Escuchó asombrado la historia del lanzamiento de la cortina por la ventana y del escondite en el bajo suelo.
-¡Eres increíble! -felicitó.
La doctora que examinó a Bella insistió en que Edward abandonara la habitación durante el reconocimiento y él esperó con impaciencia a que acabaran. Cuando la doctora abrió la cortina para dejarlo entrar de nuevo, él le preguntó:
-¿Cómo está?
-Va a estar adolorida un par de días y luego le parecerá un arcoiris que durará bastante más tiempo, pero está bien -la doctora sonrió y le dio unas palmaditas en el hombro-. No deja de repetir que usted la ha salvado. Es usted su héroe.
Edward no pudo evitar que se le llenaran los ojos de lágrimas.
-No soy ningún héroe. Es ella quien merece todo el reconocimiento. -Se aclaró la garganta- ¿Cuándo puedo llevármela a casa?
-¿De vuelta a Dallas? Hoy no. Aún tiene la espalda y las nalgas mal. No quiero que monte en coche todavía. Deje que pase aquí la noche y podrá llevársela mañana al mediodía -Edward asintió-. Le he dado algo para aliviarle el dolor, de modo que puede que esté un poco ida el resto del día.
-Está bien, doctora. Gracias por su ayuda.
Estaba ya anocheciendo cuando trasladaron a Bella a planta. Para entonces, los analgésicos ya la habían sumido en un profundo sueño.
Uno de los ayudantes del sheriff le entregó el bolso de Bella a Edward, que sacó la tarjeta del seguro médico y efectuó el registro correspondiente en el hospital.
Después se sentó junto a su cama y empezó a hacer llamadas. Se puso en contacto con Rosalie para contarle lo que había ocurrido. Le explicó que aunque la policía haría todo lo posible por proteger la privacidad de Bella , la historia aparecería en primera plana de todos los periódicos.
Al tratarse de una agresión sexual, los medios de comunicación no revelarían los nombres de Bella y de Rose . Sin embargo, eso no los frenaría a la hora de tratar de entrevistar a todas las personas de su entorno. Él y Rose charlaron sobre si avisar a Renee. Rosalie prefería no hacerlo y Edward estuvo de acuerdo en seguir su recomendación.
Edward permanecía sentado en la oscuridad y miraba por la ventana cuando Bella se despertó, alrededor de las ocho de la tarde.
-Edward-lo llamó.
-Estoy aquí, cielo. -Se levantó y se acercó a ella-. ¿Cómo te encuentras?
-Algo atontada. ¿Te acuestas a mi lado, por favor? Quiero que estés donde pueda tocarte.
-Claro, cariño.
Edward se quitó los zapatos y colgó la funda de la pistola en el armario, junto a su chaqueta. Al entrar en urgencias había tenido que depositar el arma por razones de seguridad.
Bella se movió enseguida para hacerle sitio en la cama. Estaba tumbada sobre un costado para evitar poner peso sobre las heridas. Edward se recostó enfrente de ella sobré el estrecho colchón.
-¿Sabes si Paris está bien? -preguntó Bella .
-Sí, he ido a verla hacia las seis. Estaba completamente dormida.
-Me gustaría intentar ayudarla, Edward,se arriesgó mucho por mí.
-Como tú quieras, cielo. Haremos lo que tú quieras. -Edward le retiró el pelo de delante de los ojos.
-¿Y Vulturi? ¿Dónde están él y los otros?
-Están calmándose en la cárcel del condado de Eldon -respondió-. El sheriff Parnell les está mostrando la hospitalidad que se despliega en esta región de Piney Woods -sonrió-. A ti te gustaría este Parnell. Es un viejo malhumorado, pero de una rectitud impecable. Te lo presentaré antes de que nos vayamos de aquí.
-¿Tendré que testificar contra Vuluri? -quiso saber, con la mirada expectante.
-Sí, cielo. Si quieres que pague por lo que ha hecho a ti y a Paris, tendrás que hacerlo. De todos modos, no pienses ahora en eso. -Edward le pasó el dedo por la nariz y le dio un golpecito en la punta-. Cuando llegue el momento, estaré contigo.Bella asintió.
-Quiero testificar. Quiero verle la cara cuando le diga a todo el mundo lo que pienso de él.
-Ésta es mi chica. Mi valiente y maravillosa chica. La policía no ha logrado conseguir suficientes pruebas como para encerrarlo y ahora vas a lograrlo tú sólita. -Edward hizo un gesto de aprobación con la cabeza-. Embry se ha quedado impresionado cuando se ha enterado de cómo te escondiste en el bajo suelo.
-¡Puaj! -a Bella le recorrió el cuerpo un escalofrío-Todavía veo los ojos naranjas de esa rata clavados en mí.
-Sí, pues Embry quiere saber si tienes una hermana. Dice que podría sacarle partido a una chica con tus agallas.
-Sí, tengo una hermana, pero ya está cogida. Dile que tendrá que buscarse la chica él sólito.- Dijo Bella sonriendo.
-Dios, Bella, es estupendo volver a verte sonreír. -Edward le acarició la mejilla con dulzura-. Por un momento no he sabido cuándo o si volvería a verte así. He pasado tanto miedo...
Ella asintió.
-Yo también. Estaba aterrorizada, pero no dejé de repetirme «Edward va a venir», «Edward va a encontrarme». Y lo hiciste. -Se le llenaron los ojos de lágrimas y le puso la mano en el hombro.
Él sintió que sus propios ojos querían liberarse también.
-Llevaba años sin rezar, pero le he pedido a Dios que cuidara de ti hasta que yo llegara.
-Y lo ha hecho. Tendremos que ir a una iglesia para darle las gracias. -Bella sonrió emocionada.
-Ésa no es la razón por la que tenemos que ir a una iglesia. -Edward tuvo la sensación de que tenía la boca llena de algodón.
Bella inclinó la cabeza.
-¿Por?
-Bueno, es que le hice una promesa a Dios. Le dije que si te mantenía a salvo, me encargaría de cuidar de ti el resto de mi vida.
Bella abrió los ojos.
-¿Me estás pidiendo que me case contigo?
se acerca el final espero les este gustando.
dejen sus votos y comentarios!! :)
|