Sed de Venganza

Autor: Ness
Género: + 18
Fecha Creación: 13/11/2014
Fecha Actualización: 12/02/2016
Finalizado: NO
Votos: 3
Comentarios: 16
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Capítulos: 57

 

Todos van a pagar, todos. Los que me empujaron al abismo, los que no me ayudaron, los que celebraron mi caída sin piedad. Son doce rostros, doce nombres que me han dado fuerza para no morir.

 

Elizabeth Masen, Eleazar Delani, su esposa Carmen, su hija Tanya, Tyler Crowley, Alec, James Hide, Demetri, Jane Demons, Aro Vulturi, su hijo Jasper y el traidor de...Edward Cullen. Ellos mataron todo aquello que algún día fui, pero no acabaron conmigo del todo, no, porque antes tengo que verlos caer. Y no habrá piedad, lo juro por mi padre...¡Lo juro!

 

Los personajes pertenecen a Stephanie Meyer. La historia a Telemundo.

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Capítulo 42: CAPÍTULO 41

Me dirigí al hospital al saber que Tyler Crowley estaba consciente después de estar días después en terapia intensiva. Era hora de plantarle cara, ese ingeniero tenía que contar la verdad para que pudiera sacar a Emmett de la cácerl. Esa era ahora mi única prioridad.

En el pasillo me encontré a Jasper que terminaba en ese momento de hablar seriamente con un doctor en voz baja.

- Buenas noches, señor Juez.-le dije educadamente.

- Hola Verónica, ¿Cómo está?- me preguntó suspirando hondo.

- Supongo que debo decirle que estoy incómoda con su presencia, pero no, más bien debo decirle que si se disculpa por su poco cortés comportamiento que tuvo en mi casa...entonces podré demostrarle que es un verdadero placer encontrarlo.-dije con una sonrisa cordial en el rostro. En el fondo le comprendía, si a mí me dijeran que mi madre seguía viva no habría explicación que me impediría buscarla.

Él sonrió avergonzado.

- Bueno, entonces supongo que le debo una disculpa por la manera de irrumpir en su casa.-dijo mirándome simpático.

- Disculpa aceptada.-dije divertida.

- Y supongo que tampoco tiene a ninguna persona prisionera en contra de su voluntad.- dijo bromeando.

- Supone bien.-dije riendo.

- Mira Verónica...-dijo pensativo.- Dígale a quien le tenga que decir, que yo sabré esperar. Con mucha impaciencia y con mucha ilusión.

Eso era toda una indirecta. Jasper sabía que su madre estaba conmigo, él no era idiota, y sabía leer a las personas...pero también era legal y se que no le diría nada a nadie.

- No se de que me habla...-dije irónica sonriendo.- pero no se preocupe, haré lo que me pide.

Él me guiñó un ojo cómplice y se fue. Si él supiera parte de la verdad de lo que escondíamos...al menos, según el resultado de ADN que Jacob me trajo esta mañana, Edward no era su hermano por parte de padre. Algo que me causó un gran alivio porque sabía que eso sería un gran golpe para ambos amigos.

Sacudí la cabeza y me dirigí a ver a a Tyler. Entré en el cuarto y me puse la mascarilla que me había dado junto al traje para entrar en el área de terapia intensiva. Él llevaba un respirador artificial y estaba lleno de golpes, parecía que dormía tranquilo.

- Tyler.-le llamé llegando a su lado junto a la cama. Él se despertó y me miró.- Soy Verónica Dantés. Vine a hablarte desde el corazón, no como tu jefa sino como un ser humano. Es la hora de arrepentirte de tus faltas...sí, lo tienes que aceptar, te estás muriendo.

- Mmm...-dijo casi entre sollozos mirándome. Yo me acerqué un poco más y me senté a su lado.

