Sed de Venganza

Autor: Ness
Género: + 18
Fecha Creación: 13/11/2014
Fecha Actualización: 12/02/2016
Finalizado: NO
Votos: 3
Comentarios: 16
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Capítulos: 57

 

Todos van a pagar, todos. Los que me empujaron al abismo, los que no me ayudaron, los que celebraron mi caída sin piedad. Son doce rostros, doce nombres que me han dado fuerza para no morir.

 

Elizabeth Masen, Eleazar Delani, su esposa Carmen, su hija Tanya, Tyler Crowley, Alec, James Hide, Demetri, Jane Demons, Aro Vulturi, su hijo Jasper y el traidor de...Edward Cullen. Ellos mataron todo aquello que algún día fui, pero no acabaron conmigo del todo, no, porque antes tengo que verlos caer. Y no habrá piedad, lo juro por mi padre...¡Lo juro!

 

Los personajes pertenecen a Stephanie Meyer. La historia a Telemundo.

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Capítulo 49: CAPÍTULO 48

Sue parecía una niña pequeña mientras comía reguñona su desayuno.

- Vamos Sue...-la dije sonriendo.- También vas a conocer a tu nieto.

- No tengo problemas con el niño...- dijo hablando por mí.- Tengo problemas con ella. ¿Y si me delata?Si voy es porque mi hijo me lo pidió.

- Ella sabe guardar secretos.-le dije sonriendo levemente.

- ¿Entonces?¿ Por qué no quieres que sepa quien eres realmente?-me preguntó sin entender.

- Porque tengo mucho que cobrarle a la única familia que le queda.- le dije recordándoselo.- Por eso.

- No quiero tener trato con esa mujer.-dijo Sue refiriéndose a Alice.- Engañó a mi hijo aún sabiendo que él tiene un problema. Claro, como mi hijo es impotente tiene la justificación para continuar con esa vida libertina que lleva...¡El matrimonio es una cosa muy seria!

Suspiré. Jasper le contó a su madre toda su vida, incluyendo el matrimonio inusual que tenía con Alice, en el que la pasión brillaba por su ausencia, y el reconocimiento de un hijo que no era suyo. Eso junto con el hecho de que era una Delani, solo había hecho que Sue tuviera más dudas sobre mi vieja amiga.

- Ella es una buena mujer, Sue.-dije justificándola.- La única que ha creído en mí en este pueblo. Además, Jasper siempre lo ha sabido y ha dejado que lo hiciera. Dala una oportunidad, no te vas a arrepentir.

- Lo sé...mi hijo es consciente de su problema hasta el punto de creer que él es el culpable.-dijo Sue triste.- Bella, lo llevó a un prostíbulo con solo doce años. Y esas mujeres se aprovecharon de él, se burlaron y lo dejaron hecho pedazos. Aro Vulturi no tiene corazón.

Suspiré de nuevo. Nunca pensé que la maldad de esa manada hubiese venido haciendo daño desde tantos años atrás.

- Pero ya ha dado el paso, Sue.-dije sujetando su mano.- Tu hijo ya ha empezado la terapia con la sexóloga y se va a recuperar. Ya lo verás.

Sue miró el reloj.

- Tengo que irme.-dijo dando por terminarda la conversación.- Después te cuento.

- Buena suerte.-dije sonriendo.

Cuando ella se fue Carlisle entró con unos documentos en las manos y me los entregó. Se sentó y se sirvió café mientras los leí por encima.

- Es el informe del agente especial.-dijo después de beber de la taza.- Supuse que te interesaría tenerlo.

Vaya, que eficiencia.

- Gracias, Carlisle.-le dije con una sonrisa.- ¿Cómo lo conseguiste?

- Un mago nunca revela sus trucos.-me dijo riendo entre dientes.- Como puedes ver en todas hablan bien de él. Lo apodan mano de hierro porque una vez tiene a alguien en el objetivo, no descansa hasta verlo tras las rejas.

- Por lo que veo tiene fama de honesto a toda prueba.- dije mirando las distintas páginas en las que aparecían casos cerrados, fechas, lugares, resolución de secuestros, entre otras muchos datos.

- Y eso es bueno...y malo.-dijo frotando su nuca.- Porque entonces puede dar con nuestra verdad.

- Bueno...quizá sea hora de ser honestos con él y hablarle claro.-dije tomando esa alternativa como válida.- Quizá nos ayude a sacar a Emmett de la cárcel...no quiero que mi hermano siga ahí. Es hora de que alguien se encargue de su caso.

- Jasper se está ocupando de eso, Verónica.-dijo tranquilizandome.- Saldrá pronto.

