Demon Prince (+18)

Autor: sistercullen
Género: Espiritual
Fecha Creación: 15/03/2011
Fecha Actualización: 12/12/2012
Finalizado: SI
Votos: 53
Comentarios: 148
Visitas: 183831
Capítulos: 47

Summary: Bella descubre, que la sesion espiritista hecha en su adolescencia,le marca la vida hasta lo altamente imporbable : la aparicion del principe de los demonios: Edward I.

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Capítulo 38: Capitulo 38

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 DEMON PRINCE

Emmet se pasó una mano por su oscura cabeza, llena de rizos.

-¿Y tienes idea de donde puede estar?

-Creo que podemos volver a la tierra….quizás esté allí

¿Y porque debería estar allí?.- preguntó Emmet contrariado…

Alice pensó que su hermano no había nacido para pensar…tan solo para luchar y follarse a su mujer rubia.

-Ella es humana, Emmett. ¿Dónde va a estar?

Emmet asintió y ofreció su mano a Alice.

-Acompáñame hermana. Hemos de hablar con nuestro padre.

….

Capitulo 38.

Carlisle Cullen llegaba con sus hijos del supermercado. El dia era triste; cosa absolutamente normal allí, en Forks. Los niños jugueteaban entre ellos y reían tirándose las bolsas vacías de las snacks de patata que habían comido. Carlisle miró por el espejo delantero y pudo ver el gesto feliz de sus dos hijos. Aquella era suficiente para seguir con su vida. Olvidar a Bella, olvidar a Josephine y por supuesto olvidar a todos aquellos malditos que lo habían privado de ellas.

Saltó del asiento para desatar los cinturones de seguridad a sus hijos. Éstos se bajaron del recién estrenado monovolumen y comenzaron a recorrer el terrero frio persiguiéndose el uno al otro.

El hombre suspiró. Todo había dado un vuelco asombroso en cuestión de dos semanas.

Después de haber ido a preguntar por Bella al chamán de la tribu de quileutes de la Push; una esperanza nueva comenzó a surgir dentro de él. El chamán le había pedido algo que Bella portase encima suyo en algunas ocasiones. Algo en el que hubiese dejado impregnado su esencia. Aquella que había marcado el rumbo de su vida , sin tener ninguna constancia de ello.

" Un ser de luz envuelta en un halo de oscuridad. Devolvámosla al otro lado. O justo en medio de la luz y de las sombras."

Las palabras de Billy Black todavía resonaban en su cabeza rubia.

" Volveras a las manos de tus raíces ciegas e involuntarias y allí te quedaras…."

"….Haciendo que todo cambie y resurja de nuevo como el Ave fénix"

Cuando el chaman gritó aquellas palabras dentro del cementerio indio, una brisa cálida se levantó. Y de la nada surgió un pequeño remolino que lo envolvió y lo arrastró unos pocos centímetros; sintiendo el arena y el polvo de los muertos en el rostro.

"Gaya a vuelto a por su semilla; puedes vivir tranquilo".

Algún dia ella te lo agradecerá"

Dias mas tarde volvieron " algunos de ellos" preguntando por ella. Metiéndose en su cerebro. Arrancando sus pensamientos y forzándolo a descubrir a Bella; si hubiese sabido su paradero.

Pero no lo sabía…y aquellas palabras del chaman habían sido devoradas por su alma; dejándolas allí atrapadas, sintiéndose así mejor. Bella estaba bien y aquellos que preguntaban por ella nunca darían con su paradero.

Se marcharon apesadumbrados y con gesto serio, y Carlisle sintió que por una vez , desde hacíaa muchos años habíaa hecho lo correcto.

Había aislado a Bella del mal. Pidiendo ayuda.

Ahora la pena y el tormento; pesaba menos.

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Bella veía como con el paso de los días su cuerpo cambiaba sin poder hacer nada al respecto. Aún sin poder mover un músculo si quiera, estaba aterrorizada por el ritmo vertiginoso que crecía su abultado vientre.

Se había quedado embarazada de aquel demonio bastardo .

Cuando sintió las mariposas en su estomago, pensó que eran imaginaciones suyas; e incluso llego a alegrarse por el leve hormigueo que sentía en aquel punto de su cuerpo. Poco tiempo después lo vió claro al observar a Esme mirarla con preocupación.

"¿Estoy embarazada"?.- había preguntado mentalmente a aquella presencia increíblemente maternal.

"Si, lo estas. Lo siento"

Los ojos de aquella presencia etérea se cristalizaron y formaron una pequeña lágrima que se convirtió en un cristal tallado al resbalar por el atuendo que vestía Bella.

"Moriré".- pensó Bella. El ser me matará."Está creciendo muy deprisa. No hace mas de unas semanas que abandoné el infierno y ya lo siento moverse en mi interior…."

"El tiempo aquí pasa demasiado deprisa Bella. No han transcurrido semanas si no meses. No tienes plena conciencia del tiempo que pasa, cariño. Pero no temas, que no morirás. No lo permitiré"

"¿Y que puedes hacer tu? Soy mortal y estoy inmovilizada, cuando tenga que parir no sentiré …"

-Te equivocas.- la interrumpió esta vez en voz alta. –Conforme llegues al último estadio de tu embarazo, comenzaras a sentir todos los huesos de tu cuerpo…es normal criatura que te encuentres de este modo. Me lo imaginé cuando ví que no reaccionabas. Te toqué el vientre y supe que la semilla de ese ser se arraigaba en ti. No morirás, pero tienes que decidir que hacer con el ser que nazca. Posiblemente será un bebé perfecto. Nada de monstruosidades, Bella.

"No quiero tener nada que venga de todos ellos. Han hecho de mi vida un autentico infierno. Me han manipulado, jugando conmigo. Viviendo una vida que era mentira y entregándome a un ser que primero enamoró y enloqueció a mi hermana…..seguro que querían hacer exactamente lo mismo conmigo….todo para ….¿Esto?

-No hagas valoraciones Bella. No conozco a Edward, pero sí a Aro.

"¿Y qué opinión tienes de él?

-Bella…ya hablaremos de todo eso. Ahora debes ser fuerte y prepararte para el parto. Y sobre todo pensar que harás con ….lo que nazca.

" No lo quiero, nada que venga de ellos será bueno….absolutamente nada"

Esme miró a su hija y rozó con la palma de su mano el pómulo sobresaliente. Bella estaba adelgazando a pasos agigantados. Era fuerte; dada su naturaleza, pero una vez que Aro la entregó a la tierra, la mortalidad fue envolviéndola, no completamente, pero si lo suficiente para dañarla

Recordó el momento en que se halló sin ellas. Sin sus dos hijas.

Después de haber caído en los brazos de Baal y yacer durante ocho semanas sin poder moverse, dio a luz a dos preciosas bebés con una marca extraña en el lóbulo parental de sus cabezas.

Baal ,se portaba bien con ella. Lo cierto es que Esme se había enamorado de él y el demonio dados sus cuidados parecía también enamorado de ella.

Pero una mañana al levantarse de su lecho fue a buscar a sus dos criaturas y no las encontró….

Baal, se las había llevado, eran importantes para el futuro del mundo de de los Infiernos y no podían ser criadas por un Ángel castigado sin alas.

Esme lloró por años y entregó instancias a los en otros tiempos fueron sus hermanos.

Sus plegarias nunca fueron escuchadas y perdió toda esperanza de encontrarlas. Hasta que alguien la llamó. Alguien al otro lado….levantándola, gritándole como si fuera la mismísima madre naturaleza.

Los recuerdos de Isabella se fueron adheriendo a ella como si fueran los propios y comprendió el porqué de aquel demonio por poseerla. Ella era una de las elegidas para seguir con la estirpe monárquica.

Si ésta se debilitaba, como estaba siendo el caso, los insurgentes se levantarían de sus pozos de dolor e impartirían una marcha de muerte hasta llegar al castillo. Allí sacrificarían al rey actual y a toda su jerarquía.

Sólo el futuro de la línea dinástica, podía decidir sobre la vida de los demonios. Si el futuro príncipe no engendraba un vástago antes de los decenios actuales; el pueblo tenia pleno derecho a derrocar la corona y anunciar un nuevo régimen de rebeldía; La Dictadura.

