Sed de Venganza

Autor: Ness
Género: + 18
Fecha Creación: 13/11/2014
Fecha Actualización: 12/02/2016
Finalizado: NO
Votos: 3
Comentarios: 16
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Capítulos: 57

 

Todos van a pagar, todos. Los que me empujaron al abismo, los que no me ayudaron, los que celebraron mi caída sin piedad. Son doce rostros, doce nombres que me han dado fuerza para no morir.

 

Elizabeth Masen, Eleazar Delani, su esposa Carmen, su hija Tanya, Tyler Crowley, Alec, James Hide, Demetri, Jane Demons, Aro Vulturi, su hijo Jasper y el traidor de...Edward Cullen. Ellos mataron todo aquello que algún día fui, pero no acabaron conmigo del todo, no, porque antes tengo que verlos caer. Y no habrá piedad, lo juro por mi padre...¡Lo juro!

 

Los personajes pertenecen a Stephanie Meyer. La historia a Telemundo.

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Capítulo 38: CAPÍTULO 37

Pensé en todo los francos que de momento tenía abiertos.

Por un lado, Jacob hizo algo poco ortodoxo, pero necesario para comprobar una teoría...Anoche, junto con un forense que considerábamos ya casi nuestro amigo, fue al cementerio del pueblo para realizar unas pruebas al cadáver de la abuela de Rosalie. Teníamos que saber si esa mujer había sido asesinada o su muerte fue causada por la edad.

Por otro lado, Jake también estaba consiguiendo entablar relaciones con Alec, el transportista de la mina, que poco a poco, robaba el oro del Roach Terra y nos lo vendía a nosotros. Jacob pretendía tener ese oro como prueba en un futuro y de paso, intentar sacarle información sobre lo que ocurría con los lobos.

Yo por mi parte, actuaba como la gran empresaria que era construyendo el hospital, la presa y llevando una buena gestión del banco donde ya se empezaban a recoger algunos frutos.

Hablé con Jane para hacerla directora del hospital, solo con el pretexto de tenerla cerca y controlada al igual que Tyler que poco a poco me contaba los secretos de su antigua jefa y amante. Los demás lobos, solo se llenaban los bolsillos a mi costa desde que les incluí en la idea del hospital, por lo que también estaban contentos y controlados.

Ahora solo tenía que pensar en el próximo paso...

- Todo esto es por tu culpa, Isabella.-dijo Emmett entrando en el salón enfurecido.

- ¡Emmett!-le grité.- ¡Que no me digas así!¡Grábalo en tu cabeza, Verónica Dantés!

- Estás haciendo daño a todo el mundo.-me dijo con reproche.- ¿No te das cuenta?

- Cálmate Emm y dime porque estás así.-dije mirándolo mientras me levantaba del sillón.- ¿De qué me estás acusando?

- Hiciste que fuera a trabajar donde Elizabeth Masen.-dijo quitándose la chaqueta y la corbata.

- No, no...no lo hiciste solo por mi...-dijo poniendo las cartas sobre la mesa.- Lo hiciste también porque Rosalie estaba desprotegida y no querías que Elizabeth le quitara su herencia.

- Sí, pero ahora ella no me quiere ver ni saber nada de mí.-me dijo suspirando.

- ¿Y qué hiciste?-le pregunté sin saber que pasaba.

- Yo no hice nada...-dijo ofendido.- Fue esa mujer, me pidió que la ayudara a encontrar un pendiente que había perdido, cuando lo encontré me pidió que yo se lo pusiera...y no se que pasó que Rosalie nos vio y pensó que nos estábamos besando. Y ahora ella ya no me quiere ver.

Suspiré hondo. Otra trampa de Elizabeth Masen. Que típico.

- Familia.-dijo Jacob entrando por la puerta.- Vengo con excelentes noticias.

- ¿Cuáles?-pregunté intrigada.

Jacob me tendió una carpeta negra con varios documentos en el interior.

- Los resultados del forense.-dijo con una sonrisa misteriosa en la cara.- Como siempre, tenías razón Loquita. La abuela de Rosalie murió envenenada.