- Seguro que ese agente podrá hacer mucho más si lo ponemos de nuestro lado.-dije pensado en como podríamos conseguir eso.- Si ese hombre es tan justo como dicen, podemos sincerarnos con él.

- Sí, pero tenemos que recordar un par de cosas.-dijo Carlisle tomando otro sorbo de café.- En primer lugar, nosotros infligimos la ley en el momento en que encerramos a Jane en contra de su voluntad.

Puse los ojos en blanco y suspiré.

- ¿Y la segunda?-le pregunté con el ceño fruncido.

- Pues que tu novio tiene un largo historial delictivo.-dijo casi irónico.- Y lo que es peor, el agente Garrent conoce muy bien ese historial delictivo. Así que, creo que estamos en problemas.

Un murmullo de voces tensas hizo que nos miráramos los dos significativamente.

- ¿Qué ocurre ahí?-preguntó con el ceño fruncido.

- Parece que tenemos visitas no gratas.-dije poniendo los ojos en blanco. Me levanté y dejé el desayuno por perdido.- Y hoy no tengo ganas de ver a nadie.

- Si te sirve de algo hoy tampoco es mi día.-dijo frotándose la frente.- De todos modos, iré a ver que averiguo sobre el tema de Emmett.

- Gracias Carlisle.-dije antes de dirigirme a donde provenían aquellas voces.

Todo mi cuerpo se destensó al ver a los dos hombres que más amaba en el salón. Ambos se giraron al vez cuando me vieron, y eso casi me hizo sonreír.

- Edward...Anthony.-dije suspirando sus nombres. Y yo que pensaba que hoy no quería ver a nadie.

Jacob se unió a nosotros y por su cara supe que la visita no le era del todo grata.

- Verónica...-dijo mi hijo ajeno a la tensión que desprendían Edward y Jake.- Yo se que anoche me porté mal y por eso...Dile tu tío.

¿Qué significa todo esto? Miré a Jacob con el ceño fruncido y él solo se puso a mi lado cruzándose de brazos. Miré de nuevo a Edward cuando dio un paso al frente cuadrando los hombros.

- Muy bien.-dijo frotando sus manos.- Estamos aquí porque mi sobrino vino a pedir la mano de Ángela.

Sonreí interiormente oues sabía que esto tenía que ser cosa de Edward, solo a él se lo ocurría estas cosas. El recuerdo de aquel tiempo en el que fui feliz, se coló fuera del cajón donde lo tenía guardado bajo llave.

- Lo siento Tigre...lo siento a todos.Isabella Swan, aquí presente no cree en mí, y como no lo hace necesito testigos. Así que a partir de hoy voy a venir a esta casa todos los días a pretenderla.- Mi boca se abrió de par en par cuando escuché la última palabra.- Y créanme va muy en serio.”

Reaccioné al ver que todos esperaban mi respuesta. Sacudí la cabeza y volví al presente.

- ¿Entonces te ha contado lo que hizo anoche?-le pregunté fingiendo enfado.- ¿Incluyendo la parte en la que estaba en la habitación de Ángela sin ropa?

Anthony agachó la cabeza para evitar mirarnos a ninguno de los presentes.

- Sí, así es.-dijo Edward tranquilo con las manos en la espalda.- Le conté que el deber de un caballero, en estas circunstancias, es venir y dar la cara.

- Un caballero...-dijo Jacob irónico.- Suena hasta a chiste esa frase viniendo de tu boca. Dime algo, ¿No crees que Anthony es lo sufientemente mayor como para venir solo?

- Jacob, por favor.-le pedí para que guardara silencio. ¿Es que no comprendía que mi hijo necesitaba apoyo para afrontar esto?

- No, Verónica, déjame terminar.-me dijo sin apartar la mirada de Edward.- Es que todo esto me suena a escusa. Y no es que tenga algo que ver contigo Anthony, tu siempre vas a bienvenido a esta casa. Lo que me molesta es que ciertas personas no desaprovechen la oportunidad para meterse donde nadie les llama.

- Ya te expliqué pero parece que tu no entiendes nada.-dijo Edward. ¿Esos eran los murmullos que había escuchado antes?- Esto no tiene nada que ver ni contigo, ni conmigo. Se trata de mi sobrino.

- Exacto.-dijo Jacob asintiendo con la cabeza.- Tu sobrino es el que tiene que estar aquí no tú.

- Edward vino a apoyarlo.-le dije para intentar aliviar la tensión que se estaba formando en el salón.- Entiéndelo Jake.