Esme había oído hablar de aquello y nunca había hecho demasiado caso. Los metarmofos, espíritus, vampiros…etc, etc…vivían a ese lado. En un mundo de nadie, confinado en la nada y sin nada que opinar. Les importaba muy poco que ocurriera con el reino demoniaco; así como en el reino Celestial.

Pero lo cierto es que si Edward no presentaba pronto a su nueva esposa, El mismo Consejo lo iba a apartar de la línea dinástica; posicionando a su hermano Emmet en ella.

Pero los insurgentes no podían permitir que Emmet llegara al poder, el demonio era fácilmente manejable y eso sería fatal para la corona y para el reino. El mismo pueblo tendría que tomar las riendas del aquel mundo. Lo que era un misterio era el nombre de la persona que encabezaba toda aquella lucha.

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-A veces pienso, si esto es una especie de maldición, Debería de haber criado a Bella como hizo Sulpícia con Rosalie. La mujer de Emmet ha asimilado a la perfección el rol que debe asumir. Nos acepta y nos ama. En cambio Bella, ha huido llevándose el corazón de Edward con ella. No puedo permitir que mi hijo siga destruyéndose …y con él, todo lo que yo y sus antepasados ensalzamos.- Elevó el rostro para observar a su receptor. Jasper lo escuchaba en silencio sin dejar de mirarlo. En el rostro del chico también había una sombra de tristeza. Él también estaba sintiendo los latigazos de las desdicha. Había creado vinculo con Alice; su pequeña hija.

-Si me permite la información, señor. Su hijo visitará a su hermana esta misma noche. Lo hará con la firme idea de sonsacarle algún tipo de información sobre Bella. Cree que Alice sabe donde se encuentra.

Aro rió ronco.

-Veo que no se rinde….si tan solo supiera quienes son los padres de Rosalie y Bella…eso me ayudaría un poco.- susurró Aro llevándose los dedos a la barbilla, pensativo.- Si la chica no está en la tierra debe de estar aquí, en alguno de los submundos. ¡Pero maldita sea! ¿En cuál? Siempre les hemos dado carta blanca y allí nada de lo que digamos vale.

-Cabe la posibilidad que Bella haya muerto. – afirmó Jasper.

-Eso es imposible. Rosalie lo sabría. Siente que su hermana está viva; débil pero viva.

-Si me permite señor la pregunta. ¿Puedo hacerle partícipe a Alice, esta conversación?

Aro miró al muchacho de arriba abajo y estalló en una carcajada violenta.

-No tengo manera de evitarlo.

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Alice y Rosalie se encontraban en la penumbra del árbol caído.

Rosalie había pedido encontrarse con ella, antes de que ésta se reuniera con Edward.

Había sido una necesidad absoluta; pero en aquellos momentos, sentía que si decía algo sobre la realidad de Bella iba a fallarle de nuevo.

Ella sabía de ella. Podía verla en su mente y también sentir la presencia maternal que la envolvía. Bella estaba embarazada y a punto de parir al hijo de Edward, aquel vástago que calmaría los ánimos revolucionarios de los que se había hecho en eco, dadas las conversaciones con su marido Emmet.

Y ahora con Alice a su frente, dudaba en decir todo lo que sabía. Si ella hacía participe a Alice de todo lo que acontecía en torno a Bella su hermana y ella misma nunca se lo perdonarían.

-¿Qué ocurre Rosalie? ¿Por qué me has pedido que nos viéramos en este lugar?.-preguntó la pequeña súcubo, con la voz rota.

Rosalie, con una inteligencia brillante y manipuladora sonrió y cogió una de las manos que su cuñada tenia escondidas tras su espalda.

-He tenido videncias…estos meses. Visiones de Bella.-enunció ,esperando cualquier tipo de reacción.

Alice abrió mucho los ojos para cerrarlos casi inmediatamente, conmovida.

Rosalie vió el arrepentimiento y la desdicha en los ojos de aquella súcubo que ahora formaba parte de su familia y suspiró. Sería bueno compartir aquel secreto con alguien. Era demasiado pesado y tormentoso.

