Sed de Venganza

Autor: Ness
Género: + 18
Fecha Creación: 13/11/2014
Fecha Actualización: 12/02/2016
Finalizado: NO
Votos: 3
Comentarios: 16
Visitas: 78925
Capítulos: 57

 

Todos van a pagar, todos. Los que me empujaron al abismo, los que no me ayudaron, los que celebraron mi caída sin piedad. Son doce rostros, doce nombres que me han dado fuerza para no morir.

 

Elizabeth Masen, Eleazar Delani, su esposa Carmen, su hija Tanya, Tyler Crowley, Alec, James Hide, Demetri, Jane Demons, Aro Vulturi, su hijo Jasper y el traidor de...Edward Cullen. Ellos mataron todo aquello que algún día fui, pero no acabaron conmigo del todo, no, porque antes tengo que verlos caer. Y no habrá piedad, lo juro por mi padre...¡Lo juro!

 

Los personajes pertenecen a Stephanie Meyer. La historia a Telemundo.

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Capítulo 26: CAPÍTULO 25

Después de llevarme una buena reprimenda por parte de Jacob tras regresar del cementerio, les dije que iría a mi casa a ver a mi familia y a por medicinas para Sue que parecía tener una pulmonía y tenía mucha fiebre.

Bajé al pueblo a medianoche cuando no había nadie por la calle, no quería entrar por la puerta principal para evitar levantar sospechas. Probé la puerta trasera y vi que estaba abierta. Sonreí y entré siguiendo la luz que provenía de la cocina abierta.

- ¡Dios mío, los milagros si existen!-oí gritar a Esme con alegría. Carlisle, ya le habría contado que estoy viva.

Entré en la cocina y los vi a los tres de pie en medio del salón.

- Claro que existen Metiche, pero tampoco os confiéis tanto...dejasteis abierta la puerta trasera, ¿Qué queréis que se meta un ladrón?- dije mientras veía como los tres se me quedaron mirando con la boca abierta.

Carlisle reaccionó sonriendo pero Emmett y Esme seguía sin hablar. Mientras que les dejaba que asimilaran el hecho de que estaba aquí, miré la casa y respiré su olor a hogar, incluso todavía olía al perfume del Tigre. Los volví a mirar pero ninguno de los dos reaccionaba.

- ¿Qué esperáis?¿Qué esperáis para abrazarme?- pregunté abriendo los brazos.

- Dios mío, mi niña...-dijo Esme reaccionando y ambos se lanzaron hacia mí para abrazarme.

Los tres lloramos por varios minutos abrazados y sentí como mi corazón se ablandaba un poco después de tantos años sin recibir cariño.

- Me hacían tanta falta vuestros abrazos.-dije mientras Esme se apartaba un poco pero Emmett siguió ahí, abrazado a mí.

- No voy a soltarte hermana.-me dijo Emmett emocionado. Mi niño grande.- Ya no quiero perderte más.

- Eso no va a pasar hermano.-le dije apartándolo para acariciarle su cara. Después lo miré de arriba a abajo, él todavía parecía conmocionado.- Mírate nada más, eres un hombre. Pero no me mires así, tócame, no soy un espíritu, estoy aquí, contigo.

- Os lo dije...-dijo Carlisle mientras comía una manzana.- y no me creíais porque pensábais que se me había aflojado el último tornillo que me queda.

Esme se me acercó con una foto entre las manos.

- Esto fue obra de tu padre.- me dijo entregándome el marco con una foto de mi padre en primer plano. Esta foto siempre fue mi preferida, porque era de las pocas en las que salía sonriente.- para que tengas otra oportunidad para ser feliz.

- Cuanta falta me hiciste, Tigre.-le dije a la foto mientras me sentaba a mirarla.

Emmett se nos acercó y se sentó a nuestro lado.

- Pero Bells, cuéntanos...¿Cómo te escapaste?¿Lo hiciste con alguien?¿O sola?-me preguntó con un brillo especial en los ojos. Era orgullo, mi hermano estaba orgulloso de mí.

Yo regresé la mirada a la foto de mi papá. Que apuesto era. Su pelo negro con betas grises por la edad era rizado, sus ojos verdes, su nariz recta y su barba siempre tan bien recortada...Recuerdo como varias mujeres le buscaban cuando se enteraban que mi mamá murió, pero mi papá solo tuvo ojos para Esme muchos años después.

