Demon Prince (+18)

Autor: sistercullen
Género: Espiritual
Fecha Creación: 15/03/2011
Fecha Actualización: 12/12/2012
Finalizado: SI
Votos: 53
Comentarios: 148
Visitas: 183793
Capítulos: 47

Summary: Bella descubre, que la sesion espiritista hecha en su adolescencia,le marca la vida hasta lo altamente imporbable : la aparicion del principe de los demonios: Edward I.

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Capítulo 31: Capitulo 31

 

Salió a la medianoche. Caminó hacia el cementerio descalza y con las velas, la sangre y la cruz invertida….había llegado la hora de volver al infierno y tal y como lo iba a hacer,  Edward no podría rechazarla…jamás.

 

 

 

 

Capitulo 31.

 

 

Alice, pese a que luchaba contra aquello, podía oler a la perfección el aroma a sexo que se desprendía de todos los rincones de la casa. Su precognición en esos momentos era algo molesto e incluso abochornante. Había podido ver con claridad a Edward con Bella retorciéndose de placer y al estar conectada sensorialmente con ella también sabía del estado en que actualmente se encontraba su amiga. Luchó contra ella misma para no correr a su lado, pero aquello era algo que Edward tenía que solucionar por sí mismo.

   Se había desnudado como todas las noches y después de darse una relajante ducha se había inclinado sobre el altar de Asic Pachá, el demonio de las intrigas y el erotismo.

   Alice a quien la inmortalidad le había hecho el eterno favor de enamorarse platónicamente tan solo de mujeres, veía como se iba sublevando su súcubo dominante. Algo estaba cambiando en ella y lo sentía cada vez que aquel negro corazón suyo bombeaba sangre tan oscura como su alma misma.

   Suspiró metiéndose entre las sabanas y pese al roce, sintió la dulce necesidad de follar con alguien, y decididamente quería una verga; grande e hinchada. Imaginó como podía entrar dentro de ella, lentamente, adquiriendo al salir aquel suave manto jugoso, impregnado de todo su caldo de fulgor. Se revolvió molesta y cerró los ojos , relamiéndose gustosa. Como seria llevársela a la boca y rodear con ella su lengua y succionarla hasta que aquel miembro largo y poderoso se rindiera ante ella y manara como una piedra su suculento almíbar….ella lo relamería hambrienta y de nuevo se haría empalar hasta que al hombre se le agotaran todas las fuerzas de su cuerpo…

   Alice bramó descontrolada. Necesitaba un hombre y lo necesitaba ya. Su dulce encanto de súcubo  se habia vuelto feroz . Debia salir a buscar lo que su cuerpo anhelaba con tanto desespero.

 

   Jasper quería volver a la Mina de Almas. Desde que  el príncipe Edward desapareciera por invocar a Himrun; habia sido  uno de los soldados de Aro y  aquello lo tenia harto y hastiado.

    Su prometida; un alma errante con pretensiones de demonio de tercera; lo esperaba en las tierras Denalí, hacia ya demasiado tiempo.

   María habia tenido muchos machos a su alrededor antes que él; pero Jasper era puro y dócil como el dia en que murió y fue enviado al mas oscuro averno.

   Habia sido mortal; pero hacia tantas décadas que casi no recordaba cuanto tiempo habia transcurrido….Tambien recordó a aquellas tres hermosas mozas vírgenes y el crimen del que fue acusado.

   Pero los recuerdos de su vida mortal eran como sueños borrosos; y no podía comprender como había acabado  él, al lado de aquella tres vírgenes y con las manos manchadas de sangre.

   Lo tacharon de brujo y antes que quemarlo en la hoguera un dulce rostro se apiadó de él.

    Aún podia recordar aquellas facciones hermosas y su extraño color de cabello…

   “Tu existencia no es estar aquí, joven Jasper.  Reniega de tu Dios y serás feliz. ¿Oyes como ahí fuera claman tu nombre? Yo sé que eres inocente; pero ninguno lo creerá.  Da la espalda a tu Dios que nada hará por ti. En cambio el nuestro te entregará algún dia su tesoro mas preciado….”

  “Su tesoro mas preciado”

  “Su tesoro mas preciado”

   Caminaba cabizbajo, preguntándose el porqué de recordar aquella frase de nuevo. Oyó un sonido detrás de él y se giró .

    No podia creer lo que estaban viendo sus ojos…ya la habia visto, pero no de aquella manera, ni siquiera habian cruzado varias palabras; pero allí estaba ella: la hija de Aro.

 

 

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     Edward la había envuelto entre sus brazos de nuevo y acariciaba su rostro tremendamente preocupado. Bella seguía amando al humano y él impotente comenzó a sentir el dolor lacerante del amor no correspondido. ¿Cómo había llegado a esto? ¿Cómo no pudo reconocerla a su debido tiempo? Había perdido demasiado tiempo y ahora ella amaba a otro macho; aunque la sentía completamente suya.

   No podía hacer nada con su curiosa mente; pues Isabella tenía algo en su cerebro que inhabilitaba sus poderes y lo volvían tan vulnerable como cualquiera de los mortales. Aquello lo crispó de tal manera que apretó una de sus manos en la sien de ella y tuvo tentaciones de machacarle el cráneo si con aquello sacaba a Carlisle Cullen de su hermosa cabeza.

      De él manaba el fuego del deseo de nuevo y con las manos temblorosas viajó hacia sus pechos y su vientre. Se maldijo mil veces por no tener su corazón, y violento ante esta perspectiva, recurrió como un último cartucho, intentar despertarla con un embrujo momentáneo.

    La imagen de su hermana vino a él; pero rápidamente como vino se fué. Aquello era algo con lo que debía lidiar solamente él y cobarde se dio cuenta que no quería…era demasiado pronto.

    Quizás ella comprendiera…pero él mismo se reprendió ante aquel pensamiento…. Concentró su mente en sus labios y su cuerpo y se dejó arrastrar por la pasión del conjuro mental a la que ella estaba siendo sometida. La necesitaba, necesitaba enterrarse en ella. Pero también la necesitaba con todas sus facultades y completamente deshinibida.

  Besó sus labios tenuemente; sintiendo con antelación el dolor de su rechazo, viajó hacia su mentón, su cuello. Atrapándola entre su cuerpo y el mullido colchón. Notó como la piel de ella se erizaba y sus parpados comenzaban a moverse nerviosos. Finalmente ella abrió los ojos y Edward sintió su mirada implacable en los suyos.

  Volvió a pegar sus labios en los de ella y la oyó suspirar; ¿Acaso se estaba dando por vencida?

   Sabia que su pericia era buena en el arte del amar; y sin duda con ella se entregaría de todas las maneras posibles. Maneras, que no había entregado a absolutamente a nadie. Porque a ella la amaba con todo su ser.

  -Tu esposa…- dijo ella en suave murmullo apenas, pues Edward no le daba tregua ni si quiera respirar y ella en aquellos momentos ya había alzado los brazos y rodeaba su cuello.

 -Mi esposa…para toda la eternidad.- Le dijo él, mientras describía una línea invisible desde su cuello hasta su pubis; sintiendo el  estremecimiento de ella como suyo y volviéndose loco de deseo.

   Bella había notado el cuerpo duro y cálido que la rodeaba, también había sentido sus dulces besos y las caricias a lo largo de su cuerpo.  “Edward” pensó con abrumadora verdad. Él había sido su dueño y ya la había marcado a fuego reconociendo sus caricias.

    Tembló cuando los dedos de él bajaron hacia su centro y movió su clítoris con la misma delicadeza como besaba sus labios. Se dejó embargar por aquel placer sin igual y abrió mas sus piernas para él. Quería sentir mas de aquello, quería sentirlo todo. Lo besó mirándolo a los ojos y no supo en que tipo de fuerza se halló enterrada. Aquel hombre la miraba como jamás la había mirado ningún hombre; ni si quiera Carlisle. Se maldijo interiormente al recordarlo, cuando ahora era Edward quien la estaba llevando al cielo con sus manos expertas.

   La dulce necesidad de sentir su boca en su coño lacerante, la hizo mascullar palabras sin sentido que parecía venidas de lejos y él como si le hubiera leído el pensamiento, viajó hacia sus rizos oscuros y ayudado de sus manos apartó el vello para dar el mas ardiente de los besos.

  Bella se retorció de placer y él la devoró literalmente. Podía sentir como chupaba, lamia  y mordía, aquella cresta que parecía crecer, a mas necesidad.

   Oyó como sus propios labios enunciaban su nombre antes de explotar….y él, como amante bien aleccionado paseó toda su lengua ancha y larga por toda su llaga hasta hacerla casi desfallecer.

   Él se irguió y lo contempló en todo su esplendor, que era la mismísima gloria. Maldijo y no supo si en voz alta o mentalmente; pero pudo ver su rostro adquiriendo mas matices de deseo y avanzar hacia ella , entrar de una sola estocada dentro de su cuerpo haciéndolos a ambos gritar.

   Se sintió alzada y pudo mirarlo a los ojos a la misma altura. Estaba sentada sobre él y se miraban a los ojos mientras se la estaba follando. Incansable iba y venía dentro de ella haciéndola gemir y gritar; intentando callarla con sus besos y desesperándola hasta el punto de ser ella quien lo devoraba con la boca hasta donde alcanzaba.

   La levantó de la cama y dando grandes zancadas  sintió su espalda en la fría pared. Ambos jadeaban; pero ella no se sentía cansada. Quería mas; quería deshacer el nudo que se habia estado formando dentro de su coño y arremetía y estrujaba la polla de él; pero Edward se había quedado estático mirándola con ojos de cordero y esperaba algo de ella, para poder continuar con las envestidas. Duras arremetidas ….su coño se contrajo y él cerró los ojos lentamente sintiendo la contracción.

    Edward necesitaba  una palabra. Una afirmación que lo volviera un desesperado por dejarla hincada dentro de su cuerpo para siempre.

 

-Fóllame; Edward, fóllame.

Él inspiró profundamente y sonrió de medio lado antes de agarrarla por su culo y  engancharla mas a él.

  -Ninguno de los dos podrá dar un paso mañana. Eso te lo aseguro.

Continuará….

Capítulo 30: Capitulo 30 Capítulo 32: capitulo 32

 
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