Demon Prince (+18)

Autor: sistercullen
Género: Espiritual
Fecha Creación: 15/03/2011
Fecha Actualización: 12/12/2012
Finalizado: SI
Votos: 53
Comentarios: 148
Visitas: 183812
Capítulos: 47

Summary: Bella descubre, que la sesion espiritista hecha en su adolescencia,le marca la vida hasta lo altamente imporbable : la aparicion del principe de los demonios: Edward I.

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Capítulo 25: Capitulo 25

 

                                                       DEMON PRINCE.

 

Aro sintió que no estaba solo . Edward habia llegado. Podia oler el estado de nervios que traía consigo.

-Padre tienes que ayudarme…

-Hola hijo…

-Es Isabella.

-Hummm…

 Aro sonrió y plegó sus manos; como si estuviese rezando.

-Voy a secuestrarla.

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Capitulo 25

 

 

El ruido de la campanilla de la entrada, distrajo a Rosalie que estaba tratando de restaurar un libro de antigua quirománcia. Se levantó rápidamente de su trona acolchada y miró a Sulpícia, que se hallaba de rodillas rezando en un pequeño altar abarrotado de velas negras.

   La mujer se hallaba tan sumida en sus oraciones que no miró a su aventajada alumna. Rosalie dejó el tratado de quirománcia en la suave trona y caminó hacia el exterior de la tienda.

    Al ver a la mujer que yacía nerviosa en el umbral de la puerta, achicó los ojos. Podia ver su aura de color humo retorcerse alrededor de su cuerpo. Algo en ella no iba bien; su esencia emanaba podredumbre y cochambre; mucho mas que una alma impura.

-¿En que la puedo atender?.- La voz surgió entre todos aquellos pensamientos y la receptora se giró para observarla.

   Era bella, pero habia una desquiciada locura en sus ojos. Rosalie caminó hacia ella y le sonrió algo nerviosa.

-¿A quien busca?.- volvió a preguntar.

   La mujer la miró profundamente; como si quisiera traspasar sus pensamientos y fundirse en ellos. Rosalie sintió un estremecimiento y los vellos de la nuca se le pusieron de punta. Aquella mujer era un peligro para ella misma y lo demás.

  -He oído que aquí hacen buenos trabajos de magia negra.- Rosalie la miró de arriba abajo. Se fijó en sus manos temblorosas y en el cristalino de sus ojos. Habia llorado y bastante. La nariz tenia un ligero tono bermellón que la delataba. La boca de la mujer tembló.- Pagaré bien.

  -Viene al sitio indicado. Pero me gustaría saber donde le han  dado esa información. No queremos que se expanda como la peste. Usted me entiende.

  -Si, claro.- espetó nerviosa, la mujer.- Pero creáme cuando le digo, que no puedo decírselo sin que me tache de loca. Prefiero mantener eso en secreto. Yo no diré nunca que vine a este lugar a beneficiarme de sus servicios y ustedes no desvelaran nunca que yo estuve aquí. ¿Dónde esta la mujer?

  Rosalie negó con la cabeza sorprendida.

-¿Qué mujer?.- sonrió, apenas.

 -Quiero que haga el trabajo la otra mujer. Dígale que salga.

Rosalie frunció los labios en un gesto de repulsión, al girar la cabeza en busca de la cortina que separaba la tienda del agujero donde habitaban. Debía llamar a Sulpícia y no le gustaba para nada la idea, ella andaba bastante rara en los últimos días.

  Pero antes de dar un paso para ir en su busca, la mujer salió bajo el tintineo de las cortillas de chorrillos.

  -Pase dentro; señora. La estaba esperando.- La voz de Sulpícia, tronó en aquellas cuatro paredes, haciendo que la extraña mujer se estremeciera.

  La mujer entró seguida de Rosalie. La rubia se tapó la boca y la nariz para no inhalar el hedor que emanaba la esencia  de aquella mujer de piel olivácea.

 

 

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Aro rió entre dientes y miró a su hijo con una ceja alzada.