- Hijo...-dijo Esme.- Ya habrá tiempo para eso. Lo más importante es que ya está pasando la tormenta.

¿Pasando?No lo creo. La tormenta en mi cabeza apenas se estaba formando.

- No...Esme, ahora es cuando comienzan las peores tormentas.-dije con rabia.- Pero esta vez, van a caer en las cabezas de nuestros enemigos. Lo único que tuve en ese lugar fue tiempo...para contar a los lobos y para armar el rompecabezas de lo que cada uno de ellos me hizo. Son doce enemigos...ni uno más ni uno menos, y los doce van a pagar.

Les conté todo lo que ocurrió y como conocí a Sue y a Jacob. Me pidieron que nos escondiéramos allí, pero no quería ponerlos en peligro, eran lo único que me quedaba y sabía que los lobos estaban al acecho. Ellos comenzaron a batallar por convencerme diciendo que Sue estaba enferma y que necesitaba un lugar tibio y seco para descansar, medicinas y de ser necesario un médico.

Cuando terminé por acceder temiendo por la vida de mi amiga, Carlisle y yo regresamos a por Sue y Jacob. Llevamos en un carro a Sue a mi casa con mucha fiebre y temblores, la pulmonía se estaba agravando y necesitaba medicamentos ya.

Llegamos y la tumbamos en el cuarto de invitados, la abrigamos bien y la administramos un medicamento que terminó por hacer que la fiebre cediera. Suspiré y salí del cuarto para dejarla descansar. Todos estaban conversando animadamente con Jacob en la cocina.

- Y tú Bella...¿Qué planes tienes?- me preguntó Carlisle mientras cerraba la puerta del cuarto donde Sue dormía algo más tranquila.

¿Y él me preguntaba los planes que tenía?

- ¿No los adivinas?-le pregunté de vuelta.

- Siendo hija de quién eres...claro que lo adivino.-me dijo tranquilo.

- Ahora más que nunca voy a recuperar a mi hijo, voy a vengar la memoria de mi padre y voy a recuperar la mina que nos robaron...-dije con rabia y odio.-pero sobre todo para vengarme de los que me hicieron daño...porque para eso salí del infierno. Para vengarme.

Todos me miraron con lástima y dolor.

- Ay, Bella...-me dijo Esme con cara asustada.- yo se que tienes mucha rabia acumulada...yo también la tengo.-¿Pero como te vas a enfrentar a Elizabeth Masen?¿Cómo lo vas a lograr?

Ahora que sabía que me habían declarado muerta...sería muy fácil irnos de aquí y cobrar ese dinero que le corresponde a Sue. Después podría regresar y pagar a alguien para que moviera las fichas por mí...alguien que fuera como un títere que manejara desde las sombras.

- No solo me voy a enfrentar a ella Esme...-dije con la mirada perdida.-Sino a todos mis enemigos...los que me empujaron al abismo, los que no me ayudaron, los que celebraron mi caída sin piedad. Son doce rostros, doce nombres que me han dado fuerza para no morir- Volví a recordar aquella pared donde apunté sus nombres.-Y todos ellos, van a pagar...

Todos me comenzaron a mirar impresionados y con...sí, temor, me miraran como si me temieran.

- Hija, no me gusta oírte hablar así...no pareces tú.-dijo Esme con la preocupación de madre que ella siempre me brindó.

- Claro que no soy yo...ellos me mataron. Elizabeth Masen, Eleazar Delani, su esposa Carmen, su hija Tanya, Tyler Crowley, Alec, James Hide, Demetri, Jane Demons,Aro Vulturi,su hijo Jasper y el traidor de...Edward Cullen.- el último nombre me quemó hasta el alma. El innombrable durante tantos años, ya era hora de que también lo recordara.- Me voy a vengar de todos.

- No de mi hijo,no.-dijo Sue saliendo del cuarto. Todos la miramos con sorpresa, Jacob se levantó y la sujetó por los hombros ya que estaba muy débil.- De él no, por piedad. Si me quieres como amiga, prométeme que de él no te vas a vengar. Mi hijo es una persona maravillosa Bella...

