Sed de Venganza

Autor: Ness
Género: + 18
Fecha Creación: 13/11/2014
Fecha Actualización: 12/02/2016
Finalizado: NO
Votos: 3
Comentarios: 16
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Capítulos: 57

 

Todos van a pagar, todos. Los que me empujaron al abismo, los que no me ayudaron, los que celebraron mi caída sin piedad. Son doce rostros, doce nombres que me han dado fuerza para no morir.

 

Elizabeth Masen, Eleazar Delani, su esposa Carmen, su hija Tanya, Tyler Crowley, Alec, James Hide, Demetri, Jane Demons, Aro Vulturi, su hijo Jasper y el traidor de...Edward Cullen. Ellos mataron todo aquello que algún día fui, pero no acabaron conmigo del todo, no, porque antes tengo que verlos caer. Y no habrá piedad, lo juro por mi padre...¡Lo juro!

 

Los personajes pertenecen a Stephanie Meyer. La historia a Telemundo.

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Capítulo 1: CAPÍTULO 1

Otro día más aquí, bajo el suelo, buscando algo que brille, un trocito de oro más. Solo me quedan unos minutos más, un par solamente...Volví al mundo real cuando un poco de arena calló sobre mi cabeza.

 

-¡Hay que decirle al ingeniero que refuerce bien el techo de la galería!Porque si se cae nos vamos a quedar aquí encerrados- dije al ver como las medidas de seguridad de la mina cada vez eran más escasas.

 

- ¿Qué?¿También vas a enseñarnos como construir minas?- dijo el estúpido arrogante de Dawson.

 

Puse los ojos en blanco. Siempre lo mismo, cada día, el acoso por parte de hombres que como él no soporta que una mujer trabaje en una mina. Suspiré cansada y cuadre los hombros.

 

-¡Vete al infierno!- le dije mientras los demás se reían.- ¡Por mí podéis iros todos!

 

Todos empezaron a abuchear y a reír mientras yo volvía a coger el pico para ponerme a trabajar. Solo un par de minutos más...

 

De repente sentí como alguien me golpeaba suavemente en el trasero mientras escuchaba la asquerosa risa de Dawson,no tardé un segundo en darme la vuelta con el pico en la mano bien sujeto.

 

-¡Te he dicho mil veces que no me vuelvas a tocar!¡Se me acabó la paciencia!- grité encarando al asqueroso hombre sudado que reía a carcajadas.

-¿Y qué me vas a hacer?¿Clavarme ese pico?- dijo con desdén.

-Ganas no me faltan.- repliqué con rabia.- Pero prefiero ir y contarle a quien me dio trabajo, al director, al Señor Berty.

-Dawson, déjala en paz...- dijo Philipo, otro imbécil.- No nos busques más problemas, vamos es hora de salir de aquí.

- Desgraciados.- murmuré.

 

Sin darles la espalda retrocedí hasta ver como se iban por la galería central hacia el exterior. Cuando una mano me tocó la espalda, volví a tensarme y levante el pico dando media vuelta.

 

-Tranquila Bella, soy yo.- dijo asustado Erik, uno de los pocos hombres honrados de la mina.

-Lo siento, estoy que explotó de la rabia.- dije mirando por donde se había ido los idiotas.

-¿Qué ocurrió?- preguntó suspirando.

-La misma porquería de siempre...que estos idiotas no me dejan trabajar.- dije intentando calmarme.- Mira yo lo único que quiero es mantener a mi hijo, mantenerlo decentemente...Te juro que voy a ir a hablar con Berty, es el amigo de mi padre, seguro que puede hacer algo.

-¿Pero aún no te has enterado?¡Claro te tocaba el turno de noche!- dijo entre pensativo y triste. -Bella, él murió anoche, lo siento mucho.

-¿Qué?¡No!- dije en shock.- Erik tengo que irme, debo avisar a mi papá.

 

No esperé respuesta simplemente salí de la mina, me monté en el coche y conduje hacia casa para contarle a mi padre.

 

-¡Papá!- lo llamé cuando entre en casa.- Despierta, pasó algo muy grave.

 

Llamé a la puerta de su cuarto, y fui al salón a dejar la mochila y quitarme la chaqueta. Al ver, que no contestaba entré y vi su cuarto vacío. Otra vez. Otra vez se fue con esa mujer a pasar la noche.

