Demon Prince (+18)

Autor: sistercullen
Género: Espiritual
Fecha Creación: 15/03/2011
Fecha Actualización: 12/12/2012
Finalizado: SI
Votos: 53
Comentarios: 148
Visitas: 183790
Capítulos: 47

Summary: Bella descubre, que la sesion espiritista hecha en su adolescencia,le marca la vida hasta lo altamente imporbable : la aparicion del principe de los demonios: Edward I.

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Capítulo 27: Capitulo 27

                                                  DEMON          PRINCE.

 

 

 

     Sulpícia notó como nuevamente se abría la herida de su amor por Aro y reprimió un gemido de agonía. Pero ahora…él no era importante, ni ella tampoco. Todo aquello era por la futura esposa de su hijo.

   -Sigue.- ordenó ella, intentando parecer impasible.

   -Con todos mis respetos mi Reina; pero Edward no está preparado para este hecho. Quise alejarlo de la humana, y que Emmet reclamara como suya a la que estaba destinada para Edward.

 -¡Pero eso imposible! ¡Si esto se hace, ninguno de mis hijos varones será feliz!

-Calma, mi Reina. Por lo poco que yo sé. Emmet no la ha reclamado.

  Sulpícia respiró hondo y miró a Rosalie; haciendo un gesto indicándole que se marchara.

  Rosalie, extrañada, hizo caso a su maestra y cerró la puerta tras de sí al marcharse.

 -Himrum. Esa chica que se ha marchado, es la futura esposa de uno de mis hijos, llévala al infierno o te juro por lo mas sagrado para nosotros que cuando vuelva al infierno te relegaré….

 

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Capitulo 27

  La mirada de Bella se iba aclarando cada vez mas. Su cuerpo estaba relajado y estirado; eso lo sabia. Pero un increíble dolor de cabeza amenazaba con partirle ésta, en dos.

   Pudo ver dos sombras; justo donde acababan sus pies y comprendió que estaba echada en un sofá o en una cama. Todo era demasiado confuso. Se echó una de sus manos a la frente, y en un gesto de dolor, se irguió levemente para fijar la visión en aquellas dos sombras; hasta ahora desconocidas.

   Parpadeó varias veces y vió a Alice; ésta la miraba sonriente.

   -Vaya Bella…al fin despiertas. Estábamos seriamente preocupados. Llevas tres horas

echada en esa cama.

  Bella giró su rostro y vió el magnifico dosel del lecho, las sábanas algo arrugadas y quiso morirse. ¿Pero cuando habia llegado ella hasta allí? ¿Y donde estaba?

  -Hummm….Alice. – Bella señaló al chico de cabello color miel ,con mirada extraña que estaba apostado; como un vigilante justo al lado de Alice.

  -Perdón, mi señora.- el hombre se acercó, levemente hacia un lateral de la cama e hizo un gesto con la cabeza. Bella miró a Alice y elevó una ceja. ¿Qué se suponía que era aquello?.- Mi nombre es Jasper Withlock .

  Bella lo miró con  detenimiento. No debería de tener mas de 23 años. Era increíblemente actractivo; pero como Alice, Aro y Edward, algo en sus ojos la estremeció.

    ¿Edward? Saltó de la cama y la cabeza comenzó a darle vueltas. La última vez que lo habia visto habia sido en la cafetería del mismo edificio donde trabajaban.  Recordó, entre punzantes dolores de cabeza, el momento en que se le acercó… “Espero que me  perdones por lo que voy a hacer….”

   A Bella ni si quiera le dio tiempo a replicar.

  Se apretó las manos a la cabeza y  se encorvó levemente; apenas conteniendo el dolor.

  -¡Alice!.- gritó.- ¿Dónde coño  estoy?...¿Y por que me duele tantísimo la cabeza?

   La pequeña súcubo miró al joven Jasper, seria. El demonio habia intentando insertarle a Bella una serie de información falsa…todo por ordenes de Edward. Pero habia sido inútil, puede que sirviera el ligero glamour de casa de campo en un entorno inigualable, pero de ahí a poder manipular la memoria de Bella habia todo un trecho.

   -Esto…mira Bella. Mejor le preguntas a Edward. Yo solo estoy aquí para tranquilizarte y darte confianza.

  Bella ensanchó las aletas de la nariz.

  -¡Joder, Alice! ¿Esto que es? ¿Tengo que sumar dos y dos? ¿Qué mierda hago aquí? Lo ultimo que recuerdo es a tu hermano muy cerca de mi rostro y diciéndome algo…luego me despierto y estoy aquí….¿Dónde está Edward? ¡Le voy a dar tal patada en los cojones que se va a quedar estéril para toda la eternidad!

   Alice rió, traviesa cuando escuchó aquel comentario.

