Demon Prince (+18)

Autor: sistercullen
Género: Espiritual
Fecha Creación: 15/03/2011
Fecha Actualización: 12/12/2012
Finalizado: SI
Votos: 53
Comentarios: 148
Visitas: 183797
Capítulos: 47

Summary: Bella descubre, que la sesion espiritista hecha en su adolescencia,le marca la vida hasta lo altamente imporbable : la aparicion del principe de los demonios: Edward I.

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Capítulo 22: Capitulo 22

 

                                                              DEMON PRINCE.

Edward masculló algo entre dientes y se alzó contra ella, con ganas de estamparle una bofetada.

-Nunca debí de meterme en tu habitación, me engañaste, no era virgen y fingiste sangrar para hacerme creer que habia sido el primero; pensando que tú eras la elegida. Creyendo que tú eras mi verdadero amor, manipulando mi manera de pensar y volviéndome ciego  y sordo , haciendo el ridículo delante de las personas que realmente me querían.- Edward se calló y paralizado, la aplastante verdad lo azotó como un gigantesco huracán.- Pero no me importa.- dijo distraído.- No me importa en absoluto.- le dijo, mirándola y sonriendo con maldad.- Porque ya no te amo. Creo que nunca te amé; me equivocado contigo y he sido un imbécil creyendo que eras tú cuando en realidad era ella….siempre ha sido ella..

-¿Qué coño dices Edward?  ¿Y quien es ella?

Edward ensanchó mas su sonrisa.

-Bella. Yo…..amo ardorosamente a Bella….

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Capitulo 22.

 

     Jacob Black habia encerrado dentro de una caja fuerte los documentos que no había dejado ver a Isabella.

    Él no albergaba ningún tipo de duda. Aquello escapaba completamente de lo ordinario, de lo usual.

   Tanto Aro Vulturi como Alice, eran seres misteriosos; de los  que no se podía ahondar información legal, pero su abuelo Efrhaín Black, el Chamán de la tribu de los quileutes en La Push, le habia abierto una puerta al otro lado. Aquellos dos seres no eran personas comunes y para su desdicha Isabella Swan tampoco.

   Su abuelo le habia perjurado una y mil veces que en el alma de aquellos dos seres se instalaba el horror, la mentira, la guerra, la codicia, seres imposibles de recrear si no los mirabas a través de su alma oscura y fría.

   Jacob dudaba que su abuelo le diera alguna pista sobre ambos sujetos; pero desde luego cuando salió de La Push , los pelos los tenia de punta.

  Demonios, seres de la noche, Satán,  Azrael, Lucifer…todos estaban formados en las mismas filas que Aro y  Alice Vulturi. Ellos eran seres oscuros; demonios que se habían amparado en la sombra de Isabella como parásitos. ¿Pero con qué finalidad? Sucumbió al miedo por  Bella, pero  también ser preguntó porque  ambos demonios la rodeaban en casi todo momento. Sobre todo la hembra demonio. La súcubo. Se había convertido en su sombra.

  Jacob  habia   leído la suficiente información sobre demonios para  imaginarse la respuesta.

   Isabella era una especie de elegida. Alguien con la que ellos han creado un vinculo de sangre por paridad.

   Ella; Isabella iba a formar parte de sus filas de una manera u otra….pero era absolutamente inconsciente de todo aquello.

   Se sacudió violentamente al saber que ella tenía que pasar al otro lado para poder estar con ellos…¿Pero en que  extraña secuencia de su vida ella había sido elegido para uno de ellos?

   Jacob intentó pensar en algo mencionado por ella. Algo extraño, inusual, pero no lo consiguió; solo lo abordó un tremendo dolor de cabeza y la seguridad de que debía de hablar con la súcubo antes que con Bella.

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Josephine se  echó una mano a la cabeza; victima de la conmoción. De las palabras apresuradas e incongruentes de Edward. ¿Isabella? ¡Aquello era técnicamente imposible!

