Demon Prince (+18)

Autor: sistercullen
Género: Espiritual
Fecha Creación: 15/03/2011
Fecha Actualización: 12/12/2012
Finalizado: SI
Votos: 53
Comentarios: 148
Visitas: 183806
Capítulos: 47

Summary: Bella descubre, que la sesion espiritista hecha en su adolescencia,le marca la vida hasta lo altamente imporbable : la aparicion del principe de los demonios: Edward I.

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Capítulo 39: Capitulo 39

DEMON PRINCE.

El demonio soltó la daga con rapidez y abrió la carne donde había hecho la incisión, sacó el bulto ensangrentado unido a un largo cordón y lo cortó con sus propios dientes.

-Es una niña.- sonrió al ver el sexo de su nieta.- Toma Esme, cógela..

-No…no puedo…me estoy muriendo…desapareciendo.

Baal, miró al ángel caído que una vez enamoró y su gesto cambió.

-Bien….

Baal dejó a la niña en los brazos inmóviles de Isabella y volvió a sacar una daga aún mas grande y con un filo dentado. La empuñadura consistía en piedras preciosas, desde las esmeraldas hasta los diamantes.

-Debo actuar deprisa….antes que su corazón se pare completamente….- alzó el puñal y lo sumergió profundamente en el pecho de su hija.

Esme se dejó caer al suelo…Baal habia acabado con Bella…..

Capitulo 39.

Edward irrumpió en el salón de su padre. Éste se hallaba sentado y reposando su cabeza sobre el respaldo. La expresión de Aro era de total cansancio y Edward, casi se apiadó de él.

Los pasos de Edward alertaron al demonio y se irguió levemente para mirarlo con tristeza.

-Pensé que no desearías verme hasta el fin de tus días; hijo mío.- Aro enunció esta palabras sin emoción.

Edward se cuadró ante él y lo miró detenidamente antes de comenzar a hablar.

-Le he pedido ayuda a Baal. Tengo confianza en él.

Aro se levantó levemente y caminó hacia su hijo.

-¿Y qué solución te ha dado el viejo de Baal? .- Aro enarcó una ceja y comenzó a formar círculos alrededor de Edward.

-Me ha prometido investigar la naturaleza real de Bella…

-¡Yo soy el rey y no sé quiénes la engedraron! ¡Tú crees que él, un simple estratega venido a menos, tiene ese poder! ¡Por todos los demonios Edward, que pocos confías en mi competéncia!

-No quiero discutir de nuevo padre. Debo de ir a ver a Alice…estoy cansado .- Edward se pasó una mano por la cabeza y estiró de su cabello cerrando los ojos fuertemente.- Me estoy muriendo sin ella…la necesito cerca, siento…siento que algo no va bien, que ahora más que nunca es inalcanzable. Tengo un terrible presentimiento padre. Uno horrible.

-Nuestra naturaleza es primitiva Edward. Has de fiarte de tus instintos, hijo.

Edward le dedicó una pequeña reverencia a su padre y se dió la vuelta para desmaterializarse lentamente.

-¡Aroooooooooo! ¡Aroooooooooooo!.- La voz agonizante y rota de una hembra sonaba cada vez más cerca. Se oían pisadas ágiles y agitadas. Cuando la mujer se presentó delante de ambos demonios, Edward miró a Aro con expresión interrogante.

Aro sintió arcadas al ver el cuerpo enfangado en sangre y vísceras de Morgana. La mujer sollozaba como una demente y se pasaba las manos por la boca, haciendo que ésta se tiñera cada vez más y más de aquel pestilente deshecho.

-¿Qué le has hecho a mi hija? ¿Qué le has hecho?.- Morgana se hincó con las rodillas en el suelo y las palmas de su mano viajaron hacia su cabello, tirando de éste como si estuviese loca.

-¿Qué ha pasado?.- Aro caminó hacia Morgana con el rostro lívido y en un gesto que no aceptaba réplicas ayudó a la mujer a levantarse; presa del dolor.- Cuéntame que ha ocurrido…

Morgana se abrazó a sí misma y comenzó a hablar apenas conteniendo el llanto.