  -¿Dónde estoy?.- Bella caminó descalza hacia un gran ventanal y pudo ver un precioso paisaje con vistas al mar. Volvió la vista y fulminó a Alice.- ¿Dónde estoy….Alice?

   -Yo…mira, mejor me marcho.- Alice miró a Jasper.- Mejor vayámonos y dejemos que Edward te cuente…..- Alice cogió el pomo de la puerta y lo abrió. Seguidamente desapareció junto con el joven Jasper y Bella se tiró de los pelos en un gesto puramente cómico.

-¡Edwarddddddddd!

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-Iré a ver a Aro ahora mismo, Edward. Me alegro que ya hayas traído a la humana, aunque sea aquí; a las tierras de Amenek. .- Emmet dio una fuerte palmada a su hermano en el hombro.-Pero siento decirte, que esta misma noche deberías llevarla a casa. Mañana mismo deberías presentarte con ella en el congreso; para calmar los ánimos. Y si no es mañana, pasado mañana. Los ánimos están muy revolucionados Edward. Y hay instigadores que creen que yo seria mejor Rey que tú, en el que caso de que papá, abdicara. Y sabes que eso ocurrirá muy pronto porque ira en busca de madre.

 Edward asintió.

  Los problemas con Isabella no hacian nada mas que amontonarse. La habia raptado, la habia llevado a las tierras del Clan Denalí para seducirla con un poco de glamour y los recuerdos falsos impregnados por el joven Jasper, no habian servido para nada…..tenia un escudo mental, tan hermético,  que le daban ganas de patearse el culo, él mismo.

   Encolerizado y asustado por la reacción de ella cuando partieran hacia al infierno. Tragó en seco.

  Era la primera vez que temía a una situación y aquello aparte de curioso lo encontró gracioso.

   -Entonces la llevaré esta misma noche, a palacio. Y deséame suerte hermano, porque ésa hembra mía, es lo mas cabezota que he visto en mi vida. ¡ su mente, se niega en rotundo a mis atenciones! Aunque  su cuerpo desee todo lo contrario.- Edward apretó la mandíbula y los puños con intensidad.-¡Y todo por que no ha olvidado a ese insignificante humano.!

  Emmet frunció el ceño.

- Pero Edward..yo…

-¡Edwarddddd!

  Ambos se volvieron al escuchar aquel fuerte alarido de mujer. Edward se paseó los dedos por su cabello; nervioso. Y Emmet lo vió marcharse deseándole suerte mentalmente.

   Se desmaterializó en el acto. Caminando por los amplios pasillos que conducían al salón del Rey.

 

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Rosalie fue engullida por un agujero negro y cerró los ojos. Gemidos y  alaridos de terror la envolvían y no quiso que su mente quedara hechizada por lo que camino al infierno verían sus ojos.

    No tuvo  conciencia del tiempo; pero antes de lo  esperado cayó de bruces sobre el pavimento de una gran puerta. Los guardias la miraron extrañados y ella se alzó enseñando el medallón que Sulpícia le habia entregado.

   Los guardias se miraron asombrados y le dieron paso; sin previo aviso a Aro.

    Cuando Rosalie caminó con paso inseguro hacia la figura oscura que le daba la espalda en el amplio salón barroco; un estremecimiento de terror la atenazó.

   Aro sintió la presencia. Y el fuerte hedor vástago de angel caído,  lo dejó mudo. Aún y así se dio lentamente la vuelta y observó a la tentadora belleza, que se habia personado ante él.

  -¿Quién eres? ¿Y cómo que mi guardia te ha cedido el paso?.- Preguntó algo hostil. Y de repente algo le llamó poderosamente la atención. El colgante que llevaba la mujer alrededor de su cuello perfecto. 

   A una velocidad sobrehumana; llegó hasta ella y acarició el amuleto, llevándoselo a sus fosas nasales.

 -Señor. Vengo de parte de la señora Sulpicia….- Rosalie contuvo el aliento.

  Aro se quedó sin habla y abrió un poco la boca; conmocionado. ¡Sulpícia! ¡Despues de tantas décadas…!

 -Mi esposa….¿Como se encuentra? .- El demonio; terriblemente vulnerable, perdió la vista en el infinito.- ¿Traes buenas nuevas? ¿No habrá,….?

  Rosalie sonrió, tierna.

 -No. Tome. Esta carta  me la ha entregado la señora. Sabe que usted obrará en consecuencia. Por lo poco que yo sé. Algo terrible va a suceder si no nos ponemos rápidamente manos a la obra.

  Aro miró a aquella mujer hermosa a los ojos.

  -¿Cómo te llamas…hija?

  -Rosalie; señor.- Ella, bajó la cabeza, en una leve inclinación y se quedó así postrada mientras Aro; guardaba aquella misiva, dentro de su pecho. Muy cerca de su corazón.