 

- Y tenía que ser precisamente hoy.-dije al borde de las lágrimas.- No hay remedio.

 

Resignada subí a la habitación de mi hijo, debía prepararlo para la escuela.

 

-Anthony, mi cielo, levántate, se te va a hacer tarde.- dije entrando en su cuarto y viéndolo plácidamente dormido.- ¡Vamos!

- Tengo fiebre...- dijo quejándose.

-Vamos Anthony no vuelvas a darme la lata con eso...- dije acercándome a él y tocando su frente solo para asegurarme.- No tienes nada...venga levántate. No quiero enfadarme contigo, vamos, vístete mientras te hago el desayuno.

-¡Te odio!- dijo con furia.

-Lo sé, Anthony.- dije reprimiendo las lágrimas.- Pero...que le vamos a hacer, te tocó ser mi hijo...Vamos, date prisa.- Lo acaricié una vez más y salí de la habitación secándome la lágrima que se me había escapado.

 

Cuando Anthony terminó cogí el coche y me fui a donde suponía que estaba mi padre.

 

-¿Qué hacemos aquí?Si tu odias a esta mujer...- dijo mientras aparcaba en la puerta de la casa de Esme...mi “madrastra” a efectos prácticos.

-No, yo no odio a nadie...lo único es que me cae muy mal.- dije mirándolo fijamente.- Pero eso es muy diferente a odiar. Venga vamos...

 

Salimos del coche y nos acercamos a la casa. Pero nos paramos al ver que la puerta se abría y de ella salía Esme con su hijo Emmett, mi medio hermano de 12 años.

 

-Te puse la merienda en la mochila, en el bolsillo pequeño.- dijo Esme mientras acompañaba a su hijo a la puerta.- Y mas te vale que hayas hecho los deberes.

-Esme...- dije acercándome y al ver su cara le aclaré.-No vine a pelear...Solamente necesito hablar con mi padre.

-¿Sobre qué?- dijo a la defensiva.

-Eso no es asunto tuyo...- dije molesta. ¡Qué mal me caía esta mujer!¡Metiche podría ser su nombre!- Solo dile que estoy aquí.

-Esta es mi casa y Charlie es mi pareja.-dijo mirándome ceñuda.-Y en este momento está descansando, y en esta casa se respetan las horas de sueño.

-Antes de que fuera tu amante, Charlie Swan fue y es mi padre...así que llámalo porque tengo algo muy urgente que decirle.

 

Ella resignada entró en la casa suspirando.

 

-¿Por qué nos odias tanto?- dijo Emmett molesto.

-¿Ves?- dijo Anthony.-Los odias, él también no sabe.

-No, yo no los odio.- dije mirándolos. Tenía los ojos del mismo color que los míos, eso me conmovió.- No tengo porque odiarlos.

-Pero nos desprecias.- dijo sin apartar la vista. Era un chico valiente.- Como si fuéramos menos que tú. Mi mamá quiere a mi papá, y tu no quieres que sean felices ni que vivan juntos, ni mucho menos que mi papá me quiera como te quiere a tí...hermanita.

-¿Qué pasó hija?- dijo mi padre saliendo por la puerta medio vestido.- ¿Qué pasó Bella?

-¡Claro...!Te viniste aquí a dormir cuando sabías que me tocaba el turno de noche.- dije molesta.- Tu nieto se quedó solo en casa sin que nadie lo cuidara...

-Bella, Anthony ya es mayor...-dijo justificándose y terminando de ponerse la chaqueta.

-Pero es un niño...- dije frustrada. Nunca entendía nada.- Yo ya se que tu nieto y yo no valemos nada para tí...Bueno,a lo que vine...¡Toma!- dije entregándole el traje de luto.

-¿Y esto?- dijo extrañado.

-Para que te lo pongas.- dije con la voz quebrada.- El bueno de Berty murió. Lo entierran esta tarde.

-¿Oíste Esme?- dijo mirando a su mujer triste.- Se murió mi amigo...

-Lo siento, mi amor.-dijo Esme tocando su hombro.

-Nosotros nos vamos.- dije y tomando la mano de mi hijo, llamé su atención.- Vámonos Anthony.

 

Nos montamos de nuevo en el coche y nos fuimos de allí sin decir adiós. Llevé a mi hijo a la puerta del colegio y aparqué mi vieja camioneta.

 

-Vamos mi cielo, bájate vas a llegar tarde.- dije apagando la camioneta.