-¿Desde cuando lo sabes?.- preguntó el padre, sin ninguna muestra de interés.- Si te digo la verdad; pensaba que tu hermano iba a reclamarla y poner punto y final a este trastorno con Isabella. – Aro le dio un suave golpecito a su hijo en el hombro y caminó rodeando el cuerpo de Edward.- Pero me alegro que al fin te hayas dado cuenta que esa muchacha es para ti. Por lo  que puedo imaginar las cosas no van tan bien como tú pensabas. ¿No?

 Edward miró a su padre a los ojos y frunció el ceño apartando la mirada, atormentado.

-No.

-¿Y qué esperabas? ¿Qué corriera hacia a ti y se abriera de piernas, Edward? Ella no es como la maldita de la hermana. ¿Ahora que vamos a hacer? ¿Secuestrarla, dices? ¿Estas seguro que no puedes influenciar en ella de otra manera, sin ser necesario traerla aquí?

Edward negó con la cabeza.

 -Vaya con Isabella.- Aro dejó escapar una suave carcajada antes de volver a mirar el cuadro de su esposa desaparecida.- Ella me recuerda mucho a tu madre, Edward. Tengo miedo que reaccione como ella al saber lo que somos. Seria muchísimo mejor que la sedujeras en su ambiente, lejos de aquí. Apenas tenemos ningún poder sobre ella y no podemos convertir en glamour todo este maldito infierno.  Pero me temo que si has venido en busca de mi ayuda es que no te queda otra opción.

  -Dudo mucho que la haya. Es terca como una mula. No se aviene a razones, su cuerpo me desea pero su mente sigue siendo de ese humano débil.

 Aro alzó las cejas e intentó disimular una sonrisa.

-¿El marido de la hermana? ¿Sigue estando enamorada de él? Oh…vaya eso si que es mala suerte hijo mio. Debo preguntarte si de veras la amas.

 Edward caminó hacia su padre y observó unos momentos el fresco pintado de su madre.

  -Es como algo que se ha ido metiendo en mi cuerpo poco a poco; enfermando mi mente. Cuando estoy  su lado e inhalo su olor me vuelvo loco y el deseo me embarga haciendo que me abalance sobre ella y la haga mía de todas las maneras posibles. Pero ella me rechaza una y otra vez.

  Aro miró a su hijo con determinación.

-Dime que has pensado.

 Edward sonrió ladinamente y comenzó a explicar a su padre……

 

 

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Una semana después……

 

   -El perfil de ese hombre no tiene nada que ver con lo que es en realidad; Bella. Creéme cuando te digo que tengo un sexto sentido para esto.- Edward se habia parado detrás de ella y la había enjaulado entre sus brazos; sintiendo Bella, su dulce aroma en la parte superior del oído.

 -Qué es de ¿familia? Porque Alice me dice exactamente las mismas palabras que tú has dicho. Creo que voy a empezar a creer que tenéis el don de leer mentes o algo por el estilo.

  Edward miró su rostro con adoración. Así, tan cercana a él, parecía una puta ilusión. Pero pronto seria suya y se relamió lentamente como un felino al pensar en aquella situación venidera.

  -No es cuestión de leer mentes; es cuestión de estudiar los rasgos de su rostro.- Se apartó de ella, sintiendo la gelidez de la distancia y rodeó su mesa para sentarse en el único asiento libre que habia para poder mirarla libremente a los ojos.- Es un depredador. Mira su mandíbula y sus ojos. La protuberancia de las cejas. Ese hombre no tiene nada de dulce y tierno. No tiene nada que ver con esa chica. Como les des el visto bueno te arrepentirás.

-Esto me supera. Al final voy a tener que agradecer a Alice que te nombrara mi asistente personal.-gimió Bella en un denso murmullo.

   Edward se tensó; sus músculos se movieron todos en sintonía. Aquel murmullo; digno de una gatita lo habia enfermado de deseo. Apretó el puente de su nariz y cerró fuertemente los ojos. Aquella mujer lo estaba volviendo loco literalmente y se contuvo nuevamente de no lanzarse encima de ella y devorarla; como soñaba hacerlo.

 -¿Qué te ocurre? ¿te encuentras mal?.- era la voz de ella. Preocupada.

Él abrió los ojos de golpe y sonrió como un autentico demonio. Enseñando todos sus perfectos dientes.

 -Si. Pero es pasajero. Pronto obtendré la cura.

  -Bien.- Bella, cerró  el ordenador y se levantó de la silla, acomodando bien su falda de tubo.

