Sed de Venganza

Autor: Ness
Género: + 18
Fecha Creación: 13/11/2014
Fecha Actualización: 12/02/2016
Finalizado: NO
Votos: 3
Comentarios: 16
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Capítulos: 57

 

Todos van a pagar, todos. Los que me empujaron al abismo, los que no me ayudaron, los que celebraron mi caída sin piedad. Son doce rostros, doce nombres que me han dado fuerza para no morir.

 

Elizabeth Masen, Eleazar Delani, su esposa Carmen, su hija Tanya, Tyler Crowley, Alec, James Hide, Demetri, Jane Demons, Aro Vulturi, su hijo Jasper y el traidor de...Edward Cullen. Ellos mataron todo aquello que algún día fui, pero no acabaron conmigo del todo, no, porque antes tengo que verlos caer. Y no habrá piedad, lo juro por mi padre...¡Lo juro!

 

Los personajes pertenecen a Stephanie Meyer. La historia a Telemundo.

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Capítulo 30: CAPÍTULO 29

A la mañana siguiente Carmen Eleazar me invitó a tomar un aperitivo al club y vi mi oportunidad para comenzar a mover piezas. Todavía no quería comenzar a jugar, primero tenía que preparar el terreno...una vez me aceptaran y se relajaran comenzaría la cacería de los lobos.

- Este es nuestro bar y nuestra sala de juegos.-me explicó Carmen educadamente. Aunque conocía aquel lugar y los momentos que viví en este lugar con Edward me golpearan como una bola de demolición, ontemplé el lugar para disimular.- Se que no es nada comparado con los sitios a los que acostumbras a ir al rededor del mundo...

- No, te equivocas Carmen.-le dije sonriendo. Tomé asiento al lado de una mesa y esperé a que ella hiciera igual. Noté las miradas de las personas que allí estaban pero les resté importancia, estaba acostumbrada.- Este es un club campestre, no esperaba mayores lujos. Pero cuéntame...¿Cuáles son las obras de caridad que habéis hecho últimamente?

- Bueno...-dijo riendo nerviosa.- hace unos meses pintamos la fachada del colegio público.

- Ah, que bien.-dije sonriendo. Estas personas había hecho su pequeña fortuna a costa del trabajo de los mineros del pueblo que trabajaban de sol a sol, y lo ellos consideraban obras de caridad pintar la fachada del colegio. Sue, Jacob y yo, cambiaríamos eso, de hecho teníamos pensado abrir un hospital, un banco, incluso, teníamos pensado construir una presa que facilitara el riego de las fincas donde se cultivaba.

-... pero solo llevamos eso en lo que va de año. Ya sabes como son la gente del pueblo, les das la mano y cogen el brazo.-dijo rodando los ojos.

Suspiré y asentí como si la comprendiera.

- Como si tuvierais la obligación de retribuirles por todo el oro que extraen de vuestras tierras...-dije irónica. Sonreí para disimular mi pequeña burla privada.- No los hagas caso, querida. Tu estás haciendo una gran labor.

- Gracias, de verdad, te lo agradezco en nombre de Elizabeth Masen, la presidenta vitalicia del club.- me dijo sonriendo.

- ¿Y por qué vitalicia?-le pregunté intrigada. Quizá con mis preguntas les haría ver la clase de manipuladora que era esa mujer.

- Porque sus maridos son los fundadores de este club...-dijo encogiéndose de hombros. Esta mujer verdaderamente estaba negada, era la típica mujer florero que bailaba al compás del agua.- y los socios se acostumbraron a votarlas.

- ¿Hay elecciones y siempre gana Elizabeth?-pregunté inocente. Ya estaba pasando por mi mente un plan, quizá, no sería una gran victoria, pero sería para abrir boca. Un anticipo de lo que vendría y de que las cosas van a cambiar en este pueblo.- Pero si eres tú la que realmente trabaja...eso se llama dictadura y odio cuando alguien quiere perpetuarse en el poder...

Suspiré casi indignada.

- Lo entiendo.- dijo Carmen siendo educada. Esta mujer miraba por sus intereses, ni siquiera era consciente de ello.

- Yo creo que tu deberías competir para ganar las elecciones a presidenta del club...- dije sirviéndola en bandeja de plata la posibilidad.- eso sería lo justo, ¿No?

- ¿Presidenta yo?-dijo incrédula.

- Claro.-dije como si fuera obvio. Ella sonrió y supe que depositar un poco de confianza en aquella mujer era lo que necesitaba para que tomara la iniciativa.

- No creo que pueda Verónica.-dijo negando con la cabeza.- Ella es la madre de dos de mis yernos y además es prácticamente la dueña del pueblo.

- Bueno, hace poco en una revista de Nueva York, hicieron un artículo sobre mí y dijeron que podría ser la dueña del universo. Y hasta ahora la madre de tus yernos, no me ha mandado decapitar...¿O qué ese título está reservado solo para ella? Mírame Carmen, ¿Tú crees que yo he llagado a donde estoy conformándome con ser la segundona de nadie?

- No lo creo.-dijo riendo nerviosa.

- ¿No confiás en ti misma?-pregunté y me atreví a coger su mano.- Porque yo si creo en tí y puedo ayudarte en todo lo que tenga que ver con las elecciones. A ver, ¿Dónde tengo que firmar para pertenecer a este club?

Acabé por convencerla de que se presentara a las elecciones e incluso firmé un par de cheques para que comenzara con los preparativos. Carmen aceptó de buen grado aquellos cheques y me acompañó a la salida cuando me fui a la fortaleza.

Cuando llegué a casa le expliqué todo lo ocurrido a una divertida Sue que no paraba de halagarme por tener tan buenas ideas. El primer paso, ya estaba claro, debería hacer caso a la sabiduría popular y comenzar a enfrentar a los lobos. “Dividir y vencer” sería mi prioridad.

Carlisle llegó asustado y apenado.

- Ehhh...Verónica...quizás hice algo que no debería haber hecho y que no te va a gustar.- dijo mirándome arrepentido.- Pero no me pude resistir.

- ¿De qué hablas Carlisle?-dije levantándome preocupada.

- Traje a alguien por los pasadizos de La Fortaleza y no se si...debí pero... mira...-dijo sin saber que más decir. Yo miré a Sue intrigada y Carlisle fue al pasillo.- Puedes pasar.

Esme apareció con sus ojos sabios y tímido. Encontré un poco de temor en ellos, pero se disipó cuando me vio.

El pecho se me hinchó de alegría al verla sonreír y aquella ingenua Isabella Swan del pasado, salió sin que ni la mismísima Verónica Dantés pudiera evitarlo.

- ¡Ay, vieja Metiche!-dije riendo con ganas.

- ¡Mi niña, mi niña malcriada!-me gritó mientras corría a abrazarme.

Carlisle y Sue comenzaron a reír al oir nuestros apodos que un día fueron insulto, y yo pude relajarme y sentir algo de paz entre los brazos de aquella mujer que sin ser consciente me brindaba el cariño de una madre.

- Estás...guau...-dijo sin palabras separándose para mirarme.

- Dime la verdad Esme, si me hubieras visto en la calle...¿Me habrías reconocido?-le pregunté para saber cual era la opinión de alguien que conocía muy bien a Isabella Swan.

- No lo sé, la verdad.-dijo pensativa.- Eres la misma...pero también eres otra, hasta tu mirada es diferente.

- Sí, no puedo negar que hasta eso cambié.-dije avergonzada.- Pero no hablemos de mí...Esme, Emmett está hecho todo un hombre.

- Más de lo que te imaginas mi niña.-dijo con esa mirada de orgullo que solo tenemos las madres cuando hablamos de nuestros hijos. Pero de repente, su sonrisa se apagó.- Anoche, lo vino a ver Elizabeth Masen. ¿Qué busca esa mujer ahora?

- Pues al parecer quería asegurarse que no se metiera con Anthony...ya sabes, a Emmett no le gusta como es tu hijo. Hace unos días casi se golpearon.-me explicó Esme.- Aún así, no creo que sea el verdadero motivo.

- Lo sé.-dije suspirando.- pero aunque deteste a esa mujer...debería hacerse el tonto. Solo hasta que sepamos lo que vino a buscar anoche. Podría ser una trampa.

- No se si aceptará...está enamorado de Rosalie.-dijo Esme.- la hijastra de esa bruja, y parece que es en serio.

- No es hora de enamorarse...es hora de la venganza.-dije son más.

- Hija me asustas cada vez que hablas así.- me dijo Esme angustiada.- Ese odio que llevas por dentro va a acabar por destruirte...

- Creo que deberías irte Esme. Yo te llevo.-dijo Carlisle para sacarme del apuro. Lo miré agradecida, definitivamente Carlisle sabía cuando intervenir.

- Sí será lo mejor no quiero que me descubran aquí y tengáis un problema, pero por favor, intenta ponerte en contacto conmigo mi niña.-dijo Esme mientras me abrazaba.- Por favor.

- Lo intentaré.-dije besando su mejilla.- Pronto tendrás noticias mías.

Esme se fue acompañada de Carlisle y yo me quedé a solas con Sue.