- ¿Te acuerdas de la explosión en la mina del pueblo?-le pregunté para comenzar a dictar mi sentencia. Mientras decía esto las imágenes de ese horrible día se repetían una y otra vez dentro de mi cabeza...lo que más recordaba era el ruido de la explosión, ese estruendo horrible que me advertió de lo que vendría después. - ¿En la que murió el Tigre Swan y un grupo de mineros?Cada unos de ellos tenia familias, familias que quedaron destrozadas gracias a ti, porque tu te las ingeniaste para detonar esos explosivos en el interior de la mina. Esa mina estaba llena de seres humanos, no de monstruos como tú.

- Humm....humm.- dijo sin poder hablar negando con la cabeza asustado.

- Por ese crimen que causaste fue culpada una mujer. Una mujer llamada Isabella Swan contra la que tu diste falso testimonio para que le tocara a ella pagar por tu crimen.- dije sin poder contener las lágrimas- ¿Y sabes por qué lo sé?Porque yo soy una de tus víctimas...Yo soy Isabella Swan. Sí, Tyler, soy yo, pero no te preocupes, no vine para hacerte daño. Al contrario, necesito que te recuperes, yo voy a hacer todo lo posible para que te recuperes, porque de ti depende la vida de mi hermano.¿Lo entiendes? No tengo tiempo para explicarte como me salvé ni me convertí en Verónica Dantés, solo vine a saber quienes te atacaron así...¿Fueron los hombres de Elizabeth Masen?

- Humm...-dijo asintiendo llorando asustado.

- No me mires con temor Crowley, yo no vine a vengarme de ti porque no hace falta. Ya vea que la vida tomó la justicia con sus manos y ya estás pagando lo que me hiciste.- dije mirándolo tendido y destruido en esa cama.- Pero eso sí, tienes que reparar el daño...porque solo hay una alternativa para que yo te deje en paz. Tienes que decir bajo declaración jurada que mi hermano no fue el responsable de todo esto, sálvalo y vas a salvar tu deuda conmigo...¿Estás dispuesto?

Él asintió de nuevo a mi pregunta.

Le dije que se estuviera tranquilo que iba a ir a por Jasper para que declarara esa misma noche. Me dirigí a casa de Jasper a toda prisa para buscarlo...el tiempo corría en nuestra contra y parecía que cada vez iba más rápido.

- Jasper.-dije cuando me recibió en su salón.- Vengo de ver a Tyler Crowley, por eso estuve en el hospital. Está consciente y en pleno uso de sus facultades, no puede hablar pero si asentir y negar con gestos. Dime una cosa, ¿Es eso suficiente para declarar ante´ti como juez del Estado?

- Sí, pero...Verónica, me intriga muchísimo saber porque has venido a estas horas a mi casa cuando es un asunto que no tiene que ver contigo.- dijo extrañado.

Suspiré nerviosa. No había tiempo para esto ahora.

- Crowley me aseguró que Emmett Swan no fue quien lo atacó.-dije mientras me levantaba nerviosa e impaciente.- por favor, vamos al hospital no hay tiempo que perder.

- Verónica...-dijo mirándome de una manera extraña mientras se evantaba también.- me inquieta mucho saber quien eres realmente, aunque su preocupación por Emmett me da una idea muy clara acerca de su verdadera identidad. Pero todo este asunto de los forenses...

- Mira no hay tiempo para explicaciones, y tienes que hacer cosas más importantes ahora para ayudar a los inocentes.-dije interrumpiéndolo impaciente y frustrada.

- Tienes toda razón, algo que no hice por falta de pantalones cuando fui fiscal en el juicio de Isabella Swan...-dijo y algo dentro de mí me dijo que Jasper no era mi enemigo, sino mi aliado.

- Si siente que en el pasado cometió un error o una injusticia, esta es su oportunidad para enmendarlo.- dije mirándolo seriamente.- Ellos son la prioridad, siempre.

- Vamos al hospital...-dijo decidido cogiendo su chaqueta.- Es hora de que se les haga justicia a los Swan por primera vez.

Nos dirigimos al hospital en mi coche, conduje como una loca para llegar cuanto antes.

- Verónica...él está delicado y yo puedo venir a primera hora.-dijo mientras aparcaba en el parking y nos bajábamos del coche.

- No, es necesario que sea esta noche.-dije impaciente corriendo por el pasillo.- La justicia no debe esperar.

- Tiene razón.-dijo acercándose a una enfermera.- Buenas noches señorita, soy el juez Vulturi y vengo a ver a Tyler Crowley para tomar una declaración.

- Vengan conmigo.-dijo la enfermera. Nos prestó los trajes reglamentarios y entramos en la habitación del ingeniero a la carrera.

Cuando lo vi tumbado me di cuenta de que algo no iba bien. Me acerqué a él corriendo.

- Tyler, el juez está aquí para tomar tu declaración.-dije intentando despertarle.

- Crowley, soy Jasper Vulturi...¿Me escucha?-le preguntó mirándolo extrañado pues él no se despertaba y tenía el respirador artificial fuera de su sitio.

Jasper y yo nos miramos.

- No responde ni se mueve...-dije preocupada.

Jasper tomó su pulso y se separó lentamente.

- No tiene pulso, está muerto.-dijo pálido. Se dirigió al pasillo para buscar a un doctor.

- No...no...-dije zarandeándolo llorando. Él era el único que podía sacar a mi hermano de la cárcel y había muerto.- Tyler, despierta, por favor.

- ¿Qué le pasó?-dijo el médico llegando a su lado.- ¡Está desconectado del respirador!

Se puso a hacerle un masaje cardíaco a la carrera para intentar salvar su vida.

- Lo encontramos así...y no se mueve, ni respira.-le expliqué al doctor. - ¡Tiene que salvarlo el doctor!

- Inyéctele una dosis de adrenalina.-dijo el médico sin dejar de masajear el pecho de Crowley cuando vio entrar a la enfermera.- ¡Vamos, rápido!

El cuarto se llenó de doctores en unos segundos. Intentaron reanimarlo pero fue inútil...pedí y supliqué que siguieran intentándolo pero no hubo nada que hacer, Tyler llevaba muerto mucho tiempo y fue imposible traerlo de vuelta.

Jasper y yo salimos de la sala y nos miramos de manera significativa.

- La vida es tan frágil...uno nunca sabe cuando se le puede escapar de las manos.-dijo afligido.

- Tal vez no se escapa, tal vez solo es el destino.-dije pensativa.

- Siento muchísimo que la situación de Emmett se vaya a complicar con la muerte de este hombre.-dijo suspirando frustrado.

- Pero a ver, su novia Rosalie declaró que Emmett estuvo con ella esa noche, eso tiene que valer ¿no?- dije esperanzada.

- Lo es.-dijo asintiendo con la cabeza Jasper.

- Entonces por favor, fija la fianza y yo mañana mismo paso a pagarla.-dije frustrada.

- No se puede...eso no se puede hacer para casos de asesinato.-dijo negando la cabeza.- Lo siento.

- Está bien...encontraré la manera de sacarlo de ahí.-dije pensativa.- Buenas noches.

No esperé respuesta. Me fui y me monté en el coche para irme a casa. Por una parte debería sentirme contenta, ya había caído dos, primero la pobre de Carmen Delani y ahora Tyler Crowley, aunque no busqué vengarme de ellos de esa manera...el destino se encargó de hacerles pagar con sus vidas. Van dos. ¿Y ahora qué iba a hacer?¿Qué paso tendría que dar?


Me levanté la mañana del juicio de Emmett con la llamada de Jasper, que me dio la peor noticia que podría recibir. Al parecer, se había presentado una mujer en la oficina de Jasper asegurando que ella había visto a mi hermano pegar al ingeniero, por lo que la situación de Emmett se estaba complicando.

Jasper estaba seguro que todo era una trampa para anular el testimonio de Rosalie, que aseguraba que estuvo con Emmett la noche de la agresión. Elizabeth no dejaba títere con cabeza, sabía que la primera audiencia era hoy y no iba a permitir que no saliera todo a su conveniencia.