Abrí la carpeta y revisé los documentos rápidamente.

- Como sospechaba.-dije mirándolos.- Elizabeth lo hizo para quedarse con la herencia.

- ¿Veis?Yo ya no quiero regresar ahí.-dijo mi hermano nervioso.

- Es que tienes que regresar.-dije sin más.- Rosalie corre más peligro que nunca. Esa niña corre más peligro que nunca, esa niña es la próxima víctima de Elizabeth Masen.

- ¿De qué hablan?-preguntó Emmett nervioso.- ¿Qué quiere hacerle esa mujer a Rosalie?

- Como mínimo la va a despojar de su herencia.-dije mirándolo impaciente. Mi hermano no parecía darse cuenta de la situación.

- Y no dudes que para eso tenga que matarla...-dijo Jacob pensativo.

- Por eso tienes que quedarte.-le dije interrumpiéndolo.- Es la única manera para evitar que la maten.

- Eso es difícil porque ella ya no me quiere ver.-dijo Emmett agobiado.- Ya no quiere estar cerca de mi.

- Te basta con estar bajo el mismo techo que ella.-le dije sin más.

- Eso te bastará a ti.-dijo suspirando.- Yo la quiero, y necesito que esté a mi lado.

- Ya tendrás tiempo de reconquistarla.-dije tocando su hombro.- ahora está celosa por lo que vio, solo dala tiempo. Ahora trágate ese orgullo de Tigre y sálvala, o vas a perderla para siempre.

- Eso no va a pasar.- dijo mi hermano con los dientes apretados.- Si la amenaza es tan grande, yo le contaré lo que hicieron con su abuela.

- Es que no puedes utilizar esa información todavía porque lo que Jacob y yo hicimos anoche es ilegal.-le expliqué.- Los planes de Elizabeth es que mi hijo se case con Rosalie para acceder a la herencia, sino lo consigue, terminará matándola antes de que cumpla la mayoría de edad.

- Planes...planes....y más planes...estoy harto de todo esto.- dijo enfadado mi hermano.

- Emmett, por favor, no te pongas difícil.-dije cansada de todo esto.- Te necesito al pie del cañón, se lo debemos al Tigre...¿Recuerdas?

- Sí, pero si por esto le pasa algo a Rosalie...-dijo dejando la frase inconclusa. Cogió su chaqueta y su corbata y se largó sin despedirse.

Jacob me miró con mala cara y negó con la cabeza.

- No me mires así.-dije sin más y me largué de allí para ir a casa de Esme e intentar encontrar algo de paz.

Cuando llegué vi a una chica joven que hacía las tareas de casa, era pequeña, morena y grandes ojos marrones.

- Buenos días.- dije al entrar por la puerta principal. Había encontrado el método para ir a mi antigua casa sin ser descubierta, Esme ganaba dinero haciendo rituales que le enseñó su abuela para purificar el alma, y yo aprovechaba para visitarla con la escusa de hacerme una limpieza espiritual.

Cuando me vio abrió muchos los ojos y me hizo sentarme en el sillón de la sala, parecía un animalito asustado e indefenso. Esa niña me transmitió mucha ternura.

- La señora Esme ya viene con sus jabones y su champú para bañarla.-dijo con una inocencia tan pura que me causó risa.

- ¿Bañarme a mí?-la pregunté. No entendía lo que quería decir.

- Pues...ella dice que hace limpias.-dijo encogiéndose de hombros.

- Pero no se refiere a ese tipo de limpias...-dije explicándole un poco a que se dedicaba Esme.- Sino a curaciones, magia blanca...¿No sabes lo que es eso?

Ella abrió los ojos asustada.

- ¿Brujería?-preguntó incrédula.

- Quita esa cara de oveja asustada, eso no hace mal...-dije divertida y fría al mismo tiempo.¿Qué hacía aquella niña aquí?- Y a ver, explícame, ¿Quién eres tu?¿Qué haces aquí?