   Sintió la presencia de su hijo Emmet  y avanzó varios pasos para ir en su encuentro una vez traspasara el umbral de la puerta.

 

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     La esencia de quien fuera la mujer impía, le machacaba las sienes. Se le deshicieron repentinamente todas las terminaciones nerviosas. Quien fuese que se hallara allí; era por quien habia esperado toda la vida.

    El pasillo hacia el trono de su padre se hizo interminable y con ello la esencia picante del deseo abrasó sus bajos como la ardiente lava. Jadeó levemente al posar su mano en  el dorado picaporte. La mujer; aquella desconocida, con embriagadora esencia lo esperaba tras aquella puerta.

   Asió el pomo ligeramente y lo giró despacio. Abrió el portón e intentó tratar de no respirar. Su padre. Aro, estaba sentado en su  lujoso trono; observándola sonriente. La mujer inclinada en una reverencia, no se inmutó y él caminó hacia su padre como pudo, ya que las fuertes piernas de gladiador  se estaban convirtiendo, a cada paso en cremosa gelatina.

  -Hijo.- Aro lo miró con una sonrisa mas abierta y se levantó para ir a su encuentro.

  Emmet sofocado;  intentó silenciar un alarido de deseo, pues sus fuerzas estaban a punto de estallar.  Estaba duro como una roca. Mas que eso; aquella sensación era totalmente nueva para él. Queria enterrarse en ella sin consideraciones; apretarse en su dulce calor.

-Aro.- siseó Emmet, mirándolo directamente a lo ojos.

 -¿Qué te trae aquí hijo mio? .- La mirada maliciosa de Aro, no se le escapó a su hijo y Emmet intentó no ruborizarse.

 -Edward ya tiene a Isabella en Amenek.

Aro rió levemente y miró la cabellera rubia de la mujer que no se habia movido si quiera, de aquella sutil reverencia.

 -Querida…levantate.- dijo, volviendo a mirar a su hijo.

   Rosalie se levantó lentamente, Habia estado nerviosa todo el viaje; pero desde que aquel desconocido habia cruzado el umbral de la puerta, sus nervios se habían deslizado sobre su piel y ésta le quemaba. Necesitaba algo que la calmara y no entendía el qué.

  Se giró para observar al hombre que hablaba con el esposo de Sulpícia y jadeó cuando sus miradas se encontraron.

  El hombre se revolvió como si hubiera sido víctima de alguna extraña posesión.

  -¡Guardias! ¡Contenedlo!.- ordenó Aro, apartando a Rosalie y escondiéndola en su espalda.

   Emmet comenzó a combulsionarse y rápidamente los guardias lo apresaron en muñecas y pies, para inmovilizarlo.

   Aro comprendió todo y asintió gustoso a su hijo.

  - El ardor es maravilloso hijo….estoy deseando ver ese tipo de reacción en tu hermano Edward cuando llegue aquí con Isabella……

   La polla de Emmet saltaba de sobre sus pantalones convulsa. Era la sensación mas demandante y dolorosa que habia tenido en toda su jodida vida…..

  -Padre….la necesito….-jadeó intentando llegar hasta ella.

  Rosalie cegada con aquella reacción, no oyó como su corazón se marchaba para colarse en el centro del pecho de aquel increíble espécimen.

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   Abrió la puerta sigilosamente. Cerró los ojos y esperó el primer impacto. Sabría que lo habría. Habia aprendido a conocerla.

      Se habia tirado sobre de Edward; envolviendo con sus piernas, las caderas de él y en ese momento, le estaba arañando el rostro; como una gata celosa.

- Bella….

  -¡Maldito!¡Que derecho crees tener sobre mi! ¿Y donde mierdas me has traido?

  -Cuida tu boca querida. La querré para otras cosas mas…agradables.

 Bella apartó las manos de su rostro y tomó conciencia de cómo se habia enganchado a él. Se tensó y dejó caer sus piernas lentamente a lo largo de las de Edward.

  -Me has traido aquí sin mi autorización previa. Edward. Te suplico…no. Te ordeno que me lleves a mi casa; a mi espacio. ¡Por favor!

   Edward quería devorarla. Estaba tan sexy con las mejillas encendidas a causa del enfado y el cabello alborotado, después de una larga siesta, que sonrió cuando ella terminó de hablar.

 -Si hemos llegado a este punto querida, es porque no me lo has puesto nada fácil.

 -¿Fácil? ¿Y que es lo que tengo que ponerte fácil? ¿Abrirme de piernas para ti? .- Bella estaba encolerizada, pero una lámida infernal subió por la parte interna de su muslo. Como una caricia húmeda invisible. Acabó por perderse entre sus piernas y se estremeció de puro deseo.