-Todo estaba bien, pero fué un momento…sólo un momento. La crisálida estaba lista, ya se había agrietado lo suficiente para poder ver algo de su carne inmortal….pero de repente estalló, reventó ….esparciendo las vísceras de mi hija en mi cuerpo….¡Esto no debería pasar! ¡Ella casi había completado el cambio! ¿Qué hiciste con ella? Su vida no dependía de ella. ¿No es así? La persona a la que estaba ligada hadesaparecido …y con ella …Josephine.

Edward se tensó.

-¿Josephine?.- Sus ojos volaron hacia su padre y éste sintió un leve estremecimiento a lo largo de su columna vertebral.-¿Padre? ¡Contesta!

Edward andó unos pasos hacia la mujer y ésta con los ojos vidriosos lo miró con coraje.

-Supongo que tú eres Edward I el príncipe de los Demonios….ése por el que mi hija dejó de ser mortal…ahora que ella no está, te auguro el peor de los destinos y que tu dicha se rompa como lo hace una copa de cristal….

-¿Quién eres tú?.- Edward la miró con repugnancia.- Te ordeno que te presentes ante mí, inmediatamente.

-Soy Morgana concubina de los infiernos por décadas…pregúntale a tu padre. Él me desposeyó de ese rango para no dañar a su esposa, la delicada y huidiza Sulpícia...- Una mueca de sorna se dibujó en los labios de la bruja.-mi hija estaba destinada a ser lo mismo que yo fui para esta dinastía, pero por lo que veo tu padre no te ha contado nada….no seré yo la que lo haga…yo, voy a llorar la muerte de mi hija….prepárate para llorar tú …tu propia perdida…

Morgana miró al príncipe de arriba abajo y se giró.

Edward caminó hacia su padre hecho un basilisco y elevó el mentón, pidiendo explicaciones inmediatas.

-Edward…Josephine vendió su alma, aunque no era suya…me reclamó para formar parte de nuestras filas…por la necesidad insana de estar cerca de tí. Tu madre le ayudó y todavía no encuentro una explicación racional a el porqué de hacerlo. Sulpícia siempre tiene anhelos secretos que ni yo mismo se ver hijo….

-¿Pero…? Su alma….¿A quién estaba ligada su alma? Esa alma ha debido marcha o cambiar para que ella no superara el cambio…

-Estaba atada a Isabella desde que nació.- Las palabras de Aro fueron una cruel sentencia y una losa de incontables kilos cayó en las espaldas de Edward.

-¿Isabella? ¿Mi… Bella?

-A Bella me la cedió una mujer cortándome el paso un dia de tantos. Cuando advertí la marca que se dibujaba en su cabeza, supe sin lugar a dudas que era una elegida y que seria la esposa de uno de mis hijos. No me preguntes porque no la mantuve cerca de nosotros….porque no lo hice. La llevé al mundo mortal y allí tenté a una mujer que había perdido a su hija hacia unos instantes. Me llamó la atención su llanto desesperado y como rogaba a quien fuera para que se la devolviera. Aproveché su debilidad y le devolví la vida a su hija tan solo si cuidaba a Isabella como la suya propia….

-¡No eran hermanas!.- Edward se pasó la mano por el rostro asombrado.

-No. Aunque probablemente el alma pura de Josephine se marchara para siempre cuando la resucité…en su lugar se levantó una de las hijas de Morgana dispuesta a todo por volver al infierno y seguir su labor interrumpida. – Aro suspiró con la voz rota. No sabía como decirle a su hijo lo que estaba a punto de desvelar.- Sus vidas estaban unidas Edward. Pero no la de Bella a la de Josephine;sino al contrario.

-¿Qué?.- Edward caminó varios pasos hacia atrás aterrorizado y cayó al suelo de rodillas escondiendo el rostro entre sus manos.- ¡Nooooooooo!

-Hijo…creéme que lo siento…

Edward negó varias veces, conteniendo la ira, la pena y un resentimiento desesperanzador; aunque su alma negra estuviera brutalmente corrompida. Ella era su felicidad, su todo…y no se lo había podido decir con todas las palabras, abriendo su corazón, ofreciéndoselo…porque ese músculo ahora muerto era de ella…sólo de ella. Comenzó a bramar como un desquiciado el nombre de Bella y la emprendió a golpes con uno de los pilares que formaron la sala. Cuando las manos comenzaron a insensibilizarse , contempló sus nudillos y volvió a gritar el nombre de Bella antes de salir corriendo como un fuego fátuo.

