Demon Prince (+18)

Autor: sistercullen
Género: Espiritual
Fecha Creación: 15/03/2011
Fecha Actualización: 12/12/2012
Finalizado: SI
Votos: 53
Comentarios: 148
Visitas: 183802
Capítulos: 47

Summary: Bella descubre, que la sesion espiritista hecha en su adolescencia,le marca la vida hasta lo altamente imporbable : la aparicion del principe de los demonios: Edward I.

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Capítulo 33: Capitulo 33

                                                          DEMON PRINCE.

 

Sulpícia se giró repentinamente y se echó mano al corazón. Aro la volvía tímida y pequeña…cerró fuertemente los ojos e intentó sacar algo de valor de su pequeño cuerpo.

 -Rosalie.- dijo sin mirarlo.-  Lleva la marca. Ella puede salvar a la mujer de Edward.

 Aro no comprendió y buscó su rostro con la mano, volviéndolo hacia él.

-¿Rosalie?

Ella sonrió con algo de altanería. ¿Acaso no lo sabia? ¿Él, todo poderoso… demoniaco?

 -Emmet y Edward son hermanos. Isabella y Rosalie, también lo son.

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   Capitulo 33.

 

 

   Aro apartó la vista asombrado y se dejó llevar por el recuerdo del dia que le entregaron a Isabella.

   Los Aquelarres habían durado durante varios días y en aquel tiempo era él quien los presidia. Las brujas gritaban poseídas cuando llegaba a copular con ellas, dejándolo a él mas sumido en la desesperación pensando en su esposa y su abandono.

   Ya habian pasado centenares de décadas ; pero no podía concebir  un mundo en el que ella no formara parte de él.

   El consejo Demoniaco le había puesto en un brete hacia justamente una semana. Debía de elegir a cualquiera de sus hijos varones para que llegado el dia,  fuese puesto en el lugar de su padre.

   Aro lo tenia claro; pese a las dudas y el deseo de la mayor parte del Consejo.  Emmet había sido instruido durante  años en el arte bélico por el mismo Ball, señor de la guerra.

   Ambos habían entrado en las mas encarnizadas hazañas bélicas y Emmet habia salido tan victorioso como el mismo Ball.

  Pero este demonio carecía de cerebro alguno y Emmet, pese a ser mas inteligente que él, no se formó lo suficiente para ser un buen estratega y dialogar con la palabra.

   Aquel don lo poseía Edward; su hijo mayor. Fue una suerte que Baal; demonio  con inmensa sabiduría  y poder para manipular las mentes mas oscuras y malvadas, el que lo instruyó y lo hizo un verdadero guerrero de la psisque.  Baformet lo bautizó en los lodos del infierno con el poder de la inmensa sabiduría y  Baltazo remató a su primogénito con un don nada desdeñable para cautivar y poseer mujeres de cualquier tipo o edad.

   Edward era el ser  perfecto. Un ser que ya se había inmiscuido en la historia de los hombres mas veces de las que él mismo podia preveer. Supo que instigó con sus charlas a un joven alemán que estuvo a punto de morir congelado en la calle….se apareció en forma de vagabundo y le salvó la vida…cuando vió en sus ojos la mas pura maldad.

   Mas tarde supo de él y de sus guerras a lo largo del mundo.

    Tambien había viajado al nuevo testamento y  conocido al llamado hijo de Dios…aquel viaje  era un enigma para Aro, porque Edward nunca quiso contar lo que allí había acontecido.

   El Ministro lo esperaba en el gabinete, pero una mujer con una túnica negra se le apareció con un bulto entre sus brazos.

  -Quítese de mi paso. ¿O a caso no sabe quién soy?.- Aro levantó la mano para propinarle un golpe pero la mujer abrió los paños que ocultaban el bulto y su mano se detuvo en seco.

   Era una criatura con la piel sonrosada. Unos enormes ojos chocolate lo observaban inteligentes y Aro sonrió al ver como la criatura lo miraba con la misma curiosidad que él.

 -Señor….lleva la marca. Mire…su cabeza.- La mujer ladeó suavemente la cabeza a la niña y Aro  abrió los ojos asombrado.

 -Es una hija de ellos. Un híbrido de angel y demonio, señor. Es una elegida. La he encontrado  a los pies de la candela, a punto de ser devorada por las llamas.

  Aro tocó al bebé con miedo. Aunque se veía rolliza, no podía pasar por alto lo pequeña e insignificante que era.

  De repente su cabeza comenzó a entrelazar ideas y comprendió. El sello, la elegida y el futuro del imperio. 

   Tomó la niña entre sus brazos y oyó la llamada desesperada de alguien en la tierra…alguien que lo clamaba…

  Y allí vió la oportunidad de entregar a Isabella; como él la bautizó en aquel momento. 

  Llegaría un dia en que Edward captaría su esencia y entonces la reclamaría como suya y entonces él podría abdicar como era su deseo e irse en busca de su esposa. Vivir como un mortal y darle la oportunidad a ella de hacerlo también. Pero para eso Bella tendría que aceptar a Edward por lo que era y amarlo más que a su propia vida.

