part.II Capitulo 49: Capitulo 50: Ecuentrame Capitulo 51: Miedo Capitulo 52: secuestrada Capitulo 53: Esperame Capitulo 54: ¿Salida? Capitulo 55: sin salida Capitulo 56: Dejame recuperarla Capitulo 57: Por fin Capitulo 58: te encontre Capitulo 59: Propuesta? Capitulo 60: Escaleras Capitulo 61: Final

 


 
14445088 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios