Sed de Venganza

Autor: Ness
Género: + 18
Fecha Creación: 13/11/2014
Fecha Actualización: 12/02/2016
Finalizado: NO
Votos: 3
Comentarios: 16
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Capítulos: 57

 

Todos van a pagar, todos. Los que me empujaron al abismo, los que no me ayudaron, los que celebraron mi caída sin piedad. Son doce rostros, doce nombres que me han dado fuerza para no morir.

 

Elizabeth Masen, Eleazar Delani, su esposa Carmen, su hija Tanya, Tyler Crowley, Alec, James Hide, Demetri, Jane Demons, Aro Vulturi, su hijo Jasper y el traidor de...Edward Cullen. Ellos mataron todo aquello que algún día fui, pero no acabaron conmigo del todo, no, porque antes tengo que verlos caer. Y no habrá piedad, lo juro por mi padre...¡Lo juro!

 

Los personajes pertenecen a Stephanie Meyer. La historia a Telemundo.

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Capítulo 32: CAPÍTULO 31

EDWARD POV.

Llegué a casa cansado y agotado después de pasarme el día trabajando en la mina. Si trabajaba no pensaba en nada, y ya sea de paso, me sacaba a Irina de encima.

Últimamente, no hacía otra cosa que recriminarme que no hacíamos cosas juntos y que ella quería más, cosa que yo no podía darle por dos razones: mi matrimonio con Tanya y el amor incondicional que sentía por Isabella.

Solo comencé a verme a escondidas con ella para evadirme del mundo. Se que estaba mal, pero en aquel entonces los dos estábamos de acuerdo, incluso lo pasábamos bien en aquellas noches de desenfreno en el hotel...hasta que juró estar perdidamente enamorada de mí. Desde entonces todo era muy pesado y monótono.

Me dirigí al despacho para soltar en la caja fuerte unos documentos de las inversiones de la mina cuando oí como mi madre conversaba con Anthony sobre algo.

- ¿Qué dice este papel?-preguntó Anthony.

- Es una solicitud para una exhumación...quiero que saquen el cadáver que está enterrado en la tumba de tu madre.

Entré rápidamente al despacho y me quedé mirando a aquella mujer sin corazón.

- ¿Cómo dijiste?¿Que quieres hacer qué?- pregunté sintiendo como la sangre abandonaba mi cara.- Ni se te ocurra profanar la tumba de Isabella.

Me miró impasible y suspiró.

- Puedo hacerlo...siempre que su hijo presente una orden ante un juez.-dijo tranquila mirando a Anthony.

Él me miró a mí entre apenado y confundido.

- Imagino que no vas a prestarte a esto, ¿Verdad?-le pregunté mirando sus ojos heridos.

- Sí, lo va a hacer...-dijo mi madre con ese tono de voz melosa y frágil que siempre tenía cuando Anthony estaba delante. Se levantó y lo abrazó por la cintura.- Él tiene tantas dudas como yo desde que esa mujer vino a este pueblo, ¿Verdad?

- Sí, mi abuela tiene razón...-dijo Anthony asintiendo con la cabeza.- yo nunca vi en cadáver de mi mamá, y Verónica Dantés se parece mucho a ella...

- Escúchame, por favor.-dije interrumpiéndolo. Esto era lo último que podrían hacerle a Bella para terminar de humillarla y hacer añicos el poco orgullo que la quedaba. Sabía que ella, si pudiera, se pondría como una fiera.- Entiendo que te aferres a una esperanza, pero de ahí a profanar la tumba de tu madre...

- Edward.- me interrumpió mi madre.- Tu también te sorprendiste cuando esa mujer llegó aquí...no lo niegues. Además, piensa, ¿Cómo murió Isabella Swan?¿Irreconocible?¿Calcinada? Ninguno vio su cadáver.

- Perdón tío, pero quiero saber la verdad...-dijo mientras agarraba los papeles que mi madre sostenía.- ¿Dónde tengo que firmar, abuela?

Mi madre le señaló el lugar indicado en el papel y tras coger la pluma que había sobre la mesa firmó sin dudarlo.

Ya estaba hecho. Isabella Swan sería exhumada, humillada y devastada una vez más. Me largué de allí, sin mirar atrás.



BELLA POV

- Bella...-dijo Jacob entrando en el despacho de la casa con esa sonrisa torcida que tanto me gustaba. Eso significaba que había averiguado algo.- quería hablar contigo sobre el cadáver de Victoria...o bueno, tu supuesto cadáver. Me hice amigo de una doctora, que resultó ser la jefa del Servicio Médico Forense.

Se sentó justo en frente de mi escritorio donde me encontraba sentada. Me reí sin poder evitarlo, Jacob definitivamente no cambiaba...

- ¿Con una mujer?-le pregunté sarcástica.- Ya me imagino cuáles fueron tus “técnicas” para persuadir a esa doctora.

- ¿Y no te importa que seduzca a otras mujeres con tal de ayudarte en tu venganza?-me preguntó serio.

Evité hablar del tema con él, sabía que terminaríamos discutiendo. Y odiaba discutir con Jake.

- Ya tenemos neutralizada a la doctora forense, entonces.-dije mirando mis manos y rozando con la yema de mi dedo las cicatrices.- ¿Y el del hospital?

- Con dinero, baila el perro...con unos cuantos de miles lo tendremos de nuestro lado.-dijo encogiéndose de hombros.- Así que nos va a avisar sobre si ve cualquier movimiento que intenten hacer con ese cadáver y podremos actuar.

- Muy bien.-dije suspirando aliviada. Era un gran peso el que me quitaba de encima. Pero había otro que aún me quitaba el sueño.- Gracias Jake...pero aún hay un detalle que no hemos descubierto.

- ¿Cuál es?-dijo frunciendo el ceño.

- Aún no sabemos quien es la misteriosa amante de Edward Cullen...-dijo haciendo como que revisaba unos documentos.

- ¿Y por qué te interesa saber eso después de todo el daño que te hizo?-me preguntó con una chispa de sospecha en su mirada.

- Bueno...-dije suspirando y rompiendo uno de los documentos.- porque si conseguimos esa información, puedo utilizar esa información en contra de Tanya o del mismo Edward...si lo creo necesario. Eso es todo...no me mueve otro interés que no sea el de mi venganza.

Vi en ese momento una sombra en el jardín y Jacob y yo nos levantamos a la vez y nos miramos con sospecha. Carlisle apareció en ese momento.

- Verónica, tenemos visita.-dijo mientras miraba por la ventana divertido.

- ¿Quién es?-dijo Jacob.

- Es Demetri.-dijo mientras se reía y se nos acercaba.- Seguramente, Elizabeth Masen lo mandó para vigilarnos.

Comencé a reírme ante lo predecible que podrá llegar a ser aquella mujer.

- Me encanta que esa bruja me mande regalitos.- dije frotándome las manos.- Atrapadlo y castigadlo, pero ligeramente. Tu ya me entiendes.

- Perfecto.-dijo divertido.

- Después llevadlo a la comisaria y lo acusan de mi parte.- dije riendo.

- Perfecto, mi señora.-dijo guiñándome un ojo.- Nada me va a dar más gusto que ver sufrir un poco a ese imbécil.

- Bien. Por fin, algo de diversión.-dijo Jacob levantándose de la silla.- Vamos, Carlisle, después de esto nos tomaremos una copa de ese licor tan caro que tiene Verónica guardado...¿Nos lo merecemos, verdad?

Me miró suplicante y yo sonreí asintiendo. Ellos chocaron los cinco y salieron del despacho entre risas y silbidos. A veces eran como niños, pero no sabía que haría sin ellos y sus bromas.



EDWARD POV

Sin darme cuenta había llegado al club...era el único lugar en el que me encontraba cómodo, a pesar del bullicio de las personas del pueblo. Mi otro lugar preferido era la tumba de Isabella, allí podría pasar las horas muertas, hablando o solo escuchando el silencio de aquel lugar que más que asustarme me traía paz...y ahora mi madre, pensaba arrebatármelo. Genial.

Llegué a la barra y un muy borracho Tyler Crowley se puso a mi lado riendo como el idiota que era.

- Ey, Edward.-me dijo palmeando mi hombro. Miró al camarero y le sonrió.- Sirve un trago a este hombre...o lo que quiera. Hay que festejar...festejar que no te atreviste y yo sí.

Lo miré extrañado.

- ¿De qué hablas?-le pregunté indiferente.

- De que voy a comenzar a trabajar en el banco de Verónica Dantés.-me explicó entre risas.- Voy a ocupar tu puesto.

Lo que me faltaba...que este hombre me recordara a la nueva y hermosa mujer de este pueblo. La que no me puedo sacar de la cabeza. Y para colmo, sentía celos...sí, celos de no poder ser yo la que trabajara codo con codo con aquella mujer.

- Estás borracho...Tyler. Vete a casa.-dije suspirando y dando un largo trago a mi copa.

- Si un poco.-dijo mientras miraba su vaso riendo.- Pero es que estoy muy contento de tener ese puesto...y por si fuera poco, Verónica Dantés me paga mucho más de lo que me pagaba tu madre.

Este tipo era un imbécil.

- Pues que te aproveche.-dije intentando que me dejara en paz.

- Sí, eso...que me aproveche. Y te doy un dato curioso...esa mujer aparte de ser guapísima, sabe reconocer quien es el mejor hombre...-dijo apoyándose en la barra sintiéndose pleno y señalando su pecho.- Digo sin ofender...

Reí sarcástico y lo miré sin ganas de discutir.

- ¿Y a mí eso qué?-le pregunté. Él siguió riendo mientras me bebía el vaso de un trago. Después cogí mi chaqueta y me dispuse a irme.- Gracias por la copa.

Me fui sin mirar atrás y me puse a conducir por todo el pueblo sin saber a donde ir. Ahora resulta que Verónica Dantés me había encontrado sustituto y para colmo tenía que soportar que me lo restregara por la cara. ¿Por qué intentaba fastidiarme?¿Qué quería aquella mujer?

Di un cambio de sentido en la carretera y me dirigí a La Fortaleza, no podía evitarlo...y solo me movían dos razones.

Primera, hoy había tenido un día espantoso y necesitaba verla otra vez. No se si era por su parecido con Bella o por ella misma.

Segundo, necesitaba saber porque hacía lo que hacía. Porque había llegado a este pueblo para removerme todo lo que creía enterrado.

Llegué a la puerta y me abrieron sin ningún problema. Entré en coche hasta la puerta de la mansión y aparqué. Vi como unos guardias se llevaban a un tipo casi a la fuerza mientras él se retorcía de dolor y me bajé del coche para ver que ocurría.

En ese momento apareció Carlisle y me miró como si ya me esperara.

- Amigo Cullen, buenas noches.-dijo mientras yo subía las escaleras.

- Hola...¿Qué está pasando?-dije señalando por donde se habían ido los guardias.

- No te preocupes.-dijo sonriendo.- Solo era un ladrón de cuarta que se ha colado para intentar llevarse algo. Todo está bien.

- Ah, de acuerdo.- dije sin más.

- Pasa, Verónica te está esperando.-dijo Carlisle invitándome a entrar.

- Gracias.- dije mientras entraba en la casa.

- Hasta otro día, amigo.-me dijo a modo de despedida y cerró la puerta.

Fui hacía el salón y me puse a caminar de un lado a otro, esperando nervioso. Minutos después escuché sus tacones contra el mármol del suelo y fijé mi vista en la entrada.

Y allí apareció, con el pelo suelto y un vestido color verde esmeralda que no hacía justicia al color de sus ojos. Aunque era idéntica a Isabella tenía algo que a ella siempre la faltó,quizá por su clase social o por las circunstancias en las que creció, la elegancia y el atractivo. Isabella era hermosa y transparente y por eso nunca extrañé esas cosas...pero ahora que tenía a esta mujer delante, me di cuenta de que si esta fuera Isabella Swan, sería perfecta.

- No esperaba esta visita tan pronto, Edward.-dijo mientras se ponía frente a mí.- Pero eres bienvenido...Estás muy serio, dime, ¿Qué te trae por aquí?

- ¿Por qué le diste trabajo a ese mequetrefe?-pregunté sin más. Ella me miró sorprendida y divertida.

- Supongo que te refieres a Tyler Crowley.-dijo sonriendo. No le contesté.- No me digas que estás celoso.

Sí, mucho. Muchísimo.

- ¿Y si así fuera?-la pregunté de vuelta.

- ¿Crees que me sentiría alagada?-me preguntó en lugar de responderme.

Suspiré...ahí estaba de nuevo esa manía de evadir mis preguntas con más preguntas. Bien, a eso podían jugar dos.

- ¿Por qué apareciste?¿Qué tienes que hacer tu metiéndote en mi vida?-le pregunté dejando salir todo lo que sentía.

- Ahhh...yo...-dijo irónica cruzándose de brazos.- Que yo sepa, el único que se mete en mi vida y en mi casa cada vez que le place, eres tú.

Me acerqué a ella y la sujeté de los hombros mirando sus ojos...necesitaba ver algo en ellos, una pista, pero nada. Solo había hielo.

- Te metiste en mi vida y lo sabes.- dije mirándola de cerca.- Tanto que no puedo dejar de pensar en tí. Dime quien eres, porque te juro que sino...lo voy a averiguar.

Me miró altanera y se separó de mí.

