Sed de Venganza

Autor: Ness
Género: + 18
Fecha Creación: 13/11/2014
Fecha Actualización: 12/02/2016
Finalizado: NO
Votos: 3
Comentarios: 16
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Capítulos: 57

 

Todos van a pagar, todos. Los que me empujaron al abismo, los que no me ayudaron, los que celebraron mi caída sin piedad. Son doce rostros, doce nombres que me han dado fuerza para no morir.

 

Elizabeth Masen, Eleazar Delani, su esposa Carmen, su hija Tanya, Tyler Crowley, Alec, James Hide, Demetri, Jane Demons, Aro Vulturi, su hijo Jasper y el traidor de...Edward Cullen. Ellos mataron todo aquello que algún día fui, pero no acabaron conmigo del todo, no, porque antes tengo que verlos caer. Y no habrá piedad, lo juro por mi padre...¡Lo juro!

 

Los personajes pertenecen a Stephanie Meyer. La historia a Telemundo.

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Capítulo 9: CAPÍTULO 9

¿El gris?¿El azul?Quizás...¿Y el de color vino que me compré hace unos meses?¡Aquí está!Bien, ahora toca decidir...pensé mirando los vestidos.

¿Pero quién me mandaba aceptar una cita con el mujeriego más rico de Forks y luego querer que me viese bonita con estos trapos?Solté los vestidos sobre la cama y me senté escondiendo la cabeza entre mis manos.

- Isabella Swan, eres una idiota...-dije enfadada sin levantar la cabeza.- A ver...¿Por qué le dijiste que sí cuando debías haberlo echado a patadas de tu casa?...Mejor le llamo y le digo que con él no voy ni a la esquina, que invite a cenar a su abuela...

- Yo que tu me ponía el vino...-dijo Esme. Cuando levanté la cabeza estaba con el vestido en cuestión en la mano.- Con tus ojos y tu pelo, pienso que te va a quedar mejor este color.

- ¿Me estabas espiando?-pregunté levantándome de la cama.

- Dejaste la puerta abierta y te oí...-dijo haciéndose la inocente.

- Sí...búrlate de mí, búrlate porque hablo sola...-dije avergonzada en parte de que hubiera escuchado mi monólogo interno.

- ¿Loca?Loca no...-dijo negando con la cabeza. La miré mientras sonreía.- Enamorada es la palabra, con una emoción tan grande que no te cabe en el pecho.

¿Enamorada yo?¡Esta mujer estaba loca!Me gustaba sí, pero de la atracción al amor...hay un abismo.

- Como siempre, estás equivocada.- la dije satisfecha. Yo no estaba enamorada de ese mujeriego, ni aunque fuera el único hombre sobre la faz de la tierra.- Aparte, yo esta noche no voy a cenar con nadie...¿Me has oído metiche?- asintió con una media sonrisa.- Y no creas que olvidé la mudanza, porque lo más pronto posible me largo de esta casa.

- Pues yo que tu no rechazaba a Don Edward...-dijo alisando su vestido.-Porque muchas en este pueblo matarían por un príncipe como él...así que yo que tú me podría ese precioso vestido, si que quieres gustarle, malcriada.

Cuando se fue con esos aires teatreros de mujer herida me comencé a reír, creo que en el fondo solo estaba bromeando. Si no fuera quien es, me caería bien. Al final seguí su consejo y me decidí por el vestido color vino...lo coloqué sobre la cama y me fui a la ducha.

Hacía mucho que no estaba tan entusiasmada, hasta nerviosa me encontraba. Mientras me secaba el pelo fui honesta conmigo misma y me reconocí que el causante de esos nervios en el estómago era Edward Cullen.¿Qué tenía ese hombre que destacaba del resto?Mi subconsciente fue claro:

Sus miradas, sus sonrisas, sus modales, su inteligencia, su insistencia conmigo, es valiente...¡Vale ya lo había captado!

Suspiré profundamente mordiendo mi labio, un tic que tenía la costumbre de aparecer cuando estaba nerviosa.

- Bella Swan te estas colando por ese hombre...-fui franca a mi reflejo del espejo.-Pero esto lo podemos solucionar, solo tenemos que mantenerlo a distancia, que no se acerque y que no nos tiente con la promesa de un beso como el de aquel sueño.

Ese sueño...no lo podía olvidar. ¿Serían sus manos tan suaves?¿Besaría tan bien?¿Me trataría de esa manera?Si eso era así, estaba perdida..

- No, Bella, no.-me dije al reflejo.-¡Para o vas a acabar muy mal!Aunque ya lo tienes que estar cuando hablas sola...

Suspiré negando con la cabeza y me terminé de arreglar para estar lista para las 8. Anthony entró en la habitación y me miró sonriendo.