Aro bebió de cada gesto de su hijo y su alma oscura se desgranó lentamente. Comprendía a Edward, aunque el dolor de su hijo debía de ser algo mucho mas cruel y desgarrador, porque él al fin y al cabo tenía la firme esperanza de volver con su esposa algún dia…sabia que Sulpícia algún día cedería …pero Bella… había desaparecido como una pompa de jabón en el aire.

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Esme despertó de aquel letargo de violencia mental recordando abruptamente lo que sus ojos habían visto momentos antes de desmayarse. Baal había clavado un puñal a su hija en el pecho haciéndola convulsionar en el acto, se desesperó y volvió su mirada al catre donde debía estar el cuerpo de su hija entre un amasijo de sábanas y sangre…en ese mismo momento percibió la comodidad de unos brazos y se sobresaltó.

-No temas.- Baal la acogía entre sus brazos y la miraba con gesto tierno.- Casi me había olvidado de lo bella que eras…Esme.

Esme pasó una de sus manos por el pecho duro y velludo del demonio y volvió a sentir la tibieza del calor corporal.

-Yo…puedo sentir…

-No puedo redimirme en mis hijas sin hacerlo contigo…no puedo dejarte morir…el dolor ha debido de ser demasiado hondo y pesado…- Baal echó el aire abruptamente por sus fosas nasales y sonrió mirando a Esme.- Hubiera preferido pedirte permiso para hacerlo, pero he supuesto que la vida de nuestra hija y nieta valía mas que una respuesta tuya….ya no desaparecerás, tengo el suficiente poder para hacerlo y lo he hecho. Acompañaras a tu hija en este viaje y si lo deseas y me perdonas yo me hallaré a tu lado para apoyarte. ¿Lo deseas?

Esme se perdió en los ojos oscuros de Baal y encontró el brillo que una vez hubo en ellos cuando ella creyó ser amada.

-¡Has matado a Bella, tú la has apuñalado!.- le gritó escapando de sus brazos.

Esme caminó con miedo hacia el lecho donde su hija había parido aquella cosita sonrosada y hermosa. Se llevó una mano a la boca y se derrumbó encima de la cama….

-Bella….¡Oh santo Dios, Bella….!

Sintió la presencia de Baal a su espalda y su manos rodeando sus hombros.

-Es tan hermosa…hay algo de tí también en ella…aunque predomine su naturaleza demoniaca en ella, debes sentirte orgullosa, es fuerte y despertará pronto.

Bella se hallaba perfectamente postrada en la cama. No había ninguna úlcera que agujereara su cuerpo perfecto y su rostro rozaba la perfección más absoluta. Una sonrisa plácida había instalada en ella y sus manos recogidas sobre su pecho eran mas blancas de lo que jamás fueron. Esme buscó a la bebé entre las sábanas y se giró para enfrentar a Baal.

-¿Y la pequeña?.- preguntó con una fúria desmedida.

Baal se echó a reír y cogió a Esme de ambas manos acercándola hacia sí.

-La pequeña esta a salvo, pero requería los cuidados de una mujer y estabais las dos fuera de servicio.- El demonio volvió a reír.- Tu nieta es incluso mas bella que su madre.

Esme se apartó de Baal y frunció el ceño.

-No me puedo fiar de tí. Tú me quitaste a mis hijas, ¡Devuélveme a la niña!

Baal suspiró pesadamente y dejó caer sus brazos.

-Me llevé a ambas porque sabía el futuro que les deparaba, ví sus marcas en la cabeza. Ambas elegidas para ser las esposas de los hijos de la familia que nos aniquiló y nos desechó como burdos capataces de ejército. No quería imaginar tan siquiera que una de mis hijas llegaría a tomar la mano de uno de los hijos de Aro….ni si quiera Edward…conozco a ese muchacho desde que comenzó a hacer de las suyas, es un ejemplo de descontrol, lascívia, prepotencia y crueldad…un digno jefe demoniaco sin duda, pero no un digno compañero para uno de mis pequeños tesoros. Aquella noche las tomé y las envié con mi hermana a las Arenas de Kalim; nunca llegaron a su destino, alguien interceptó a mi vasallo y lo aniquiló. Ambas muchachas fueron separadas y creo que para nada fueron azares del destino, pues una fué a parar a manos de Sulpícia y otra a manos de Aro.