- Señora Dantés, ella es Ángela, vive ahora conmigo.-dijo Esme apareciendo. Su mirada me decía que tenía que contarme muchas cosas, después miró con una sonrisa a aquella niña y la pasó la mano por el hombro.- Ángela, ¿Por qué no vas a dar un paseo por la plaza del pueblo?A esta hora está el mercado puesto y puedes visitarlo.

La niña asintió con una sonrisa y se despidió de nosotras cuando se fue por la puerta. Me senté en la mesa mientras Esme me servía un como de te y me contaba todo lo que había sucedido con esa niña.

- ¿Entonces esa es la sobrina de Emily?-pregunté recordando la cara de ambas para ver si tenía similitudes.

- Así es...ella entró a trabajar en la casa de los Cullen como empleada de servicio, pero se interpuso en el camino de esa bruja y la echó a la calle.-dijo Esme enfadada.- Y tu hijo tiene la culpa de todo lo que pasó.

- ¿Por qué?-pregunté con intriga.

- Tu hijo entró en la habitación de esa niña anoche...-dijo alzando las cejas para hacerme entender para que entró.- y fue cuando Elizabeth los vio. Anthony no movió ni un dedo para defenderla y esa...mujer barrió el suelo con ella, y lo peor de todo, es que esa niña es dulce como un ángel y muere de amor por tu hijo.

- ¿Y Anthony le corresponde?-pregunté intrigada.- ¿Está enamorado de ella?

- Pues por la forma en que la trató yo creo que no.-dijo Esme disgustada.- Es pura calentura de adolescente.

Me enfadé y di un pequeño golpe en la mesa.

- Pues eso está muy mal Esme.- dije suspirando hondo para calmarme.-Yo no traje a este mundo a un niño para que se convierta en un canalla más como los hombres de esa familia. ¿Qué le pasa por la cabeza a Anthony?

- Pues tiene que ser la influencia de Elizabeth Masen.-dijo sin más como si fuera obvio.- Esa mujer no parece que sea madre, mira como crío a Mike...

- Pues alguien tiene que revertir el veneno que Elizabeth sembró en mi hijo.- dije pensado como compensar a esa niña por el daño que le habían causado.- Esa niña me inspiró tanta ternura cuando la vi...

Ternura. Eso era lo que mi hijo necesitaba, ternura y amor. Y esa niña iba a marcar el camino de mi hijo, yo iba a darle algo que llamaría la atención de mi hijo...Iba a hacer de esa niña algo inalcanzable para él, esa era la mejor manera de atraerlo.

- ¿Y qué estás tramando?-me preguntó Esme divertida.- ¿Qué es esa sonrisa Isabella Swan?

- No seas metiche, Metiche.-dije con una sonrisa. Esa niña iba a traer de vuelta a mi hijo a casa, yo iba a adoptarla y a darle todo lo que no había tenido hasta ahora: un hogar, unos estudios, protección, cariño...- Todo a su tiempo, solo necesito pedirle a esa niña que se venga a vivir conmigo...

En ese momento, Ángela entró en casa cerrando la puerta de un golpe y rompiendo a llorar como un alma en pena. Esme y yo nos levantamos para ver que la pasaba.

- ¿Qué te pasa niña?-le preguntó Esme preocupada.

- ¿Qué ocurrió?¿Quién te hizo daño?-pregunté yo siendo un poco indiscreta.

- Es que él está ahí.-dijo limpiándose las lágrimas.

- ¿Quién?¿Anthony?¿Te hizo algo?-dijo Esme acercándose a ella para mirarla de cerca.

- No...-dijo afligida.

- ¿Entonces por qué estás así?-le pregunté curiosa.

- Es que le dije que no quiero volver a verlo nunca más.- dijo enfadada y disgustada a la vez.- pero eso me duele mucho, porque...¡Yo lo quiero!

Lo quiere. Mi hijo por fin tendría algo de amor en su vida. Sin poder evitarlo la abracé llorando.

- Gracias.-la dije apretando mi agarre. Ella después se separó de mí extrañada.

- ¿Por qué me da las gracias?-me preguntó y yo no supe ni que responderla. Solo había sido un impulso que no pude resistir.

- Por esas lágrimas y ese sentimiento tan bonito.-dije intentando salir del paso.

- ¿Y usted por qué llora si ni me conoce?-me preguntó mirándome detenidamente. Yo limpié mis lágrimas con un pañuelo que saqué de mi bolso.

- Bueno, porque llorar siempre es bueno...y porque me contagiaste.-dije riendo sintiéndome tonta.

Esme entró en escena y me apartó para que me relajara y así hablar ella con Esme.

- A ver, Ángela.-dijo Esme mirándola fijamente.- Esta señora es muy importante, de las más ricas del pueblo, y vino a ofrecerte algo.

- ¿A mí?-preguntó sorprendida.

Llevé a Ángela a mi casa después de tener una buena conversación con ella y decidiera venirse a vivir conmigo. La pobre era tan digna y humilde, que pensaba trabajar para mi mientras viviera en la casa, pero eso no lo permitiría, esta niña sería mi invitada especial.

Mis amigos en un principio no estuvieron de acuerdo, porque creían que no podríamos esconder todo lo que hacíamos para llevar a cabo la venganza, y sería más difícil si, pero no imposible. Les expliqué alas razones por las que decidí ocuparme de ella y ellos entendieron porque lo hice.

Decidimos hablar con ella y presentarla ante todos, así si ella sabía que vivíamos todos allí sería más cómodo. Ella prometió no decir nada de lo que vierau oyera, y nos agradeció lo que estábamos haciendo por ella, y que protegería nuestro secreto de todo y de todos.

Anthony no tardó en aparecer por la casa cuando se enteró de que Ángela ahora vivía aquí, solo para hablar con ella.

- Hola Señora Verónica.- dijo enfadado en la puerta.- Me enteré que Ángela ahora vive aquí y pasé a verla.

- Pasa.-dije seria invitándolo a entrar en mi casa.

Me dirigí al salón seguida de Anthony a solo unos pasos. Sonreí, sabía que mi plan iba a funcionar.

- ¿Y se puede saber qué hace Ángela en esta casa?-dijo mirándome fijamente.- No me diga que va a ponerla a trabajar como criada...

Me reí quedadamente burlona. Eso necesitaba mi hijo, un toque de inferioridad para bajarle los humos.

- Claro que no.-dije firme.- Ella no va a trabajar aquí ni en ningún lado, yo voy a adoptarla y no la faltará de nada.

Me miró impresionado.

- ¿Adoptarla?-preguntó para ver si había oído bien.

- Si.-dije serio y autoritaria.- A partir de ahora, Ángela es la señorita de esta casa, y usted va a tener que respetarla como la dama que es.

- No entiendo eso de que quiera adoptarla...-dijo Anthony como si le resultara una estupidez.- Ya es mayorcita, ¿No cree?

- No, te equivocas...ella solo tiene diecisiete años.-dijo mirándolo fijamente.- y está desprotegida. Me recuerda a mí cuando tenía su edad...y quiero darle la oportunidad de vivir como se merece para que no venga ningún canalla a intentar fastidiarla la vida.

Me clavó su mirada como si de cuchillos se tratara.

- Mire Señora, yo no se que le dijeron de mí.- dijo enfadado y altivo como su abuela.- pero yo no soy ningún canalla, que le quede claro.

- Pues si no lo eres te portaste como el peor.-dije platándole cara.- y aprende bien está lección malcriado, porque esa niña ya no está sola, ya tiene quien la proteja. A partir de hoy, quien se meta con Ángela se las va a tener que ver conmigo.

- Mire no quiero discutir con usted, llame a Ángela, tengo que hablar con ella.-dijo altanero.

- Ella no quiere verte.-dije sin más.- Así que es mejor que te vayas.

- No, yo de aquí no me voy.-dijo con la cabeza alta, como los Swan.- No me voy a ir hasta que me reciba.

Tiene nuestro carácter y nuestro orgullo. Mmm...veámos que pasa si urgo un poco...

- No te quiere ver...-dije sin más.- Eso debería ser suficiente o...¿Quiéres que te lo digan mis hombres?