Ni siquiera pude asistir al juicio para dar apoyo a mi familia para que nadie sospechara, pero Carlisle me llamó desde el juzgado para que a través de la llamada pudiera seguir minuto a minuto la sentencia. Jacob y Sue me acompañaron en todo momento, para mostrarme su apoyo como si ellos también estuvieran asistiendo al juicio.

El abogado que contraté estuvo a la altura en todo momento, incluso improvisó una defensa para revocar el testimonio de aquella mujer que había salido de solo Dios sabe donde...pero para lo que no estaba preparado,ni él ni nosotros, fue para lo que presento Hide cuando fue llamado a declarar.

El comisario aseguraba que ayer habían encontrado un bate de béisbol en el contenedor cerca de la casa de los Swan y que ese era el arma con el que había sido golpeado Crowley, ya que las pruebas de sangre encontradas en el arma coincidían con el ADN del ingeniero.

La juez dictaminó que debido a las pruebas encontradas de la defensa y de la acusación y que alguno de los testimonios era falso, Emmett volvería a la cárcel hasta que se convocara una nueva audiencia. Colgué el teléfono cuando comenzaron a escucharse los gritos de protesta de Esme, Carlisle, Edward y Rosalie.

Esta era otra de las artimañas de la Loba Mayor para hundir a mi hermano, y yo no podía hacer nada para impedirlo. Otra vez se había salido con la suya, y otra vez me había destruido a mí. Todo esto me recordaba tanto a lo que me ocurrió a mí, que de solo pensar que mi hermano pasaría por lo mismo comencéa llorar de la rabia y la impotencia.

Jacob se acercó y m abrazó sin decir una palabra para consolarme. Me hizo sentarme y se puso a mi altura de rodilla agarrando mis manos.

- Ella me derrotó.-dije entre lágrimas.- Elizabeth Masen le tendió una trampa a Emm y eso lo inculpó.

- ¿Y cómo estás tan segura de que fue ella?-me preguntó Sue.

- Porque la conozco y se de lo que es capaz...-dije con rabia.- ahora debe tener una sonrisa de triunfo en su rostro.

Esme llegó en ese momento con Carlisle al salón y Esme me miró cansada y con el dolor que solo podría sentir una madre.

- Mi hijo...-me dijo llorando.- Quieren destruirlo como hicieron contigo, Bella. No lo podemos permitir...

Me levanté y la abracé fuerte llorando a su lado...¿Es que nunca iban a dejar de hacer daño a los Swan? Dejé que Esme se desahogara en mi hombro por unos minutos, después me separé un poco para hablarla.

- Es mi culpa, todos tienen razón.-dije entre lágrimas sin dejar de mirar a Esme.- Esa desgraciada me está derrotando.

- No.- dijo Jacob acercándose a mí.- ¿Qué te pasa loca menor?¿Te vas a dejar vencer justo ahora cuando tu hermano más te necesita?

- No hija, no por favor...-dijo Esme mientras lloraba al reconocer mi derrota.- tenemos que salvar a mi niño, por favor Bella...

- Es que ya no se que hacer...-dije disculpándome ante todos. No se me ocurría nada para poder sacarlo de ahí.- Perdí...perdí...

- No...¡No!-dijo Jacob con coraje.- ¿Dónde está esa guerrera que me sacó de ese lugar?

- Yo la estoy viendo...-dijo Carlisle con fuerza mirándome significativamente. Sabía lo que me transmitía cada vez que hacía eso, la fuerza del Tigre, esa fuerza que solo a mi padre le caracterizaba. Sue me sujetó de los brazos acercándose a mí por la espalda.

- Sácala hija, por favor.- me predía Esme casi suplicante.- Porque ahora no se trata de luchar por tu venganza, se trata de luchar por los tuyos Bella.

- Muy bien, tenéis razón pero...¿Qué puedo hacer ahora?-pregunté secando mis lágrimas.

- Lo primero quitarte ese miedo a la derrota.-dijo Jacob concentrado.- Lo primero es perder el miedo. Vas a enfrentarte a Elizabeth Masen. Hoy. Ahora.

