EL PRINCIPIO DEL FIN: LA PROFECIA HA DE CUMPLIRSE

Autor: LoreCullenVulturi
Género: Drama
Fecha Creación: 08/12/2010
Fecha Actualización: 25/02/2011
Finalizado: SI
Votos: 19
Comentarios: 93
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Capítulos: 48

TERMINADO

Existe una Profecía, se dice que ella será la elegida, se dice que ella traera al mundo a la heredera al trono de Volterra, "¿lo creen en serio?" había dicho, "nunca dudes de lo que ven tus ojos, Isabella" le dijo Aro, "Las cosas no siempre son lo que parecen" susurró.

Isabella Swan es la hija del magnate de los negocios Harry Swan, vive junto a su padre y su hermana Samantha en Chicago después del divorcio de Charlie y René, sus otros dos hermanos se marchan  a la universidad; a sus 15 años, Isabella conoce a alguien especial, ¿qué pasará cuando ese alguien se valla de su vida?

Ese día fue el más especial de su vida, pero enterarse que jamás lo volvería a ver le partió el corazón, enterarse de que la persona a la que ya había empezado a amar desaparecería en el viento y nunca más lo volvería a ver, dolía,... dolía como mil cuchillos clavados en su espalda..

Y aún cuando el corazón diera su último palpitar, ella lo seguría recordando,....

-Solo tiene 15 años- había dicho él

¿Eso hace imposible que mi corazón se enamore?

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Capítulo 3: EL PLAN

Bella Pov:  

-te gustó ¿cierto?- preguntó Samantha cuando entramos al auto.

-No sé de que hablas- traté de evadirla

-O vamos, claro que sabes de qué te estoy hablando- insistió

-¿Qué insinúas?- pregunté tajante, no puede ser que esta mujer adivine lo que ni yo misma sé.

-Te gusta Edward- soltó.

-No sé de donde sacas eso, además…-

-te vi- me interrumpió.

-¿Cómo que me viste?-  pregunté.

-Vi como lo mirabas, cómo él te miraba-

-Y según tú… ¿cómo era que él me miraba?- dije con una sonrisa torcida.

-Le gustaste- dijo sobándose el puente de la nariz con dos dedos.

-¿De dónde sacas eso?- dije haciéndolo parecer lo más absurdo del mundo.

-Te conozco mucho más de lo que crees- me dijo mirándome directamente a los ojos.

-No lo sé- dije rindiéndome – es mayor que yo y…-

-¿y?- interrumpió- ¿qué importa?, seguramente tiene mi edad- me animó.

-Ya no puedo hacer nada-

-Claro que sí, yo me encargo- encendió el auto y partimos rumbo a la casa.

-¿Qué vas a hacer?- le dije cuando nos bajamos del auto

-Hablaré con papá- dijo tranquilamente mientras guindaba sus llaves en la pared.

-¿qué?- me quedé atónita

-No me mires así, yo solo le voy a preguntar cómo le fue hoy- 

-¿y cómo diablos…- y fue donde entendí; ella rodó los ojos,…

-Yo solo le preguntaré como le fue y papá va a soltar la sopa, con lujos de detalles- dijo con una sonrisa pícara; le sonreí, esta camaradería no le traería nada bueno a papá.

Comimos juntas en el comedor, pedimos al chofer que fuera por la comida del “Tutto Italia” y  estuvimos en la sala hablando de cosas triviales como, el instituto, la carrera que elegiría, el enorme guardarropa que teníamos, compras, zapatos, hasta que llegó la hora y la puerta se abrió…

-Hola niñas- saludó papá.

-Hola Charlie- saludó Santhi, así le decían a papá sus amigos, y desde hace mucho que también adoptamos decírselo.

-Hola cariño- le dijo mientras le besaba la frente.

-¿Cómo te fue hoy Pá?- preguntó Santhi tratando de parecer desinteresada, lo logró.

-Bien amor, mucho trabajo, tengo nuevos socios- dijo dejando su maletín en el piso

-¿Quiénes pá?- pregunté.

-Unas personas que vienen de Alaska, voy abrir una sucursal hay-.

-¿Alaska?- dijo Santhi extrañada.

-Sí, hoy fueron a hablar conmigo, Annie me dijo que los conocieron- dijo papá al tiempo que se sentaba.

-¿A sí?- pregunté.

-Oh... los Cullen- comentó Santhi.

-Sí,… Carlisle Cullen es mi nuevo socio-

Escuchar eso fue como si un balde de agua fría me cayera encima, el era de… ¿Alaska?, ¿cómo puede ser tan tonta?...

-Pá, en la cocina hay comida italiana, voy a mi cuarto un rato- dije levantándome, lo besé en la mejilla y salí escaleras arriba; entré en mi cuarto y me recosté en mi cama, no sabía qué era lo que me pasaba, no lo volvería a ver, y eso me dolía, me dolía como si miles de cuchillos se clavarán en mi corazón.

Samantha Pov.

Después de preguntarle a papá sobre su día hoy, vi como Bella empezaba a incomodarse, sabía que quería irse, estar sola, vi como corrió escaleras arriba y entró a su cuarto…

-¿le pasa algo a Bells?- me preguntó papá.

-No, para nada- dije levantándome

-¿A dónde vas?- preguntó.

-A traerte tu comida italiana- dije con una sonrisa; fui a la cocina donde estaba Sarah,…

-Hola Sarah- saludé.

-Hola cariño- se quedó callada por unos minutos mientras servía una bebida para papá, me dio la impresión que quería decir algo -¿le pasa algo a Isabella?- me preguntó.