- Mira Sue, conmigo no lo fue.-la dije siendo franca.- Primero, se negó a ayudarme cuando fui a denunciar al canalla que abusó de mí, después se dejó influenciar por otros para hundirme...

- Seguramente lo obligó Aro, no sabes como puede llegar a ser...Lo maltrató desde pequeño, y el único paño de lágrimas que tuvo mi hijo fui yo, y tuve que alejarme de él...dejándolo con ese hombre que tanto lo hizo sufrir...-me dijo llorando.-no hagas tú lo mismo. No lo hagas sufrir.

- Al menos, dale el beneficio de la duda Bella. Él fue quién hizo justicia conmigo y me sacó de la cárcel...No parecía ser como su padre.-dijo Carlisle sereno.

A veces el dolor me cegaba y no me dejaba pensar con claridad. Sue también era madre y si yo me vengaba de su hijo, ella pagaría las consecuencias.

- Perdóname Sue...yo se lo que duele un hijo.-dije tomando sus manos y llorando.- Yo juré vengarme de todos...pero por el cariño que te tengo, te juro que no voy a tocar a tu hijo. Pero seguramente mi venganza contra otros termine por hacerlo daño.

- Pero no será tanto...-dijo Esme.- Debes dar el beneficio de la dudas a algunos de los que te vas a vengar...no debes aplicar tu justicia sobre los que no son culpables.

- Bella tiene un corazón de oro, Esme...solo que la han hecho tanto daño que ese corazón casi no late.-dijo Sue acariciando mi cara tranquila.- No cometerá errores. Yo estaré ahí para recordarte que el perdón también existe y para hacer que cumplas la promesa que me has hecho esta noche.

Carlisle, Jacob y Sue me prometieron ayudarme en mi plan de venganza. Esme y Emmett también querían ayudar, pero no quería meterlos ni que se vieran implicados...solo los que estuvimos dentro del complot de los lobos llevaríamos a cabo todo esto.

A la mañana siguiente, nos reunimos para pensar como conseguir el dinero para viajar a Inglaterra y recuperar la fortuna de Sue. Emmett vino a casa horas después con una mochila rota, y algo antigua, ella de polvo y arena.

- ¿Esto es lo que yo creo que es?-dijo Jacob con los ojos como platos. Sacó una enorme pieza de oro de la mochila y lo miró con ojos de deseo.

- Sí, es oro de alta pureza.-dijo mirándolo yo también. Después miré a Esme extrañada.- ¿Pero cómo es posible que mi padre no me lo enseñara?

- El Tigre no quiso que te enteraras para no poner en riesgo tu vida.-dijo Esme arrebatando la pieza de oro de la mano de Jacob.- Pero esto costó su desgracia. Desde que lo sacó, lo persiguieron y acabaron con él.

- Pero...¿Cómo que lo tenía Emmett?-pregunté confusa.

- Él lo escondió en la tumba de tu madre, y después el Tigre le pidió unas muestras para llevarlas a la capital...y ahí fue donde lo agarraron los lobos.-dijo Esme intentando resumir todo lo que no sabía.

Miré el interior de la mochila y vi la mochila repleta.

- Pero aquí hay sufiente para llegar a Inglaterra.-dije con una sonrisa.- Si pudiéramos cambiar este oro por dinero fuera del pueblo...pero no podemos movernos, Sue está muy delicada.

- Yo se con quien cambiarlo.- dijo Jacob agarrando la mochila. Me miró con la cara esperanzada.- Conozco a la gente indicada y podría cambiarlo por dinero y todo lo necesario para llegar a Inglaterra. Mira Bella, tu y yo después de lo que pasamos somos amigos...solo espero un voto de confianza, ¿Me dejas que sea yo quien lo cambie?

- ¿Tú de verdad vas a irte con el oro y me traerás el dinero de vuelta?-le pregunté dudosa.

Jacob era un estafador, y eso era para él, como un caramelo para un niño.

- Si no te lo devuelvo que me parta un rayo.-dijo decidido.

En ese momento todos nos enzarzamos en una discusión en la que todos me pedían que no confiara en él. Jacob se mostró dolido todo el tiempo, diciendo que él no traicionaba a los amigos ni lo haría nunca. Pero después de todo, Jacob y yo vivimos un infierno en ese lugar y él me ayudó mucho allí dentro...eso cambia a cualquiera. Incluso a los estafadores como él.