- ¿Qué?- pregunté confusa. Jacob me sujetó de los hombros y me giró para que le mirara de frente. Sus ojos estaban decididos cuando se encontraron con los míos.

- Vamos a ir a casa de esa mujer, vamos a plantarla cara.-dijo Jacob raspirando con fuerza y agitado por la rabia.

- ¿Y con qué escusa?-pregunté sarcástica.- ¿Voy y la digo, hey, me has ganado la partida...tomamos un café para celebrarlo?

- No exactamente...-dijo Jacob.- Vas a ir a enseñarle tus colmillos, tu fuerza...con la sutil escusa de presentarme a mí. Vamos a hacer esto juntos, confía en mí.

Y eso hice porque cuanto me quiera dar cuenta estaba entrando por la puerta de la casa de Elizabeth Masen del brazo de mi novio. Y parecía que no llegaba en el mejor momento.

- No me llames mentirosa.-le decía Elizabeth a mi hijo con rabia.- A ver...¿Qué pasa contigo Anthony?¿Te está brotando la maldita sangre Swan?

Jacob carraspeó para hacernos notar, erguido y elegante como todo un caballero de clase alta.

- Buenas tardes.-dije cuando todos nos miraron. Parecía que mi hijo se había enfadado a ver a todos los lobos celebrando con champán...y podía hacerme una idea de lo que celebraban. La caída de mi hermano.- Creo que llegué en un mal momento...

- No se preocupe señora Verónica.-dijo mi hijo intentando sonreír para mí. Me encantaba su sonrisa de medio lado, era la de mi padre.- Por lo general en esta casa todos los momentos son malos...

Miró por última vez de mala manera a su abuela y se fue del salón sin despedirse siquiera. Ojalá pudiera ir detrás suya para hablar con él, pero eso me dejaría en evidencia. Jacob supo lo que pensaba porque apretó su agarre para brindarme apoyo de manera sutil.

- No te preocupes Verónica...-dijo Elizabeth altanera y sonriente.- Solo tuvo otra de sus rabietas juveniles...Veo que traes compañía.

- Sí, les presento a Jacob Wolf.-dije orgullosa mirándolo mientras él asentía.- Mi prometido.

Oí como Edward que hasta ahora se había mantenido al margen emitía una mezcla entre un gruñido y un suspiro. Ni siquiera lo miré.

- ¿Tu prometido?-preguntó Eleazar, pues era el único que sabía quien era realmente Jacob. Una pena que no puedas hablar infeliz.

- ¿Te vas a casar?-dijo Elizabeth alzando las cejas.

- Me imagino que esta bella dama es Elizabeth Masen.-dijo Jacob sonriendo educadamente. Sonreí, Jacob era un gran actor.- ¿Me equivoco?

Elizabeth rió entre dientes. Estaba de buen humor.

- Por lo visto su novia le habló de mí.-dijo Elizabeth sonriente.

- No solo ella.-dijo Jacob sin borrar la sonrisa de su boca.- Su fama la precede en toda la región. Elizabeth usted es toda una leyenda por su belleza y sus encantos.

- Gracias por el cumplido.- dijo aprobando a Jacob. Miró a Edward y se dirigió de nuevo a Jacob.- Él es Edward, mi hijo, el gerente de mis empresas de minería.

Jacob se giró hacia Edward divertido y le tendió la mano. Edward apretó la mandíbula con fuerza y mantuvo el tipo.

- Edward.-dijo Jacob sonriente. Sabía que con todo esto se lo estaba pasando en grande.- Es un placer y un honor estrechar su mano.

Edward dio un paso y estrechó la mano de Jacob con fuerza. Parecía que ambos se estaban echando un pulso.

- Así que tu nombre es Wolf...-dijo Edward fingiendo educación.

- No, ese es mi apellido, mi nombre es Jacob.-le contesto mi ami...mi novio. Todavía no me acostumbraba a verlo de ese modo.- Tu apellido es... ¿Masen?

