Demon Prince (+18)

Autor: sistercullen
Género: Espiritual
Fecha Creación: 15/03/2011
Fecha Actualización: 12/12/2012
Finalizado: SI
Votos: 53
Comentarios: 148
Visitas: 183816
Capítulos: 47

Summary: Bella descubre, que la sesion espiritista hecha en su adolescencia,le marca la vida hasta lo altamente imporbable : la aparicion del principe de los demonios: Edward I.

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Capítulo 4: Capitulo 4

                                            DEMON PRINCE

                                          CAPITULO        4

La cara de Reneé era literalmente un poema.

Al volver a ver a Carlisle Cullen, los recuerdos atormentados de la figura de su hija Josephine vagaron como fantasmas ante sus ojos.

  No podia creer, en la calidad de qué habia vuelto a su casa.

Como novio de su hija; Isabella.

Escuchó atentamente todas las explicaciones que le dió el hombre y cuando dio su bendición a aquella relación que le parecía grotesca, corrió hacia la cocina en busca de algo que reconfortara su alma: un trago.

  Bella sabia perfectamente que es lo que había ido a buscar su madre, con aquellos andares  desestabilizados por el alcohol.

  Miró a Carlisle que le habia cogido la mano, premurosamente . Los dos, sentados en aquel sofá barato, que se hundía hasta doler el coxis.

-Yo…- Bella, quiso decir algo pero las palabras no llegaron a sus labios. No podía.

-Tranquila, mi amor.- Carlisle acercó su rostro al de ella y suspiró.- Sé de su dolor y lo comprendo, aunque no estoy de acuerdo en la manera que tiene de dormirlo.

 Bella parpadeó un par de veces y recorrió las facciones de su príncipe.

 Era prácticamente perfecto.

Su tez extremadamente blanca y aquellos ojos dorados que le hacian olvidarse de respirar.

Era el sueño mas preciado, el mas deseado…y al fin, conseguido.

El baile de graduación,  pasó sin ser Bella protagonista de ello. Carlisle y ella habían decidido que no harian su noviazgo público, hasta que ella se graduara.

  Aunque ya era bien sabido que el profesor de biología del primer curso, era asiduo de la casa de los Swan.

 Aquello se prendió como un reguero de pólvora; pero ni a ella ni a Carlisle les importó.

Bella suspiraba cada dia, cuando después de  las clases iba a verla. Charlaba con ella y le robaba varios besos, cuando su madre los dejaba solos unos minutos.

 En el instituto, se miraban furtivamente y le sonreía, adquiriendo ese tono ,que al hombre tanto le agradaba en el rostro de su novia.

 Isabella suspiraba todas las noches por sentirlo entre sus brazos. Su cuerpo anhelaba algo mas de contacto que unos simples besos.

 Pero Carlisle era todo un caballero y nunca había  intentado tocarla si quiera encima de sus ropas.

 Aquello preocupaba a Isabella. ¿Es que no la consideraba lo suficientemente atractiva? A veces su mente la llevaba hacia Jo, y la relación que un dia tuvo con él.

  Un pinchazo de celos la invadía y un temor premonitorio vagaba por su mente al recordarla.

 Jo, era voluptuosa y segura de si misma, su mirada de gata volvia loca a los hombres y en concreto a él.

  A veces los habia espiado y Isabella sabia perfectamente lo muy pasional que podia ser Carlisle Cullen, y con ella no lo era….no lo era…

  Llegó el dia de la graduación y los temores de Bella, como si de una niebla vespertina se tratase, se habia evaporado casi por completo.

 Deseosa de tirar el birrete y entregarse a los brazos de su ansiado profesor, no veía el fin de la ceremonia aquel dia.

 Reneé estaba allí, sentada entre la multitud de padres y familiares y a espaldas de ella, cuando le entregaron el diploma estaba él, con sus ojos dorados observándola con ternura.

  Reneé habia invitado a Carlisle a comer después de la ceremonia. Y Bella estaba feliz. Era la primera vez que él compartiría con ellas, una comida intima, algo que jamás hizo con Jo. Una velada familiar , como si ya formara parte de su destructurado hogar.

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-Jo, te voy a echar de menos…mi mente y mi cuerpo, de una manera totalmente agónica.- Edward, le recorría las piernas con sus manos, suavemente; llegando a los muslos y haciéndola jadear ante el contacto.

 Ella se revolvió nerviosa, y así como lo tenia, arrodillando en sus pies, mientras ella estaba sentada en la cama, le dio un puntapié certero en la boca. Riéndose ; la muy malvada.