Finalmente se fue con la mochila tras decidir que no teníamos otra oportunidad...eso sí, con la condición de que si Jacob no volvía, todo sería mi culpa. Y verdaderamente, esperaba que no fallara sino...no podría llevar a cabo mi venganza.

Las semanas pasaban y Jacob no volvía con el dinero. Las esperanzas casi estaban agotadas, y estaba harta de escuchar frases como “Te lo dije”, “Ese ya no regresará”, “Eres tan cabezona, como tu padre”o “Vete buscando la manera de llegar a Inglaterra sin ese dinero”.

Carlisle llegó con una bolsa en la mano una mañana en la que discutía por milésima vez con Esme por el tema del oro.

- Carlisle...-dije susprirando alividada.-¿Conseguiste los medicamentos para Sue?

- Sí.-dijo seco.

- ¿Te las dió tu amigo el doctor?-le pregunté curiosa.

- Sí.-volvió a contestar. Después de suspirar fuerte siguió hablando.- Bella, lo que pasa es que ahora que estuve en el hospital...vi algo que no le va a gustar.

- ¿Qué?-pregunté mirándolo.

- Tu hijo está allí ingresado.- dijo de una vez.- Tuvo un accidente de tráfico.

Después de conocer la noticia y sin aguantar las ganas de ver a mi hijo me colé al hospital disfrazada de enfermera y entré en su cuarto como si estuviera realizando mi ronda habitual. Me acerqué a él y lo miré de arriba a abajo.

- Ay, Anthony....mira como estás.-susurré llorando. Vi que estaba lleno de heridas y hematomas, además de una pierna escayolada y una mano vendada.- Escuché que te duele mucho la pierna. Como quisiera quedarme toda la noche para cuidarte, mi cielo...pero pronto estaremos juntos para siempre. Te lo juro.

Besé su frente y sentí que se movió.

- Ma...má...-dijo mirándome.- ¿Eres tú?

Me paralicé y lo miré fijamente sin hablar...¿Estaba despierto?Me dijo una enfermera de guardia que le habían dado un calmante muy fuerte para el dolor y que no se despertaría en toda la noche.

- Mamá...mamá...¿Sigues ahí?-dijo cerrando los ojos luchando contra el sueño.

- Shhh...-le susurré acariciando su cara.- tienes que dormir.

- Duele...duele mucho.- dijo quejándose con los ojos cerrados.

- Tu pierna...¿Te duele?-le pregunté secando una lágrima que se escapó de su ojo.

- Me dueles tú, mamá.-me dijo. Yo me pude resistir y besé su cara varias veces.- Me duele haberte perdido, te extraño...

- No...shhh...no luches contra los sedantes, mi cielo.-le pedí.- Duérmete...por favor, duérmete.

- Mamá...mamá...ma...-dijo hasta que se quedó profundamente dormido.

- Cuando despiertes pensarás que esto ha sido un sueño...-le hablé mientras lo acariciaba.- pero aunque eso no lo vayas a saber, aquí estoy, nunca me has perdido...Te quiero, mi cielo. Todo lo que haga en el futuro por terrible que parezca, también lo haré por tí...Te quiero con toda mi alma, no lo olvides. Eres mi milagro.

Lo besé varias veces en su frente...olía exactamente como cuando era niño. Olía a sol y a miel, a dulzura. Lloré a su lado un momento y después me fui mirándolo por última vez y sabiendo que habría un día en que no lo tendría que ver.

Suspiré tranquila cuando salí de la habitación, sabiendo que mi hijo estaba bien. Me coloqué las gafas que Carlisle me prestó y mi fui andando por el pasillo con la cabeza agachada haciendo como que leía un informe.

- Enfermera...se que terminó la hora de visitas, pero quisiera pasar a ver a mi sobrino un momento.- dijo una voz demasiado conocida. Habrán pasado años desde la última vez que escuché su voz, pero aún así fue como si el tiempo no hubiera pasado.

Era Edward Cullen. Tenía al gran amor de mi vida detrás de mí...el único hombre por el que hubiera dado todo y por el que ahora no daría ni un centavo.

