Demon Prince (+18)

Autor: sistercullen
Género: Espiritual
Fecha Creación: 15/03/2011
Fecha Actualización: 12/12/2012
Finalizado: SI
Votos: 53
Comentarios: 148
Visitas: 183817
Capítulos: 47

Summary: Bella descubre, que la sesion espiritista hecha en su adolescencia,le marca la vida hasta lo altamente imporbable : la aparicion del principe de los demonios: Edward I.

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Capítulo 41: Capitulo 41

DEMON PRINCE.

Edward caminó rápidamente hacia ella y la enredó entre sus brazos para aplacarla con su cuerpo, tirándola al suelo. Justo debajo de él. Paseó las manos por su rostro y metió su dedo gordo entre los labios extremadamente suaves de ella, gimió desesperado y se lanzó contra aquella boca que quería poseer enfurecido. Absorbió su labio inferior y sacó la lengua con sensualidad para ser apresada por la boca de ella de una manera brutal; totalmente sexual.

…..

Capitulo 41.

Las manos de él recorrieron el contorno firme de su tronco y suspiró dentro de la boca de ella, engullendo aquella lengua que se movía al mismo compás y con la misma fuerza que la de él. Aunque saboreaba la humedad de ella, Edward aún no tenía plena conciencia sobre la realidad, había deseado por tanto tiempo fundirse en esa clase abrazo, en aquella acalorada pasión que ahora parecía vivir otra vez un sueño…aunque este fuera ardientemente real.

Abrió los ojos desesperado por aquella sensación enfebrecida… la deseaba de tal manera que el dolor lo iba a matar….

-¡Maldito bastardo hijo de puta!- Se sintió abruptamente separado de ella y arrastrado hacia atrás, con la respiración agitada observó como su amada lo miraba con ojos turbios .- ¡No voy a permitir que te sirvas de lo que le ocurre a mi hija para que vuelvas a hacer tu uso y disfrute de ella. ¿Entiendes?

Baal lo había separado de ella, agarrándolo por el cuello de la prenda que lo vestía, con la cabeza abotargada por los besos y las sensaciones quemando en las puntas de los dedos, casi no vió el puño de su enemigo dirigirse a su rostro. Una, dos, y hasta tres veces hasta que rebotó en la pared de granito. Notó como la sensación de un líquido caliente le rodó en un ojo y casi rió al ver la sangre.

-No puedes luchar contra esto…¡Y lo sabes!.- gritó Edward, que se irguió de un salto y caminó a una velocidad sobre humana hacia Baal, que se hallaba mirando a su hija de modo intimidatorio.

-Sal de aquí, Bella.- ordenó el padre a su hija.- Las fuerzas de tu naturaleza demoniaca te están jugando malas pasadas…yo te diré, tu madre te explicará lo que te sucede….

Edward quiso ir tras de ella, pero la manaza del gran demonio lo agarró del pecho.

-Ni se te ocurra tocarla de nuevo…¡Nunca!.- gritó Baal emitiendo un gran alarido haciendo que Edward diese dos pasos hacia atrás.- Soy su padre, tu mentor…y ahora tu rey. Te ordeno que te alejes de mi hija por el resto de tu existencia. Tú no eres nadie en su vida y por supuesto no lo serás en un futuro…ella, ella….yo le propiciaré un macho vigoroso…

Edward rugió y avanzó hacia Baal amenazador.

-¡Noooo! ¡Ella es mía! ¡Es mi elegida! ¡Mi mujer! Yo fui en tu busca para que me ayudaras a encontrarla…¡Maldito! …yo la amo joder….¡la amo!

Baal lo miró sin ninguna emoción en sus ojos y le dió la espalda.

- Mis dos hijas fueron robadas de su cuna. Alguien puso a cada una de ellas en las manos de tus padres, sabiendo que las dos estaban prometidas en el tiempo a los varones de la familia Vulturi….¡mis hijas! .- La voz de Baal se rompió unos segundos, pero luego emergió con la fuerza que lo caracterizaba.- Me dan arcadas tan solo el pensar que la familia que descabezó a mis parientes en el pasado, será parte de la mía en el futuro; no puedo permitirlo y por todos los demonios del Averno, no lo permitiré.