 -No podré ir a visitarte, Jo…- le dijo él, tumbándola de nuevo en el lecho y posicionando su cuerpo en ella.-  Tenemos Black Sabath y debemos estar todos reunidos durante esas dos semanas que estaras lejos de mi. ¿Tú también me echaras de menos, Josephine?.- Ella lo miraba a la boca. Aquella boca suya sensual y ardiente.

  Su dulce hálito la envolvía en una bruma de excitación constante  y sonrió con picardia.

-Claro que te voy a echar mucho de menos; Edward. – suspiró agónica de besos.- Necesitaré tu pecho por las  noches y amarte sin descanso hasta desfallecer…no cambio eso; por las chácharas irrelevantes de Isabella o mi madre.

 Él se detuvo bruscamente en su cuello y miró sus ojos. Escrutándola con la mirada.

-¿Qué ocurre, Edward?.- le preguntó ella, algo nerviosa por el fuego que salía de sus orbes verdes.

-Ví a tu hermana.- dijo sin dejar de mirarla.

-¿A Isabella?.- Ella quiso erguirse; pero el cuerpo firme de él, apretándola a la cama, se lo impidió.

-Si, a Isabella.

 Josephine, hizo una mueca burlesca y lo miró divertida.

-¿Y que? ¿Sigue siendo tan remilgada? Oh…no me digas nada…la pureza y la santidad forma parte de su aura…

-La verdad, es que la vi de pasada.- dijo él sin pestañear. Intentando no perder ninguna de sus reacciones.

 -¿Entonces? ¿Para qué fuiste con los humanos?¿Alguna alma que corromper, Edward?.- preguntó ella ,acariciando con su nariz el suave y marcado mentón de él.

-No, fui a matar a Carlisle Cullen.- espetó él, esperando reacción.

 Josephine, sintió una punzada de dolor y su mirada cambió.

-¿A matarlo? ¿Porqué?...sabes perfectamente que él no significó nada respecto a mi…tú eres el único Edward, creí que eso habia quedado suficientemente claro.

-Tranquila.- él dibujó una sonrisa.- Ya no lo haré. ¿No imaginas con quien estaba?

 Josephine apretó la mandíbula y tensó su cuerpo al comprender.

-Estaba con mi hermana….él estaba con mi hermana…- susurró.

Edward se levantó de la cama y ella lo siguió apretando su pecho en la espalda de él.

Edward tembló. Notaba los pezones marcados en la espalda y el bello púbico rozando la parte baja de sus glúteos. Ella era su maldita perdición.

-Veo , que me equivoqué. Tendré que borrarlo del mapa.- dijo seco, sin darse la vuelta.

-No Edward, no es eso. Es que me ha impresionado que Carlisle se fije en Isabella con la cantidad  de mujeres bonitas que hay por ahí…

 Él se volvió lentamente y la aniquiló con la mirada.

-Prometo fijarme mejor la próxima vez que vea a tu hermana. ..

-Edward ¡Bah!dejemos el tema.- ella se apartó de él y Edward en un arrebato de cólera la asió por el codo con mucha fuerza.

-Dos semanas, Josephine, dos. Y estoy de vuelta. Si hay olor en tu cuerpo de otro hombre. Lo mataré y a ti te haré el peor de los castigos.

 Jo, tragó saliva fuertemente y cogió unas sabanas para cubrirse.

-Supongo que …¿tú en el Sabath si tendras relaciones sexuales con las brujas que te invoquen?

Él se sorprendió ante esa valentía. Le sonrió y le acarició la mejilla con el pulgar.

-Sabes que debo de hacerlo. Hasta que no despose a mi compañera….tú.

-Y debo de conformarme con eso.

-Sí. Seré completamente tuyo de aquí a muy poco tiempo, te seré completamente  fiel y lo sabes. Te quiero, como nunca pensé amar a nadie. Eres mi locura Jo. Hasta el punto de enfrentarme con mi propio padre. Que me folle a las brujas no debería importarte. En esos momentos soy un instrumento y nada mas. No las acaricio, no las beso , no les hago el amor. ¿entiendes Jo?.- Él se habia vuelto a pegar a su cuerpo y le acariciaba el cuello con sus labios.

 Pero Jo, estaba perdida en sus pensamientos. ¿Por qué el padre de Edward no la quería a ella? ¿Seria por ser  humana?