-No me gusta este colegio...¿Por qué no me llevas a uno de pago?- dijo molesto.

-¿Por qué crees?No tengo dinero...date prisa y entra, por favor.- dije dolida. Ojalá pudiera darte todo lo que necesitas.

-¡Eres la peor mamá del mundo!-dijo bajándose del coche y saliendo a correr.

-Anthony, no, espera...No te vayas así.-dije cansada de lidiar siempre con lo mismo.

-Bella.- me llamó Emmett. Me di la vuelta y vi como se acercaba.- No te preocupes, no lo dijo en serio...Lo que pasa es que lo tratan mal.

-¿Qué?-dije asustada.

-Hay una panda de gamberros que no dejan de molestarlo.- dijo apenado.-¿No te lo había dicho?

-No...-dije preocupada.- Nunca me dijo nada de eso...

-Es que no quiere que lo veas como una niñita...-dijo justificándolo.- Mira, yo lo ayudaría, pero tal y como están las cosas prefiero no meterme...Además tu hijo me odia tanto como tú. ¡Abre los ojos!Puede que cada vez vaya a peor.- dijo mientras entraba en el colegio.

-Voy a hablar con la directora.-dije apurada.- Vamos, acompáñame.

 

Cuando hablé con la directora supe que no iba a hacer nada al respecto, ni aunque Emmett haya sido testigo de ello.

-Estoy segura de que esa mujer no va a hacer nada.-le dije a Emmett que amablemente me acompañó a la salida. Este chico cada vez me caía mejor.

-Y tienes razón, la directora no mueve un dedo por sus alumnos.-dijo negando con la cabeza.

-¿Y qué puedo hacer para ayudarlo?-dije frustrada. Mi pobre hijo...

-Pues tu nada...pero mira...yo si que puedo hacer.- dijo decidido.- Desde ahora lo voy a defender y hasta le voy a enseñar a pelear.

-¿Y si te golpean?- dije preocupada.

-Ya lo intentaron y no pudieron...-dijo orgulloso.- A mi también me decían cosas feas sobre mi mamá...hasta que recibieron lo suyo de mi parte...A mi me respetan porque se pelear. Yo peleo igual que el “Tigre” Swan.

-¿A sí?- dije sonriendo al ver que llamaba a mi padre por su apodo. Yo lo hacía igual.-Uy, pues entonces nadie puede contigo porque mi papá era el peso pesado de esta ciudad. Emmett, tu eres un buen chico, y mira, yo no te odio...ni odio a tu mamá,de verdad.

 

Me acerqué y planté un beso en su mejilla.

 

-Te agradezco mucho que quieras ayudar a Anthony.-dije mientras me sonreía.- y que quieras enseñarle a peleae como tú y su abuelo.

-De nada...es lo que puedo hacer por, bueno, mi sobrino.-dijo riendo.- Además, todos somos Swan. Bueno tengo que irme.¡Nos vemos!

 

 

Me quedé más tranquila al saber que Emmett iba a cuidar de mi hijo...Ahora entendía porque los malos modales, los enfados, los insultos...Pero dejaría eso para después, debería ir a comprar flores y prepararme para el funeral. Me monté en el coche y me fui hacia casa.

 

Cuando llegué a la casa de los Berty me encontré con el hijo menor del señor Cullen, Mike el hijastro del señor Berty...tenía problemas con el alcohol y para colmo estaba obsesionado conmigo. Salí un par de veces con él cuando estaba en el instituto y a partir de ahí rara era la noche que no pasaba por mi puerta y se quedaba esperando para ver si me veía. Intenté pasar de largo pero me llamó y corrió hacia mí.

 

-¡Aquí estoy!-dijo abriendo sus brazos, como si quisiera que lo abrazara.-¡Aquí estoy, Bella!Eres lo que necesitaba para mejorar mi día...Eres la única que merece la pena de todos los que están aquí. ¿Cómo estás tigrilla?

-Guarda tu distancia, señor Cullen.-dije viendo como se acercaba a mí y me apartara.-Aquí está su esposa así que respétala. No vaya a malinterpretar las cosas.

-¿Pero a quién le importa lo que piense mi esposa?-dijo nervioso medio riendo. Este hombre estaba realmente mal de la cabeza .- ¿Es por ella que me has evitado todo el tiempo?Mira si tu quisieras te convertiría en la reina...