Sonrió irónico.

- ¿Me está amenazando?-dijo de nuevo con ese aire tan propio de los Swan.- Pues déjeme decirla que no tengo miedo a esos gorilas que tiene trajeados por toda la casa.

- Seguridad.-dije llamando a los guardias.

- ¿Algún problema señora Dantés?-preguntó Paul.

- Sí, sáquenlo.-dije para ver hasta donde llegaba el coraje de mi hijo.

Los guardias lo agarraron y lo sacaron de casa en cuestión de minutos mientras él gritaba que lo soltaran intentando soltarse. Tenía el carácter de su abuelo, pero aún así tenía que sacar todo el veneno que esa mujer sembró en él.

 

EDWARD POV

Me dirigí sin rumbo fijo a la iglesia del pueblo después de recibir la noticia. Otra vez todo iba mal...y el mundo se movió por segunda vez bajo mis pies.

Mi hija, mi princesa, estaba enferma de nuevo, solo que esta vez todo había cambiado...ella no tenía ni un virus, ni una bacteria, ni una gripe, ella tenía algo que podría apartarla de mi lado para siempre.

La palabra leucemia se repetía en mi mente una y otra vez hasta que llegué al altar y caí de rodillas frente a la imagen de Cristo en su cruz. Me pregunto si él sufrió tanto como lo estoy haciendo yo en esta vida, pero a diferencia de él, yo sí lo merecía. Y era mi hija la que iba a pagar las consecuencias.

- ¿Por qué a mi hija, Dios?-le pregunté llorando.- Si esta es tu forma de castigarme por lo que le hice a Isabella, entonces castígame a mi...Yo dudé de ella, no la supe defender, soy yo el que tiene que tiene que pagar con su vida pero por favor, a mi niña no te la lleves, ella apenas está comenzando a vivir, sálvala...Se que no me merezco ni tu perdón, ni el de Bella, yo mismo no puedo perdonarme, pero ¿Por qué me castigas con mi hija?Es lo único puro y hermoso que tengo en la vida. Ya te llevaste a la mujer que amaba, ¿Qué más me vas a quitar?Sin Isabella y sin mi hija...¿Qué sentido tiene vivir?

Me caí derrumbado al ver que no tenía consuelo, ni tregua. No me quedaban fuerzas para luchar, ni para aguantar esto...pero debía hacerlo por mi hija, ella me necesitaba.

- Al menos...mándame una esperanza.-dije levantándome del suelo.- Envíame a alguien que me ayude a mitigar este dolor...

Negué con la cabeza al no obtener nada y decidí regresar al hospital. Mi hija me necesitaba.



BELLA POV

Esme llegó horas más tarde, quizá, para saber como estaba Ángela.

- Esme, Anthony estuvo aquí, él quería ver a esa niña, siente algo por ella. Lo sé.-dije contenta de haber visto a mi hijo de nuevo, aunque hubiera sido para discutir. La cara de Esme parecía melancólica.-¿Qué pasa Esme?

Suspiró hondo y me hizo sentarme junto a ella.

- Vi a Edward Cullen en la iglesia.-dijo sin irse por las ramas.- Estaba desecho, llorando como nunca había visto a un hombre llorar en mi vida...¿Y sabes qué?

¿Llorando?¿De qué iba todo esto?

- Sorpréndeme...-le dije reacia.

- Estaba pidiendo perdón a Dios por ti, no por Verónica Dantés, sino por Isabella...-dijo afligida.

- Por favor, Esme.-dije sin poderlo creer. Esme era muy ingenua para ser bruja.- ¿De dónde le vendría a Edward ese arrepentimiento? Seguramente te vio y sabía que lo estabas escuchando, por eso hizo eso...

- No hija no...-dijo intentándome hacer entender.- Él estaba de espaldas a la puerta, frente al altar, y no me vio en ningún momento. Ese hombre lloraba lágrimas de verdad, sufriendo como loco por su hija...

¿Por la niña?

- ¿Qué ha ocurrido?-pregunté intrigada.