   Edward se la quedó mirando embelesado. El demonio se pellizcaba el labio inferior con dos de sus dedos; mientras se comía literalmente sus curvas con la mirada.

  Bella pasó a su lado y cogió la chaqueta de sastre de la percha.

-Tu hermana me espera en el bar de abajo. Tengo prisa.

 Edward se levantó de una manera demasiado rápida para ser un mortal y abrió la puerta de la oficina caballerosamente.

-¿Puedo tentarte a que me invites a una copa? Llevo una semana sin ponerte la mano encima y creo que eso debería agradecerse con una copa. ¿Me invitas entonces?

  Bella caminó sin hacerle caso.

   En realidad Edward se había portado muy bien aquella semana. No había intentado tocarla y aunque ella lo habia deseado en varios momentos; preguntándose el por qué.

   Claro que los comentarios malintencionados y con segundas, brotaban de él como la mala hierba. La tentaba de muchas maneras llevándola al límite y dejándola muchas veces demasiado tensa sin haber llegado a tocarla. Aquella mirada insistente que solo tenia con ella, la ponía nerviosa y la enfurecía al mismo tiempo.

   Malhumorada traspasó la agencia bajo la atenta mirada de todas las féminas de la planta. Suspiraban como unas malditas cada vez que veian a Edward y aquello la ponía literalmente de los nervios.

   Sabia que estaba detrás suyo. Podia sentir su mirada insistente en su nuca. Habia llegado a apreciar aquella sensación y la hacia sentirse mujer e única.

   La liberación en lo que concierne al enamoramiento de Carlisle habia sido algo que  todavía la tenia asombrada. Queria salir con otros hombres, sentir, disfrutar…

   Llegó al ascensor y las puertas no se cerraron totalmente. Edward entró tras ella; al girarse.

  -Eres una pesadilla. Edward…..

 Él se inclinó sobre el espejó de la pared de su espaldar y sonrió como un adolescente.

-Me conformo con  ser tu pesadilla.

 -No seas engreído. No formas partes ni de mis sueños ni de mis pesadillas. Edward.

 Él gruñó y ella alzó una ceja.

-¿Qué ha sido eso?.- volvió a preguntar, un tanto seria.

-Un gruñido.-espetó el.

-¿Tú…gruñes?

-Si.

-Hum…

Las puertas del ascensor se abrieron y salieron el uno al lado del otro.

  Alice esperaba ansiosa la entrada de Edward; lo habia estado llamando mentalmente, pero las hormonas de su hermano no le habían dejado escuchar el llamado urgente de la pequeña súcubo.

 -Hola Alice. Perdona la tardanza. Pero un perfil no dio la talla.- Bella se sentó en la mesa ovalada y miró al camarero.- Un Martini.

 “Deja esa cara de gilipollas y deja de babear, te he estado llamando a gritos. Desde luego, Edward desde que estas loco por Bella estas perdiendo facultades”

Edward dejó de mirar a su hembra y volvió la vista hacia su hermana iracundo.

“¿Qué coño pasa?”

“ Es Jacob Black. Viene para acá. Quiere contarle a Bella lo que somos, Edward. El maldito es el nieto de un chamán. Edward, escúchame. Como Bella sepa lo que eres antes de amart,e te odiará y tu matrimonio será una pesadilla”

  Edward volvió la mirada hacia Bella. Estaba ojeando el periódico del dia.

“No voy a permitirlo”

“Pues actúa, hermanito”

Edward sonrió a su hermana de una manera extraña. A Alice le pareció que nerviosa. Edward se sentó al lado de Bella y emergió dentro de aquel periódico con ella.

 -Espero que me perdones por lo que voy a hacer.- dijo antes de rodearla con sus brazos.

-¿Qué….?

  Bella notó el calor abrasivo de los brazos de Edward y sintió que volaba, perdió la conciencia y todo se volvió negro.

 

 

Continuará…

Espero que os haya gustado. Je! Ya se la ha llevado el maldito!!! Pero y Josephine??¿?¿  En el próximo chicas…ay…me encantan Alice y Aro. Besitos mis niñas lindas!!!

 

 

 

 

Capítulo 24: Capitulo 24 Capítulo 26: Capitulo 26

 
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