  -Aro….¿En que piensas?.- La voz de Sulpícia sonó preocupada y el demonio se giró para dedicarle una de sus mas grotescas sonrisas.- Recordaba el dia que me entregaron a Isabella… Ahora esposa, me contaras como encontraste tú a su hermana?

  Sulpícia se frotó las manos nerviosa y tomó asiento en una de las sillas victorianas que ocupaban el lugar.

   -No recuerdo el dia. Ella misma me lo recuerda a veces. Desde que me separé de vosotros no tengo noción del tiempo ni tampoco de mi vida.

    Alguien tocó a la puerta  de la casa donde vivía entonces,  al abrirla no encontré a nadie y bajé la mirada para encontrarme una gran canasta de mimbre tapada a modo de cofre. Pude oler el aroma a bebé entre las rendijas y estuve tentada a cerrar de nuevo la puerta de golpe. Pero la noche era fría y algo de aquel olor me recordó a Alice. Tomé aquella canasta y la adentré al calor del hogar. Cuando me dispuse a abrirla me pinché con uno de los palos y casi mando toda la canasta al fuego con bebé incluida, pero un gorgojeo me apaciguó y abrí completamente el armazón. La miré con cautela y ví aquella marca en su cabeza lampiña…supe que seria especial; pero no hasta que punto.

  Rosalie me deslumbró con grandes dotes de clarividencia y sanación. Sus sueños meduínicos me daban un patrón ajustado de cual iba a ser su futuro y al lado de quien.

   Me costó criar a la mujer de uno de  mis hijos…puesto que yo  debia estar destinada a criar a mis vástagos  en la bondad de mi espíritu y no del tuyo…pero en Rosalie parecí redimirme un poco.

    Con el tiempo llegué a estimarla lo suficiente y me alegré inmensamente que ella finalmente llegara a ser la mujer de uno de ellos. La crié, la aleccioné y pude ver dentro de ella el amor y la pasión que escondía.  Es una mujer valiente y no se amedrantará donde se halle. Es digna esposa de Emmet; sin duda.

   Aro torció el gesto. Quizás él debía de haberse hecho cargo de Isabella también. Haberla criado como uno de ellos y asumir el rol en el que asumiría su existencia cuando tuviese la edad suficiente. Pero algo en él le dijo que lo mejor era dejarla en el mundo mortal. Que se confundiera con uno de ellos…ahora no creía que la idea hubiera sido tan buena.

  -Aro…susurró Sulpícia.- ¿El alma de esa chica..Josephine… está ligada a  Isabella por tu culpa, no es asi?

 Aro bajó la mirada y avanzó hacia su esposa. Se puso a su altura y buscó sus ojos, acariciando sus manos con lentitud.

 -Si.

-Que todos los demonios del abismo nos ayuden, Aro. Yo no quise de ninguna manera hacerle daño a la mujer de Edward. Josephine Swan es una alma oscura…muerta y cosida a retazos, puedo ver el amor hiriente con el que quiere atar a Edward y la maldad con la que piensa en Isabella…ahora será mas fuerte y se interpondrá entre ellos. Dime…dime en que jerarquía ha sido delegada.

  -Está en la crisálida de la inmortalidad, Sulpícia. Destinada  a ser hija de Morgana, la bruja. Tendrá fuertes lazos sexuales con Edward en el próximo y en próximos Sabbaths…No habia nadie destinado para ello hasta que tú la mandaste hacia allá…ahora.

Sulpícia se llevó las manos a la boca y se despojó de las manos suplicantes de Aro.

 -¿Hija de Morgana?  ¡Edward debe negarse! ¡Él es….!

  -El príncipe….y tiene tantos derechos como deberes, Sulpícia …. entre muchos está ese, si la heredera de Morgana existe, él debe cumplir con su papel de príncipe…hasta que sea rey.

Sulpícia miró a su marido con odio. Al fin y al cabo unirse a Aro no le había dado mas que sinsabores y ahora sus hijos pagarían por ello.

   Aro habia aniquilado todas las hijas de Morgana la bruja que hacía de concubina a su padre.  Asqueado por el hecho de tener que tener relaciones con ella, estando enamorado de Sulpícia, quemó el panal de brujas llevándose al ejercito presidido por Azazeal.  Una de las almas oscuras del camino, se habia metido en Josephine a lo largo del túnel de la muerte cuando su verdadera alma la abandonó;

   Ahora al morir, Morgana la habia rescatado y la habia envuelto en su capullo…esperando salir de la crisálida convertida en la puta irrechazable de Edward.

-Hemos puesto a nuestro hijo y a su futuro al pie de los caballos; querida mía. Yo por ser un inconsciente y no proteger a Isabella y tú por llevar a esa arpía a los brazos de su madre de nuevo. Si tienen dos  dedos de frente ninguno de los dos nos mirará a la cara después de esto.

 Sulpícia cerró los ojos angustiada y dos enormes lagrimas se escaparon de sus ojos.

-Pero…tiene que haber algún tipo de posibilidad…por pequeña que sea…

 -La hay. Pero la pregunta es. ¿Quieres escucharla?

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Capítulo 32: capitulo 32 Capítulo 34: Capitulo 34

 
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