-Edward…

-¿Mmmm?.- comenzaba a bajar hacia su clavícula, completamente excitado de nuevo.

-¿Por qué tu padre no quiere que sea tu compañera?- preguntó ella cortante.

-¿Qué importa eso, amor?.- susurró él, sin dar importancia a la pregunta.

-¿Habia ya alguien planeado para ti?

Él dejó de acariciarla y miró sus ojos hipnoticos, le besó la comisura de los labios y sonrió orgulloso-

-Tú.

Jo, explotó en una carcajada de felicidad y besó con destreza a aquel joven demonio que la devolvía por tiempo limitado a su antiguo hogar.

 “Todos los hombres son tontos, incluso los demonios”, pensó.

 Nunca habría vuelto casa de su madre si no tuviese una idea impresa en la cabeza.

 Desde hacia varios meses la idea de volver a ver Carlisle la perseguía. Soñaba con él y cuando estaba en los brazos de Edward, imaginaba que era Carlisle quien la amaba.

 Sabia que enfurecer al hijo del demonio no era algo que debia hacer. Pero ¿Quién podría enterarse?

  Edward demonio, o no. Era también un hombre y ya lo engatusaría ella como bien pudiese.

 Lo tenia en sus manos. Bebiendo de ella. Lo manipulaba a su antojo  y eso a ella la excitaba. Un hombre con tanto poder, seductor por su naturaleza malvada, que destilaba sensualidad por sus poros, con ella era dulce y amable; solamente cuando ella se lo proponía era rudo; y eso a Josephine la mojaba de sobremanera.

  Si de algo estaba segura era; de que cuando volviese de Forks, Carlisle Cullen habría sido suyo, con las técnicas mas placenteras que habia aprendido de Edward,durante todos aquellos años.

  Queria acariciar su cabello; rubio como el oro y contemplar aquellos ojos dorados, inflamados de placer, cuando le absorbiera su miembro con locura desmedida.

  Ante aquellos sonrió dichosa. Se habia excitado nuevamente  y Edward lo notó.

La tumbó en el suelo con desesperación y sin mas preámbulos la embistió hasta terminar con aquella locura.

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-Nadie me habló de llevar un lastre, Edward…¿De quien ha sido la idea?.- Jo,maquillaba su rostro en el espejo de la cómoda de la gran habitación victoriana de Edward. Su mal humor crecía a pasos agigantados.

Edward chasqueó con la lengua y quiso acariciarle los hombros desde la espalda.

-¡No me toques!.- le gritó ella, al girarse.- ¿De quien ha sido la genial idea, Edward?.- Los ojos de Josephine eran puñales de ira.

-A mi padre…teme que hables mas de lo pactado. Sabes que ya ha decidido que te dará la inmortalidad, ósea que esto es algo que no tiene la menor importancia. No sé porque te comportas así. Dirás que es tu amiga y punto.

 A Jo, le salía humo de las orejas; literalmente.

 Josephine y la hermana melliza de Edward no se llevaban bien.

 Habia algo en su mirada, que le daba autentico pavor. Aquella chiquituja de mierda que por alguna razón le recordaba a su hermana Bella, parecía saber todo lo que discurría en su cabeza. Los penetrantes ojos azules de Alice, destilaban  advertencia cada vez que la observaban de un tiempo a esta parte.

-Supongo que tendré que aceptar. ¿Y le dará un informe a tu padre sobre todo lo que haga al final de dia, Edward?.- Josephine, habia lanzado la brocha del colorete por los aires. Estaba acorralada como un raton por un hambriento gatito.- Esto es para mandarlo todo a la mierda; pero ya. Exijo que comtemples las idea de mantenerte por encima de tu padre, Edward, tú serás su sucesor y pareces un hijo que está metido en sus faldas acobardado.

 Edward tensó la mandibula y levantó la mano para pegarla…pero no tuvo el suficiente valor, se quedó a medias y bajó la mirada, avergonzado.

 -Sacas lo peor de mi, Josephine. Atente a las consecuencias de no ir con Alice a Forks…

-¿Qué quieres decir?.- espetó ella, alzando el mentón.

-No iras a ningún sitio.- dijo él con una mueca de  amargura en su rostro.

-Bien.

 Jo, fue hacia la puerta y la abrió sin mirar a Edward.

 Este sería el último intento para manipularlo. Si no lo conseguía , ya haría ella, todo lo posible por quitarse a su gemelita de en medio antes de tener algún tipo de devaneo con el hombre que alteraba sus pasiones en esos instantes; Carlisle Cullen.