-¡Suéltame!-dije cuando me sujetó de la cintura. Su aliento apestaba a whisky caro.

-¿Qué pasa?Cuando íbamos al instituto dejabas que te tocase...-dijo como extrañado.

-Tu estás loco...-dije mientras veía como un chico joven de pelo cobrizo y piel clara nos miraba con el ceño fruncido desde la ventana de la casa.- El alcohol te tiene bastante mal...te estás imaginando cosas que jamás ocurrieron. Entiéndelo de una vez...entre tu y yo no hubo, ni habrá nada. Así que, por favor, déjame en paz.

 

Me largué de allí y fui a donde estaba el velatorio del señor Berty. Estaba todo el pueblo allí así que me senté al lado de mi padre, que ya estaba allí para darle el último adiós. En el cementerio vi otra vez al chico de pelo cobrizo, estaba abrazando y dándole ánimos a la hija del señor Berty, Rosalie, ¿Quién era ese chico? Nuestras miradas se cruzaron pero la desvié rápidamente y me concentré en apoyar a mi padre, que estaba destrozado.

 

Cuando acabó el funeral me encontré con las amigas de mi infancia, Tanya y Alice.

-¡Bells!-dijo Tanya al verme.- ¿Cómo estás?Hace mucho que no te vemos...

-Hola chicas...lo siento, el trabajo y Anthony ocupan todo mi tiempo.

-No te preocupes Bella...-dijo Alice.- Lo entendemos...pero tenemos que quedar para ponernos al día.

-Claro, chicas en cuanto tenga un hueco las llamaré.-dije sonriendo o al menos intentándolo...el día se complicaba por momentos y no había dormido aún.- Sabéis que os tengo mucho cariño, nos vemos pronto.

 

Me despedí y fui hacia la salida con mi padre. Y allí estaba otra vez el chico de pelo cobrizo mirándome como si fuera un bicho verde...no lo culpaba, mi cara debía ser un delito entre la noche en vela y las lágrimas.

-Papá, vamos te llevo a casa de Esme.-dije mientras alcanzaba al tigre.

-Gracias hija.- dijo mientras se montaba en la camioneta.

 

Cuando llegué a casa hice la cena para mi hijo y nos pusimos a comer en silencio. Estaba a solas con mi hijo por fin. Era hora de resolver otro problema.

 

-Hijo...¿Por qué no me contaste que te molestaban en el colegio?-dije sentándome a su lado.

-Porque es cosa de hombres...-dijo triste.

-Es cosa de madre.-dije mirándolo.-Además,¿A qué viene ese machismo conmigo?

-Porque eres la única mujer que trabaja en la mina...-dijo molesto.

-¿Y?Es un trabajo digno...tanto como todos los demás.-dije con la frente alta.-Además no te preocupes, dentro de poco trabajarán más mujeres.

-¿Qué significa bastardo?-dijo de pronto. Me quedé muda y suspiré.

-Un bastardo es...-dije pensando en algo que no lo hiriera, seguro se lo habían dicho en el colegio.-Es una persona a la que su madre lo quiere tanto que ese amor...vale por dos. Esa mujer es madre y padre a la vez.

-Dicen que nunca conocí a mi padre...ni tu tampoco.-dijo curioso.

-Claro que lo conocí...-dije intentando sonar convincente. Aún no era el momento de contarle eso a mi hijo...ni a nadie.

-¿Y por qué nunca me cuentas de él?-dijo triste mirando su plato vacío.

-¿Qué quieres que te diga?¿Que se largo y nos abandonó antes de que nacieras?Pues ya está dicho...él se largó y no volví a saber de él.-dije mintiendo sin mirarlo a los ojos.

Miró hacia sus piernas y se quedó pensativo.

-Vamos mi cielo.-dije intentando levantarle el ánimo.- Te invito a una limonada.

 

Estábamos fuera disfrutando de nuestra limonada cuando llegó Emmett montado en su bicicleta. Su cara no avecinaba nada bueno.

 

-Bella, mi mamá me ha dicho que te diga que aunque os llevéis a matar te suplica que vayas a buscar a papá al bar...lleva allí toda la tarde y si coge su coche borracho se va a matar.- dijo sin aliento.

- Claro, ahora mismo voy a buscarlo...pero quédate con Anthony por favor.-dije mientras me montaba en la camioneta y salía dirección al bar.

Capítulo 2: CAPÍTULO 2

 


 


 
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