" Ya era demasiado tarde, yo no podía influir en nada, la mortalidad las había rozado y cada minuto que pasaban mas en el mundo mortal las hacían mas lejanas a mí….

y tú….desapareciste aquella mañana y nunca mas supe de ti, nunca más Esme. ¿Porqué?"

Los ojos del demonio eran atormentados y miraban a la que fué su mujer un dia, con un terrible anhelo.

-Te odiaba…pensé que me las habías robado…me refugié en el submundo porque nadie quiso hacerse cargo de mí, era hija de nadie, ni del Reino Celestial ni del Reino Infernal…no tenia a nadie que me apoyara ni en un lugar ni en otro….¿Que podía hacer?...Me refugié en este lugar esperando mi hora hasta que alguien me llamó del otro lado y me encontré al lado de ella, me la llevé con la poca energía que me quedaba no sin antes saber que ya hallaba mancillada con la semilla de él…

-De Edward.-rugió como un animal Baal.- Ese chiquillo mimado la ha manipulado hasta donde ha podido para poder tenerla.- El demonio rió entre dientes.- El muy trastornado ha venido a mi, para pedirme ayuda con ella…con mi hija….Cuando comenzó a contarme toda su historia, tuvo suerte de que no lo destrozara allí de inmediato. El muy imbécil no la reconoció inmediatamente y fue a dar de bruces con el cuerpo de su hermana "humana"….pero es una larga historia y no merece la pena que te la cuente. Esme.- apuntó Baal serio.- Los ejércitos dirigidos por los druídas de mi antigua dinastía están preparados, vamos a atacar el palacio de Aro, dado que Edward no ha presentado esposa ni hijos que lideren la raza por mas tiempo…es mi hora, la perfecta para un golpe de estado. Es lo justo.

-¿Entonces tú eres el que esta propiciando las revueltas?

Baal asintió y miró a su hija con ternura.

-Mi hija me acompañará al trono….pero antes debo de apartar del camino la estirpe de los Vulturi….

-¿Pero y nuestra otra hija; Rosalie?

-Rosalie ha decidido estar al lado de su marido. Emmet es un ser sin rapidez mental, un armatoste de músculos y hormonas. Nuestra hija lo dominará bien y yo no tengo nada contra el chico que ha sabido tratarla como se merece…pero Edward, lo de Edward es otra cosa muy diferente….Él ha abusado de Bella en infinidad de aspectos, entregándose a él sin estar completamente cuerda. La niña no es un error, pero si problema cara a un futuro, Isabella ha de saberlo, si decide quedarse con ella, jamás debe desvelar que ha tenido un hijo con Edward, jamás.

Esme contempló el rostro decidido de Baal, su rostro enérgico se veía todavía bello y sensual; pese al tiempo que había pasado desde que se vieron la última vez, una densa capa de vello escondía su labio superior, pero pese a eso Esme pensó que aquel demonio todavía hacia que le ardiera la sangre.

Esme sonrió mirándolo a los ojos.

-Te he echado de menos Baal….- susurró ella dejándose caer por el amplio pecho de él.

-Yo también lo he hecho Esme; yo también lo he hecho.

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Rosalie había tenido sueños premonitórios, levantándose a altas horas de la noche y sintiéndo como su cuerpo se agitaba con horror. Había visto el rostro de alguien que ella amaba entre las sombras. Pero ese mismo rostro se teñía de fúria y se volvía en contra de las personas que ahora vivían con ella….

También ha visto a su hermana Bella y a la niña, aquella niña que era una perfecta combinación de ella y Edward.

Trémula buscó su tarot Marsellés y comenzó a barajar con los ojos cerrados. Como si estuviera poseída por un ente comenzó a soltar las cartas afilándolas en tres espesos grupos de tres. Abrió los ojos y enmudeció de horror…..