 Miró hacia atrás, pidiendo por favor, que Edward la llamara o la siguiera hacia la salida. Pero no lo hizo.

  Al final del pasillo una figura menuda la esperaba con la cabeza baja, era ella. La pesadilla con la que debería  socializar aquellas dos semanas. ¡Aquello verdaderamente, si, iba a ser un infierno!

  Cuando llegó a la altura de la joven, su cabeza se irguió y le mostró una sonrisa ladeada, muy propia de ambos mellizos.

  -Josephine….estaré encantada de acompañarte…- Habia algo oculto en las palabras de Alice que a Jo, la hizo estremecer.

-Sí, claro.- espetó ella, caminando hacia delante sin mirarla de nuevo.

-Espera.- la llamó Alice.- Nos trasmutaremos inmediatamente….¿o como planeas salir de aquí, cuñadita?

 La ira envolvió a Jo y la miró con aquel sentimiento plasmado en sus ojos.

Alice sonrió y cerró los ojos.

 Cuando los abrieron, las dos estaban  de pie, a las puertas de la que habia sido su casa; por tan  breve estado de tiempo.

Alice odiaba a Jo.

 Sabia perfectamente que aquella mundana no era buena para su hermano. Lo sentía. Pero si él la amaba, ella no podia hacer nada, porque no hay peor ciego que el que no quiere ver.

 Al llegar a la puerta de los Swan, la percepción de algo cercano y familiar, le nubló el olfato.

 La mujer que llevaba al lado, abrió la puerta con toda la desfachatez que habia enamorado a su hermano y dentro de la estancia,  se hallaban dos personas.

 Una mas mayor  y otra mas joven. Los ojos de Alice divagaron por la estancia y vió la precariedad de aquel hogar. La puerta se cerró tras ellas y el aire volvió a castigarla con aquella esencia tan maravillosamente familiar.

-¿Eres tú, Josephine?.- la voz de Reneé, era entrecortada y las lágrimas corrian por su rostro como ríos  salvajes.

 Bella se habia quedado conmocionada, al ver a Jo, para da en el umbral del comedor.

 Aunque fue mucho peor mirar a su acompañante.

 Un estremecimiento recorrió su espalda. Aquella muchacha, era terrorífica, pese a su hermosura y sus dulces ojos azules.

  Sus ojos se encontraron con los de ella  y la muchacha le sonrió lentamente, como si algo en ella fuese extrañamente familiar y una conexión se creó entre ellas.

Reneé ya abrazaba a Josephine y Bella como paralizada, veía como aquella figura que parecía  no andar sobre el suelo, se acercó a ella con demasiada rápidez.

-Encantada, soy Alice. Amiga de tu hermana.

Bella echó mano al inhalador. Estaba presa de un ataque de asma de nuevo. Demasiadas emociones…

  Buscó en sus pantalones vaqueros y no lo encontró. Nerviosa, miró a Alice con desesperación.

-Mi…mi inhalador…lo nec….- Bella cayó al suelo, llamando la atención de su madre y su hermana que se abrazaban maravilladas por el contacto. Ajenas a todo.

 Bella se quejó mentalmente, mientras sucumbía en la insconciencia. Hacia demasiado tiempo que no era victima de los ataques de asma y no llevaba el inhalador consigo. No lo necesitaba…y ahora en aquel mismo instante, iba a morir por imbécil; por no ser previsora.

-Tranquila, yo lo encontraré.- Alice, corrió hacia la cocina y como si aquella estancia fuera de su propiedad y supiese donde se encontraban todos los enseres, sacó la medicina de uno de los armarios y la metió dentro del inhalado, que habia justo a su lado, corrió hacia Bella y se lo puso en la boca, mientras que su hermana y su madre miraban  aquello totalmente colapsadas.

-¡Respira!.- ordenó Alice, con fuerza.

 Bella la oyó a lo lejos y obedeció.

 Poco a poco , ella se fue calmando y la sentaron en el sofá entre Alice y Jo.

 La nariz de Alice picaba y comprendió ahora todo, como si de un jarrón de agua fría se tratase.

 “ La medicina, tapó la esencia de ella…se equivocó….Edward se equivocó” .- al llegar a esa conclusión, besó a la muchacha en los labios, ante la mirada expectante de Jo y su madre.

 

Continuará…

Capítulo 3: Capitulo 3 Capítulo 5: Capitulo 5

 
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