Enamorandose de un desconocido (bad girl)

Autor: GBCullen
Género: + 18
Fecha Creación: 29/07/2013
Fecha Actualización: 20/08/2013
Finalizado: SI
Votos: 15
Comentarios: 13
Visitas: 91363
Capítulos: 61

La tímida asistente social Isabella Swam sólo tenía un vicio: al oscurecer, espiaba a sus vecinos durante sus momentos más desinhibidos. Noche tras noche, detrás de cada ventana, en cada dormitorio anónimo, Bella encontraba material para sus fantasías más salvajes. No hacía daño a nadie. Era solo un juego. Nadie se iba a enterar. Hasta que una noche sonó el teléfono...

-«Has sido una niña mala.»

Él se hace llamar Justice, y también tiene una afición: observar como Bella observa a los demás. Tiene fotos que lo demuestran. Ahora le toca jugar a él.

La historia no es mia, pero me gusto asi que decidi adaptarla con los personajes de stephenie meyer, espero les guste la historia :) , dejen sus comentarios.

Esta novela es una adaptacion de el Libro Bad Girl, la autora del es Maya Reynolds

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 32: Dejate llevar

Bella  lo miró a los ojos y luego volvió a observar la mariposa azul en el espejo. La idea de que el vibrador empezara a funcionar mientras estaban fuera hizo que le aumentara la temperatura corporal.

-¿Nos vamos? -preguntó él al tiempo que le tendía la mano.

Bella se bajó la falda y aceptó la invitación. Se entretuvo un segundo para coger el bolso y luego, tras cerrar la puerta con llave, echaron a andar hacia el ascensor. Los señores Guzman estaban esperándolo también. Sus caniches, Sasha y Gigi, se movían inquietos. El Sr. Guzman les dedicó una sonrisa a Edward y a Bella.

-Mira, Lois, es Bella con su nuevo novio.

La joven se sintió emocionada al oír que se referían a Edward como a «su novio». Él le apretó la mano.

Bella sonrió y dio paso a las presentaciones:

-Señores Guzman, éste es Edward... -de repente se le trabó la lengua al darse cuenta de que no recordaba su apellido.

La mirada de Lois Guzman se volvió inquisitoria.

-Edward Cullen -continuó él al rescate ante s de extender la mano para saludar-. Siento mucho haberlos despertado anoche.

El Sr. Guzman correspondió a su saludo.

-No pasa nada. Lois y yo también fuimos jóvenes hace tiempo -Guzman le dio un codazo a su mujer-, ¿verdad, cielo?

Ella continuaba escrutando a Edward como si fuera una jueza que observa a un acusado de asesinato. Bella apretó el botón de bajada, impaciente por que llegara el ascensor.

-¿A qué se dedica usted, señor Cullen? -preguntó Lois.

-Soy policía, señora Guzman -dijo con una sonrisa triunfal.

-¿Ah, sí? -el tono de la anciana se dulcificó considerablemente.

Por fin se abrieron las puertas y Bella dejó escapar un sonoro suspiro de alivio. Las dos parejas y los perros se subieron al ascensor, que volvió a cerrarse silenciosamente.

Bella se esforzó en buscar algún tema de conversación inocuo que pudiera evitar el interrogatorio de Lois. Sin embargo, antes de que pudiera abrir siquiera la boca dio un salto, sobresaltada. Edward había puesto en marcha el vibrador plateado.

Las vibraciones que notaba en el clítoris le nublaron el resto de pensamientos, y sólo era vagamente consciente de la conversación de ascensor que Edward mantenía con sus vecinos porque las maravillosas sensaciones que estaba experimentando captaban toda su atención. Apretó las
nalgas para atrapar con más fuerza el vibrador. En apenas unos segundos ya tenía el sexo palpitante y húmedo.

Cuando el ascensor llegó a la planta baja, los señores Guzman salieron tirando de sus caniches. Edward, por su parte, tomó a Bella por el codo para sacarla de allí.

-Ha sido un placer conocerte, Edward-se despidió.

-Lo mismo digo, Lois. Espero volver a verlos.

Bella balbució algún tipo de despedida mientras Edward la guiaba por el portal hacia la salida.

Hacía un día estupendo: cálido y soleado. El tranvía traqueteó al pasar a su lado.

-¿Qué tal? -le susurró él al oído.

-Eres un malvado. Ya te lo devolveré -amenazó-. Apágalo antes de que me vuelva loca aquí en la acera.

El vibrador se detuvo de inmediato. Bella no sabía si alegrarse o lamentar que aquel aparatito hubiera dejado de funcionar.

-¿Mejor así? -se interesó Edward.

-Sí, pero no gracias a ti.

-Vamos, cuéntame cómo ha sido.

-Una auténtico placer.

-¡Esa es mi chica! -se alegró. Luego la besó en la frente-. Ahora, venga, vamos a comer.

Cruzaron la calle y caminaron en dirección sur las dos manzanas que los separaban del Jemima's. Bella fue tranquilizándose con la charla banal de Edward sobre las tiendas que iban viendo. Cuando llegaron a la esquina del restaurante, él cruzó la terraza y abrió la puerta para invitar a Bella a entrar. Enseguida los recibió una camarera que les preguntó dónde preferían sentarse. Bella escogió el patio interior y la mujer los condujo hasta allí a través de la sala.

El patio tenía un suelo compuesto por hileras desordenadas de ladrillos rojos. Las mesas y sillas, de hierro forjado, estaban rodeadas de árboles y plantas exuberantes que emergían de enormes macetas de barro. Como ya era bastante tarde, no quedaban comensales.

