Demon Prince (+18)

Autor: sistercullen
Género: Espiritual
Fecha Creación: 15/03/2011
Fecha Actualización: 12/12/2012
Finalizado: SI
Votos: 53
Comentarios: 148
Visitas: 183826
Capítulos: 47

Summary: Bella descubre, que la sesion espiritista hecha en su adolescencia,le marca la vida hasta lo altamente imporbable : la aparicion del principe de los demonios: Edward I.

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Capítulo 29: Capitulo 29

                                                       DEMON    PRINCE.

 

Edward tembló al abrir los ojos y contemplarla. Su boca estaba manchada con la semilla de él; pero ella en un gesto de puta de mierda, se relamió los labios y se  llevó con su legua todo el semen que  no habia entrado en su boca.

Él echó la cabeza para atrás completamente perturbado y con todas sus fuerza arrancó aquellas esposas de sus muñecas y pies. La besó profundamente dejándola sin sentido.

 -Ahora te toca a ti…- le susurró al oído; antes de atraparla entre sus brazos y llevarla en volandas hacia su habitación.

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Capitulo 29.

 

Aro se habia refugiado en la soledad de su cuarto, la misiva de Sulpícia le ardía en el pecho, pero eran demasiado importantes los acontecimientos que se habían producido aquel dia en el ardiente y lujurioso infierno.

  Un destello de alegría inundó sus ojos al recordar las reacciones de cada uno de sus hijos. La de Emmet habia sido fiera; sin duda. Pero la de Edward lo había endurecido a él también.

   Podía sentir perfectamente el anhelo de su hijo en él mismo, porque para él su esposa, su mujer lo enardecía tan ardientemente como Isabella a Edward.  Aro sabia que su hijo habia encontrado aquella compañera fiel y deseosa de sus caricias una vez que la “domesticara”.  Y eso  iba a ser duro, porque pese a que Bella era temerosa y tímida, había algo en un recóndito lugar, tan  escondido que ni ella misma tenia control sobre ello; el poder absoluto que podría tener  sobre Edward.

   Sulpícia había sido consciente de ese poder justo antes de abandonarlo. Pero también fue conocedora de otras mas “cosas” que no le dieron a Aro ni el beneficio de la duda.

   Suspiró pesadamente y se quitó sus ropajes negros antes de zambullirse en la cama.

   Prestó un inusual atención a los sonidos guturales de su hijo al otro lado de la mansión y albergó la carta que le había entregado Rosalie de parte de su amada esposa; su mujer.

 

Aro.

  Demasiado tiempo sin saber de mí…lo sé.

  Pero no te escribo para hablar de nosotros y los problemas que generaran que me marchara de allí donde vives.

   Hay una mujer. Su nombre es Josephine Swan; he podido ensuciarme de su alma y me inquieta, hay algo en ella que no es de este mundo y quiero que tú me lo ratifiques.

  Vino a mí hace unos días. Ella…quería que le hiciera un trabajo, de amarre a un hombre, pero ante la perplejidad de todo lo que me contaba, me dijo que el hombre al que ella quería a su lado era alguien especial. Era un demonio.

   Pedí su nombre y ella me lo enunció. Yo intenté por todos los medios de no verme afectada por estos hechos pero me fue imposible, le pedí que me contara más, pero ella es astuta y solo contó lo que verdaderamente le interesó contarme. Sé que es tarde para  preocuparme de cada uno de ellos; pero sé del cargo de Edward desde el momento que fui consciente de quien era, como también el de Emmet y mi pequeña Alice; pero hay algo en esa mujer que me da miedo Aro….Miedo por la persona a la que está atada, hay un alma atada a  ella que me preocupa de sobremanera. ¿Es esa alma la futura esposa de Edward? Porque algo me dice que si. Hay algo entre ellas dos, que es tan mezquino como malvado y solo puede venir de un ser y ese tienes que ser: Tú.

    Josephine Swan, ama a Edward de una manera malvada y he tenido que hacer un trabajo sobre ella mas arduo de lo normal. Ella ha completado el circulo con un rezo para no perder su alma si alguna vez muere; fue lo único que acerté a hacer….pero si ella muere, irá al infierno….o quizás algo mucho peor…para Edward y su esposa.

   Espero que no hagas caso omiso a lo que te estoy contando y hagas todo lo posible por que esa mujer desaparezca de la vida de Edward y su mujer.

  Voy a clamar a Himrun…..Rosalie ya está  preparada, ella es otra de las elegidas para uno de mis hijos. Lo supe desde el dia en que me la encontré en quicio de mi puerta. La he criado como una hija. Cuídala, y dí a Emmet que la haga muy, muy feliz.

