Bella Pov.

1 año después

Dos meses después de mi llegada, viajé con Ámber y Violet a Río de Janeiro como habíamos dicho, nos quedamos en un hotel el día que llegamos del viaje, el mejor de Río debería decir, pedimos una suite para las tres, al día siguiente nos fuimos a la isla en el yate del padre de Ámber, hicimos una fiesta por nuestra llegada, fueron amigos y compañeros del instituto; Laura y Ashley, primas de Ámber; Nicole, capitana del club de porrismo, el equipo de futbol americano, el de basquetbol, las chicas del voleibol, Isabell Del Monte, hija de uno de los ministros con su novio, Stefam Swan, único hijo de mi tío Stefam con su primera esposa, los chicos importantes del instituto; además del personal de seguridad disperso por toda la isla, los Bartender, los chefs; esa fiesta fue una locura, había alcohol para regalar, la fiesta en la isla duró 12 horas desde las 10 de la noche, se fueron muchos de los que habían venido, solo se quedaron Laura, Ashley, Nicole, Isabell, Stefam, Ámber, Violet y yo, fuimos hasta el yate a dar un paseo, nos decidimos a llevar capitán, aunque Stefam había tomado clases de navegación; la fiesta duró 6 horas más, pero el cansancio pudo más; luego de ese día, las primas de Ámber, mi primo y su novia se fueron, la agencia de limpieza se encargó de dejar todo en orden, la fiesta había sido gigantesca, con un costo de $95.000, autorizados por el padre de Ámber, definitivamente, o la quería demasiado, o no soportaba sus berrinches; pasamos una semana más en Río, entre compras, playas y cócteles.  

Ha pasado un año desde que regresé de Italia, he visto como constantemente los Vulturi hacen sus visitas, muchas veces es Alec el que viene, otras veces viene Jane junto con Félix, o sino Demetri; me mantienen vigilada y él único que se detiene en su paso es Alec, me parece agradable, todo lo contrario a su melliza Jane, su poder la hace escalofriante, es capaz de hacer sentir un gran dolor, sé que el don de Alec es lo contrario al de Jane, el te priva de tus sentidos, es un don poderoso, aunque no reaccione a ninguno de ellos.

-Oye Bella, ¿Qué son estas canciones?- dijo Violet tomando mi colección de Debussy.

-Déjalo en la guantera- le dije, realmente yo amaba esa música.

-¿Qué es?- saltó Ámber.

-Música… supongo- dijo Violet.

-¿Debussy?- preguntó Ámber.

-Es un clásico- respondí.

-Mmmmm…. Bueno ya vámonos ¿sí?- dijo Violet apurándome a que encendiera el auto; hoy íbamos a dar una vuelta por Chicago; tal vez unas compras en el centro comercial.

El viaje fue muy animado, Ámber no se cansaba de contar chistes, y hacer bromas,…

-Oye, Bells, ¿Por qué no te animas?- preguntó Violet.

-No quiero irme de fiesta- dije.

-Pero, va a ser divertida, además… vamos a estar todas- dijo Ámber.

-Sí, todas te protegeremos del acoso de Michael- dijo Violet y explotaron en risotadas.

-Ya basta chicas, ese chico está obsesionado conmigo- defendí.

-Sí,.. Pero ya quisieran muchas que se obsesionara por ellas- inquirió Violet.

-¡Ja!- dije – que lástima que no soy una de esas muchas- comenté sarcásticamente.

 Estábamos paseando por la ciudad en mi Porsche (regalo de mi cumpleaños 17), se nos antojaba ir a hacer algunas compras,…

-¿Hola?- dije contestando el teléfono cuando me aparqué en el centro comercial.

-Bella necesito que vuelvas- la voz de Samantha sonaba preocupada.

-¿Qué pasa Santhi?- le pregunté.

-Tengo que hablar contigo-.

-Bueno… voy dentro de un rato, estoy en el centro comercial- dije.

-Ven ahora- dijo más como una orden que como una petición.

-Pero…-

-¡Ahora!- me interrumpió, woou, realmente estaba histérica.

-Está Bien- dije y corté el teléfono

-Chicas me tengo que ir, mi hermana se ha vuelto loca- comenté.

-No te preocupes Bells, anda tranquila- dijo Violet; me despedí de ellas y empecé a  conducir de regreso a casa.

¿Qué era lo que necesitaba?, ¿Por qué me llamaba con tanta urgencia?, fui pensando en alguna razón hasta que aparqué en la entrada de la casa; entré y me dirigí al despacho de papá donde Samantha ya me estaba esperando. 

-¿Qué pasa Santhi?- pregunté preocupada.

-Necesito hablar contigo- dijo seriamente.

Samantha Pov.

Necesitaba hablar con ella, durante la semana busqué formas de decírselo, pero no lo logré, ya solo quedaba un día y ella tenía que tomar una decisión, la llamé para pedirle que viniera; me asomé por la ventana y vi su carro aparcar en la entrada, me dirigí al despacho de papá y tomé asiento, no esperé más de 5 minutos,…

-¿Qué pasa Santhi?- preguntó preocupada.