-Rosalie…yo amo a Bella. No temas. Si prefieres que no le diga nada a Edward, no lo haré. Debí elegirla a ella y sus sentimientos antes de emperrarme con la idea que debía ser propiedad de él. Haciendo que su vida fuera una pura mentira.

-¿Puedo confiar en tí, entonces?.- susurró Rosalie. Hablaba tan bajito que apenas se le podía entender.

-Edward puede meterse en mi cabeza.- expuso Alice de pronto ,apesadumbrada.

-No, si yo lo puedo evitar.

-¡Mi hermano es un demonio mayor Rose! ¿Qué puedes hacer tú en lo que se refiere a eso? ¡Ni si quiera has hecho el cambio!

-Hay maneras. Recuerda que tu madre me crió. Ella es la mejor wicca de todos los mundos. Hasta el mismo Himrum se postra ante ella….Edward no podrá ver nada dentro de ti, Alice…

Alice sintió las manos de su cuñada en el rostro y cerró los ojos. Algo que no alcanzaba a su comprensión se ceñía sobre ella.

Una presencia etérea concentrada en algún lugar del submundo cuidaba de alguien que se mantenía inmóvil en un gran lecho. Al comprender de quien se trataba, pegó un salto y abrió los ojos, apartando las manos de Rosalie.

-Veo a Bella…ella…ella no está bien, Rosalie.

-¿Estas preparada para ver mas?

Alice tuvo dudas. Aquel secreto que ambas compartirían seria muy pesado , duro, pero inhaló fuertemente y asintió.

Las manos de Rosalie volvieron a posarse en su cabeza y volvió a integrarse en aquel lugar con su mente.

Bella estaba demacrada . Sus brazos eran apenas piel y huesos y sus enormes ojos chocolates estaban rodeados de marcas tan oscuras como aquel lugar en el que vivían.

Su respiración era agitada y la presencia que vagaba a su lado, la acariciaba y la besaba; insuflándole algún tipo de valor. Entonces Bella se movió ligeramente y pudo ver el abultado vientre en el que no había deparado antes.

Los ojos de Alice se llenaron de lágrimas y se abrieron lentamente, para contemplar el rostro atormentando de Rosalie.

-Edward debe saber esto…Rosalie….es su hijo.-sentenció de manera firme.

-¡No!.- gritó Rosalie.- ¡Bella tiene derecho a que él no lo sepa! ¡Tú misma has caído en la verdad, Alice ciento de veces. La vida de mi hermana no ha sido determinada por ella en ningún punto de su existencia! Alice, dejemos que esta vez…sólo esta vez, ella decida….mi hermana no quiere a ese niño que estar por venir y mucho menos entregárselo a tu hermano….

Alice apuntó a su cuñada con el dedo acusatoriamente.

-¿Sabes algo mas que no me quieres contar Rosalie?

Rosalie desvió la mirada de sus ojos y se giró para caminar hacia el castillo. Se detuvo un momento y habló a Alice sin volver el rostro.

-Espero que no vuelvas a venderla al mejor postor. Si es cierto que la amas como dices, obvia lo que has visto. Algún dia me lo agradecerás.

Alice vió desaparecer la figura de su cuñada y elevó el rostro al cielo rojizo del infierno.

-Bella….-susurró con la voz ahogada.

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Edward esperaba paciente reclinado en un vasto muro de madera tallada.

Hacía mucho tiempo que no se habia dignado en visitar a su mentor.

Decenios; quizás. Ni si quiera lo recordaba.

Baal le haíia enseñado infinidad de cosas y lo había adiestrado para ser el mejor de los estrategas; pese a que él fue el primer rey de los infiernos.

Sus ancestros lo habían quitado de en medio, poniendo a su estirpe en el poder monárquico y degradándolo a él, a un demonio sin demasiada jerarquía; pese a ser un demonio de tan alto rango como su padre y él mismo.

Edward contempló diversos pergaminos inscritos en la madera de las paredes y comenzó a leer uno; pese a que la historia la sabia ya de memoria.

"Baal

Baal ò Bael es el primer rey del infierno, una de las potencias infernales que se citan en el libro de magia titulado Grimorio y en el Ars Goetia.

Se le representa con tres cabezas, con la de sapo, con la de hombre y con la de gato, y a los que le evocaban concedía el artificio y medio de hacerse invisibles. Algunos se le considera como una reminiscencia de Baal.