- Adivina quien te envió ese ramo de flores tan espantoso.-dijo Sue señalando un ostentoso ramo de rosas, girasoles y orquídeas blancas.

- Alguno de los lobos supongo...-dije suspirando acercándome al ramo de flores. Miré la tarjeta y la abrí para leerla.- Tienes el mismo efecto del mar, me marea...pero no puedo dejar de contemplarla.

- Mi esposo a veces puede llegar a ser un empalagoso Don Juan...-dijo Sue.- Solo Aro Vulturi mandaría ese espantoso ramo y poner en la tarjeta semejantes cursilerías.

- Esto es bueno Sue...significa que confía en mí, que está encantado y que por lo tanto ha bajado la guardia.-dije riendo.- y eso me beneficia...me da una vía de escape.

Uno de los guardias que custodiaba La Fortaleza entró en el salón y asintió levemente con la cabeza.

- Perdona que las moleste señoras...pero tenemos un merodeador, creemos que está esperando a que anochezca para intentar colarse.-dijo aparentando tranquilidad.

- Veamos de quién se trata. Muéstrame las cámaras.-dije intrigada siguiendo al guardia.- Sue quédate, después te informo.

- De acuerdo.-dijo tomando asiento en el sillón.



ANTHONY POV

No podía parar de pensar en aquella mujer...o quizá me engañaba para no reconocer que en quien de verdad pensaba era en mi madre.

Verónica Dantés había venido para remover todo mi dolor y tristeza, la vergüenza...pero lo que más me preocupaba era que había devuelto a mi cabeza recuerdos bonitos. Recordaba sus caricias, su dedicación, cuando me decía que a pesar de todo yo era...

Mi cielo...”-me dijo aquel día que casi murió en la mina por el derrumbamiento. Escuchar su voz me traía cierta paz.- “tu eres lo mejor que me ha pasado, te quiero tanto, hijo...”

No Anthony, para. Tu sabes quien es esa mujer, una asesina que acabó con tu abuelo por Dios sabe que razón, se volvió loca y se murió...o al menos, eso parecía porque no podía negar que Verónica Dantés era el vivo retrato de mi madre.

- Si esa tal...Verónica Dantés existe, ahora mismo lo voy a saber.-dije en voz alta.

Me dirigí a mi portátil y tecleé el nombre de aquella poderosa mujer en el buscador. Aparecieron 47.000 entradas de información sobre ella.

- No puede ser, ¿Tantos enlaces?-me dije a mí mismo impresionado, quizá porque una pequeña esperanza se frustró. Clickeé en el primer enlace y leí el titular.- El acaudalado petrolero Yamal Salim Parh contrae matrimonio con la bellaVerónica Dantés...

Miré las fotos en las que aparecían aquellas dos personas en su fiesta de compromiso y en su boda. Aunque el cariño entre los dos no era palpable, supongo que mantendrían las distancias por la prensa...las sonrisas y miradas de complejidad me hacían pensarlo.

Pasé a la siguiente entrada y leí otro titular.

- Verónica Dantés llora frente al fenetro de Yamal Salim...- dije viendo a una Verónica vestida de luto y con grandes gafas de sol rezando junto al que había sido su marido. Entré en otro enlace y vi la foto de Verónica Dantés con un espectacular vestido paseando por una gran alfombra roja. Leí el titular.- Verónica Dantés, la invitada especial a Los Oscars. Esta mujer existe de verdad...no es mi madre. Ella murió.

Miré una imagen en al que aparecía su hermosa cara de cerca y lloré...lloré como nunca lo hice, por mi madre, por haber perdido la esperanza de verla viva de nuevo.

No soportaba más eso. Debía verla de nuevo, necesitaba hablar con ella y hablar con ella, desahogarme como si ella fuera mi madre.



BELLA POV

Subí las escaleras corriendo cuando los guardias me informaron que se había colado en mi habitación y entré sintiendo como me quedaba sin aire y los nervios me hacían flaquear.

Y ahí estaba aquel joven, guapo, esbelto, aunque un poco desgarbado por la edad...aquel joven que tenía que considerar como un extraño aunque hubiera salido de mi vientre. Para mi suerte, los genes de los Swan habían ganado la carrera a los de los Masen...y Anthony, se parecía Isabella en muchos aspectos.

Suspiré hondo y congelé mi cara para no mostrar emoción alguna.

- ¿Qué haces aquí niño?- pregunté siendo fría y me acerqué a él.

- No me diga niño...-dijo con voz grave. Una voz de hombre, profunda y suave como la de mi padre.- ya soy un hombre.