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Edward llevaba días en palacio. No hablaba con nadie salvo con Alice y siempre que lo hacia, era recordando a Bella y su infinidad de vivencias con su pequeña hermana. Ella la había conocido bien, mejor que él, con ella había sido auténtica. No había estado sometida a ningún tipo de glamour para que le rindiera obediencia. Cada vez que recordaba lo que había hecho con ella se le erizaban los vellos de la nuca. Si bien ella era una elegida era una elegida que no amaba al ser al que estaba destinada. Edward lo había comprendido, después de mantener su mente serena tras de la marea de llantos y obstinación. Todavía no podía hacerse a la idea que su pequeña maleducada estuviese muerta, que aquellos ojos hermosos nunca mas se abrirían a la vida, al día…

Metido tras las cuatro paredes de su habitación, podía, todavía sentir la esencia de la que él consideraba su esposa en el aire… la mañana había comenzado a sombrearse y los primeros flujos rojizos espigaron el cielo.

Un ténue murmullo lo alertó y dando dos grandes zancadas abrió la puerta de su cuarto para salir hacia fuera del feudo. Intrigado oyó como los murmullos se convertían en gritos y poco a poco, éstos en alaridos.

Pensó en cambiar de forma, pero el terror lo pilló desprevenido al llegar al salón del Rey.

Su padre se hallaba aplastado contra la pared, un cuerpo fuerte lo atrapaba. Emmet y Rosalie estaban rodeados y se mantenían en un fuerte abrazo mirando a sus captores con pánico.

La pequeña súcubo se hallaba en el suelo tumbada y encima de su nuca reposaba el afilado diente de una espada de poder.

-¡Edward, huye!.- las palabras de Aro cayeron sobre él y lo despertaron de aquel ensimismamiento al que estaba siendo sometido.- ¡Huye!

-Como des un paso mas, le corto la cabeza Edward, y sabes que no voy a dudar en hacerlo.- Aquella voz se metió en el sentido de Edward y la reconoció con rapidez.

-Baal.

El demonio cogió a Aro con fuerza por los brazos y se los retorció por la espalda, le dio un puntapié en las posaderas y lo arremetió contra su hijo.

-Vuestro tiempo ha acabado, ahora es tiempo que la antigua jerarquía demoniaca lleve las riendas de los tres mundos. Yo Baal insto a todas las fuerzas a desbancar a la familia Vulturi de todos los estamentos del Consejo, por las buenas….

-O por las malas.- sentenció una voz.

Edward sintió su pulso acelerarse con una intensidad abrumadora, girando el rostro. Los pasos se oían a su espalda y aquella voz era demasiado conocida para poder confundirla con cualquier otra.

Con el corazón en la boca, por la sensación de tenerla otra vez parada ante sus ojos, jadeó como un perro jodidamente cachondo al tenerla tan cerca que casi podia tocarla. Sus rodillas fallaron ante la mirada fría de ella y se hincó en el suelo mirándola como si fuese una divinidad.

Aquello que tanto habia echado en falta volvió a él y sintió la necesidad de hundirse en ella con ferocidad y abandono, si le pidiese cualquier cosa en ese momento, él lo haría sin dudarlo; pese al delicado momento en el que se encontraban. Repasó con detenimiento todo su cuerpo apreciando ligeros cambios. Pechos mas voluminosos, caderas algo mas anchas y una belleza luminosa que lo cegaba y lo enardecía de una manera incomprensible. Si sus reacciones cara a Isabella habian sido primitivas en el pasado, en ese instante se sentía un mero esclavo de ella. Se arrastró hacia ella y miró sus ojos con vulnerabilidad.

-Aro. Tu hijo se ha rendido.- sentenció Baal de manera escueta y mirando al demonio de manera arrogante.

Edward ofuscado buscó los ojos de Bella y algo en él se rompió en mil pedazos…sus orbes chocolate habian desaparecido….ahora aquellos ojos eran del mismo color que los suyos…ella era un demonio….

Continuará…

 

Capítulo 38: Capitulo 38 Capítulo 40: Capitulo 40

 
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