- ¡No!¡Es que no lo entiendo y no lo acepto!-dijo Jacoh subiendo el tono. Después volvió a encarar a Edward.- Si quieres empezar a darle lecciones de caballerosidad a tu sobrino, empieza por dar ejemplo. Y mejor será que me vaya, no quiero hablar demás.

Intenté sujetar su brazo para evitar que se fuera pero fue inútil. Edward Cullen siempre sería una molestia para Jacob, y razones no le faltaban. ¿Pero que más podía hacer yo?

- ¿Qué pasa Verónica?-me preguntó mi hijo preocupado. Después miró a su tío.-¿Tiene algún problema contigo?

- No para nada...-dijo Edward quitándole hierro al asunto sonriendo sarcástico.- Tranquilo.

- Disculpadlo.-dije avergonzada.- Jake tiene un carácter un poco impulsivo...pero no vinisteis a hablar de él, así que sentaros por favor. Soy toda oídos.

Todos tomamos asiento. Ellos dos en mi gran sofá y yo en un sillón para estar frente a ellos.

- Mi sobrino ama sinceramente a Ángela, así que vino a pedir su mano y a comprometerse formalmente.-dijo Edward con una sonrisa bailando en sus labios.

Yo sonreí abiertamente a Anthony cuando asintió sonriendo avergonzado y tímido. Después de observarlo orgullosa durante unos poco minutos me levanté a regañadientes.

- Ahora vuelvo.-les dije sonriendo.- Creo para tener esta conversación tiene que estar presente una parte importante.

Ellos me devolvieron la sonrisa y yo me dirigí casi a la carrera al cuarto de Ángela. Toque la puerta varias veces.

- Ángela.-la llamé riendo de solo imaginarme su cara.- ¿Estás ahí?

Abrió la puerta y me miró con el ceño fruncido.

- ¿Ocurre algo Verónica?-me preguntó extrañada. Casi parecía que le extrañaba verme sonriendo.

Y tenía motivos porque yo misma me sentía extraña, casi notaba la tirantez en mis mejillas.

- Ven conmigo.-dije sacándola del cuarto y tirando de ella por el pasillo como si fuera una niña.- Tengo una sorpresa para tí.

- ¿Para mí?-me preguntó mientras bajábamos las escaleras.- ¿Y eso por qué?

Entré en el salón sin dejar de sonreír y me puse al lado de Edward y Anthony.

- ¿Qué ocurre?-preguntó con el ceño fruncido pero divertida.- ¿Qué es esto?

Edward y yo miramos a Anthony, era él quien debía decirle a Ángela su decisión. Él asintió y acercándose a Ángela tomó sus manos y exhaló nervioso.

- Ángela quiero hacer las cosas bien.-dijo mirándola a los ojos. No pude mirar a Edward para ver si sentía la misma emoción que yo, y comprobé que así era porque su brillo en los ojos era inconfundible.- Vine a pedir tu mano.

-¿Qué?-dijo Ángela mirándonos a nosotros dos esperando que le dijéramos que era una broma. Después se centró en Anthony. - ¿Quieres casarte ya?

- Todavía sois jóvenes para eso.-dijo Edward evitando que Ángela se alarmara.- Pero Anthony siente que te ama, y no quiere cometer más errores hasta que decidan que es el momento justo para casarse.

- Pero Anthony, tu nunca me has hablado de esto...-dijo acariciando su mejilla.- ¿Tu tío te está obligando?

Anthony resopló y puso los ojos en blanco.

- Obviamente no, Angie.-dijo quizá un poco herido porque pensara eso de él,o de su tío. Nunca había caído en el hecho de que ahora Anthony y Edward estaban muy unidos, y ese hecho me relajó, pues sabía que alguien que sabía en parte como era ese monstruo de Elizabeth Masen lo respaldara.- Tu sabes que te quiero mucho y por eso, quiero hacer las cosas bien...¿No podemos hablar esto a solas?

Sabía que mi hijo lo estaba pasando realmente mal. Estaba tenso, avergonzado y parecía que necesitaba un respiro.

- Claro Anthony, no estamos en la época mediaval...-dije con una sonrisa cálida para hacerlo sentir cómodo.- Pueden hablar a solas, pero, será en un horario de visitas y sin colarse a media noche en su habitación. Debes tratar a Ángela como la señorita que es y la puedes invitar a las cosas normales que hacen los chicos de vuestra edad. Podéis ir al cine, al club o a comer...pero ante la vista de todos no a escondidas como si tuvierais una relación oscura y clandestina. Y por supuesto, jamás permitas que nadie la vuelva a humillar.