Era increíble que eso no hubiera cambiado con los años...su fijación por querer ser más mayor de lo que era no desapareció, aunque el matiz orgulloso y altanero se había multiplicado.

- A ver, mocoso, tu todavía no te afeitas ni te pagas tus vicios.-dije seria y enfadada.- además, te colaste en mi cuarto como si fueras un ladrón...¿Qué hacías?¿Me espiabas?

- No, no...-se apresuró a decir nervioso mirándome a los ojos por primera vez. Estaban rojos e hinchado. Mi hijo había estado llorando.- Bueno sí, pero no es lo que se imagina...usted es muy hermosa y todo eso, pero estoy aquí por otra cosa.



Sospechaba. Mi hijo tenía la duda de si era Isabella Swan y auque me doliera en el alma tenía que hacerle crees que yo no lo era.
Isabella Swan hubiera saltado a los brazos de su hijo llorando y confesándole la verdad...si hacía todo lo contrario, todo iría bien.

- Sí, ya lo sé, ayer te fuiste de la fiesta y hoy vienes aquí...porque me parezco a esa tal Isabella Swan, ¿No?- él asintió nervioso y avergonzado.- cada habitante de este pueblo me lo ha repetido hasta el cansancio y es un gran fastidio, porque yo me sentía única y especial...y resulté una mala copia de una pobre minera. En fin, siéntate.

Le indiqué que tomara asiento en mis sillones y él obedeció sin rechistar. Cuando pasó a mi lado lo contemplé detenidamente y casi sonreí por tenerlo al lado...tuve que reaccionar rápido y sentarme justo en frente suya.

- Sí, es que es impresionante.-dijo negando con la cabeza.- Es que cada vez que la veo se me parece más a ella.

- Y...¿Quién era ella para ti?-le pregunté sin poder evitarlo. Quería saber la opinión de mi hijo, quería en que nivel de desventaja me encontraba con respecto a su abuela.

- La mujer que más detesto, la más terrible y la más hipócrita...mi madre.-dijo sin miramientos.

Todo mi interior tembló de la cabeza a los pies al escuchar salir esas palabras de la boca de mi hijo...eso no se lo deseaba ni a mi peor enemiga que era su abuela.

El dolor me cegó por unos instantes, casi no veía, ni escuchaba...solo emití un pequeño ruido para descargar toda la tensión acumulada y lo disfracé de impresión.

- Nunca había escuchado palabras tan duras de un hijo hacia la mujer que lo trajo al mundo...-dije pestañeando para evitar las lágrimas. Jamás me imaginé que podría sentir tanto dolor, ni siquiera era comparable con los años que pasé en las catacumbas. - ¿Qué daño tan grande te hizo tu madre para que la odies de esa manera?

- Para empezar, mentirme sobre mi padre...ella nos dijo que él nos había abandonado.- me explicó casi llorando.- pero no, en realidad yo era hijo de alguien que abusó de ella...de un violador.

Puse mi mejor cara de póquer y contesté lo más fría y lejana posible.

- Pues deberías quererla más por eso.- dijo mirándolo fijamente.- a pesar de todo, te dio la vida.

- Una vida llena de humillaciones y vergüenzas...-dijo enfadado.- Crecí siendo un bastardo en el colegio, soportando malos tratos...y ahora, tengo que agregarle a esa carga que mi madre es una asesina.

Sentí mis ojos acuosos y me retiré un poco para respirar hondo...puse cara de sorpresa, y volví a mirarlo.

- No sabía que había matado a alguien...-dije negando con la cabeza.

- A cinco personas, a su propio padre, mi abuelo...- dijo tragando el nudo que tenía en su garganta. ¡Anthony creía que había matado al Tigre! Elizabeth había realizado un trabajo excelente, lavándole el cerebro a mi hijo contra mí.- después se volvió loca y se murió en un incendio.

- Que...-dije mirando hacia todos lados para buscar las palabras ante lo que me había dicho.- historia tan trágica la que me estás contando...¿Tanto la odias?¿Y qué haces conmigo si te la recuerdo tanto?

- No lo sé...-dijo pasando una mano por su cabello.- Ayer cuando la vi...quería volver a verla...quería tenerla frente a frente y abrazarla como a ella, como a mi mamá.



Aunque pensara tan mal de mi, me quería...Por muy víbora que un hijo creyera a su madre, siempre la querría. Era ley de vida.

- Ah...-dije sin más.

- Perdón señora, perdón...usted no tiene la culpa de todo esto que me está pasando.-dijo avergonzado y arrepentido.- pero yo tenía que venir para asegurarme que no era ella.

