Amar Después de Morir

Autor: Day_Swan
Género: Fantasí­a
Fecha Creación: 17/08/2012
Fecha Actualización: 04/01/2014
Finalizado: SI
Votos: 11
Comentarios: 86
Visitas: 65221
Capítulos: 41

“Amar Después de Morir”

Secuela de: “El Ángel de Alec Vulturi."

Sinopsis.

Después de la muerte de Melissa, Alec vuelve a ser el mismo de antes, frio, calculador y distante, con solo una palabra grabada en su mente: Venganza, luego de efectuarla pensaba morir, ya no sentía la necesidad de vivir sin su único amor. Por otra parte Aarón tampoco ha superado la muerte de la joven, pero todo cambiara cuando Alex sueñe el futuro, al igual que Alice, ambas vieron a una humana, una humana que cambiará la vida de todos; de nuevo. ¿Quién será ella?

Nada en esta vida es imposible, lo incierto puede que sea cierto, el amor es dolor, pero también alegría; una segunda vida, una segunda oportunidad, personalidades distintas, un mismo rostro, ¿una misma alma?, un amor, una promesa, amar después de morir…

Ella, una joven que oculta su verdadera personalidad y finge ser rebelde y caprichosa…

Él, un vampiro dolido por la pérdida del amor de su vida…

 


TRAILER DEL FIC: http://www.youtube.com/watch?v=Of0dvtHqjHM&feature=youtu.be

Algunos de los personajes pertenecen a Meyer, la historia es de mi completa autría basada en las ideas de dicha autora, los personajes nuevos son de mi imaginacion.

Espero les agrade la segunda parte de "El Ángel de Alec Vulturi"

POR FAVOR NO PUBLICAR SIN AUTORIZACION, TODAS MIS HISTORIAS ESTAN PROTEGIDAS POR SAFE CREATIVE, NO AL PLAGIO!

MIS DEMAS FIC'S:

"MELODY OF LOVE" (one shot)

"SAFE AND SOUND" (one shot)

"SÓLO 24 HORAS MÁS" (fic corto)

"PASIÓN INSACIABLE" (fic corto)

"UNA NAVIDAD EN EL CASTILLO VULTURI" (one shot)

"OSCURA TENTACIÓN" (Fic largo)

Mi facebook: Daymelis Ramos

Perfil Fanfiction:Day M. Odair

 

Sin más las dejo con esta hermosa historia, espero que les guste.

*Day_Swan*

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 19: "Poderes"

“Poderes”

Capítulo diecisiete.

Narrador POV

Los vampiros y los hechiceros se miraban entre sí con arrogancia y rabia. Alec estaba inquieto por la mirada que el joven Astor le dedicaba, Astor sabía quién era él, sabía lo que significaba en la vida de su novia Day, sabía la historia, estaba enterado de absolutamente todo.

— ¿A qué vienen? —preguntó Úrsula Cromwell con desprecio, Alec la miró por unos segundos, viendo como la chica se colocaba delante de Astor y alzaba sus manos, estaba claro que ella era más poderosa que el chico.

Los Vulturi se miraron entre sí, y Samira fue la que decidió hablar:

—Pensábamos que ya no existían… personas como ustedes.

—Pues te equivocaste —mencionó Úrsula en el mismo tono que la pelirroja había utilizado.

Alec examinó a los dos hechiceros con curiosidad, ambos con ojos negros, tensos, pero estaban solos, nada más había dos de ellos.

¿Existían solo ellos?

Astor por otra parte se encontraba incómodo, porque no estaba en capacidades de defenderse, porque estaba por primera vez frente a varios vampiros, y porque Alec Vulturi estaba fulminándolo con la mirada en aquel entonces.

Sabía lo que significaba. Alec sabía quién era él.

—Escuchen, solo venimos para advertirlos —anunció Samira, echando su capa hacia atrás, con elegancia y lentitud.

—Nos han llegado noticias sobre ustedes —habló Rudel, arrebatándole la palabra a la chica vampiresa, la cual se encogió de hombros—, sabemos exactamente que no somos aliados… pero si su existencia se descubre, la nuestra también, y no podemos permitirlo…

—No pueden exponerse ante los humanos. —Alec lo interrumpió.

Úrsula alzo una de sus rubias cejas, pero aún así asintió con la cabeza.

—De acuerdo —afirmó la chica ante la mirada de Astor—, no necesitamos exponernos.

Todos los vampiros presentes no se fiaron de la chica; Samira con curiosidad observó a Astor, apuesto, pero su hedor era repugnante, su sangre era… extraña.

Alec supo en ese instante que había algo más… y en ese algo, Daymelis tenía algo que ver, estaba seguro, la mirada angustiada de Astor se lo decía. Úrsula lo estaba forzando a algo que él ya no quería hacer.

Inmediatamente Alec se tensó, la humana no podía sufrir ningún daño, sentía que debía protegerla.

Astor se sentía como un imbécil, la estaba traicionando, él no podía seguir allí con Úrsula, ya no le importaba en lo más mínimo que no tuviese el máximo poder que un hechicero debería tener, solo quería que ella estuviese a salvo, no podía dañarla…

Astor cerró sus ojos, mientras que los vampiros seguían intentando adivinar qué era lo que Úrsula escondía, repitió en su mente uno de tantos trucos que su abuelo y su padre le había enseñado, y así, se esfumó y todos los presentes fueron testigos de que Astor Blakelee ya no estaba allí, se había ido.

¿¡Pero qué mierda está haciendo ese imbécil!? —exclamó Úrsula mentalmente, enojada y desconcertada.

— ¿A dónde se ha ido? —preguntó Rudel con brusquedad, acercándose a velocidad sobrehumana a la hechicera, la cual inmediatamente creó una barrera para que éste no le hiciese daño.

Rudel chocó contra la barrera que la rubia había creado, era metálica, como un escudo.

Úrsula miró a sus acompañantes con petulancia y luego también se esfumó.

— ¡Mierda! —exclamó Samira colérica.

Era un hecho, sus poderes los hacían invencibles, tanto como el mismo don de Michelle, el cual estaba comenzando a tener sus fallos, después de todo.

Alec se maldijo internamente, las cosas no le estaban saliendo como deseaba.

*

*

*

En Venezuela…

Estaban cerca, y ellos los esperaban… esperaban porque tenían la esperanza de que al fin la pesadilla se terminara, de que al día siguiente, Thomas Salvatore ya no exista más en sus vidas. Alex tenía sus puños cerrados con rabia, mientras que Jason se interponía, protegiendo a las chicas: a Melissa, su hija, a su hermana Alex y a su esposa y compañera Lucia. Solo faltaban tres minutos, para que la esperada visita de ellos llegara.

—Vienen —dijo Alex mirando al frente, con su cabeza alzada, mirando con odio y fuerza. Allí las imágenes de su conversión la invadieron, el asco que sintió hacia ella misma se hizo presente, pero Melissa Neil logró calmar aquello con sus poderes.

—Calma.

Alex suspiró, cerró los ojos, y los volvió a abrir, y en ellos brilló el odio, el más puro odio.

Solo un segundo…

Allí estaban los dos.

Dejándose ver después de tanto tiempo: ella, hermosa y seria, su cabello castaño caía liso por su espalda, en él se distinguían ciertas ramitas, su ropa estaba desgastada y rota, al igual que él, pero Thomas sonreía ampliamente, sus ojos rojos brillaban, su hermosura también, parecía un niño de 19 años que acaba de encontrarse con su amor de verano, miraba intensamente a Alex, como si estuviese obsesionado con ella.

—Estás…

Jason se colocó al frente, pero la mirada de Thomas se fijó en la de Melissa, y sonrió aún más.

— ¿Qué haces aquí? —inquirió Alex con voz ronca y fuerte.

Thomas alzó sus manos en señal de paz, e hizo una reverencia hacia las chicas presentes, las que bufaron, al igual que Michelle.

—Es una pregunta importante —dijo Thomas, mirando a Michelle—, vine a verte, querida, he estado deseando hacerlo, aprovechando que el idiota de Aarón no está cerca.

Alex puso los ojos en blanco.

—Creo que olvidas que tienes algo pendiente con muchos vampiros. —Le amenazó Jason, acercándose más a los dos nómadas.

— ¡Ah sí, claro! —exclamó Thomas con ironía—, ¿todavía Alec nos busca?, ah, supongo que no nos encuentra, pero sí que encontró a un nuevo amor ¿no? Estoy interesado en esa chica… a ver… se llama ¿Day algo? Es muy hermosa, se parece tanto a… oh claro, ¡si es Melissa! —Todo aquello lo dijo con fingido entusiasmo, Michelle solo escuchaba recelosa sus palabras, ya no aguantaba más las humillaciones de aquel vampiro, necesitaba libertad, él no se la daría, porque ella sabía cuando ella dijese que iba a dejarlo, él la manipularía y ella accedería como una estúpida.

—Eres un… —Alex avanzó unos pasos, pero los dos nómadas desaparecieron, Thomas había amenazado a Michelle, ella tenía que protegerlo.

— ¡Sí! Lo soy —respondió Thomas después de unos minutos—, y tú eres muy hermosa, al igual que tu sobrina, y tu cuñada… ¡qué suerte tienes Jason!

El aludido gruñó con odio.

Y Thomas rió musicalmente.