Anthony asintió cuadrando los hombros decidido. Este era la verdadera personalidad de mi hijo humilde, correcto, educado y coherente, no en ese niño malcriado y desobediente del que le había disfrazado su abuela.

- Si lo dice por mi abuela, tranquila, ya he discutido varias veces con ella por este tema.-dijo de forma seca y cuadrando la mandíbula. ¡Vaya, realmente esa situación le molestaba mucho!.- No se preocupe.

Ángela se rio y me miró risueña.

- Es verdad Verónica, él ha dejado a esa bru...-dijo frenándose en la última palabra. Edward alzó una ceja divertido cuando Ángela lo miró avergonzada y rápidamente miró al suelo.- A esa señora con la palabra en la boca.

- Bueno, ya está.-dijo mirando a su sobrino sonriendo cómplice. Él le sonrió agradecido, quizá, por ayudarlo en este problema.- Y quitad esas caras, que no estamos en ningún juicio.

- Claro, id al jardín a hablar.-dije sonriendo mirando al patio.- Voy a pedir que nos lleven algo para comer a la terraza. Tenemos que celebrar.

Quería imaginarme que esa era mi familia, que éramos felices, que todo esto había pasado y que solo era un día más de mi vida tranquila. Quería soñar despierta. ¿Por qué iba a negarme eso?

- Sí, vamos Anthony que necesitas que te de un poco el sol...-dijo Ángela sonriendo contenta.- Estás muy pálido.

Sonreí aún más cuando se tomaron de la mano y se fueron hacia el jardín riendo contentos. Miré a Edward disfrutando de esos minutos a solas, ya que parecía que había pasado una eternidad desde la última vez que estuvimos a solas.

- Parecen dos niños asustados a punto de recibir un castigo.-dije riendo entre dientes para romper el hielo.

Él comenzó a reír dibujando esa sonrisa perfecta tan suya. Mi favorita.

- Te quería pedir que llevaras a Ángela a un doctor.-dijo girándome hacia mí.- Ya sabes...para que le explique como cuidarse. Yo hablaré con Anthony.

Asentí. Él era el único que querría que tuviera esa conversación con mi hijo ya que sabía que lo haría con esa dedicación y cariño que parecía que le faltaba.

- Claro, y hazlo cuanto antes, porque es muy importante.-dije como si le pidiera un favor. Y en el fondo, así era.- Es que por mucho que los regañemos...siguen siendo adolescentes y las hormonas no saben mantener el control ni cuidarse. Háblale de los anticonceptivos.

- Eso haré...-dijo carraspeando y tocándose la frente.

Parecía que se debatía sobre si decirme algo asó que decidí esperar ladeando la cabeza sin apartar mi mirada de la suya. El silencio se hizo incómodo y la tensión era casi palpable.

- Gracias.-dije susurrando.

- Bueno...es que hay cosas que no se pueden evitar, como el amor.-dijo avergonzado como un niño.- Aquí donde me ves, yo envidio su valentía. Me encantaría ser como él, venir aquí y subir esos muros...solo para verte.

Inhalé hondo para empaparme de sus palabras, ya que era lo único que podía obtener de él. Ojalá pudiera lanzarme a sus brazos y dejarme vencer por lo que sentía pero no quería traicionar mi compromiso. Miré a la esquina donde estaba la cámara de seguridad y me di cuenta por la luz que parpadeaba que Jacob estaba vigilando cada uno de nuestros movimientos.

- Se que hablé de una celebración...-dije cerrando los ojos y sacudiendo ligeramente la cabeza para centrarme.- Pero por respeto a mi prometido es mejor que te vayas. Deja que Anthony se quede un poco más.

Edward asintió afligido y resignado,y eso hizo que mi corazón se encogiera un poco más.

- Está bien, lo entiendo.-dijo retrocediendo hacia la puerta.- Me marcho.

No se había girado del todo cuando mi boca pronunció su nombre casi en un grito. Él se giró de nuevo y se acercó a mí con una interrogación en el rostro.

- ¿Sigues pensando en irte del pueblo?-pregunté sin poder ocultar mi anhelo y tristeza.

- Pues sí, solo estoy esperando a que mi madre me pague lo que me debe y que el agente termine la investigación sobre el asesinato de Eleazar Delani.-dijo sin ese brillo característico en la mirada. Yo no quise hablar, tan solo asentí temiendo que me desmoronara con la primera sílaba que pronunciara.- Solo espero que sea antes de que te cases. No soy masoquista, Verónica. No quiero estar aquí cuando eso pase. Adiós.