-Tu hija menor reconoce a mi hermano como su esposo.- Edward lo miró ceñudo y se pasó de nuevo la mano por el corte del que manaba sangre; enturbiándole la visión.- Tu sangre se mezclara con la mía…ellos tendran hijos…

-¡Cállate maldito bastardo!.- vociferó Baal lleno de odio.- No voy a permitir…

-Follan todos los días…- Edward rió a carcajadas cuando su rostro volvió a sentir el dolor de otro puñetazo y una patada ; al yacer en el suelo.- Tu sangre se mezclará inevitablemente con la nuestra y los que tanto odias llegaran a ser un día de nuevo…Los Reyes.

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Bella se había desmaterializado casi inmediatamente a la orden de su padre y en su hogar, cerca de la luna de Oniris, apareció junto a la cuna de su hija, a la que abrazó casi inmediatamente después de aparecerse.

-Cuanto te amo, preciosa.- susurró entre sollozos.- Te amo, te amo, te amo.

El cuerpo de Bella vibraba con un deseo animal. La escozor de su piel era agobiante y la presión de su bajo vientre la invitada a removerse nerviosa, juntando sus piernas. La pesadez de sus pechos se hizo más acuciante, sintiéndose sucia; perversa.

La pequeña bebé gimió y comenzó a llorar.

-No…no llores amor…estoy aquí contigo…- comenzó a llorar impotente, algo iba mal, algo que de lo que no le habían informado… ella no era fuerte, no lo debidamente con su principal enemigo. Había sucumbido a las primeras de cambio con él…si su padre no se hubiera presentado, ella mismo lo habría desnudado y se habría montado encima de su carne dura como una posesa.

-Hija…¿Qué te ocurre?.- Esme apareció al otro lado de la puerta, con la mirada preocupada.

-Yo…no he podido…no he podido hacerle frente.- Bella comenzó a gimotear y la pequeña bebe, la imitó, haciendo que Bella se la cediera a Esme apesadumbrada.- Si no llega papá a tiempo, me hubiera entregado a él, en el suelo…en el salón del Rey.- Bella comenzó a llorar, rozando casi el histerismo.- No sé…no sé lo que siento…pero es como si mi cuerpo lo reconociese, madre. Anhela tener contacto con su piel…es como si…

-…Quisieras reclamarlo como tuyo…- terminó Esme, con el rostro triste. Elevó el brazo que tenia libre; pues en el otro llevaba a la pequeña. Observó a su hija y acarició su mejilla en un gesto íntimo e infinitamente tierno.- Bella…si no estás preparada para lo que Baal tiene planeado, podemos marcharnos a las tierras de Amenek.

-No.- farfulló ella atrapando la mano de su madre y entrelazando sus dedos con los de ella.- Estoy ansiosa madre…quiero tenerlo cerca; necesito su carne…

-Bella.- susurró, avergonzada Esme.- Ni yo ni tu padre hemos tenido en cuenta esto, tu Hex…¡Oh, Dios mío!...lo reconoces….- La mujer que una vez fue un ángel, susurró algo en el oído de la niña y ésta cayó rendida en un sueño dulce, dada la expresión de su rostro. Con premura, la posicionó dentro de su cunita de nuevo y suspiró antes de volver a mirar a los ojos de su hija.- Ahora mismo te sientes enferma Bella…y será mucho peor, comenzaran a dolerte todos los huesos de tu nuevo cuerpo y desearas con una necesidad infinita una copulación sin límites…-Esme caminó hacia Bella y buscó sus manos entre lanzándolas con las de ella.- Hija mía…debes ser completamente sincera conmigo. ¿Es Edward? ¿Es ese hombre por el que tu cuerpo duele?

Bella asintió con los ojos abnegados en lágrimas, intentando negar aquella realidad que era tan dolorosa.

Esme la atrajo hacia ella y comenzó a tararear algo sin sentido en su oído; tal y como había hecho con la pequeña bebé….debía de hablar con Baal.

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-Te pudrirás aquí.- Baal, cerró la gran verja llena de sales y sonrió de manera cruel antes de despedirse de Edward.

Se sentía tan asquerosamente mal que podría habitar en la mejor de las habitaciones y estar en las mismas condiciones. El cabronazo de Baal, era un mastodonte y con los puños era el mejor….lo había asaltado sin tregua y ahora notaba como si cada uno de los huesos de su cuerpo se hubieran roto en varios trozos, aulló de dolor al intentar incorporarse y se rió de sí mismo casi inmediatamente.

Él, el príncipe de Los Demonios. Edward I, en la cárcel de sales, seguro por toda la eternidad….