- Pues no lo sé...-dijo pensativa.- debe de estar enferma y me imagino que de algo muy grave porque Edward no paraba de rezar para que su hija se salvara.

- No...-dije asustada.

Sabía lo que era perder a un hijo...y Edward no debía estar pasándolo bien, yo compartía ese dolor, sabía lo que dolía. Debía ir a verlo, no podía evitarlo, tenía que verlo.



EDWARD POV

Entré en el cuarto de mi hija cuando ya era de noche, y vi que Tanya estaba con ella. La dije que se fuera a descansar y que mañana me relevara.

Ella se fue haciéndome prometerla que la llamaría sobre cualquier cambio que tuviera la niña y por primera vez vi tristeza y abatimiento en su mirada. Después conté a mi hija un cuento que trataba del todopoderoso rey que luchaba contra cielo, mar y tierra para encontrar unos polvos mágicos que la hicieran crecer sana y fuerte. Quizá ese cuento no solo la aliviaba a ella.

- Y así el rey volteó el cielo y pidió sus polvos mágicos...-dije mirándola con una sonrisa.

- ¿Son de oro?-preguntó intrigada.

- No, son de vida...la vida es lo más importante, créeme.-dije viendo como sus ojos se iban cerrando.- Y así el rey salvó a su pequeña princesita, y la vio crecer, y crecer...hasta que se convirtió en una hermosa mujer.

Suspiré cuando vi que estaba profundamente dormida pensando en que este dolor merecía la pena si ella sobrevivía y era feliz. Un movimiento hizo que mirara hacia la puerta y vi a Verónica Dantés con una sonrisa de ternura en el rostro y los ojos brillantes de alguna emoción que no entendía.

Sonreí avergonzado al ver que su emoción se debía al cuanto que había inventado para mi hija. Me hizo señas para que saliera y eso hice después de dar un beso en la frente de mi hija y comprobaba que su fiebre había bajado.

- Vine porque me enteré que tu hija se encontraba mal.-dijo con un tono de voz tranquila y cálida.

- Gracias pero, ¿Cómo te enteraste?-la pregunté intrigado.

- Tengo mis informantes.-dijo divertida mirándome de soslayo.

- Sí, claro...-dije irónico.- Se me había olvidado que te encanta jugar a ser Dios.

- No vine para esto, Edward...-dijo suspirando. Su tono de voz parecía ofrecerme la pipa de la paz.- Solo vine para saber cómo está la niña.

- Está mal...-dije dejando sacar toda mi tristeza.- Lo que tiene es grave, digo ya no es como antes...esa enfermedad tiene cura.

- ¿Qué tiene?-me preguntó intrigada.

- Leucemia.-dije sin más. Vi como su cara fría e impasible cambiaba de color hasta ponerse pálida.

- Bueno...Ahora hay muchos avances, debes aferrarte a esa idea para ayudar a tu hija a luchar.-dijo pensativa y saliendo del shock. De repente, una sonrisa tierna se instaló en sus labios.- Se la veía tan bonita...me hubiera gustado tener una niña así con el amor de mi vida.

No comprendí la mirada que me dirigió, pero estaba cargada de ese deseo que la vida no la dio.

- ¿Con tu marido, no?-pregunté suspirando.

- Ehh...sí, con él.-dijo de forma mecánica como si estuviera recordando algo. Salió de su ensimismamiento y puso una mano en mi hombro delicadamente.- Pero no hablemos de mí, hablemos de ti...cuenta conmigo para lo que sea.

Así que esta era la verdadera Verónica Dantés...una mujer con sentimientos, deseos e inquietudes, alguien que por algún daño ocultaba como era en realidad.

Asentí hacia ella agradecido. Fuimos a por unos cafés y nos sentamos en la sala de espera.

- Ya una vez perdí la razón para poder vivir.-dije sin poder evitarlo. Necesitaba hablar con alguien y ella me transmitía una paz y una energía que me invitaba a hablar.- No la pienso volver a perder.