Se giró cerrando fuerte los ojos y se largó rápidamente, quizá para no arrepentirse o para dejar de sentir aquello que lo tenía tan afligido. No tuve tiempo ni para asimilar que quizá nunca más lo volvería a ver, ya que Jacob apareció haciendo que, una vez más, tuviera que fingir que no sentía nada.

- No puedes evitar sentir ni verlo de esa manera, ¿verdad?-dijo mirándome herido. Yo abrí la boca para hablar pero me callé al ver su dolor, después de todo él no merecía que yo le mintiera.- Por poco no lloras solo porque Edward se acaba de ir. No soy idiota, y por más que te ame tengo dignidad y no voy a dejar que nadie me la pisotee. Dime algo, ¿quieres que sea yo el que me vaya para que te quedes con él?

Mi corazón galopó frenético de solo pensarlo porque muy en el fondo, esa era la gran ilusión de Bella, ser feliz con el hombre de sus sueños y con su hijo. Pero los sueños sueños son, y la realidad era muy distinta, el universo por alguna razón que desconozco, nos quería separados quizá porque yo estaba destinada a acabar con su madre. No Edward y yo jamás tendríamos un final de cuento.

- ¿Qué más quieres de mí Jake?-le pregunté frustrada tocando mi frente.- Yo ya acepté casarme contigo.

Rió sin ganas.

- ¿Te estás escuchando?-me preguntó sarcástico.- Lo dices como si fuera un castigo y eso es porque todavía te mueres por Edward Cullen. Por eso mismo no puedes hacer el amor conmigo.

¿Todo esto era por eso?¿Por que no le correspondía como mujer?

- ¿De verdad solo te importa eso?-le pregunté indignada.- ¡Por favor Jake!

- Claro que sí, porque soy un hombre y lo necesito.¡Yo no estoy acostumbrado a llevar una vida de celibato porque no soy un santo!.-dijo estallando.- Pero desde que me enamoré de ti no tengo ojos para nadie más y ya no aguanto ni un minuto más bajo este techo sin besarte, sin tocarte, ni siquiera puedo dormir por las noches pensando cómo puedo conquistarte y hacerte mía. Me estoy volviendo loco, realmente loco.

¿Y ahora qué?Yo sé que se lo debo, se lo debo después de todo lo que había hecho por mí, después de amarme a pesar de mi sed de venganza y mi odio pero...¿Cómo iba a darle lo que quería?¡Dios mío, ni siquiera soy capaz de besarlo más de cinco minutos seguidos!¡Necesitaba tiempo!

- Jake mira...-dije pensando una escusa que no lo hiriera más.- Tengo que tengo tantos problemas que mira...

- Que yo soy un problema más, ¿no?-dije interrumpiéndome. Después se quedó pensativo un minuto y asintió como si dos piezas de puzzle se hubieran unido en su cabeza.- Claro, no encuentras como romper nuestro compromiso porque todavía quieres pagar esa deuda que sientes que tienes conmigo por lo que pasó en ese lugar. ¿Sabes qué Isabella?No te preocupes, me doy por pagado porque nunca he obligado a una mujer a estar conmigo y menos voy a hacerlo con la mujer que amo. Considerate libre.

Se dio media vuelta y se fue sin mirar atrás hasta la puerta y la cerró de un portazo haciendo que me sobresaltara. Quise ir detrás de él pero no pude, su sinceridad y el saber que el sabía lo que sentía por Edward me dejó estática, además del hecho de que había roto nuestro compromiso y nuestro noviazgo.

Anthony y Angie aparecieron e hicieron que reaccionara y olvidara al menos durante la comida todo lo que había sucedido. Aún así, no podía supe que no podía dejar las cosas así con Jacob, debía hacer algo, debía darle algo a cambio de todo lo que había hecho por mí. Y sabía lo que tenía que hacer, ¿Tampoco sería tan difícil no?

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¡Hola chicos!¿Qué tal estáis?No he vuelto a saber nada de vosotros...ya sé que he estado ocupada y que no he podido actualizar mucho pero no se si me estáis dejando de leer o simplemente que, al igual que yo, no tenéis tiempo.Bueno, aún así, lanzaré una pregunta al aire...¿Pensáis que Verónica se entregará a Jacob solo para hacerlo feliz?¿Podrá?

¡Atención!Porque de nuevo llegan curvas...y si a mi me gustara la historia y la siguiera, leería las próximas actualizaciones al segundo de ser publicadas. ¡Está prometido y garantizado que os va a gustar!

Nos leemos, Ness :)

Capítulo 48: CAPÍTULO 47 Capítulo 50: CAPÍTULO 49

 


 


 
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