Manda 66 legiones, tienes tres cabezas: gato, hombre coronado y sapo. Su torso lomudo termina en patas de araña. Hace invisibles y astutos a aquellos mortales que le invocan.

Ba significa `al señor" que gobernó sobre los dioses de alta monta en el monte santo de los cielos. Elohim fue requerido para prestar ayuda a Baal, cuando fue muerto por Himrun, dios del inframundo. Elhoim no pudo evitar que Baal muriera, pero Baal renació de todos modos. Baal era principalmente un dios del sol, la lluvia, el trueno, la fertilidad y la agricultura y en algún momento, alcanza al dios del agua, Yam. Fue este "dios del grano" que permitió Baal renacer.

Pero su reino fue devastado por la estirpe Vulturi; decapitando a toda su estirpe y sucumbiendo a su mando hasta la actualidad.

La Biblia Demoniaca muestra evidencia histórica de que los moabitas adoraban a Baal.

Demonologia Grimonia

Baal es un demonio Monárquico. Según la demonología grimonia, Baal (usualmente se escribe "Bael" en este contexto, existe la posibilidad de que las dos figuras no están conectados) fue clasificado como el primer rey y el principal en el infierno, gobernando sobre los infiernos por decenios. Según algunos autores Baal es un duque, con sesenta y seis legiones de demonios bajo su mando. El término "Baal" se utiliza de diversas maneras en el Antiguo Grimonio, con el significado habitual de maestro, o el titular. ".

Edward no alcanzaba a comprender cómo pese a todo lo acontecido, aquel demonio sabio y brillante no se había alzado en contra de ellos por generaciones.

La puerta del despacho de Baal se abrió y pudo ver como su cabeza se asomaba para darle paso sin mirarlo.

Al cerrar la puerta, el demonio mayor que ya se hallaba sentado en un robusto escritorio alzó la mirada para encontrarse con la mirada atormentada de Edward.

-Edward…nadie me ha informado de tu llegada…- se levantó de la silla y dio un fuerte abrazo al que había sido su único alumno en su larga existencia.

Edward lo observó, era una completa mamarrachez ver como lo imprimían en los óleos.

Baal, era un ser pacifico, con cabello oscuro, muy corto. Un espeso bigote dejaba inválido su labio superior. Su apariencia inmortal no debía de ser de más de cuarenta años.

-Vengo a pedirte ayuda, mentor. Mi esposa ha desaparecido y no sé nada de ella.

Baal desenvolvió de sus brazos a Edward y se sentó lentamente en la majestuosa silla; sin dejar de observarlo.

-No tenia idea que ya la habías encontrado.- reconoció con un brillo extraño en los ojos.

-Yo…si…he sido un estúpido. Como bien sabes su esencia había de llamarme; pero me confundí y me lié con la hermana….bueno, con su hermana mortal….

-Un momento Edward. Cuéntamelo todo. Prometo escuchar atentamente todo lo que me dices.

Edward asintió y tomó asiento al otro lado de la mesa; justo de frente a Baal.

Comenzando su historia. Sin dejarse ni si quiera un pensamiento.

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Morgana yacía sentada al lado del robusto capullo de su hija Josephine. La crisálida se iba resquebrajando. Acarició posesivamente la babosa, sin importarle el rastro pringoso que se colaba a través de sus uñas.

-Carne de mi carne….no veo la hora de abrazarte; mi niña.-sonrió al ver como por una de las grietas se podía ver la carne firme y olivácea de Josephine. Sería una digna cortesana para el nuevo rey. La única y más importante.

Cerró los ojos e intentó vislumbrar el futuro de su hija una vez más…pero todo se volvió oscuro y un grito de autentico dolor traspasó su garganta.

Isabella podía moverse. La hora del parto había llegado.

Después de lo que le parecieron semanas, el vientre comenzó a contraerse y las dolorosas contracciones fueron posándose como puñales hirientes en sus riñones.

-La hora ha llegado querida.- Esme apartó la sabana que ocultaba el cuerpo escuálido de Isabella, pudiendo ver como la sangre de su hija había empañado el colchón. Aquello no era una buena señal.