- Te convenciste entonces.-le afirmé. Era obvio, mi hijo no había reconocido bajo esta mascara, y no sabía si alegrarme o entristecerme.

- Si.-me dijo secando sus lágrimas.- Mi mamá tenía algo en los ojos...cuando uno la veía podía saber lo que estaba pensando y lo que sentía. En cambio, usted nos mira a todos como si fuéramos insignificantes, como si fuéramos transparentes...

Mi hijo estaba realmente confundido. En cuestión de minutos cambiaba su forma de verme. Las yemas de los dedos comenzaron a picarme, me invitaban a calmar y consolar a mi hijo...pero eso no sería hoy.

- No lo entiendo.-dije frunciendo el ceño. Apoyé el codo en el sillón y apoyé la cabeza con delicadeza en mi palma de la mano sintiendo en mi mentón las cicatrices, siempre buscaba una forma de sentir esas pequeñas marcas invisibles, era como volver a la realidad. Mi realidad.- ¿No me acabas de decir que tu madre era una hipócrita, una loca y una asesina?Entonces...¿Cómo es eso de que sabías en todo momento lo que ella sentía?

- No lo sé.- dijo levantándose frustrado. Yo aproveché para secar una lágrima que se había escapado de mi mejilla.- ¡No lo sé, maldita sea! Yo antes de conocerla a usted sabía muy bien quien era esa miserable de Isabella Swan...pero cuando la vi, me acordé de mi mamá. De esa que me daba de cenar, esa que me daba las buenas noches y un beso antes de irse a dormir aunque yo estuviera enfadado con ella...Me acordé de ella y de cuando me decía que yo era su...

De repente negó la cabeza y se marchó por la ventana. Me levanté y miré por la ventana como se largaba corriendo y llorando de mi casa.

- Tu eres mi milagro, mi amor...eso eras y eso seguirás siendo Anthony.- dije completando la frase que él no pudo siquiera decir.

No pude reprimir más las ganas entré en mi cuarto y me tumbé en el suelo, dejando que el dolor me destruyera por dentro. Sollocé y casi grité al sentir como mi pecho se desgarraba en infinitos trozos y sin cura posible.

Sue entró asustada al cuarto y se puso a mi lado para sostenerme.

- ¿Qué te pasa?¿Qué fue lo que te ha puesto así, mi niña?-me preguntó angustiada.

- Se ha ido hace un momento de aquí...-dije como pude entre sus brazos.- me dejó destrozada...mi hijo vino a verme Sue.

- ¿Anthony estuvo aquí?-preguntó sorprendida.- ¿Qué te dijo?

Como pude respiré hondo y hablé entre lágrimas.

- Que me odia...piensa que soy lo peor de este mundo. Fue muy duro conmigo.-dije rompiendo en sollozos de nuevo.

- Piensa que está en manos de esa mujer...-me recordó Sue intentando consolarme. Algo dentro de mi cabeza encajó y el dolor disminuyó un poco.- ella fue quien lo envenenó en tu contra.

Mi cuerpo entero ardió de rabia al corroborar lo que ya me temía.

- Si pero a Anthony nadie lo toca ni mucho menos lo pone en mi contra, y mucho menos esa víbora.-le dije incorporándome y sentándome en el suelo.- A pesar de su veneno, mi hijo me recuerda...y me sigue queriendo.

Ambas sonreímos ante lo último que dije.

- ¿Lo ves?No todo está perdido...-dijo mientras me abrazada.- Todo irá a mejor...tu hijo está recordando todo lo bueno, eso lo ablandará con el tiempo. Ahora ven, vamos a la cama...debes descansar.

Ambas nos levantamos del suelo y yo me tumbé con la ropa puesta en la cama solo me quité los molestos tacones. Sue me acompañó y me abrazó para brindarme su apoyo y su consuelo...

Ella comenzó a contarme historias en distintos idiomas como hacía cuando no estaba cuerda en aquel lugar...solo había una diferencia, esta vez si los entendía, y decían cosas tan hermosas que terminé por dormirme con algo de paz.

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Hola chicas!!!Aquí os tengo un nuevo capítulo :) Espero que lo disfrutéis, este es muy emotivo en cierta parte...sobre todo en la parte en la que Anthony comienza a recordar a su madre, y aunque aún piensa mal de ella, está empezando a darse cuenta de que no todo era como lo contaba su abuela.

Ya veréis como evoluciona la relación entre Verónica y Anthony...solo os puedo adelantar una cosa, será un nuevo personaje el que los una. ¿Quién pensáis que será?

Nos leemos pronto, Ness :)

Capítulo 29: CAPÍTULO 28 Capítulo 31: CAPÍTULO 30

 


 


 
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