- Mamá, estás muy guapa.

- Gracias mi cielo.-dije acariciando su mejilla.

- ¿Y a dónde vas?-dijo intrigado mientras veía como me terminaba de echar el brillo de labios.

- Tengo una reunión de la mina.-dije ahuecándome el pelo.- Tenemos una cena y mientras hablaremos sobre el derrumbe.

- ¿Y con quién vas?-dijo curioso. A este niño no había quien lo engañara.

- Con el jefe de la mina Anthony, lo conociste esta tarde, es el hombre con el que has jugado al fútbol.-dije quitándole hierro al asunto. No es que quisiera mentir a mi hijo, pero el era pequeño, y había cosas que no iba a entender.

- Ahh, sí, el señor Cullen es guay.-dijo contento.- Nos enseñó algunas cosas de fútbol.

- ¿Guay?-dije riendo.

- Sí, ¿No es así en la mina?-dijo intrigado.

- Cariño, en la mina vamos a trabajar...-dije mirándolo.- no tenemos tiempo para juegos, pero seguro que es un buen hombre.

- Sí, el abuelo dijo igual...

- ¿El abuelo?- pregunté.

- Sí, él dijo que es como su padre y dijo...-dijo intentando recordar las palabras.-...que querría a alguien así para casarse contigo para que él supiera que alguien te cuida cuando él falte.

¿Mi padre dijo eso?¿Otro misterio más?

- El abuelo dice muchas tonterías cuando se emborracha.-dije riendo para que no viera mi preocupación.

- Sí, me rio mucho cuando le canta a Esme al llegar a casa.-dijo riendo él también. Al imaginarme la escena también me reí yo.

En ese momento escuché el timbre de la puerta y me levanté de un salto.

- Anthony, me tengo que ir.-dije dándole un beso.- Se bueno y vete a la cama temprano.

- De acuerdo mamá.-dijo mientras se iba a ver la televisión.

- Suerte Bella.-dijo Esme desde la cocina sonriendo.

- Gracias Metiche, pero te recuerdo que no voy a ir...- dije mientras abría la puerta.

Y allí estaba, en todo su esplendor. Llevaba una camiseta azul marina y un traje gris a medida, su pelo mojado no estaba tan alborotado como otras veces...supongo que porque aún no estaba seco del todo.

- Buenas noches.-dijo con una sonrisa al verme.

- Buenas noches.-respondí seca. ¿Por qué tenía que estar aún más guapo y ponerme a prueba?

Salimos fuera y crucé mis brazos.

- ¿Eres un espejismo...o eres la mujer más hermosa que mis ojos han visto?-dijo mirándome de arriba a abajo con una sonrisa de oreja a oreja.

- Déjese de tonterías.-dije cortante y me miró con esa picardía en la mirada, como si ya supiera que le iba a contestar.- Solo salí a decirle que no pienso ir a ningún lado a cenar con usted.

Comenzó a reír y me dijo:

- ¿Te vestiste y te pusiste así de linda solo para decirme que no vas a salir conmigo?¿O es que acaso siempre te pones tan elegante para irte a dormir?

- Estoy en mi casa y yo me visto como quiero.-dije. Bien, eres una idiota oficial...¿No tenías una escusa mejor?- Ese no es su problema.

- Te estas haciendo de rogar...-dijo sonriendo. ¿Qué?¿Yo?-Porque no nos sinceramos y hablamos como dos adultos inteligentes...

- Yo soy inteligente...señor Cullen.- lo interrumpí.- Aunque usted insista en verme como una estúpida a la que se puede engañar. Mire deje de jugar al seductor conmigo...cuando esta misma mañana estaba besándose con Tanya Delani en el pasillo de la mina.

¡Ya está, lo dije! Era algo que quemaba en mi garganta como fuego. Su cara cambió de repente. Vaya, vaya...así que te descubrí el juego. Bella 1, Edward Cullen 0.

- Es cierto, Tanya me besó.- dijo¿avergonzado y frustrado?Al menos era sincero...-Pero no significó nada, fue algo...-intentó buscar la palabra correcta.- ¡Circunstancial!

- Tanya es mi amiga de la infancia y yo le tengo cierto afecto, pero usted no tiene que darme explicaciones.

-Tú me estas pidiendo explicaciones como si estuvieras celosa.-dijo seguro.

- ¿Celosa yo?Por favor...-dije riendo.

- Sí, tú.-dijo señalándome.- Estás celosa.

- Mire ya tengo bastante con las críticas de este pueblo, como para tener que ir a cenar con un hombre que da besos circunstanciales y que no se toma nada en serio.

- Claro que me tomo las cosas en serio.-dijo serio.- Más de lo que tú te imaginas. Y como hoy dijiste que no crees en palabras, ven.- dijo tirando de mí hasta el coche.

- Suélteme.- le dije retirando mi mano de su agarre.

- Te voy a demostrar con hechos que no hay nada que esconder.- dijo seguro de sí mismo. ¿Qué pensaba hacer?Por favor ven...

- ¿Qué?No, suéltame.- dije mientras casi me arrastraba al coche.

 

Cuando nos montamos en el coche guardé silencio, tampoco le iba a dar el gusto de tener que rogarle para que me dijera a donde íbamos.

 

- Llegamos.-dijo mientras aparcaba y se bajaba del coche. ¿Qué?¿Me traía al club de la alta sociedad del pueblo?¿Estaba loco?

Me abrió la puerta y me ayudó a bajar como todo un caballero.

- Yo no pertenezco al club de los estirados Edward...-dije aunque creo que era algo obvio.- No me van a dejar entrar.

- Claro que sí.-dijo agarrando mi mano para colocarla en su brazo mientras entrábamos.- Eres mi invitada, además esas personas a las que llaman estirados son mi familia...Solamente quiero que te vean entrar conmigo.

- ¿Y para qué?- pregunté. No quería aguantar malas miradas o malos gestos hacia mí.

- Para que veas que si tuviera algo con Tanya no te traería aquí para que nos viera todo el mundo.-dijo mientra sonreía a todos los que nos encontrábamos por el camino.

- No, no lo harías...pero Edward yo no quiero problemas...-dije cansada.

- Bella...¿A quién temes?-dijo mirándome.-¿O a quién?¿Es a mi hermano?

No supe que responder y tampoco me dio tiempo porque cuando me di cuenta estábamos en un salón lleno de personas que nos miraban, entre ellos, Mike Cullen.

- Buenas noches.-dijo tranquilo Edward a mi lado. Parecía contento, como si estuviera orgulloso de entrar conmigo del brazo.

- ¿Qué te pasa, eh?-dijo Mike furioso estampando su copa contra en suelo.-¿Qué haces aquí con ella?

- Bella está aquí porque la invité.-dijo Edward mientras me ponía detrás suya protegiéndome con su cuerpo. Eso solo significaba algo, él también veía que la bomba iba a estallar.-¿Tienes algún problema?

- Ella...-dijo gritando, pero cuando vio que todos miraban bajó el tono.- Ella no puede salir contigo.

La mismísima Elizabeth Masen se puso frente a nosotros.

- Si tu hermano está así es porque se preocupa por ti.-dijo sin mirarme siquiera.- ¿O esperas que apruebe tus excentricidades?

- Cuidado con lo que dices.- dijo señalándola con el dedo a modo de advertencia.- No voy a permitir que la insultes.

Yo sabía que esto iba a ocurrir. Lo sabía. Era una estúpida por haberle permitido que me trajera aquí.

- ¿Qué pretendes con esto?-dijo y después me miró por primera vez en toda la noche.- ¿Una obra de caridad?¿O me quieres defraudar una vez más?

Se acabó. Me largo de aquí. No iba a soportar nada más.

- Es mejor que me vaya.-le dije a Edward mirándolo tranquila.

- No espera.-dijo sin dejar de mirar a su madre.

- Tienen razón...yo no soy como ellos.- Edward me miró extrañado cuando dije eso.- Afortunadamente.

- Bella por favor, tu eres mi invitada.-dijo reteniéndome.

- La que se va soy yo.-dijo Elizabeth con la mirada más sanguinaria que hubiera visto nunca, después miró a Mike.- Vámonos necesito aire.

Nos quedamos quietos viendo como arrastraba casi a la fuerza a Mike hacia la salida.

- ¿Cuándo vas a dejarnos en paz?-dijo Jessica Delanni levantándose de la mesa.- Solo vienes a provocar a Mike.

¿Yo?¿Y para qué yo iba a porvocar a ese hombre?Tanya vino tras su hermana y la sujetó.

- La única que estás provocando aquí eres tú Jessica.-dijo Edward serio. Quería irme ya.

- Entiende a mi hija Edward...-dijo la señora Carmen.- Este es un club para gente exclusiva.

- Sí.-dije sin poder contenerme.- Para gente exclusivamente superficial y prejuiciosa.

Jessica Delani comenzó a reír.

- Y para gente decente, no como tú...-dijo despreciándome.-Que quieres entrarle por los ojos a mi marido y por lo visto quieres hacer lo mismo con Edward. No tienes vergüenza...eres una cualquiera.

- Ya basta Jessica.-dijo Tanya.-Perdón pero mi hermana está un poco nerviosa...