Logró reclinarse en la dura pared húmeda y jadeó nuevamente por el daño infligido por Baal, era un demonio, si. Pero aunque curaba rápido, el dolor no podía remediarlo.

Baal… había ensalzado a los demonios menores del Consejo para volverlos en contra de él, mientras que se debatía entre Josephine y Bella. ¡Pero que gilipollas había sido, jugando a no querer escuchar a su corazón, a sus sentimientos! Siempre había sido ella…siempre, desde la primera vez que la vió besarse con aquel humano estúpido…siempre hubo algo en ella que quiso proteger y ahora lo entendía.

Dió breves toques con la cabeza en la dura roca que lo mantenía semi erguido y suspiró desdichado. Ella nunca le habia jurado amor y si el destino era lo suficientemente cruel para burlarse de él del modo en que lo hacía, seguro que todavía andaba enamorada de aquel humano imbécil que se había follado a la hermana, por no esperarla a ella.

No supo como llegó a aquella decadencia antes de adormecerse y adentrarse en sus peores pesadillas…cuando todavía era demasiado joven para respetar el poder de los astros superiores a ellos…

No tuvo conciencia de nada; excepto que fue despertado por una luminiscencia, que parecía venir del plano celestial.

-Bella te necesita.- susurró la voz.

Edward parpadeó y se frotó los ojos, parecía estar soñando, pero no. No lo estaba, la imagen cada vez más real, estaba frente a él. Una bella mujer con el cabello levemente ondulado y de color caramelo. Algo de aquella presencia le recordó a Bella y se irguió de un salto; dándose cuenta inmediatamente que las heridas de su cuerpo ya habían sanado.

-¿Quién eres…?.- preguntó muerto de la curiosidad.

-Soy su madre…

Edward palideció. Ella era, o había sido un ángel, en su cuerpo persistía aquella luminiscencia que la hacía incandescente; casi divina.

-Mi hija te necesita….- espetó Esme, con dureza.- En su actual estado, es de vital importancia que la reclames, como ella lo hará en ti. Pero quiero que te quede clara una cosa, Edward.- la mujer se acercó elevando una mano en señal de advertencia.- Serás un simple utensilio, un recipiente donde mi hija hallará consuelo…cuando su Hex desaparezca, ella será libre y volverás a ser encarcelado …

-El periodo de celo dura varios días…- interrumpió Edward, agitado.

-Si…y después que ella se encuentre saciad, tú volverás a desmaterializarte aquí y yo tendré cuidado en volver a poner las sales en la cárcel, para que no huyas..

-Yo nunca huiría nunca...no si Bella está aquí.- protestó, él, sin mirarla.

Esme lo miró con los ojos entrecerrados y liberó la sal de cada uno de los barrotes.

-Mi hija te necesita….no es anhelo, ni llamas, ni si quiera deseo; Edward, es pura necesidad, sólo si está dispuesta a entregarse a tí siendo libre de todas las sensaciones que ahora la hostigan , será completamente tuya….

-Mía….¿Mía…?

Edward preguntó al aire…la presencia había desaparecido, justo lo que iba a intentar hacer él, en aquel mismo momento.

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Bella no tenía fuerzas para desmaterializarse, su cuerpo enfebrecido, quemaba y corrió como una demente hacia las aguas del patio.

Luchaba contra sus instintos más primitivos por lidiar contra aquel deseo que la tenía presa en un dolor incesante. Necesitaba a Edward, a él y a nadie más. Ni si quiera aquel roce con las sábanas o aquel embite con sus dedos…no había logrado una liberación, aunque lo imaginó a él, mientras se masturbaba y aquel gesto pervertido mientras con fúria la embestía….

Se arrojó en la fuente y jadeó al sentir el frescor inundar todos sus sentidos, sintiéndose más libre de todo aquello que la poseía. Se sumergió un par de veces más calmada , se irguió y saltó hacia la entrada del castillo sin mirar a los guardias que salvaguardaban las dos murallas.

Caminó con los chorros del agua cayéndole por el cuerpo, dejando un reguero de liquido elemento por allá donde caminaba, de nuevo volvió a sentir aquella necesidad de sexo sin límites y algo detrás de ella, se movió haciéndola girar sobre sí misma y ponerse en posición de ataque. No vió a nadie y confundida, volvió a caminar hacia su cuarto que se hallaba a pocos metros de donde se encontraba en esos momentos, pero de nuevo sintió una mirada en su cuerpo y el ligero aroma familiar a macho dominante. Abrió las aletas de su nariz y inhaló aquella esencia embriagadora que hizo que su vello se erizase y que un caliente fulgor se convirtiera en líquido amizclado chorreando entre sus piernas.