- Es de muy mala educación llegar a una casa y acorralar a preguntas a la anfitriona, ¿No lo sabes?-dijo sonriendo de forma siniestra.

La miré enfadado ante su pasimonia y frialdad.

- Lo único que se...es que desde hace unos años, mi vida es un desastre.-dije pasando una mano por mi cabello. Ella observó ese detalle intensamente y eso me descolocó unos segundos.- Está prácticamente vacía...si no llega a ser por mi hija no se que habría sido de mí. Y de pronto llegas tú, y ese vacío vuelve a llenarse de nuevo...verte o no verte me da igual...es una tortura para mí.

Ella me miró sin ninguna emoción, parecía pensativa.

- ¿Tienes una hija?-me preguntó intentando sonreír.- ¿Y cómo se llama?

- Reneé.-dije mirándola a los ojos.

Se quedó estática mirando al infinito fijamente...sus pupilas casi parecieron dilatarse, y comenzó a respirar rápido.

- Ahh...-dijo respirando hondo con los ojos aún abiertos y dilatados. Sonrió de manera superficial y me miró.- Y...¿Por qué ese nombre?

Era raro hablar con aquella mujer de lo que le prometí a su doble hace nueve años atrás. Suspiré hondo antes de hablar.

- Una vez...le prometí a alguien que si teníamos una hija, se llamaría así.-la dije tocando el puente de mi nariz.- Igual que su madre.

- Pero...¿No la tuviste con ella?-preguntó ladeando la cabeza curiosa. Parecía que ese tema había captado su interés.

- No...y ese es uno de mis grandes vacíos.- dije mientras veía mis zapatos. Después la miré directamente a los ojos.-...no pude tener un hijo, con...la única mujer que amé en toda mi vida.

Sus ojos volvieron a dilatarse y comenzaron a brillar intensamente...tanto que pensé que aquella mujer fría e impasible iba a romper a llorar. Pero me equivocaba, otra vez, esos ojos se apagaron como si soplaras una vela.

- Vaya...-dijo sin palabras.

- ¿Por qué me perturbas tanto?-pregunté en voz alta sin querer.

- Porque te recuerdo a la otra...¿No?-dijo reaccionando.

- No, no...Isabella no me perturbaba.- dije negando con la cabeza.

- ¿Entonces?-me preguntó de vuelta.

- No, ella era difícil e intensa pero...transparente. Con solo mirarla a los ojos yo veía su interior... en cambio a ti no puedo verte...no puedo sentirte, todo es demasiado confuso...- dije acercándome a ella y mirándola fijamente a los ojos. Ella miró unos instantes mi boca y después se centró en mis ojos mientras se acercaba unos centímetro más. Mi respiración se aceleró al verla tan receptiva.- me acerco a ti y no se si tocarte, acariciarte o simplemente destrozarte, no lo sé...

En ese momento, ella abrió levemente su boca ysentí su aliento, dulce, tibio y atrayente...no pude evitar acercarme un poco más, y al parecer ella tampoco, porque copió mi movimiento invitándome a que con solo un paso nuestros labios se unieran.

Me atreví a dar el paso y ella de repente se retiró.

- Será mejor que te vayas, Edward.-dijo dándome la espalda impidiendo que pudiera verla.

Reaccioné en ese momento y me pregunté por qué demonios estaba allí...y por qué había llegado a querer besarla.

- Sí, tienes razón es un poco tarde. Buenas noches.-dije. Ella se dio la vuelta rápidamente y me miró casi con odio en la mirada.

Me dejó pasmado ver el mar de odio de aquellos ojos...aquella mirada era la que aparecía en mi sueño después de la explosión de la mina, esa que veía entre el polvo. Sus palabras retumbaron en mi mente de nuevo “Aún no me habéis vencido.”

Me largué de allí corriendo sin mirar hacia atrás, y recordé al cobarde que un día fui cuando salía corriendo del sanatorio cada vez que veía al amor de mi vida destruirse poco a poco.

La diferencia era que esta vez...aquel cobarde no lloraba ni por Isabella, ni por su enfermedad.

Aquel cobarde hoy huía entre lágrimas por Verónica Dantés y el odio que amenazaba con consumirla.

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¡Hola de nuevo!Aquí os dejo otro capítulo...Por cierto, hace mucho que no se de vosotros. ¿No mandáis algún voto o comentario?:(

Espero que os siga gustando la historia, nos leemos pronto.

Ness :)

 

Capítulo 31: CAPÍTULO 30 Capítulo 33: CAPÍTULO 32

 


 


 
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