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CAPITULO XXIII. OJO POR OJO

JAKE POV.

-No la encontramos- dijo Embry entrando al gimnasio.

-Búsquenla- ordené.

-Jake, hermano- llamó -¿Qué pasa?-

-Samantha despertó-

-¿Y?-

-Me culpó de todo-

-Jake, tú no eres el culpable-

-Si lo soy- dije mientras descargaba mi ira con la pera de boxeo.

-Jake-llamó -¡Jake!- dijo apartándome la pera.

-¡¿Qué?!- dije molesto.

-¡Ella eligió su camino, iba a transformarse igual, y tú lo sabes!-

-¡Es mi culpa!-

-¡No lo es, era su destino!- gritó -¿Qué no lo entiendes?-

-Chicos- llamó mamá desde la puerta del gimnasio –Sus gritos se escuchan en toda la casa, y créanme, si su padre hizo este gimnasio abajo, fue precisamente para que sus gritos no se escucharon- dijo para salir de la habitación y subir nuevamente las escaleras.

-No gastes energía Jake- dijo tirándome una botella de agua –ella estará bien-

-Eso espero- susurré.

-¿Oíste eso?- preguntó Embry acercándose a la puerta.

-La manada- dije mientras tiraba el agua y subía disparado hacia las escaleras.

Entramos en fase poco después de salir de la casa, inmediatamente nos internamos en el bosque, “¿qué pasa?” pregunté alarmado, “le seguimos la pista a la pelirroja, Jake” dijo la voz de Seth, “¿qué tan cerca?” indagó Embry, “¿cuál es su ubicación?” nos preguntó Seth, “8 kilómetros al Sur en relación a la casa Swan” le dije, “vayan a su izquierda, ella está a 2 kilómetros al oeste de la casa Swan” nos dijo, “¿Por qué la casa Swan?” preguntó Embry, “René” pensé aumentando la velocidad a todo lo que mis patas daban.  

“Jake, el tratado” recordó Embry, “que se vaya al diablo” pensé.

SAMANTHA POV.

-¿Alaska?- pregunté mientras me sentaba.

-Mantenemos una residencia allá- explicó Carlisle.

 -Creo…. Que iré por mis cosas- dije lentamente.

-Yo te llevo- saltó Emmett.

-¡Y yo!- dijo Alice.

-¿No vas a hablar con Jacob?- quiso saber Esme.

-Debo hacerlo Esme-

-¿Por qué?, tú ya decidiste- me dijo Rosalie.

-No Rose, es necesario, esto…-

-¿qué?-

-Va más allá de mí- dije para salir seguida de Emmett y Alice.

Subimos al Porsche de Alice y partimos a toda velocidad, estuve deseando todo el camino no toparme con mamá o con Phil, pero de seguro a estas horas ya estarían en sus trabajos.

-Está cerrado- dije cuando no lograba abrir la puerta principal.

-¿Hueles eso?- dijo Emmett respirando profundamente.

-Sangre- susurré confundida.

-Sangre fresca- dijo Alice alarmada, en ese momento lo entendí; a velocidad vampírica llegué a las puertas de la cocina; no me hubiese importado que estuviera cerrada, pero ambas puertas estaba abiertas como si las hubiesen forzado; esto cada vez pintaba peor, y sabía lo que me esperaba.

Decidida puse un pie en la casa, y el efluvio de sangre me llenó, era su sangre, era la sangre de mamá; le presté atención a la escena que había en la cocina; todos los cuchillos estaban en el suelo, todos llenos de sangre; platos y vasos de porcelana, todos esparcidos en pequeños trozos en el piso, caminé hasta la sala, todo los arreglos de vidrio estaban en el suelo, rotos en apenas fragmentos, los muebles estaban totalmente destrozados, como si los hubiesen dañado adrede; mi corazón muerto se estrujaba dentro de mí, no quería ver lo que el cerebro pedía ver, caminé lentamente subiendo las escaleras, volteé la vista al pasillo que se abría paso ante mí, estuve a punto de dar un paso, pero una mano me detuvo.

-¿Estás segura de esto?- quiso saber Emmett, di un débil cabezazo para que me soltara, y caminé decidida; todas las puertas de las habitaciones estaban abiertas, excepto una, apenabas revisé la de Isabella me percaté de que estaba intacta, me dirigí a la mía y nada estaba fuera de su lugar, tenía miedo… y lo sabía, no quería entrar a esa habitación, dudé al último momento con el picaporte entre mis manos, apenas lo giré vi algo que jamás hubiese querido ver.

La escena que se presentaba ante mí era realmente horrible, todo estaba fuera de su lugar, la ropa ensangrentada estaba regada en el piso, las luces estaban apagadas y las cortinas puestas, pero mis ojos me permitían verlo todo, el olor a sangre estaba concentrado totalmente en aquella habitación; sentí como las lagrimas se deslizaban por mis mejillas cuando noté dos bultos sobre la cama; me acerqué a ellos, el primero estaba boca arriba con los ojos abiertos como platos, su piel blanquecina me lo decía todo, estaba seco; el otro bulto estaba encima de él, lo giré para verlo y tal vez ese pudo ser mi mayor error.

Su rostro era Horrible, estaba totalmente deformado, su cara estaba bañada en sangre, grandes cicatrices estaban dibujadas en todo su cuerpo, no pude más y me dejé caer en la alfombra, bañándome con  el charco de sangre que había escurrido de la cama, y sollocé,… sollocé con dolor.

Pronto sentí como unos fuertes brazos me rodearon, y me perdí en el mundo de los sueños.

“Ojo por Ojo”

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