  Alice…mi pequeña….hace días que sueño con ella…es como si …

   No me busques. No lo intentes. Si alguna vez me amaste, hazlo, porque no estaría preparada para volver a verte.”

 

                                                                                                                       Sulpícia.

 

 

 

 

Aro se pasó una mano por las mejillas; estaba llorando. Sulpícia no lo había perdonado; ¿es que no era bastante el dolor de un corazón destrozado?

  Él la amaba….como la amó desde el primer dia. Habia intentado refugiarse en los brazos de cualquier otra hembra, pero todos los intentos habían sido en vano. No podía mirar a los ojos de la persona a la que estaba poseyendo y no recordarla a “ella”; a su esposa, a la madre de sus hijos, a la mujer que lo había hechizado y abandonado por no ser sincero con ella….por no decirle que él era el mismo diablo y que su hogar estaba alojado en la montaña mas alta del infierno.

 

 

 

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   Edward jadeaba; le dolían las muñecas y los tobillos por los duros eslabones al que había sido atado desde el momento que habia sido apresado y contenido por los guardias de palacio.

   Pero ahora la tenia enredada en su cuello, completamente desnuda y tan jadeante y ardiente como él, sus pies desnudos por la mullida moqueta, andaban deprisa con la intranquilidad del anhelo….se sentía tan vivo que no quería que aquello acabase nunca.

   Sus ojos se mantuvieron fijos en lo de ella y abarcó su boca fieramente, mientras rugía dentro de si mismo por llegar a la llanura de su dimensión: su dormitorio.

   Allí, la haría suya de tantas maneras que no las olvidaría en toda la existencia, porque aquello era lo que le gritaba su cuerpo, marcarla, poseerla, mancillarla de puro y agotador placer por sus caricias.

    Abrió la puerta ; sosteniendo a Bella sobre uno de sus brazos y la cerró con violencia; ayudándose por su larga y tonificada pierna.

 La dejó lentamente el suelo y se separó de ella para que su vista se adecuara a sus formas y su embriagante olor de hembra. Cerró los ojos ensanchando completamente las aletas de su nariz. Ardía de deseo y ella también. Podía olerla, su excitación corría libre por sus muslos y él tuvo la salvaje tentación de lamer aquel liquido de miel y emborracharse de su rareza.

 Dio un paso hacia ella y Bella pareció dudar. Lo vió en sus ojos, parecían el mas precioso de los lagos ciénagos…lleno de barro y lodo…

  -Edward.- susurró, pegando su pequeña mano en el pecho de él, haciendo que gimiera por su contacto.- ¿Qué me sucede…que te sucede a ti..y porque estabas atado de esa manera tan primitiva?

 Él sonrió tierno y acarició lentamente los pómulos de ella y su mandíbula.

 -Te sucede que me deseas…me sucede que me vuelves loco y quiero enterrarme en ti ,de una maldita vez y por lo demás, no te preocupes…todo tendrá su explicación. Te pregunté que si confiabas en mi. ¿Lo sigues haciendo?

  Ella lo miró un momento a los ojos sin decir nada y asintió débilmente, susurrando.

 -Si.

 Edward bajó su mano lentamente, recorriendo el cuello, la clavícula, el pecho; hinchado y dolorido. Él se mojó los labios preso de un deseo sin paragón, quería saciarse de aquella sed que lo tenia con la garganta seca y desesperado. Agachó su cabeza hasta aquel montículo preciado y olfateó el pezón antes de llevárselo a la boca, lamiéndolo, succionándolo, devorándolo.

  Bella sintió como su vientre se contraía y miles de descargas consumían su cuerpo y la convertían en una pira viviente. La boca de Edward, golosa; la lengua de Edward: devorándola.

   Levantó las manos lentamente y sujetó la cabeza de él que se sumergía en sus pechos, moviendo aquella lengua prodigiosa sobre sus cimas duras y sensibles. Lo agarró fuerte, con el miedo de saber que llegaría un momento que dejaría de sentir, que todo se volvería olvido y estaba sintiendo tanto con Edward…todo parecía nuevo: aquellas caricias ya habían sido recibidas por algún que otro hombre, pero su cuerpo estallaba inexperto a cada lengüetazo y lamida de Edward…como un cuerpo completamente virgen.

   Sintió los dedos de él vagando por el valle de su pubis. Se volvió loca y abrió las piernas para darle un mejor acceso; pudo oir en la lejanía una risa breve de él y frunció el ceño para seguidamente reir ella también por un segundo.

  Los dedos de Edward eran ágiles sobre aquellos pliegues suyos y los abrían con tanta delicadeza que por un momento pensó que se estaba conteniendo de algo….

  Se alzó sobre ella y buscó de nuevo su boca para devorarla sin dejar de mover aquellos dedos por encima de su llaga.