-No puedo creer que me estes hablando en serio, Edward.- Le dijo con la sangre caliente palpitando en sus venas  y los ojos desorbitados.- Tú me amas a mi…como yo  te amo a ti…no puedes estar hablando en serio,- Se abalanzó sobre él y le magulló el rostro con sus uñas afiladas y largas.

   Edward se apartó; rugiendo como un autentico demonio: lo que era,  y le dio un fuerte empellón, haciéndola caer encima del lecho que una vez compartieron.

-Ya te puedes ir quitando esa idea de la cabeza; porque mi corazón negro y sin vida le pertenece a ella….y tú nada puedes hacer para cambiarlo.- La miró de arriba a bajo con repugnancia.- Ahora vámonos; es muy tarde y deberías estar con tu marido no aquí conmigo. ¿No temes que despierte y no te vea en su alcoba?

-Me da exactamente igual.- escupió ella,con un deje de maldad brillando en sus ojos.

-Pero a mi no. Ademas ahora mas que nunca tengo ganas de volver a ver a “mi hembra” y mecerla entre mis brazos. ¿sabes que puede ser muy apasionada?.- Le dijo Edward alzándola bruscamente y poniéndola en pie.- No seas patética Josephine. Te creía mas orgullosa.

-¡Pero yo te amo!.- grito ella, desgarradora.

-Si no hubieses sucumbido a los placeres de la carne con ese mortal quizás, estaríamos unidos. Hubiera levantado mi espada en contra de mi padre y de quien fuese. Ahora….después de todo, lo que ha pasado, ha sido lo mejor. No estamos predestinados y nuestro futuro no era estar juntos. Sé feliz con tu marido y tus hijos Jo….-La voz de Edward , ahora era mas pausada y habia un deje de humanidad en ella.

-No permitiré que estes con ella…..¡Te lo juro Edward! Le dire quien eres…lo que eres. Incluso le diré que me has traído aquí para hacerme tuya….y no lo dudará. Tenlo por seguro. Además.- Josephine sonrió con una maldad digna de una súcubo dominante.- Ella no te ama ni lo hará, Ama al estúpido de Carlisle y solo falta que yo chasquee los dedos para que ese tonto vaya detrás de ella y le  confiese su amor incondicional…Es una batalla perdida Edward, Isabella no es para ti. No hay fuego en el cuerpo de ella, es solo frialdad y pasividad. Cuando la tengas en tus brazos si alguna vez lo haces, no podras hacer otra cosa que compararla conmigo y con mi pasión arrebatadora….No podras hacer otra cosa que.- Josephine  se abrió totalmente el vestido de botones y dejó su cuerpo totalmente expuesto a la mirada indiferente de él.- comparar las lujuriosas curvas de mi cuerpo aceitunado con la carne de pollo amarilla y enervada de Isabella…

Edward comenzó a reir. Primero con una carcajada medio sorda y conforme iban pasando los segundos se iba haciendo mas y mas elevada.

   -¿Se puedes saber de qué te ries, maldito demonio?.- Le increpó llena de rabia.

  Edward se acercó a ella y cubrió de nuevo su cuerpo con el vestido.

 -De tu escasa imaginación. – Su mirada se volvió dura.- Josephine Swan, no te interpongas entre tu hermana y yo porque si lo haces. Te mataré.

  Ella lo miró con los ojos desorbitados y comenzó a llorar silenciosamente.

 -Antes de que sea tuya….será de otro….¡Lo juro por Dios!

Edward  la agarró fuertemente de los hombros y la apretó hasta hacerle daño. Viajó con ella hasta la puerta de la casa que compartía con Carlisle y gruñó antes de marcharse.

-Te estaré vigilando….- le dijo Edward, al volverse y marcharse lentamente en otra dirección.

-Me da igual. Nada me importa. Mátame ya; si quieres; porque por nada del mundo tendras a las malnacida de mi hermana. Edward.

Él ya habia desaparecido cuando terminó de decir esto.