"Me doy vergüenza a mí misma" pensó, pasando una de sus manos por el escote de la fina camisola que la envolvía. Abrió la puerta de su cuarto y la cerró aplastando todo su cuerpo en ella.

Confundida y apenada por las reacciones de su cuerpo rasgó el camisón , como si de papel de fumar se tratase, volviendo a su lecho y respirando con dificultad.

Cerró los ojos con fuerza y rememoró las horas de sexo incandescente con el único hombre que había conocido íntimamente; aquél que ahora deseaba, tanto como para ir ella misma a buscarlo y saciarse de su carne dura y suave entrando y saliendo de entre sus piernas. Igual que la primera vez ; aquella que ella mismo lo liberó de la tortura de su deseo hacia ella, desatándolo y embrujándolo con sus labios en aquella punta en forma de hongo que ella anhelaba desesperadamente en esos momentos.

Comenzó a temblar, a combulsionando y a sudando al mismo tiempo…estaba enfermando y aquella cura solo podría venir del cuerpo de él, deseaba gritar, maldecirlo y bendecirlo al mismo tiempo, pero la realidad era que lo odiaba por todo lo que había significado en su vida… si tan solo ella hubiera crecido como lo que era…si no la hubieran dejado crecer al lado de una mujer que no la amaba y una hermana que la despreciaba . Abrió los ojos, cegada por las lágrimas y se irguió lentamente encima de la acolchada cama, sosteniendo la cabeza entre sus manos.

-Bella….

Ahora era su mente la que le estaba jugando malas pasadas. La voz de él se había metido también en su cerebro y la demanda era fuerte y caliente, pues aquella voz estaba cargada de erotismo y masculinidad…lloró mas amargamente, sepultándose de nuevo entre la almohada y dando la espalda al hombre que se hallaba a los pies de su lecho.

Edward había observado todos sus movimientos , con una dura lucha mental, ya que en un primer momento, al verla pasear con aquel camisón mojado revelando todo su cuerpo a la perfección, la anatomía de él, se había revelado mucho mas dolorosamente de lo que había imaginado…su deseo habría sido lanzarse encima de ella y penetrarla de una sola estocada para que al fin, se calmara aquel dolor incesante que lo embargaba. Podía sentir el fuerte olor de su deseo y aquello le hacía rechinar los dientes; al margen de tenerlo duro como una piedra y anhelante de aquella carne de hembra que solo le pertenecía a él.

Y allí, a sus pies podía ver como su hermosa hembra, sufría por aquel maldito dolor de hambre que poseía, hambre de él, de su carne dura, de su lengua …

-Ahavá…

La vió paralizarse y volver su cuerpo inmediatamente para mirarlo…¡Y por todos los Demonios, como lo estaba mirando! Se estaba dando un banquete con todo su cuerpo muy lentamente. Oyó su propia respiración agitarse ante tal escrutinio y esperó pacientemente a que los ojos de ella se encontraran con los suyos.

-Edward.- aquella manera de pronunciar su nombre, casi lo hace perder el control sobre sus piernas y caerse al suelo…sus piernas estaban flácidas por la ardiente necesidad y su piel anhelaba el contacto de ella, tanto que dolía tan solo el pesarlo.

Con dudas, hincó una de sus rodillas en el mullido colchón a los pies de ella, sin dejar de mirarla, como si fuera un depredador intentando engatusar a una futura presa, aturdiéndola, hipnotizándola…se arrastró poco a poco hacia sus pies y con un leve trazo tocó con las yemas de los dedos la fina piel de sus tobillos, ella dio un respingo y cerró los ojos extasiada.

La verga de Edward estaba tan tirante y dura que su miedo a rozarse con la piel de ella y llegar a el orgasmo, era su principal preocupación en esos momentos. Él sabía lo que ambos necesitaban y era un sexo salvaje y duradero, no podía dejarse ir, a las primeras de cambio…pero ella, ella lo ponía como una animal salvaje, porque todo lo que la envolvía era puro erotismo.

Edward se inclinó , llevando su boca a la suave rodilla de ella y la besó fugazmente, notando inmediatamente su estremecimiento, la piel de ella estaba ardiendo en fiebre y se asustó, elevándose y arrastrándose hacia su lado .