Con un gesto, la camarera los animó a elegir entre todas las posibilidades. Edward señaló una esquina donde había una mesa medio tapada por una planta de la familia de los dragos.

Luego se acercó a la mujer para indicarle algo en voz baja, le dio un billete y retiró una silla para ofrecérsela a Bella . Él se sentó frente a ella. La camarera les repartió el menú y se marchó.

-¿Qué es lo que le has dicho? -quiso saber Bella .

-Le he dicho que quería una camarera que fuera muy discreta, nada de estar interrumpiéndonos cada cinco minutos. He venido aquí para hablar contigo y no con el personal del restaurante.

Bella sonrió y colocó la mano sobre la de Nicholas, que estaba posada en la mesa.

-¿Qué haremos después de comer?

-Bueno, tenemos que pasar por mi apartamento para recoger algo de ropa. Tengo una reunión en la comisaría mañana a las nueve de la mañana. Si quieres que me quede esta noche,tendré que prepararme una maleta.

Edward movió la mano y apretó la de Bella , que en un intento de actuar como si nada para disimular su emoción, preguntó:

-Has dicho que tu apartamento estaba al este del lago White Rock, pero ¿dónde, exactamente?

-En Garland Road, cerca del Jardín Botánico. Vivo allí desde que dejé el ejército. No queda lejos de la comisaría.

-Me encanta el Jardín Botánico. Mi padre era un jardinero estupendo y solía formar parte del consejo de administración.

Edward se encogió de hombros.

-La verdad es que no lo conozco muy bien. He estado allí un par de veces, en alguna boda, y una vez llevé a mis sobrinos el día de Pascua para buscar los huevos de chocolate, pero
nada más.

A Bella se le ocurrió algo, aunque antes de que pudiera dedicar un momento a pensarlo apareció la camarera con una bandeja en la que traía agua y una cesta de pan.

Pidieron la comida: unos huevos a la benedictina para él y una ensalada mariner a para ella.

Edward pidió que les trajeran las bebidas con la comida. En cuanto la camarera se hubo marchado, se metió la mano en el bolsillo y encendió de nuevo el vibrador.

Sentada con el cilindro metálico encajado en la vagina, Bella notaba cómo las vibraciones se extendían por todo su cuerpo. Los pezones se le endurecieron, el vientre empezó a tensársele y comenzó a sudar.

-¿Te gusta? -preguntó Edward.

-Sí -respondió Bella en un gemido antes de humedecerse los labios con la lengua.

Edward le tomó la mano y empezó a lamerle la parte interior de la muñeca. Bella reaccionó presionando los muslos, lo que le provocó la habitual oleada de calor que la recorrió de arriba abajo.

-¡No puedo! ¡Estamos en un restaurante!

-Claro que puedes, preciosa. Estamos solos, así que no hay nadie que esté mirándote. - Edward movió la silla ligeramente hacia la izquierda-. Con la planta y conmigo no pueden verte desde la entrada.

Le mordisqueó los dedos de la mano derecha y sonrió con una expresión tremendamente sexy mientras, con la otra mano en el mando, subía la intensidad de las vibraciones.

-¡Dios mío! -gimió Bella al notar el cambio.

-Déjate llevar, cielo. No te resistas.

Capítulo 31: un regalo mas Capítulo 33: Jardin botanico

 


Capítulos

Capitulo 1: Fantasias Capitulo 2: Algo inesperado Capitulo 3: Algo inesperado Part. II Capitulo 4: Justice Capitulo 5: HOT CALL Capitulo 6: El Comienzo Capitulo 7: Pasado Capitulo 8: Museo Capitulo 9: Museo Part. II Capitulo 10: Luces, Camara... ACCION Capitulo 11: 2 Round Capitulo 12: Deseos Capitulo 13: "Cita" Capitulo 14: Jerry's Capitulo 15: encuentros Capitulo 16: Edward... Capitulo 17: ¿ Quien eres? Capitulo 18: Juntos Capitulo 19: Juntos Part. II Capitulo 20: Eres perfecta Capitulo 21: nuevas sensaciones Capitulo 22: Empezando... Capitulo 23: Recuerdos Capitulo 24: conociendonos Capitulo 25: Primera noche juntos Capitulo 26: ¿Problemas? Capitulo 27: un beso de desayuno Capitulo 28: Eres lo que esperaba Capitulo 29: tus fantasias Capitulo 30: tus fantasias part. II Capitulo 31: un regalo mas Capitulo 32: Dejate llevar Capitulo 33: Jardin botanico Capitulo 34: Disfrutando del paisaje Capitulo 35: ¿Flores? Capitulo 36: M.V Capitulo 37: Nervios Capitulo 38: Terraza Capitulo 39: Alguien quiere hablar contigo... Capitulo 40: Calle Hatcher Capitulo 41: Oak Cliff Capitulo 42: ¿Que ocurrio? Capitulo 43: Comisaria Capitulo 44: te prometo... Capitulo 45: ¿Que hago? Capitulo 46: Te encontrare Capitulo 47: ¿Donde estarás? Capitulo 48: ¿Donde estarás? Part.II Capitulo 49: Capitulo 50: Ecuentrame Capitulo 51: Miedo Capitulo 52: secuestrada Capitulo 53: Esperame Capitulo 54: ¿Salida? Capitulo 55: sin salida Capitulo 56: Dejame recuperarla Capitulo 57: Por fin Capitulo 58: te encontre Capitulo 59: Propuesta? Capitulo 60: Escaleras Capitulo 61: Final

 


 
14445200 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios