Amar Después de Morir

Autor: Day_Swan
Género: Fantasí­a
Fecha Creación: 17/08/2012
Fecha Actualización: 04/01/2014
Finalizado: SI
Votos: 11
Comentarios: 86
Visitas: 65256
Capítulos: 41

“Amar Después de Morir”

Secuela de: “El Ángel de Alec Vulturi."

Sinopsis.

Después de la muerte de Melissa, Alec vuelve a ser el mismo de antes, frio, calculador y distante, con solo una palabra grabada en su mente: Venganza, luego de efectuarla pensaba morir, ya no sentía la necesidad de vivir sin su único amor. Por otra parte Aarón tampoco ha superado la muerte de la joven, pero todo cambiara cuando Alex sueñe el futuro, al igual que Alice, ambas vieron a una humana, una humana que cambiará la vida de todos; de nuevo. ¿Quién será ella?

Nada en esta vida es imposible, lo incierto puede que sea cierto, el amor es dolor, pero también alegría; una segunda vida, una segunda oportunidad, personalidades distintas, un mismo rostro, ¿una misma alma?, un amor, una promesa, amar después de morir…

Ella, una joven que oculta su verdadera personalidad y finge ser rebelde y caprichosa…

Él, un vampiro dolido por la pérdida del amor de su vida…

 


TRAILER DEL FIC: http://www.youtube.com/watch?v=Of0dvtHqjHM&feature=youtu.be

Algunos de los personajes pertenecen a Meyer, la historia es de mi completa autría basada en las ideas de dicha autora, los personajes nuevos son de mi imaginacion.

Espero les agrade la segunda parte de "El Ángel de Alec Vulturi"

POR FAVOR NO PUBLICAR SIN AUTORIZACION, TODAS MIS HISTORIAS ESTAN PROTEGIDAS POR SAFE CREATIVE, NO AL PLAGIO!

MIS DEMAS FIC'S:

"MELODY OF LOVE" (one shot)

"SAFE AND SOUND" (one shot)

"SÓLO 24 HORAS MÁS" (fic corto)

"PASIÓN INSACIABLE" (fic corto)

"UNA NAVIDAD EN EL CASTILLO VULTURI" (one shot)

"OSCURA TENTACIÓN" (Fic largo)

Mi facebook: Daymelis Ramos

Perfil Fanfiction:Day M. Odair

 

Sin más las dejo con esta hermosa historia, espero que les guste.

*Day_Swan*

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Capítulo 39: "Odio & Amor"

“Odio & Amor”

Capítulo treinta y seis.

Daymelis POV.

Nunca había bebido tanto en mi vida.

Alejandro ya comenzaba a reprocharle aquello, y yo no dejaba de rodarle los ojos pues, ¡la vida es para gozarla!, eso era lo que cada vez repetía cuando él me decía: Day, necesitas dejar de beber. ¡Pero si la vida es para gozarla!

—Eres insoportable —me dijo con el ceño fruncido.

Yo solté una carcajada y me levanté de la mese, tropezándome un poco en el proceso, para así llegar a la pista de baile y comenzar a sudar nuevamente pues llevaba demasiado tiempo sin divertirme. Alejandro me siguió y bailó conmigo, aunque lo que yo realmente hacía era brincar y moverme como un gorila enjaulado, estaba totalmente ebria y era incontrolable actuar como una completa idiota.

— ¡Compórtate! —me reprendió nuevamente Alejandro.

Puse los ojos en blanco.

— ¡Agh! —exclamé—. ¿Puedes dejar de comportarte así?

— ¿Así como?

— ¡Pues como Alec! —le grité como si fuese lo más obvio del mundo. Alejandro me miró con cara de: ¿quién rayos es Alec? Y exactamente fue eso lo que preguntó.

—El que asesinó a mi compañera de clases —le respondí con pesar—. ¡Fue completamente horrible!

—Eso es ridículo —resopló él, sus ojos azules mirándome entre divertidos y preocupados—. Estás loca.

—Pero así me amas. —Hice un puchero al hablar.

El semblante de Alejandro se transformó, estaba demasiado pálido y con sus ojos asombrados.

¡Pero hay que gozar de la vida!

— ¡Creo que es mejor que vayas a tu cuarto! —me dijo después de un largo suspiro—. Asumo que estás demasiado cansada y no sabes lo que dices.

Hizo el intento de sacarme de la pista, pero yo me apresuré a abrazarlo por el cuello y acercarlo a mi cuerpo. Al ver su reacción atónita me burlo de él abiertamente ya que también he logrado que se sonroje a pesar de ser un chico mayor que yo.

— ¡Oh Dios mío! —grito a todos—. ¡He logrado sonrojarlo!

Todos gritaron y se rieron, causando que Alejandro se sonrojara aún más.

Y así pasaron dos canciones más, yo hablaba locuras y me burlaba de varios, causando meterme en problemas además de que casi Alejandro se metía en un pleito por defenderme de un par de gatas enjauladas que se enojaron por la critica constructiva que les ofrecí a su despreciable vestimenta.

— ¡Puedes callarte! —Alejandro estaba enojado e incómodo—. Creo que no debí invitarte a esta fiesta de saber cómo te pondrías.

— ¡No me voy a callar! —respondí de vuelta, haciendo así un berrinche, él me halaba fuera de la pista y yo lo halaba de vuelta—. ¡Oh vamos, Day!

Hice un puchero.

—Yo solo quiero bailar. —En ese momento sonó una perfecta canción y yo me emocioné—. ¡Oh mira esta es perfecta! Te aseguro que no vas a arrepentirte de ser mi pareja. —Sonreí de forma traviesa y pude ver el pánico en los ojos de mi compañero.

Lo acerqué a mi cuerpo de una forma poco amable y comencé a menearme al ritmo de la música. Y poco a poco pude sentir que él se apoderaba de mis caderas dejándose llevar también por el ritmo sensual que yo le estaba dando.

¡Y es que tenemos que gozar de la vida!

— ¡Hay que gozar de la vi…!

— ¡Deja de decir eso! —me regañó él sonriendo tontamente.

Solté una gran carcajada y luego sentí como unos labios se posaban en los míos e inmediatamente me tensé, y lo peor de todo, quizás el peor error de todos es que no hice nada para detenerlo.

Estaba ebria.

Y gozando en la vida en la disco.

— ¡Ya esto es más que suficiente! —gritó una voz al tiempo que unas manos me tomaban y me lanzaban alejándome así de Alejandro mi gran amor –eso pensaba a causa del alcohol claro–.

Cuando me di cuenta quien me ha tomado ente sus brazos grité.

— ¡Demetri! —exclamé riéndome débilmente—. ¡Mira, he encontrado finalmente el amor!

Escucho que otra persona resopla y recuerdo que el que gritó “Ya esto es más que suficiente” su voz me pareció muy familiar.

— ¡Alejandro! —lo llamé para que me prestase atención—. ¡mira! Este es Alec, alias el asesino de compañeras de clases.

Y era cierto.

Alec estaba allí.

No recordaba cuán perfecto era, no recordaba cuán abrumadoras eran las sensaciones que me invadían al verlo. Y eso, a pesar de estar ebria, causó que yo me echara a llorar de un momento a otro. Cerré los ojos y me tapé la cara con mis manos llorando audiblemente. En ese entonces sentí que Demetri me pasaba a otros brazos y me sacaban de la fiesta.

— ¿Y el chico? —preguntó Alec.

—Está en el baño, vomitando —respondió Demetri cerca de mí.

—Han bebido mucho —reflexionó Alec.

Yo mientras seguía llorando causando así que mis pulmones doliesen pues mis sollozos ya se convertían en fuertes lamentos. Allí fue cuando me di cuenta que me encontraba en los brazos de Alec, en los brazos de un asesino.

— ¡Suéltame, Alec! —berreé— ¡suéltame, suéltame, sáltame!— grité con todas mis fuerzas, algo parecido a la ira apoderándose de mi ser—. ¡Te odio!

Y la respuesta que me llegó de su parte causó  que mis lágrimas se multiplicaran automáticamente.

—Y yo te amo.

Era como si el pasar de los años no me hubiera sanado de absolutamente de nada. Ni siquiera el alcohol lograba hacerme sentir feliz, al contrario me sentía completamente miserable, y su presencia causaba un millón de cosas, haciéndome sentir confundida, abrumada y desesperada. Sentía que debía irme corriendo, pero definitivamente en mi estado no podría, me sentía terriblemente mareada, por el alcohol y por el aroma que desprendía le cuerpo de Alec. Mi cabeza era un caos, ahora nada tenía sentido, ¿por qué estaba aquí? ¿por qué no me dejaba en paz? ¿Venía también a matarme a mí? ¿Por qué me decía que me amaba cuando en realidad amaba a su prometida muerta? Alec era tremendamente cruel, su corazón era oscuro por tanto sufrimiento que yo le había causado por mi sola presencia, y él quiso darme lo mismo. Alec nunca me amó, Alec amaba el recuerdo de Melissa, que perduraría por siempre.

Ese sobre amarillo que había recibido me había dejado todo en claro.

Él y yo no estaríamos juntos nunca más, no sólo porque él había matado a una chica y yo lo hubiese visto, sino también porque no tenía sentido estar con alguien que no me amaba.

—Tú no me amas —le dije duramente causando así que Alec se detuviera a mirarme con confusión.

—Sí lo hago.

— ¡Deja de mentir! —exclamé llorando como idiota—. ¡Demetri aléjame de él, aléjame de él, lo odio, lo odio!

El rostro de Alec era dolor intenso y acompañado de angustia. Pero él no dijo nada.

Demetri me tomó en sus brazos y le dijo a Alec que se encargara de Alejandro mientras él me llevaba a casa.

Esa noche tuve pesadillas, lágrimas, vomité numerosas veces y en mi mente estuvo siempre Alec presente, recordándome lo infeliz que era y sería por siempre.

.

.

.

Alec POV.

Ella me odiaba.

Ella finalmente me había olvidado.

Me transformé en un ser que sólo poseía sentimientos oscuros y dolorosos al escucharla. Jamás pensé que había sido capaz de hacerle tanto daño, jamás pensé que iba  a causar que ella me odiara, yo nunca quise esto para nosotros. Yo sólo quería que ella siguiera con vida, y así lo hice. Pero jamás quise que ella me odiara de esa forma. Sin embargo lo hacía, y cuando recordé todo lo que dijo sabía que debía dejarla vivir su vida, sabía que debía salir de su vida para siempre.

De momento estaba solo, Demetri estaba con ella y yo había dejado al humano en su casa, quien también estaba algo ebrio pero más consciente de lo que estaba Daymelis.

Demetri la había encontrado desde hace mucho, pero fue capaz de decirme de su paradero hace un par de meses y a partir de esos yo no dejaba de observarla como un psicópata. Hasta esa noche fui capaz de controlarme, ella estaba armando un desastre con esos movimientos eróticos que le daba a el chico mientras bailaban, además, cuando él la había besado ella lo había dejado.

¡Yo no podía permitir eso!

Unas cuantas horas después Demetri volvió en donde nos estábamos quedando en una casa abandonada cercana a la residencia de estudiantes. Me miró con el ceño levemente fruncido y resopló.

—Tiene más pesadillas.

—Quizás debería acompañarla —le dije, pero él me detuvo.

—Es mejor que la dejemos sola —me explica con detenimiento el asunto—. Ella solo quiere superarlo sola y además…

— ¿Además qué?

—Hay algo más. —Frunció aún más el ceño y me entregó un sobre color amarillo—. Ella tenía esto.

Acepté el sobre y examiné su contenido muy sorprendido y luego de ver bien de qué se trataba gruñí fuertemente.

— ¡¿Pero ella de dónde ha sacado todo esto?!

Las fotos de Melissa Johnson/Daymelis Gilbert descansaban en el suelo luego de yo haberlas lanzado.

Entonces lo comprendí. Ella pensaba que yo sólo la había usado por su parecido con Melissa, sin saber que se trataba de ella misma. Pero su actitud era completamente razonable pues nadie iba a imaginarse que alguien podría reencarnar sin recordar qué fue lo que vivió anteriormente.

Necesitaba explicarle y decirle que le amaba desde siempre.

Ahora más que nunca, estaba plenamente seguro que ella necesitaba saber que hace mucho tiempo ella había vivido en Forks, y que había sido una hermosa vampiresa que también me amó hasta el último momento.

Ella necesitaba saberlo.

.

.

.

Narrador POV.

— ¿Estás huyendo de mí? —dijo Rudel nuevamente, causando que Melissa rodase los ojos por ser tan necio y además molesto.

—Déjame en paz.

Estaba harta, muy harta en realidad. No lo soportaba, era demasiado prepotente para su gusto. Melissa se sentía realmente atosigada, y sabía a la perfección que Rudel se sentía atraído por ella, y eso era escalofriante.

— ¿Qué te deje en paz? —preguntó irónico—. Concédeme una cena y lo haré.

Melissa se rió sin ganas.

—Sí, como no.

—Anda, no te cuesta nada.

—Sí que me cuesta, me cuesta mi orgullo.

Rudel se acomodó en la mesa donde Melissa se encontraba y la miró fijamente.

—Me encantas así, cortante y todo.

—Lástima que yo no pueda decir lo mismo —dijo bruscamente la chica.

—Estoy seguro que algún día pensarás lo contrario. —El chico logra besarla en la mejilla en ese mismo momento Melissa se percata de la llegada de Dennis y por ende, éste ha visto la escena y sin dudarlo se aproxima hasta ellos con una de sus cejas oscuras alzadas.

— ¿Quién eres y qué es lo que intentas hacer? —le preguntó duramente—. Ella es mía, ¿entendido?

Rudel ni siquiera se inmutó, se retiró del lugar sin responderle.

— ¿Por qué has permitido que te besara? —Dennis le preguntó a Melissa después de un rato.

—Me tomó desprevenida —le contestó ella contrariada—. Me ha estado molestando desde hace días.

—Esta noche lo voy a matar —comentó Dennis tranquilamente, pero con rencor en su voz.

— ¡¿Qué?! —exclamó Melissa sorprendida por la actitud de su novio—. ¿Sólo por pretenderme?

—Sí, pero además de eso. —Dennis se agarró el puente de su nariz—. Porque estoy seguro que él tuvo que ver con el accidente de la fiesta de hace un año.

Melissa abrió mucho los ojos a causa de la impresión.

¿Él tuvo que ver?

— ¿Cómo lo sabes?

—Es un Vulturi.

En eso tenía razón. Todos sabían que no debían fiarse de los Vulturis, a diferencia de Alec y Jane que habían sabido ganarse la confianza y el respeto de todos los vampiros. Melissa vio que en Dennis crecía el rencor y el odio hacia Rudel, pues su hermana casi moría a causa de aquel fatídico accidente que marcó la vida de todos, ya que también Daymelis tuvo que alejase de él y de Gabriel. Y si Rudel tenía la culpa de todo esto, sabía que Dennis lo mataría sin duda alguna.

— ¿Crees que tiene un cómplice? —se atrevió a inquirir Melissa.

—Samira, estoy seguro.

Y con eso fue suficiente, Melissa sabía que si las sospechas de su prometido eran ciertas, ella también ayudaría a matar a aquellos dos.

.

.

.

Alec observaba a Daymelis dormir, aunque esta a veces se quejaba en sueños y en ocasiones susurra su nombre y luego gritaba y lloraba mostrando su sufrimiento hasta en sueños. Eso a Alec le entristeció todavía más y se permitió acurrucarse al lado de ella para protegerla. Si ella despertaba, tendría que irse, ya que ella todavía no estaba lista para escuchar todo lo que él quería decirle.

Él tendría que darle tiempo.

Y no sabía cuánto.

— ¿Por qué estás aquí, Alec? —preguntó ella con voz cansada. Alec no se había percatado que la chica se había despertado y lo estaba mirando.

—Lo siento yo…

—Necesito estar sola —le interrumpió con voz queda—. Lo necesito en serio.

—Y yo te necesito a ti.

—La necesitas a ella. —Su voz se quebró un tanto pero siguió hablando—. Por favor vete, Alec.

Y él lo hizo, se fue prometiendo silenciosamente que regresaría.

Cuando ella escuchó que la puerta se cerró comenzó a llorar nuevamente. Sus lágrimas cayendo hasta llegar a su almohada, derramando así su dolor. No sabía por qué las cosas para ella eran tan difíciles, estaba más segura del amor que sentía por Alec. Y aunque parezca estúpida, juraría que ha sido la única vez que se enamoró de verdad, y eso significaba que le sería casi imposible olvidarlo, porque para ella él era todo, y estar sin él le dolía. Y ahora verlo y saber que nunca había sido suyo, que cada sonrisa y caricia no eran solamente para ella le desbastaba el alma.

.

.

.

Gabriel se talló los ojos con una de sus manos, ¿Cómo fue posible que no lo hubiera intentado antes? Aquel extraño don que su hermana poseía para comunicarse con las personas por la mente le había funcionado también a él y seguramente a Dennis también le pasaría pues eran trillizos después de todo y eso vendría en sus genes.

Todos los pensamientos de su hermana pasaban por su propia mente, como si ella estuviera pidiéndole ayuda.

—Si mis hermanos estuviera aquí…

—Si Dennis me viera así me regañaría…

—Si Gabriel estuviera cerca me comprendería.

—Si los dos estuvieran aquí quizás yo estaría mejor…

La puerta de la casa se abrió de par en par y entró un Dennis agobiado y en alerta, se dirigió directamente hasta su hermano que se encontraba demasiado asombrado para reaccionar.

— ¿La has escuchado? —preguntó atropelladamente, Gabriel sólo fue capaz de asentir.

— ¡Debemos irnos! —exclamó Gabriel después de unos segundos—. ¡Vamos vamos, no está tan lejos!

Todos los presentes los miran confundidos, incluyendo a Jane y a Melissa que no comprenden absolutamente nada.

— ¿Qué es lo que pasa? —preguntó la rubia un poco asustada temiendo que algo malo haya ocurrido.

—No podemos explicarles ahora —sólo responde Dennis dirigiéndose a todos—. Nos vamos a España.

Todos abren la boca en forma de “O” pues pensaban que ellos no buscarían a Daymelis hasta esperar que ella volviese.

— ¿España? —preguntó Melissa sin saber de qué hablaban.

—A buscar a Daymelis.

Ambos chicos se despiden de sus parejas y salen corriendo rápidamente en busca de su hermana, esperando llegar lo más pronto posible para ambos decirle que habían recibido su llamado y que estarían con ella a pesar de las dificultades.

.

.

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Daymelis POV.

Mi rostro húmedo y pegajoso comenzó a molestarme, por eso me levanté a rastras de la cama dirigiéndome así al lavabo de mi pequeño y sencillo baño. El invierno en Madrid era incluso más frío de lo normal y me pregunté internamente si se debía al extraño don que yo poseía, ese que me ha permitido controlar el clima hasta con mi propio estado de ánimo y como era de notar, mi estado de ánimo no era el mejor de todos, al contrario podría asegurar que estaba a punto de caer en depresión, ir a un bar y embriagarme nuevamente.

Quizás el alcohol se convierta en mi escape...

Suspiré, una punzada en mi sien me indicó que este día será sólo para superar la resaca y el mal de amor a causa de Alec.

Alguien comenzó a tocar la puerta apresuradamente, o no la abrí, y no fue porque no quise, más bien fue por el extraño hecho de escuchar las desesperadas voces de mis hermanos en mi mente, provocando así que mi dolor de cabeza aumentara extremadamente. Todo era tan absurdo he increíble a la vez que me mareé, y tuve que sostenerme del lavabo y escuchar atentamente lo que ellos trataban de decirme:

—Si nos fueras permitido estar contigo esto no habría pasado —habló la voz de Dennis acusándome directamente. Él sabía que yo lo estaba oyendo y eso me parecía raro.

¿Era yo la que se estaba volviendo loca? O, ¿es que estaba soñando?

Tiempo después escuché como los dos discutían algo y luego Gabriel se dirigía a mí mostrando su típica calma y compresión.

—Sé que nos oyes, ¿qué es lo que va mal, preciosa? —me preguntó y yo suspiré porque su tono de voz causó que el do en mi garganta volviera nuevamente.

—Alec está aquí. —Fue lo único que dije y el silencio de hizo presente en nuestras mentes.

Alec estaba cerca de mí, eso me lastimaba...

Pero ser físicamente igual que Melissa Johnson me destrozaba, me hacía sentir meramente utilizada como un objeto, que querían pulir para convertirse en lo que alguna vez esa chica fue.

Mis hermanos no hablaron  más, y yo me permití darme una ducha caliente y luego me acurruqué en las mantas de mi cama pensando en que pasaría el resto de lo que me quedaba de vida huyendo de lo que me causaba dolor, huyendo del recuerdo de Alec y huyendo de mi estúpido físico que hoy odiaba más que nunca. ¿Por qué tuve que nacer así? ¿Por qué? ¿Por qué yo? De tantas chicas en el mundo... justamente tenía que nacer yo con la cara de esa chica y la locura y desespero de un vampiro enamorado me metieron en este lío que estaba segura no podría salir jamás... al menos que yo muriera, pero me imaginaba que moriría de vejez o quizás me comería Alec.

— ¡¿Pero por qué Alec insiste en decirme que me ama?! —grité frustrada.

—Quizás porque de verdad lo hace —respondió una voz a mi espalda, me volví hasta Demetri y negué con la cabeza, ni siquiera me sorprendió que estuviese aquí, ya estaba acostumbrada a sus entradas discretas.

—Eso no es verdad —aseguré, negando repetidas veces con la cabeza—. ¿Conocías a Melissa Johnson? —En mi voz hay una pizca de envidia pues de ser afirmativa la respuesta de Demetri me haría sentir miserablemente traicionada. También por él.

—Sólo de vista. —Se encogió ligeramente de hombros—. Jamás platiqué conti... con ella.

Me sentí realmente aliviada por su respuesta y por ello sonreí pero débilmente.

—Entonces eso significa, que tú mi querido Demetri... —Fingí una gran emoción, pero el sarcasmo era notable en mi comportamiento—. Tú eres uno de los que no ha intentado usarme como una suplente...

Uní mis manos mientras mostraba mi desosiego.

Demetri sólo rodó los ojos.

—Qué infantil eres.

— ¡Pues es la verdad! —exclamé enojada, siempre he odiado que me contradigan y más cuando sé perfectamente que yo tengo la razón.

Demetri me mira por unos minutos. Sus manos hacia atrás como siempre acostumbra andar, dándole así a su persona un toque sofisticado y elegante. Pero su inescrutable mirada me traspasó conforme me estudiaba, estoy segura que en ese entonces su mente estaba trabajando, buscando alguna explicación para ofrecerme, pero bien sabía que no había ninguna...

— ¿Qué, Demetri? —Estaba muy alterada—. ¿Qué vas a decir? —continué—. ¿Qué excusas pondrás? —Mi voz cada vez iba subiendo más y más—. ¡Pensé que estabas aquí para apoyarme! ¡No para defenderlos, no para defender a Alec!

Demetri dejó de sostener mi murada y frunció el ceño, viéndose un poco más mayor de lo que le brindaba su transparencia congelada de vampiro. Él sabía que yo tenía razón; sin embargo lo que me respondió me dejó sin aliento y con varias preguntas en mi mente.

—Ven con nosotros a Francia. —Me pidió seriamente—. Te aseguro que tenemos una respuesta que darte.

Y con sólo decirme eso logró que mi mente explotara y se preguntara qué explicación me darían todos estos vampiros que no había visto en tanto tiempo. Seguramente Alec estaría presente... seguramente él actuaría como anche en la fiesta. Me diría que me amaba... me diría tantas cosas que me lastimarían...

— ¡Pero mira como te encuentras! —dijo en una exclamación Gabriel. Yo abrí los ojos al escucharlo y me encontré conos dos dentro de mi habitación, más hermosos de lo que recordaba.

Sus ojos eran ahora diferentes, casi como los de los Cullen, aunque todavía se veían un tanto más oscuros. Eran más pálidos y se veían realmente fuertes, y en mí, lo único que había cambiado era mi corte de cabello, que ahora lo tenía más arriba de los hombros.

Me levanté de un santo de la cama y corrí al encuentro con mis hermanos, quienes me recibieron con sus brazos abiertos, y fue inevitable llorar.

—Vamos pequeña —me alienta Dennis—. Ya estamos aquí.

Entonces nos sentamos todos en mi pequeña e individual cama, y les explico todo lo que he hecho estos meses, les conté sobre lo que decidí estudiar, les dije que me he encontrado con Alejandro y que él ha sido de gran ayuda para mis estudios, cabe destacar que no fui capaz de contarles sobre mi repentinas ganas de ir a una fiesta ayer y embriagarme hasta vomitar. Pero sí les dije que Alec estaba aquí, al igual que Demetri y que Esme también había venido días antes. Y, seguidamente, tuve que confesarles la plática con Esme y el extraño sobre que había recibido, además del contenido de éste. Mis dos hermanos no se mostraron cnfundidos, pero molestos sí. Estaba claro que los dos se estaban poniendo en mi lugar y que la situación ameritaba mi enojo y mi dolor.

—Esto es el colmo — se quejó Gabriel—. Entonces Jane lo sabía...

—No metas a Jane en esto —le reprendí porque no quise causar problemas entre ellos, sabía a ciencia cierta que ambos se amaban y además esto no tenía que ver con ellos.

Los dos sabían que yo tenía razón por eso ninguno insiste en buscar culpables. Sin embargo cuando les dijo lo que Demetri hacía unos minutos atrás me comentó, se mostraron inseguros y cohibidos por lo extraño de las circunstancias.

— ¿Vas a ir? —me preguntó mi hermano Dennis.

Antes de responderle, Gabriel interfiere.

—Creo que sería apropiado que ella vaya.

Los mire a ambos interrogante, ¿piensan que es bueno que vaya? Eso era obvio. Me pregunté internamente qué era lo que me dirían los Cullen y en resto.

—Entonces creo que no me queda de otra más que ir —aseguré con el ceño fruncido—. Aunque estoy segura que nada me hará cambiar de opinión.  Nada hará que me sienta mejor.

—No subestimes lo que te dirán. —Gabriel dijo sabiamente.

Dennis asintió.

—Lo que sea.

Y así estuvimos casi toda la noche, volviendo a ser los tres hermanos alocados y adolescentes que bromeaban entre ellos, los que siempre estaban unidos, los que se protegían por sobre todas las cosas. A pesar de que ellos eran ahora un par de vampiros neófitos y yo una humana dolida y traicionada, nos seguía uniendo el amor que nos teníamos, y aunque los tres le temíamos al futuro que nos esperaba, esta noche habíamos decidido silenciosamente que lo mejor era dejar ese tema a un lado por un tiempo, el tema que se trataba de seguir siendo una humana que no envejecería hasta Dios sabe cuándo, o convertirme en una vampiresa poderosa que sólo se alimentaria de animales y estaría al lado de sus dos hermanos por la eternidad.

Lo malo de todo esto es que ya no sabía con precisión qué era lo que iba a decidir, por eso me era más fácil fingir que ese tema, por ahora, me daba igual.

 


Hola! lamento la tardanza, pero aqui está el capítulo! espero lo hayan disfrutado! nos leemos pronto! Saludos a Mel,  a Bella_22, Nenamadilinda, 2k_vulturi, Marii:salinas, melisamontero, jennykovacs, monica_swan38, karenitz3lvulturi.

Bss. ♥

Day S.

Capítulo 38: "Russian Roulette" Capítulo 40: ¿Ya no me amas?

 
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