Y sin más la agarró del brazo y la sacó del club. Vaya, parece que nos íbamos a quedar solos. Y esto lo has armado tu solita, Isabella Swan.

No aguanté más y tras mirar a Edward me largué de allí.

- Bella.-dijo Edward detrás mía.- Espera.

- Nunca debí haberte hecho caso.-dije cuando me alcanzó.- Fue un error venir aquí.

- Te demostré que entre Tanya y yo no existe nada. Tu lo viste.-dijo parándome para poder hablar.- Nos vio y no pidió ninguna explicación, ni yo tampoco se la di.

- Mire mi vida ya es bastante complicada.-dije siendo franca. Estaba cansada, lo mejor era acabar con esto de raíz.- No quiero más problemas.

Me miró sorprendido y se quedó callado por un rato.

- Eso es lo que soy para ti...¿Un problema?-dijo herido. ¿Lo había herido?Yo no quería verlo triste...y menos por mi culpa.- Mírame a los ojos, y dime si tu no sientes lo mismo que yo siento por tí.

No podía responder. Si miraba esos ojos no podía mentir, pero tampoco quería decirle la verdad. ¿Qué hago?

- Tu no sabes quien soy Edward...-dije siendo sincera.-Ni las cosas por las que he tenido que pasar. Así que mejor dejemos todo como está.

Quise irme pero no me dejó.

- Está bien, espera.- dijo mirándome intensamente.-Tú ganas. Sin preguntas, sin pasado.

- Mira, basta.-dije al borde de las lágrimas.- Para por favor, déjame irme.

- ¿Es que no lo entiendes?-dijo agarrando mis hombros.- En mis relaciones anteriores siempre fui libre y sin ataduras. Y hasta fui cínico con las mujeres porque nunca creí en la palabra amor...

- ¿Amor?-dije sonriendo de forma sarcástica. Este hombre estaba loco.-¿Y por qué mencionas esa palabra?

- No lo sé, quizás es porque ahora ya no me da vergüenza...-dijo desesperado por que entendiera.- Siempre tuve en control de mi vida hasta que apareciste tú.- ¿Y qué se supone que debía hacer yo con todo esto?¿Lanzarme al vacío o quedarme sentada en el borde?- Me tienes loco y ya no aguanto...ya no aguanto las ganas de hacer esto.

Y sin más se lanzó a mis labios, como un hombre que acaba de encontrar un oasis en medio del desierto. Comencé a mover lentamente mis labios para poder saborear los suyos, eran mucho mejores que los de aquel sueño, porque eran finos y suaves, y se adaptaban perfectamente a los míos. Podría perderme en ellos por el resto de mi vida, mi corazón me lo gritaba con cada rápido latido y eso me asustaba. Este hombre podría destruirme si se lo propusiera.

Me comencé a separar.

- Para, Edward para.-comencé a murmurar contra sus labios. Él solo me agarraba con más fuerza y profundizaba el beso, quizás para que me rindiera. - ¡Dije que pares!

Me di la vuelta para no verle la cara.

- ¿Pero se puede saber que te pasa?-me dijo frustrado dándome la vuelta y volviendo a agarrarme de los brazos.- No me digas que no te importo porque lo sentí.

- No digas tonterías...-le supliqué para poder acallar a mi corazón a la vez que el lo despertaba.- Edward déjame...

- ¿Pero qué te pasa?-dijo sin soltarme. En verdad veía que esto le afectaba. Pero tenía miedo, y no quería sentir ni pensar.- Dime...¿Qué te dañó o quién?¿A qué le tienes miedo?

- A nada no le temo a nada.-dije como siempre.

- Bella, entiende que me importas...-dijo casi zarandeándome.- Eres la única mujer que me ha importado en la vida.

- Déjame por favor...-supliqué.

- No lo voy a hacer.-dijo decidido.- ¿Qué te pasa?

- Es que...-dije sin fuerzas.-No te creo, déjame irme.

- ¡No, espera...!-me pidió.

- ¡Que me sueltes!- dije y cuando vi la oportunidad me escapé de sus brazos y me fui de allí como alma que lleva el diablo llorando como hacía tiempo que no lo hacía.

- ¡NO SE LO QUE TE HICIERON!-me gritó desde su sitio.- ¡PERO NO ESTOY JUGANDO CONTIGO!¡ISABELLA!

 

Ojalá pudiera creerlo, ojalá no tuviera esta cruz que llevo por dentro, ojalá pudiera confiar. Ojalá.

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Hola chicas, estoy otra vez por aquí!!!

Aunque estoy algo ocupada he sacado algo de tiempo para subiros otro capítulo, espero que os guste :) Un abrazo!!

Capítulo 8: CAPÍTULO 8 Capítulo 10: CAPÍTULO 10

 


 


 
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