  -Esta tan cerradito, Bella….-susurró él, mientras la empujaba deliberadamente encima de la gran cama .- Tus pliegues parecen los de una niña…..¡Demonios, Bella! Como siga asi voy  a explotar antes de follarte.- rugió, mordisqueando su cuello y bajando lentamente hasta sus pechos.

  Edward estaba maravillado con aquella forma femenina que su cuerpo reconocía como suya…cerró los ojos instintivamente al pasear los dedos por sus pliegues; tan pegados a su dulce almeja, se le contrajo el vientre y la polla dio un par de tumbos, dolorida y deseosa de tener algo de acción.

  “Calma”, se dijo interiormente. “ Ella es virgen, maldita sea…es tan virgen como una niña”

   Pero su cuerpo era de una mujer y él rugía hambriento. Debía ser cuidadoso, después de esta noche, él podría ser un autentico cabrón con ella y follársela de mil maneras diferentes, saltarse a la torera todas reglas; pero solo con ella: con su mujer.

  Paseó su dedo índice por la llaga, de la que rezumaba el caliente liquido de la excitación de ella y tuvo que tragar en seco y carraspear porque se ahogaba de puro anhelo.

  -Bella….abre las piernas; lo mas que puedas. Eres tan estrecha que no puedo meterte ni un puto dedo…mierda….las voy a pasar canutas contigo…- el deje de voz ronco y henchido de deseo desató en vela una oleada de excitación y se revolvió anhelante, mientras intentaba abrir las piernas. Lo tenia encima, pero estaba teniendo el suficiente cuidado para no aplastarla con aquel perfecto y duro cuerpo de él.-Si…así, ¡Madre mia!.- exclamó, perturbado.- No voy a poder contenerme…y no puedo perder el control contigo…contigo no…

  Bella se agarró del cuello de él y acercó su rostro.  Lo miró intensamente antes de besarlo con un deseo calcinante, que los envolvió a los dos en una espiral de sensaciones.

   Edward zambulló uno de sus dedos dentro de ella y Bella se separó de su boca unos segundos para mirarlo a los ojos y gemir como una gata; Edward jadeó desquiciado, mirando para la zona sur del cuerpo de ella, el dedo de él entraba y salí. Embistiendo rápidamente su coñito apretado y dulce….estaba jodido…muy jodido.

  Volvió a besarla duramente y emergió dentro de ella con otro de sus dedos, arqueándolos y buscando que ella se retorciera y pidiese que la follara…no veía el momento de oir aquello salir de su pequeña boca . Rememoró el sabor de sus labios enrollados en su verga y gritó; gritó extasiado del placer del recuerdo.

  La besó con cautela ante de sacar los dedos y enderezarse sobre sus rodillas delante de ella. Miró el flujo espeso de sus dedos y se paseó la lengua por sus labios; hambriento.

  -Hueles a hembra, Bella….a hembra que quiere ser follada y empalada hasta morir de placer…- Se llevó los dedos a su boca y los lamió desesperadamente, bajo la antenta mirada de ella que  jadeaba presa del deseo y las emociones vividas.

  “ Ahora debería de acabar todo” se dijo a sí misma. “Mañana no recordaré”

  Y se maldeció por tener aquella tara en su cuerpo y en su cerebro.

-Abre mas las piernas.- oyó que le decía él; acercando su rostro nuevamente al de ella y besando su frente.- y enróllalas en mi cintura.- volvió a besarla con ternura.- Ahora me voy a enterrar en ti….

  Ella gimió. Edward era tan sensual….sus palabras la excitaban tanto como sus caricias y su piel picaba de deseo cada vez que su ronca voz envolvía sus sentidos.

   Ella hizo lo que le pidió y sintió la dura cabeza de su nardo en su entrada; él la pegó mas a su cuerpo y la besó antes de coger su verga con la mano y  penetrarla lentamente. Bella cerró los ojos y suspiró. Ahora todo acabaría….

   Edward maldijo silenciosamente mientras iba entrado lentamente en ella. Era tan estrecha que iba a correrse en un par de envestidas como siguiese de aquella forma, la estrechez de su coño era tal, que despegaba de su falo la piel que lo cubría ; albergándolo en aquellas paredes estrechas y enloquecedoras. Se tropezó con la barrera de su virginidad y miró los ojos de ella orgulloso.

  Debia ser rápido. No podia hacerla sufrir demasiado.

Alejó la mano de su polla y la penetró profundamente; balanceando la cabeza hacia atrás; completamente abotargado de tanto placer. Abrió sus ojos y buscó los de ella.

   Bella seguía sintiendo…y eso la asustó.

  Sintió como el pene de Edward se abría paso dentro de ella. Sintió en su corazón el aleteo de mariposas cuando él la miró  y luego aquel dolor punzante. Aquel maldito y cortante dolor.