 Josephine abrió la puerta de su casa y se metió hacia dentro, cavilando un plan perfecto para aniquilar a su hermana , aunque fuese con sus propias manos.

 

 

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Emmet lanzó la pequeña vasija de barro y caminó hacia el lugar del que emanaba la esencia.

    Era una mezcla de varios olores y todos muy sensuales y ricos. Aún se preguntaba cómo podia ser que su hermano no hubiera caído en las garras del destino. Sin duda; Emmet, estaba haciendo lo mismo con el suyo. Reclamando la mujer de otro, él se quedaría sin la suya. Pero todo era demasiado importante como para pasarlo por alto. El consejo demoniaco estaba tambaleándose y era cuestión de tiempo que alguno de los Demonios que codiciaban el poder, intentaran arrebatarle el trono a su padre: Aro.

    Caminó lentamente y aspiró con fuerza. Era deliciosa, pero no lo suficiente para él. Emmet prefería los aromas más amizclados y fuertes. Aquella chica era dulce y embriagadora, pero no se la ponía dura como una piedra y era lo que realmente debería pasar al oler la esencia de su hembra.

   Claro que podía cambiar de opinión cuando la tuviese cerca suyo. Al observarla. Su padre habia dicho que Isabella Swan era el sueño de todo hombre. ¿Seria también el de él?

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   Bella se habia dormido entre sollozos. Su mente aún negaba todo lo que había ocurrido con Edward, pero su cuerpo lejos de estar sereno, llameaba de deseo cada vez que su cerebro recordaba todos los momentos vividos entre sus brazos hacia breves horas.

   Sus manos, sus labios, la manera de emerger en ella con sus dedos, el embriagador olor de su centro en la boca de él y su mirada ardiente que se apoderaba de ella, hasta en sus sueños.

   Deseó desde su subconsciente imaginar a Carlisle recorriéndola con los dedos tal y como lo había hecho Edward pero no pudo. Sintió repulsión hacia este pensamiento y la azotó una brisa interna en la habitación.

    La ventana había sido abierta  y alguien se habia metido en su habitación. Podia ver la silueta enorme al pie de su cama. Quiso gritar;  pero no pudo. Se llevó las sábanas a la cabeza y el hombre le aplastó la boca con una de sus manos.

   -¿Eres Isabella Swan?.- Su voz era grave y Bella notó como los vellos de todo su cuerpo se ponían de punta. Asintió temerosa con la cabeza y el hombre; poco a poco fue despegando la  manaza de su rostro.

 La contempló lentamente; sin desinhibiciones y luego sonrió; como en una broma privada. Isabella no podia ver sus facciones, pero estaba muerta de miedo. Se levantó agitadamente del lecho y corrió hacia la puerta, la abrió e intentó salir corriendo pero no pudo. Un pecho atlético le  frenó los pies al toparse con él. Miró hacia arriba y pudo ver el rostro de Edward. Sus ojos como piras, miraban al individuo, que se habia quedado sentado en la cama impasible.  Luego la miró a ella con una expresión muy diferente a la que Bella estaba acostumbrada. Rodeó con uno de sus brazos la cintura de ella y la aferró fuertemente hacia su pecho.

  -Ve con Alice; nena. –Isabella se quedó estupefacta; pero lo estuvo mucho más cuando los labios frios de él, se pegaron a su frente y la besó.

   El corazón comenzó a tronarle en los oídos y se apresó el labio inferior entre los dientes. Asintió mirándolo y corrió en busca de Alice.

 

  Edward cerró la puerta de la habitación de  Bella y caminó hacia el extraño que se escondia entre las sombras de la noche.

-Hermano.- la voz del hombre llenó el espacio y Edward apretó los puños con fuerza.

-Emmet.-  Edward, apretó la mandíbula y encendió la luz para mirarlo a los ojos.

 

Continuará…..

Capítulo 21: Capitulo 21 Capítulo 23: Capitulo 23

 
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