Le abrió las piernas e intentó meter su mano en el canal del parto…pero le fue imposible…era demasiado etérea…estaba perdiendo su vida a cada segundo que pasaba. Su tiempo en aquel mundo había finalizado…y rezaba a quien pudiese oírla, maldiciendo no tener las suficientes fuerzas para ayudar a su hija en el parto.

Los gritos de Bella desgarradores, la embargaron al borde de la locura.

-Calma, querida…empuja…Isabella, hija…empuja, sé que estas débil, pero hazlo por el bebé.

Bella la miró un momento y asintió apretando los dientes fuertemente, dejando de respirar.

-Cuando veas que te azota el dolor, empuja hija mía…hazlo.

Bella casi no podía verla, pero sentía tanto amor por aquella mujer que la había cuidado como una madre….

Una contracción la envolvió y empujó lo mas fuerte que pudo, agarrándose a los pilares de la cama y gritando mientras hacia el esfuerzo.

-No veo nada, Bella maldita sea… déjame que…

Esme tocó la barriga de su hija, pero no tenia tacto. Traspasaba aquella piel como si fuera un fantasma. Mordió su labio inferior tremendamente nerviosa y suplicó hacia sus adentros un poco de atención de las altas esferas.

-¡Baaaaaaaaaaaaaal! ¡Maldito, tú me robaste a mis hijas, ahora que encontrado a una de ellas no la dejes morir! .- Esme se aovilló al lado de Isabella, mimetizándose con las sabanas repletas de sangre y acarició el rostro casi sin vida de su pequeña.

-Te quiero Bella…no te dejes vencer….por favor.- susurró con la voz rota por el dolor.

Esme cerró los ojos y se apretó contra el rostro de su hija, besándola con un completo y devoto amor.

-La criatura viene de nalgas.- enunció una voz masculina, que Esme reconoció inmediatamente.

Abrió los ojos desesperada y vió como los ojos oscuros de Baal, reposaban en el vientre amoratado de su hija.

Esme voló hacia él y lo observó con detenimiento. Parecía cansado y tremendamente preocupado. Su fuerte manaza se sumergió en el conducto del parto y miró de nuevo a su hija.

Bella habia cerrado los ojos y se matenia inmóvil.

-¿Ha…ha muerto?.- preguntó Esme, con la voz rota al demonio.

-No. Ha perdido el conocimiento….Debo de rasgarle el vientre. Ayúdame.

Baal, sacó de su pecho una de las dagas que estaban perfectamente alineadas debajo de su cazadora negra. Besó con devoción la punta de la que había elegido y miró a Esme antes de pasar la hoja afilada por el vientre de Isabella.

-¿Desea el ser que vive en su interior?

Esme negó y se pasó las manos por el rostro, limpiando las lágrimas en forma de cristales que producía al contacto con el aire.

-No voy a tener en cuenta su juicio en estos momentos. Cuando todo pase ya veremos que hacemos con la criatura.

Baal apuntó con la daga justo encima del vello púbico de Bella, hincando la hoja en la carne de Bella con la precisión de un bisturí. Un reguero de sangre se fue abriendo paso mientras iba subiendo el corte; pero fueron tan solo unos instantes.

El demonio soltó la daga con rapidez y abrió la carne donde había hecho la incisión, sacó el bulto ensangrentado unido a un largo cordón y lo cortó con sus propios dientes.

-Es una niña.- sonrió al ver el sexo de su nieta.- Toma Esme, cógela..

-No…no puedo…me estoy muriendo…desapareciendo.

Baal, miró al ángel caído que una vez enamoró y su gesto cambió.

-Bien….

Baal dejó a la niña en los brazos inmóviles de Isabella y volvió a sacar una daga aún mas grande y con un filo dentado. La empuñadura consistía en piedras preciosas, desde las esmeraldas hasta los diamantes.

-Debo actuar deprisa….antes que su corazón se pare completamente….- alzó el puñal y lo sumergió profundamente en el pecho de su hija.

Esme se dejó caer al suelo…Baal habia acabado con Bella…..

Continuará…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 37: Capitulo 37 Capítulo 39: Capitulo 39

 
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