  Edward pegó su frente en la de ella; completamente sumergido dentro de su cuerpo.

   -¿Te duele?.- dijo sin abrir los ojos y manteniéndose quieto. Dentro del cuerpo de ella.

   -No entiendo nada.- jadeó ella.- Yo no soy virgen….

   Edward abrió los ojos  y la miró con insistencia. Deseaba despegarse de ella y empujar su pelvis dentro de su cuerpo hasta perder el sentido, pero tenia que ser paciente…dentro de unas horas…mañana…ahora tenia que ser delicado y eficiente.

  -¿Tienes miedo?.- preguntó él, sacando levemente la polla de su vaina.

  -No.- enunció ella presa del deseo.

  -¿Confias en mi?

  -Si.

  La embistió delicadamente, en línea recta. Sacaba la polla toda lo larga que era y volvia a meterla dulcemente, lentamente; embriagándose de lo que empezaba a brotar de ella.

  Los fluidos de mezclaron con la sangre de su virginidad y Edward la pegó mas a él para embestir mas rápidamente y con mas energía.

   Bella sentía su cuerpo volar.

   De vez en cuando su ojos volaban hacia donde el cuerpo de Edward se unía con el suyo y eso la ponía mas cachonda que una perra en celo.

   Queria mas…lo quería todo. Lo quería a él

   Embrujada por aquella circunstancia, lo pilló desprevenido y giró sobre su cuerpo para dejarlo debajo de ella.

  Él, se la comía con la mirada, sobando sus pechos y pellizcándole los pezones con algo de brusquedad…pero inquietamente eso a ello le gustaba.

 -Quiero hacerlo yo…- alcanzó a decir, mientras revolvía sus caderas empalada en la polla de él.

 Edward ahogó un gemido y se irguió presionando entre sus dientes, uno de sus ardientes pezones.

  -Joder…Bella, me estas matando….

Ella enroscó sus piernas en la cintura y se balanceó levemente, buscó el placer de su cuerpo y clavó las rodillas en la cama para subir y bajar por aquella viga dura e hinchada que la colmaba plenamente.

   Comenzó a cabalgarlo, sin miedo y sin reservas, divertida por la asombrada mirada de él, sintiendo como su cuerpo se volvía una madeja de nervios y su piel llameaba  con la intensidad del fuego vivo.

   Edward contuvo un segundo su polla. Estaba a punto de correrse por aquella puta ninfa de los cojones.  La agarró por la cintura y cesó los movimientos rítmicos que lo estaba enloqueciendo.

  -Nena….quiero llegar contigo…

  Ella parpadeó insegura y luego sonrió. Se enroscó  a su cuello y volvió a penetrarla; pero esta vez, estando él encima de ella.

   El olor de aquella estancia era una mezcla de oxido, sal y deseo…. Sólo se  escuchaba el choque de sus caderas. Era la  banda sonora de aquel espacio oscuro y maldito.

   Los gemidos de ambos, también llenaban la estancia y las palabras sin sentido que a veces, brotaban de los labios de él.

    Edward aceleró el ritmo..sentia como su coño lo apretaba mas y mas….y él estaba a punto de lanzarse al vacio también.

  -Quiero irme contigo.- le dijo entrecortadamente ,mientras una gota de sudor caía sobre los labios de ella.

  Ella se enarcó mas para albergarlo mas profundamente y lamió aquella gota, sacando su lengua lentamente. Edward la arrolló con sus labios y puedo sentir como ella susurraba dentro de su boca…”ya”

  Se despegó de ella y clavó las rodillas en la cama para taladrarla como un maldito demente.

  Bella sintió su cuerpo volar, su respiración la llevó a un mar de muerte y dicha. Sintió que veía las putas estrellas y todo su cuerpo se hinchó por ese tremendo placer…notó como él combulsionaba dentro de ella y la colmaba de su simiente, volvió a gemir victima del placer. Su coño se contraria, albergando aquella polla como un puño y miró a Edward que  apretaba los dientes y la embestía cada vez mas lentamente.

     Edward la miró orgulloso y se tendió sobre ella, sin sacar su verga de la estrechez de su llaga.

  La besó delicadamente y sintió la dicha de ver como ella le correspondía con  mucha mas efusividad de la que se esperaba. Se apartó de ella y se acomodó un mechón que le molestaba en su frente sudorosa.

 -¿Qué es lo que piensas…. Bella?.- alzó una ceja divertido y  le besó la frente.

  Ella paseó sus dedos por aquel cabello cobrizo y suspiró.

  -No soy una tarada….

 

Continuará…

Capítulo 28: Capitulo 28 Capítulo 30: Capitulo 30

 
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