- Esta vez no va a pasar Edward.-dijo sujetando mi mano dándome un suave apretón. Otra vez, sentí sus pequeñas cicatrices en la palma de su mano y me maravillé de lo que me hacía sentir.- Tu hija se va a poner bien.

Suspiré hondo sintiendo algo de alivio por fin. Recordé mis palabras en la iglesia y me pregunté si Dios me envió a aquella mujer para mitigar mi dolor.

- A Isabella me la arrebataron...-dije sin poder evitar acordarme de ella. Ella se tensó y retiró la mano despacio.- Perdóname, se que siempre te hablo de ella...

- No, no importa.-me dijo tranquila con los ojos encendidos por alguna emoción. Eso me animó a continuar.

- Tu perdiste a tu esposo...-dije intentando explicarla lo que sentía.- si le amaste como yo amé a Isabella, seguramente podrás entenderme.

- Te entiendo.-dijo asintiendo con la mirada perdida.- Se lo que es sentirse en el cielo un día y al siguiente...

- Al día siguiente cuando la pierdes ya no eres el mismo.-continué.- Sin haber amado, sin haber sentido en grande...

- No...-dijo ella tomando la palabra.- Ahora tienes cicatrices, hay dolores que nunca dejan de doler...

- Nunca.-dije y suspiramos los dos a la vez.

Su teléfono sonó y lo buscó en su bolso a la carrera.

- Dime.-dijo mirándome fijamente. Su cara cambió de repente a una seria, fría y despiadada.- ¿Qué pasó?...Ahora mismo salgo para allá.

- ¿Todo bien?-la pregunté mirando detenidamente sus ojos.

- Sí, solo tengo un pequeño problema en casa.-dijo ella sonriendo tensa. Vaya, parece que la tregua terminó.- Espero que Reneé se mejore, mañana llamo para preguntar. Buenas noches.

- Buenas noches.-dije.

Ella se fue de allí con sus andares de diva de la gran manzana y su presencia grandiosa dejándome hecho un lío. ¿A qué había venido esto?¿Por qué ahora se preocupaba?No entendía nada, pero no puedo ocultar que disfruté de su compañía, su cercanía y de ella...Y me sentí más en paz, más vivo, como solo me había sentido con una mujer. Isabella.

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Holaaa!!!Capítulo nuevo :D

¿Sabéis qué? Esta canción me recuerda mucho a esta historia...os dejo el enlace para que la disfrutéis, a mí me ha inspirado mucho para escribir :)

https://www.youtube.com/watch?v=l9KWjZ4rLmE

 

También os dejo un pequeño adelanto del próximo capítulo...¡Preparados!

 

- Te preocupas por esa niña...-dijo Sue suspirando.- ¿No decías que odiabas a Edward?

 

- Sí, pero esa preciosidad no tiene la culpa de todo lo que sus parientes me hicieron.-dije mirando mis manos pensativa. En el fondo, no quería pensar en la posibilidad de que estuviera haciendo todo esto por Edward Cullen...mejor sería no pensarlo, no se lo merecía. Mis lágrimas comenzaron a caer por la pena que sentía, esa niña me recordaba tanto al hijo que nunca pude tener.- No puedo evitar sentirme conmovida cuando la veo. Ella es como la hija que no pude tener con Edward, el bebé que me hicieron perder hoy tendría la misma edad que ella y se llamaría igual...Reneé, como mi madre. Ese era el nombre que habíamos decidido ponerle a nuestra hija, si la tuviéramos.

 

- Lo sé...-dijo Sue asintiendo. No entendía esa mirada.

 

- ¿Por qué me miras así?-dije limpiando mis lágrimas.

 

- Porque eres un caso, mi niña.-dijo negando con la cabeza como si no tuviera remedio.- Aunque te duela escucharlo tengo que decirlo, sigues amando a ese hombre...a pesar de ti misma.

 

¿Amarlo?No...yo no podía amarlo. Yo podía sentir todavía algo tan grande por alguien que me había hecho tanto daño, no podía, no debía.

 

Nos leemos, Ness :)

 

Capítulo 37: CAPÍTULO 36 Capítulo 39: CAPÍTULO 38

 


 


 
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