- Cullen Masen...-dijo Edward asintiendo.

- Una vez oí que Masen significaba en una lengua indígena de América del Sur... guerra.-dijo Jacob sin soltar la mano de Edward.- ¿Eso significa que tu madre es la guerrera aquí?

- Yo también puedo ser todo un guerrero si es necesario.-dijo entre dientes. Edward se soltó de la mano de Jacob de un golpe.- ¿Quieres que te lo demuestre?

Esto se estaba convirtiendo en una pelea de gallos. Y eso no me gustaba nada.

- Edward.-dijo Tanya llegando al salón.- ¿Qué ocurre?¿Por qué hablas a este señor así?

Yo intervine y abracé a Jacob por la cintura riendo.

- Solo bromean, Tanya.-dije sonriéndola.- Ya sabes como son los hombres, llevan la competencia en los genes.

- ¿Y quién es él?- preguntó Tanya mirándolo de arriba a abajo.

- Mi futuro esposo, Jacob.-dije mirándolo sonriendo y orgullosa.

Tanya abrió los ojos

- No sabes el gusto que me da conocerte.-dijo sonriente estrechando la mano de Jacob. ¿Qué?¿Todo es porque dormirá más tranquila ahora que sabe que Edward y yo no existe ni el aire para respirar?

- Es un placer.-dijo Jacob educado.

- Tengo cosas que hacer...-dijo Edward escabulléndose del salón.- Disculpadme.

Uno a uno les presenté a todos los lobos, como si Jacob nunca los hubiera visto...aunque siempre me acompañara disfrazado de mujer árabe.

- Tenías muy escondido tu noviazgo, Verónica.-dijo Elizabeth sonriente.- Nos has sorprendido a todos. ¿Ese es el motivo de tu visita o hay algo más?

Bien. Era el momento. Miré a Jacob y él me tomo la mano para darme valor.

- No, también quería hablar contigo a solas.-dije guardando la compostura.- Si eso fuera posible.

Ella sonrió como si hubiera adivinado mis intenciones.

- Por supuesto.-dijo soltando la copa de champán que sostenía en la mano.- Vamos a mi despacho.

Me fui junto a ella después de mirar por última vez a Jacob y me fui con Elizabeth al despacho.

- Siéntate Verónica, ¿Qué quieres tomar?-me preguntó mientras cerraba la puerta.

- Lo mismo que vayas a tomar tú.-la dije tomando asiento y viendo como se dirigía al mueble bar. Comenzó a reirse mientras llenaba dos copas de licor gran reserva.

- Me quieres imitar...-dijo a modo de broma con un trasfondo claro. Quedar por encima de mi persona.

Cuadré los hombros y comencé con mi actuación.

En parte sí, siempre he admirado tu generosidad...-dije mientras me daba la copa y tomaba asiento justo frente a mí.

- Seguro que lo dices por mis obras de caridad en el Club,¿No?-dijo dando un sorbo a su copa.

Muy bien arpía es hora de que sepas todo lo que se acerca de ti.

- Y porque ayudaste a morir en paz a la abuela de Rosalie.-dije mirándola sonriente.

Su cara cambió a una mucho menos amable pero solo tardó unos segundos en recomponer su expresión.

- ¿Ayudé a morir?-dijo ahora seria.

- En paz, mi querida Elizabeth.-dije sin borrar mi sonrisa. Verónica 1, Elizabeth 0.- La traiste a tu casa y le diste los mejores cuidados cuando no tenías porque hacerlo. Esa pobre anciana ni siquiera llevaba tu sangre.

- Veo que estás muy bien enterada de mis buenas acciones...-dijo altanera sin perder la compostura, aunque sabía que había tocado una fibra dentro de ella.

- Eso es lo que me trajo hoy aquí...-dije sarcástica. Pero ahora llegaba el quiz de la cuestión, debía intentarlo por mi hermano.- Vine a pedirte que ayudes a ese joven, el que era tu chófer.

- ¿Emmett Swan?-me preguntó alzando las cejas asombrada.