-No, nada, bueno… en realidad se sentía un poco mal, ella quería hacerle una sorpresa a papá, pero como él estaba trabajando pues… su ánimo no está muy bien- dije tratando de que fuera una mentira creíble, aunque yo más bien podría dar clases de mentira y persuasión.

-Oh, ya veo- dijo Sarah entregándome la bebida.

-Ella está bien, yo hablo con ella- le aseguré cuando vi su cara de preocupación.

-Gracias querida- dijo mientras me besaba la mejilla; salí de la cocina con un plato de Ossobuco y rissoto (si es un plato italiano, el primero es un guiso preparado con jarrete de ternera sin deshuesar, y el segundo, es arroz)  y una copa de Chianti (uno de los vinos tintos italianos más prestigiados y conocidos en el mundo, es producido en solo tres aldeas de la provincia de Chianti).

- Qui si (aquí tienes)- le dije a Charlie colocando el plato y la copa en una mesa.

- Grazie amore (gracias cariño)- dijo para luego probar el vino… -mmmmm…. ¿Chianti?- preguntó con una sonrisa.

-Sí, ¿está bueno?- pregunté con una sonrisa.

-Exquisito- dijo sonriendo.

-Buon appetito (buen provecho)- Dije, y me encaminé escaleras arriba.

Cuando llegué a la puerta del cuarto de Bella, dudé en abrirla, pero tenía que hacerlo, necesitaba saber como estaba, toqué la puerta al tiempo que la abría…

-¿puedo pasar?- dije

-Estás adentro- me dijo con una voz en la que pude distinguir resignación; cerré la puerta al entrar y me senté al frente de ella en la cama.

-¿qué pasa?- le pregunté acomodándole un mechón de pelo detrás de la oreja.

-No pasa nada-.

-¡O vamos!, vaya que si pasa,… mírate- dije con el ceño fruncido.

-No sé qué me pasa- admitió –no sé por qué estoy así ni por qué me duele no volverlo a ver- dijo rompiendo en llanto; sequé sus lagrimas y la abracé, la abracé hasta que su llanto cesó y se perdió en el mundo de los sueños.

Edward Pov.

No supe qué hacer, ¿qué podía hacer?, ella tenía 15 y yo… 109 años, ella era humana y yo… vampiro, yo soy un monstruo y ella una princesa, no, así me partiera en mil pedazos, nunca más la volvería a ver.

-Es linda ¿cierto?- comentó Annie detrás de mí.

-Encantadora- admití restándole importancia, “aja, si claro, ¿por qué los hombres serán así?, ¿por qué no acepta que le gustó Isabella?” pensó Annie, ¿tanto se me notó? Me pregunté a mi mismo.

Estuvimos esperando una hora más a que terminara la dichosa reunión hasta que pudimos reunirnos con el Sr.Swan, lo vimos salir de la sala de junta con cara de pocos amigos, “esos imbéciles, ¿qué no pueden hacer nada bien?” pensaba.

-Annie, ¿no han llamado mis hijas?- preguntó a la secretaria

-Vinieron hasta acá Sr.Swan- respondió la interpelada.

-¿Cuándo?- preguntó Swan.

-Hace una hora, oh… Los srs.Cullen lo esperan- dijo dirigiéndonos una sonrisa, la cual Carlisle y yo devolvimos.

-¿Cullen?- preguntó el Sr.Swan - ¿son acaso los nuevos socios?

-Sí, Señor- respondió Annie.

-Hágalos pasar Annie-.

-Está bien- dijo la chica, el Sr.Swan se retiró hacia su oficina y Annie se acercó a nosotros -¿pueden acompañarme?- los dos asentimos y la seguimos por un pasillo -¿Desean algo de beber?- dijo antes de abrir la puerta.

-No señorita, estamos bien- habló Carlisle.

-Muy bien- y dicho esto abrió la puerta de la oficina del Sr.Swan, era una estancia amplia, con piso de madera, un escritorio en el centro, con papeleo y una computadora, estanterías, y demás –Sr.Swan, ellos son Carlisle y Edward Cullen; permiso- dijo Annie, y se retiró.

Después de las presentaciones vinieron los negocios, hablamos de porcentajes, direcciones, trabajo, y demás, al final de la tarde, llegó el representante legal y Carlisle firmó el contrato.

Nos retiramos hacia el hotel, nos cambiamos y por la mirada de Carlisle, ya era el momento.

-¿Qué pasa hijo?- preguntó.

-No pasa nada- dije con expresión de fastidio.

-Edward,.. Llevo más de 100 años conociéndote ¿crees en serio que me puedes engañar?-.

- Carlisle, no es nada-.

-Vi como la miraste- se sentó a mi lado “qué fue lo qué pasó” pensó.

-Nada Carlisle, ella es una niña-.

-Pero tú no mandas sobre su corazón-.

-¿Crees que ella se enamoró de mí?- pregunté intrigado; “no lo sé Edward, dímelo tú” pensó Carlisle.

-No puedo leer su mente- lo vi fruncir el ceño.

-¿Qué?- preguntó un poco confundido.

-Es solo con ella Carlisle, es como si tuviera un escudo o su mente fuera una pared en blanco- lo vi meditar, en su mente viajaban de aquí para allá la palabra “escudo” –Carlisle- lo llamé – me voy olvidar de ella-.

-Es lo mejor hijo- dijo dándome palmaditas en la espalda.

Capítulo 2: LA EMPRESA Capítulo 4: España, Suiza, París, Italia, ¡Sorpresas!

 


 


 
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