-Necesito hablar contigo- dije seriamente.

-Habla- me dijo con confusión.

-Siéntate- dije haciendo el ademán con la mano; se sentó y me quedé un rato en silencio, necesitaba hallar la mejor forma de decírselo.

-¿Y bien?- me animó Bella.

-Bella… me voy- por su cara, la noticia no le hizo gracia.

-¿Cuándo?- dijo en un susurro.

-Mañana-.

-¿Qué?- me gritó; se puso de pie y empezó a caminar -¿Por qué no me lo habías dicho?, ¿Desde cuento te avisaron esto?-

-Dos meses- dije en un murmullo casi ineludible.

-¿Por qué no me lo dijiste?- gritaba Bella.

-Te lo dije- traté de defenderme, me levanté para calmarla pero señaló con la mano que parará.

-No, no lo hiciste, me dijiste que te marcharías, nunca me dijiste cuando, y hace dos meses que lo sabes… y, ¿tampoco me lo dices?- gritaba, estaba dolida.

-Bella- trate de calmarla – lo siento- dije; vi como Bella se relaja y se dejaba caer en el sillón.

-¿Qué voy a hacer?- preguntó derrotada.

-Debes de tomar una decisión- dije acariciando su cabello; ella me miro confusa y luego suspiró.

-¿Cuál?- preguntó.

-Bella, ni Lucía, ni Eric, ni yo estaremos aquí, prácticamente estarás sola- traté de explicar

-Lo sé- me dijo.

-Te tengo una propuesta- dije con una sonrisa.

Alice Pov.

Desde que Edward llegó de Chicago parecía otro, había tenido una visión donde conocía a una chiquilla muy encantadora, se llamaba Bella, era hermosa, tez blanca, un cabello ondulado marrón con destellos rojizos, sus ojos eran profundos de un color marrón, sus mejillas siempre sonrojadas, no tendría más de 15 años, pero por qué si pasó lo que vi en mi visión… ¿por qué Edward no está feliz de encontrar el amor?, no lo entendía, ahora era como si todo lo hiciera por inercia, cazaba porque tenía que hacerlo, y trabajaba porque tenía que hacerlo, ese había sido el plan, pero no entendía por qué se torturaba en alejarse…

*Flashback*

-Edward, ¿qué te pasa?- pregunté muy preocupada desde el marco de su puerta.

-Ya viste lo que me pasa- respondió tajante.

-Sí, pero no lo entiendo- dije aún sin comprender.

-Solo tiene 15 años- dijo como si fuera lo más obvio.

-¿Y eso impide que tu corazón se enamore?-

-Alice, entiende- me dijo

-No, no quiero entender, tú, Edward Cullen, eres un masoquista que nada más busca torturarse- y salí molesta de su habitación.

*Fin del Flashback*

-Edward, hay reunión familiar abajo- llamé desde el marco de la puerta.

-Lo sé- dijo levantándose; salió de su habitación y yo lo seguí de cerca.

-Bueno, ahora si ya estamos todos- habló Rosalie.

-Hay una serie de cosas que tenemos que hablar- dijo Carlisle, en ese momento tuve una visión.

“Una chica de ojos marrones elegía una chaqueta en una tienda, estaba con otras dos chicas que también compraban, una de ellas era pelirroja y la otra rubia,…

-Bella- dijo la chica rubia; la interpelada volteó y tomó la chaqueta que le mostraban.

-¿así que te vas mañana?- habló la pelirroja.

-Solo por un tiempo- aseguró Bella.

-¿A dónde?- preguntó la rubia.

-A….” y la visión terminó.

-¿Qué viste Alice?- preguntó mi Jazzie.

-Nada Jazz, solo un nuevo guardarropa- mentí.

Edward me miraba con ojos desencajados de la ansiedad, “no sé a dónde va Bella, tu lo viste, la visión acabó” pensé para Edward, el solo suspiró con pesadez.

-Bueno ya, ¿nos pueden decir qué Diablos viste?- dijo una muy molesta Rosalie

-Rosalie- la reprendió Esme.

-Esme, es cierto, no nos gustan sus conversaciones telepatéticas- habló Emmett con una expresión de fastidio.

-Es… Bella- suspiré derrotada.

-¿Otra vez ella?- le reprochó Rosalie a Edward –Masoquista-.

-¿y ahora qué pasó con mi hermanita?- dijo Emmett.

-Emmett, ella no es tu hermana- dijo Rosalie.

-Pero lo será algún día- dijo un insistente Emmett.

-No, no lo será- siseó Edward.

Emmett rodó los ojos y le dirigió su atención a Carlisle.

-¿Qué pasa Carlisle?- preguntó

-Ya han pasado 4 años desde el tiempo que llevamos aquí- habló Carlisle- por tanto, ya es hora de mudarnos, nuevamente-.

-¿A dónde?- preguntó Jasper.

-A Forks- dijo Carlisle – es el único lugar en donde ha pasado suficiente tiempo- sentenció.

-¿y la compañía?- inquirió Rosalie.

-No podremos seguir en ella, sin levantar sospechas- respondió Carlisle.

-Entonces… la decisión está tomada- dije