- Señorita le estoy hablando...¿Está bien?-dijo posando su mano en mi brazo. Una corriente eléctrica me recorrió el cuerpo entero y me dio tanto miedo sentirla, que me largué de allí corriendo, con la escusa de que fue para evitar que me viera.

- Oiga, no tiene porqué ser tan grosera...-dijo a gritos.- ¡Solo quiero pasar un segundo!

Ojalá pudiera darme la vuelta para poder ser grosera de verdad...ojalá pudiera verme la cara, ojalá pudiera decirle todo lo que me debe. Pero tendría su merecido, todo a su tiempo.



Otra noche más, me encontraba sentada en la cocina esperando noticias de Jacob. Necesitábamos irnos ya de aquí, Elizabeth había mandado a Demetri para vigilar la casa...creo que sospecha que Sue tarde o temprano vendría aquí, si es tan inteligente como aparenta, ya sabrá que ella y yo éramos amigas en el sanatorio.

- Toma, te traje tu té...-dijo Esme acercándose a mí con una taza humeante.- el que te ayuda a dormir.

Sonreí y lloré al mismo tiempo.

- Gracias Metiche...no sabes lo que significa para alguien como yo saber que alguien se preocupa por tí.-le expliqué oliendo el contenido de la taza. Lavanda, tila y el toque de Esme.- sobre todo después de tantos años de malos tratos.

- Y tú no sabes lo que significa para mí después de la muerte del Tigre...ver algo de él en tu cara.-dijo mirándome con ternura.

La puerta sonó y Esme se levantó de un salto.

-¿Será Demetri?-me preguntó mientras se asomaba por la ventana. Suspiró aliviada y me miró.- Es Carlisle.

Esme le abrió la puerta y entró tambaleándose. Estaba lleno de hematomas y sangre.

- ¿Qué te pasó?-dijo Esme sujetándolo y pasando el brazo de Carlisle por su cuello para cargar con él. Yo fui de inmediato en su ayuda y juntas lo sentamos en el sillón.

- ¿Quién te golpeó?-le pregunté mirando si estaba bien o tenía algún hueso roto. Al parecer no.

- Fue Hide...-dijo quejándose.- Quiso saber si Sue está aquí.

- ¿Qué dijiste?-le pregunté.

- Nada. Por eso estoy así.-me contestó.

- Ese imbécil, también va a pagar por todo esto.- dije furiosa.- Tenemos que llegar a Inglaterra cuanto antes.

- De verdad no puedo creer que todavía pienses que Jacob va a regresar.-dijo con la cabeza gacha.

- Eso quisiera...-dije levantándome de la sillón.- Pero no podemos, esos no se van a quedar así. La próxima vez van a querer entrar a la casa, y no podemos poneros más en peligro. Mañana mismo nos vamos de esta casa. Es lo mejor.

A la mañana siguiente, Sue y yo nos preparamos con las pocas cosas que teníamos para irnos. Esme nos ofreció todos sus ahorros para que pudieras, al menos, llegar a Seattle y así poder trabajar para conseguir el dinero para el billete de avión.

- No sabes la pena que me da aceptar este dinero.-dije avergonzada.

- No te preocupes, más pena me da a mí que no fuera más.-me dijo Esme.

- Es que son tus ahorros...-la dije mirándola pidiéndola disculpas una vez más.- De verdad, te juro que te lo voy a regresar con creces.

- No tienes que agradecer nada...-dijo Esme.- Al que si le guardo rencor es al amigo ese tuyo que se llevó el oro y no regresó.

- Vámonos...-dijo Emmett.- El vecino solo me dejó el coche unas horas.

La puerta sonó y nos escondimos en el cuarto mientras Esme iba a abrir.

- ¿Qué haces tú aquí?-la escuché decir. Miré a Emmett y él parecía furioso.

- Solo vine a que me dieras un remedio natural para el dolor de cabeza.-dijo Demetri con voz tranquila.

- Yo no le doy remedios a los enemigos del Tigre, así que vete.- dijo y le cerró la puerta en las narices.

Estábamos por irnos cuando la puerta volvió a sonar. Emmett cogió el rifle del Tigre.

- Le voy a enseñar a ese desgraciado, vas a ver.-dijo corriendo hacia la puerta.