-¿Bella? ¡Por todos los Demonios! Estas ardiendo…

La acogió entre sus brazos y la hizo descansar sobre su pecho, meciéndola; realmente asustado.

-¿Eres tú? .- preguntó ella, con la voz rota.- Tú..

La cabeza de ella lo miró y él se ahogó en aquellos pozos chocolates embarrados de deseo.

-Sí…me necesitas Bella…sólo yo puedo calmar este dolor que te atenaza, sólo yo puedo curar y lamer tu piel para poder liberarte….no me importa lo más mínimo que me utilices, que de nuevo no tengas tu mente lúcida para saber si realmente te ofreces a mí, por que lo deseas o porque tu cuerpo me reclama.- suspiró derrotado por aquel amor que lo desbordaba.- porque te amo , estaré gustoso de hacerlo…lo haría siempre; toda mi existencia… si me dieras la oportunidad.

Ella vibró dentro de sus brazos y con la velocidad que los caracterizaba a ambos, se abrió de piernas a horcajadas encima de la cadera de él. Lo miró unos segundos antes de lanzarse en picado contra la lanza dura de su carne y ambos gritaron de puro alivio cerrando los ojos…extasiados al propiciarse la penetración.

Bella sonrió aliviada, recargando la cabeza hacia atrás, meciéndose encima de aquel cuerpo duro que la embestía con un ritmo que la estaba volviendo loca.

-Mírame…Bella..maldita seas…mírame…- la voz ronca y jadeante de él la hipnotizó y se encontró con aquellos pozos tan extraños pero tan terriblemente familiares que la aturdían, se mordió el labio presa de un bestial orgasmo en puertas.-Sí…así, preciosa…- jadeó él, preso de la lujuria que lo contenía.

La dulce presión se convirtió en un remolino que la alcanzó de repente, haciendo que la velocidad de su macho aumentara escuchando sus propios gritos como quejidos de otro tiempo, de otro lugar. Volando a otro mundo, a un mundo donde la liberación de su cuerpo era tan sano como respirar…a liberación en los brazos de aquel hombre que la arrastraba con su cuerpo hacia u abismo de un placer sin límites.

Aturdida y sofocada sintió como los brazos de él la cambiaban de posición y la tendían en lecho, abierta…totalmente expuesta a él….

-¿Dónde te duele, Bella….?

Ella no lo dudó un instante y abrió las piernas. Sus miradas se encontraron y él sonrió como tantas veces lo había hecho en aquella vida pasada que ahora parecía tan lejana. Pagado de sí mismo y engreído…

Lamiendo sus muslos Edward saboreó los pliegues de ella como si fuese una deidad, pero al llegar al profundo y chorreante emisor de aquel néctar que corria por sus muslos rugió con reclamo y ferocidad, sorbiendo como si fuera un dulce gajo de fruta madura, haciendo que ella abriera mucho mas las piernas y sus manos se enroscaran en lo desordenado de su cabello.

-Hueles bien; pero sin duda sabes mucho mejor.- soplando aquella llaga ardiente, admiró el capullo hinchado y con la punta de la lengua comenzó a trazar círculos y lametazos a lo largo de todo el sexo de ella ; cremoso como nunca creyó haberlo estado. Edward notó por sus espasmos cuando el orgasmo de ella la atravesaba y clavó con urgencia dos de sus dedos su estrecha cavidad, sin dar tregua con la boca sobre su clítoris….ella lloriqueó, estiró de sus cabellos hasta casi arrancarlos y gritó su nombre, llenando a Edward de fascinación.

Cerró los ojos, tragando en seco…estaba a punto de estallar, de hacerse pedazos, miró su falo y apretando los dientes sintió como la firme semilla de sus bolas subía para colmar su punta roma con una gota….estaba a punto de la combustión espontanea..

-Necesito mas….por favor…Ed…ward….- El demonio cerró los con fuerza y subió para buscar sus labios con su boca, enroscando su lengua con la de ella, de una manera lasciva.- Con fuerza…por favor…

Él separó un momento la boca de sus labios y rió bajo y ronco…

-¿Sucio y violento, Bella? .- dijo en un jadeo, posicionándose para entrar en ella.

-Si…por favor..

Continuará….

Capítulo 40: Capitulo 40 Capítulo 42: Capitulo 42

 
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