  -No solamente quiero que te abras de piernas para mí. Si lo hubiera querido te hubiera hecho perder la voluntad y te hubieses entregado sin ninguna reserva. Pero es algo mucho mas profundo que eso. Cada latido de tu corazón, cada mirada al futuro, todo lo que te rodea, quiero que sea mío.

   Bella se adentró en aquel mar de ojos verdes y se ahogó en ellos. ¿Podria ser verdad todo lo que estaba diciendo? No…..Carlisle también le dijo un dia que la amaba y luego se acostó con Josephine, relegándola a ella, a un segundo plano.

  -No creo ni una palabra de lo que me dices Edward.  El amor no es una cosa que aparezca de un dia para otro. Todo eso que quieres de mí….no es para ti…como ya te dije, no quiero ser plato de segunda mesa. No voy a caer otra vez el mismo error. Ser devorada por las mentiras de los hombres que primero amaron y desearon a mi hermana. No. Gracias.

   Edward la escuchaba embelesado. ¡Como le gustaba aquella mujer! Y como habia cambiado desde la primera vez que la vió. ¿Cómo no pudo darse cuenta que era ella la que  cantaba para él, aquella noche que se dejó caer por Forks? El destino…maldito destino…Pero no la iba  dejar escapar. Ella entendería….lo amaría con la misma intensidad que él habia descubierto amarla.

  -Mírame.- le dijo él, de una manera ronca. Rozando con un dedo su mandíbula y girándola levemente para encontrarse ambos con la mirada.- Vas a ser mía, Isabella Swan. De todas las maneras habidas y por haber y tú escúchame bien, tú, serás la que venga a mi en busca de consuelo….

 -Nunca he ido a nadie en busca de consuelo y no lo voy a hacer por ti, Edward. No seas engreído.- masculló ella. Apartándose de su gélido contacto.

 La miró largamente y bufó algo exasperado.

  -No puedo creerlo.- masculló.- No tengo huevos de nada….

 Ella alzó una ceja interrogante y él no pudo mas con sus mas bajos instintos. Dio dos zancadas inmensas y la apretó fuertemente a su cuerpo; tanto que a ella le costaba respirar.

 Olfateó su rostro y su cuello, gimiendo de puro deseo; al ver como ella comenzaba a estremecerse.

  -¿Por qué te niegas a lo que siente tu cuerpo? Eres mía y tu cuerpo me reconoce como tal, mi bella ninfa.  Me vuelves loco de deseo, me muero por ti Isabella, necesito tu calor, de tus besos, de tus caricias. Soy un maldito condenado si no me das; aunque sea  migajas de tu amor.

   Bella se mordió un labio. Excitada. Edward siempre habia conseguido cosas en ella que nunca se habia podido explicar. Su cuerpo ardía por él cada segundo; mientras que él andara cerca y su , mente tratara, de mantenerlo en la distancia, la perseguía como una sombra de dia y de noche en su maldito subconsciente.

  Seria fácil entregarse a él. Seria fácil, perderse en aquellos brazos atléticos y bien formados. La dicha la inundaría….pero después no habría nada mas…. Como con los demás hombres que habían formado parte de su vida….no recordaría. No sabria como tocar el cielo con las manos.

   Edward, lamió aquellos labios con detenimiento, y con su legua, abrió aquella boca preciosa para adentrarse en su dulce cavidad. Se encontró gimiendo cuando ambos músculos se encontraron y comenzaron la dura batalla campal de leguas. Se restregaban con sus cuerpos; como si quisieran, ambos dejar el olor y la huella de cada uno, en el otro.

   A Isabella le faltó la respiración y se separó abruptamente de él.

   Edward, pasó la nariz por su cuello, hasta llegar con sus labios al oído de ella.

   -Dejate llevar…..

  Bella lo miró intensamente y un gran fulgor comenzó a adueñarse de toda la campiña…

   El cielo estaba comenzando a tornarse rojizo y un aroma a azufre , la envolvió haciendo que le picara enormemente la nariz.

   Edward aterrorizado, sintió que el dulce glamour estaba comenzando a desvanecerse. Sin  perder conexión visual con ella, tragó en seco y mojó sus labios, nervioso.

  -Confía en mi.- rogó.

  -¿Qué?

  -Bella mi amor. Confía en mí. Dejáme que me sumerja en tu conciencia. Bella….

  Aquel tono, aquella mirada, aquellos brazos todo poderosos que la envolvían, aquella palabra mágica que habia emergido de sus labios, abriéndolo todo para ella….sin saber porque confió en él y asintió dejando que la voluntad fuese absorbida por aquel ser en el que comenzaba a confiar….

Continuará…..

Capítulo 26: Capitulo 26 Capítulo 28: Capitulo 28

 
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