- No, tu no vas a matar a nadie.-le dije quitándole el rifle.- Eres demasiado joven para desgraciarte la vida. Pregunta quien es.

Apunté yo misma con el rifle hacia la puerta esperando a que Esme la abriera.

- Abrid, soy Carlisle-gritó desde la puerta el amigo de mi padre.

Bajé en rifle aliviada y lo puse en su sitio.

- ¿Ves?-dijo Esme mientras abría.- Hay que preguntar primero quien es.

Carlisle entró con una camilla de hospital y varios uniformes. Él también iba vestido de celador de hospital.

- ¿Qué es esto?- preguntó Esme.

Él solo me dio el uniforme y le pidió a Sue que se subiera a la camilla. Comencé a ponerme el uniforme sin pensar en nada más ya que algo pasaba.

Nos metimos en una ambulancia tras despedirnos de mi familia y Carlisle salió del pueblo a toda velocidad sin destino aparente. Paró en un descampado y nos abrió las puertas de la ambulancia.

Allí parado estaba Jacob Black con su sonrisa arrogante y nos tendió una maleta negra a nuestros pies.

- Familia, os dije que volvería y volví.-nos dijo sonriente. Comencé a reír de felicidad.

- Vísteis que no me equivoqué. Yo sabía que no nos iba a fallar.-dije mientras abría el bolso y veía la cantidad de montones de billetes que dentro se encontraban.

- Lo sabía.-dije mirando a Jacob.- Sabía que no nos ibas a defraudar.

Y diciendo esto lo abracé con todas mis fuerzas. En ese momento me di cuenta de que a Jacob Black le debía mucho.

- ¿De dónde salió este bribón?-preguntó Sue sonriendo.

- De los bajos fondos...donde se mueve como pez en el agua.-dijo Carlisle riendo.

- ¿Los dos planeasteis la fuga?-pregunté incrédula.

- Es que me pilló por sorpresa y solo pude hacer lo que me mandó.-dijo Carlisle mientras se peinaba esa melena rubia.

- Yo llegué ayer y me di cuenta de que la casa estaba vigilada...así que le pedí ayuda aquí al poeta.-dijo Jacob y después me miró.- Isabella Swan, ¿Tenías miedo?Yo se que todos te calentaron la cabeza, así que tranquila. Te entiendo. Cuando tuve todo el oro en mis manos, me entraron unas ganas enormes de coger un billete de avión e irme lejos...pero no pude, veía tu cara en todos lados Bella...Me fallé a mi mismo, porque nadie había apostado tanto por mí. Aquí tenéis al peor ladrón del mundo.

Todos comenzamos a reír. No podía creerlo, al fin podríamos poner rumbo a Inglaterra...para armar el plan y llevar a cabo nuestra venganza.

- Pero...¿Cómo vamos a salir de aquí?-preguntó Sue.- La policía lo tiene todo vigilado.

- Preciosas...vosotras tranquilas, y no nervioso.- dijo Jacob sacando de su bolsillo trasero unos pasaportes y pasándonoslos a cada una. En el pasaporte aparecia una identidad falsa y mi foto.- Está todo pensado.

- Muy bien.-dije decidida.- podemos irnos.

Nos despedimos de Carlisle, agradeciéndole todo lo que había hecho por nosotros. y nos fuimos camino a la libertad. Camino a encontrarnos con nuestro destino. Camino a comenzar a saciar nuestra sed, sed de venganza.


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HOLAA!!!!!

En primer lugar quería deciros que el capítulo anterior ya lo corregí, me he dado cuenta que no se veía completamente...ya podéis leerlo completo :)

En segundo lugar, gracias por vuestros comentarios y visitas...¡Gracias por animarme a seguir escribiendo día a día! 

En tercer lugar, ya hemos llegado a la mitad de la historia chicos/as, y prepararos, porque nuestra querida Bella va a repartir leña jajaja... Creo que ya va siendo hora.

¿Qué pensais que va a pasar?¿Qué va a hacer Bella cuando llegue a Inglaterra? Me encantaría saber que creéis que pasará a partir de ahora.

Nos leemos en breves...Ness :)

Capítulo 25: CAPÍTULO 24 Capítulo 27: CAPÍTULO 26

 


 


 
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