- Así es.-dije dando un sorbo a mi copa para aplacar mis nervios.

- ¿Y puedo saber cuál es tu interés en ayudar a ese chico?-me preguntó con sospecha.- ¿Sientes lástima por los Swan?¿Por eso me pides mi ayuda por él?

- Así es.-dije seria asintiendo con la cabeza.- Tu tienes mucha influencia sobre las autoridades de este pueblo.

- Pero lo acusan de asesinato.-dijo lo que ya era obvio.- Y Crowley era el vicepresidente de tu banco.

- Yo solo quiero que se haga justicia.-dije siendo por una vez sincera con aquella mujer.- porque mi intuición me dice que ese joven es inocente...

- Por lo visto quieres ayudar a todas las causas pérdidas de este pueblo.-dijo intrigada pero manteniéndose en su sitio.- Lo mismo hiciste con Ángela.

- Esa niña está muy sola en el mundo y solo sentí compasión por ella.-dije a modo de explicación.

- Y ahora también sientes compasión por mi antiguo chófer...no deberías.-dijo fingiendo estar afligida.- Ese chico resultó ser tan asesino como su hermana, la mujer esa...Isabella Swan.

- Ajá...-dije intentando aguantan el golpe. Si pudiera la hubiese estrangulado con mis manos en ese momento, pero sabía que era lo que me pretendía. Y Verónica Dantés no se dejaba llevar por las emociones.

- Menos mal que aparté a Anthony de esa familia de criminales.- dijo negando la cabeza de manera inocente.

Oh, Elizabeth, para eso si que tengo respuesta.

- Eso no fue lo que vi al llegar a tu casa.-dije arrogante y altiva. Solté mi copa y me acomodé en el sillón de manera elegante.- Me pareció que precisamente Anthony peleaba contigo por defender a Emmett Swan. Espero que no te lo tomes como algo personal que quiera defender a los que consideras tus enemigos.

Rió entre dientes.

- ¿Por qué voy a considerar a un chófer y una sirvienta mis enemigos?-preguntó encogiéndose de hombros.- Yo solo me enfrento a gente poderosa, gente importante...

- Por ejemplo...¿Yo?-le pregunté haciendo su indirecta, una pregunta directa.

- No querida...-dijo riéndose.- tu y yo no tenemos motivos para ser rivales...¿O sí?

- No, por supuesto que no...-dije riéndome con ella.- Ambas somos muy inteligentes y sabemos la hecatombe que se armaría en este pueblo si tu y yo nosllegáramos a enfrentar. Porque créeme Elizabeth, como amiga soy un sueño...pero como enemiga puedo ser la peor de las pesadillas. Salud.

Cogí mi copa y la alcé al aire.

- Por nuestra amistad.-dijo ella alzando la copa.

Después de nuestro pequeño encuentro, Elizabeth nos invitó a tomar una copa para que habláramos de los detalles de la boda con Jacob, Edward apareció y se apoyó en una columna para oír la conversación.

Por su cara pude notar que cada caricia o cada pequeño beso que me daba Jacob frente a todos era como una espina que se clavaba en él. ¿Ahora sabes lo que se siente ver a la persona que amas a punto de casarte?¿Lo sientes, Edward?¿Sientes lo que yo sentí?¿Lo que siento?

Un momento...¿Lo que siento?¡No, no!Eso no, nunca. Ese pensamiento hizo que delante de todos fijara la boda para dentro de un mes, frente a un Jacob que me regalaba una sonrisa que poco tenía que envidiar al de un actor de Hollywood.

Tenía que centrarme en él, en su amor hacia mí, en la posibilidad de que cuando acabara todo esto, podría ser feliz a su lado y junto a mi hijo. Ese era mi salvavidas, esa era mi única esperanza y en esa esperanza, Edward Cullen no podía aparecer, aunque mi corazón me gritara lo contrario.



Capítulo 41: CAPÍTULO 40 Capítulo 43: CAPÍTULO 42

 


 


 
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