—Bueno, supongo que nunca podré sorprenderte bebé —le dijo el nómada a Alex, casi con dulzura—, eres muy poderosa, siempre lo supe… y pensar que te cree para…

Jason se abalanzó sobre él y le arrancó uno de sus brazos, Thomas gritó desgarradoramente, Michelle desapareció unos minutos, para luego hacer desaparecer, ante los ojos de los vampiros, a Thomas, el cual nuevamente se colocó el brazo, y le gruñó a Michelle por permitir aquello. La ilusión que Michelle creó ante los vampiros Rivera tardó solo unos minutos, ya que luego Michelle y Thomas se marcharon rápidamente.

—Es imposible… —murmuró Melissa al ver por primera vez como funcionaba aquel don que todos mencionaban.

— ¿Recuerdas todo lo que te conté del futuro? —le dijo Alex, Jason y Lucia la miraron con el ceño fruncido—, descuiden, el futuro de Melissa solo lo sé yo. —Les guiñó un ojo y se dirigió a su sobrina nuevamente—. ¿Recuerdas? —La chica asintió con la cabeza—. Entonces, no hay nada de qué preocuparse, las cosas ocurrirán a su tiempo.

Todas escucharon las palabras de la chica, que estaba muy convencida de lo que decía, pero ninguno sabía que Astor tenía en control de las cosas, Daymelis también lo tenía, ella tenía el poder de elegir, elegir lo que quería ser, elegir su destino, y elegir a quien iba amar por siempre.

*

*

*

Una semana después, en Canadá…

Resopló removiéndose entre las sábanas, tenía hambre, no tenía sueño y estaba triste, ¿cómo podría sentirse tan sola a veces? Sí, eso era, se sentía terriblemente sola, y no podía negarlo, no sabía si era por estar sin Astor o porque siempre se ha sentido así.

Se levantó, decidida a tomar un vaso de agua, o quizá comer una tarta, o cereal, eran las dos de la mañana, en dos días el año se acababa y era la primera vez que no pasaba esas fechas en su país. Estaba con los Cullen, y se sentía bien con ellos.

Sigilosamente, salió de su habitación, caminando lentamente bajó las escaleras y llegó a la cocina, tomó unas galletas de chocolate y un vaso de leche.

Recordó cosas, mientras se sentaba en el comedor, ¿volvería a su país? ¿Volvería a ver a Melissa y Alex? ¿A Jason? ¿Volvería a besar a su novio? Negó con la cabeza, que pase lo que tenga que pasar.

Recordó las suposiciones del otro día, sobre Jacob. ¿Existía aquello? ¿Sí era un licántropo? Pero si existían… los brujos, ¿también?

¡Rayos! Ya deja de pensar en eso o las pesadillas volverán… —Se regañó internamente, mientras masticaba, necesitaba distraerse de aquel pensamiento, pero no podía, sus hermanos insistían tanto que ya la idea no podía salirse de su cabeza, cada vez que Jake aparecía, no podía evitar intimidarse.

Termino con sus galletitas, pero aún estaba con las palabras del libro en la mente, y sin querer, la imagen de una mujer con cabello rojizo y capa negra invadió su mente, enviando así un miedo escalofriante.

Al lavar los trastos, tomó una decisión.

Iba a salir a caminar.

Corriendo nuevamente hacia su habitación, se calzó unos tenis, se vistió con lo primero que encontró, colocándose una chaqueta para evitar que el frio la afectase. Llevó consigo su celular, una linterna y el libro de licántropos que sus hermanos le habían dado. Sabía que estaba loca, por decidir leer en el bosque, tan tarde y con tanto frio, pero quería salir, no le gustaba estar encerrada cuando la angustia la carcomía.

Cuando salió de la casa el viento golpeó su rostro. Había mucho frio, pero aquello no le impidió salir e introducirse en el más profundo bosque de aquella madrugada. La linterna era la única que iluminaba el lugar, estaba oscuro, pero podía percibir la paz. Se ubicó en una roca fría y algo húmeda, sabía que no duraría menos de una hora, pero igual le apetecía estar allí unos minutos, quizá luego caminaría…

Así, Day se sumergió en la lectura sin saber lo que le esperaba por haber salido de su casa…

*

*

*

En Venezuela…

 Era de día, los Rivera estaban decididos a alejarse de allí por un tiempo –por concejo de Alexandra–, por lo cual estaban a punto de abandonar el país y dirigirse a Canadá con los demás vampiros.

Pero antes de irse deberían enfrentar otras cosas.

Se encontraban en la casa, esperando que la hora del vuelo se acercase; Melissa estaba muy emocionada, volvería a ver a su novio y a su mejor amiga, ¿qué más podía pedir?; sin embargo Alex estaba más distraída, sabía muy bien lo que iba a ocurrir y no podía evitarlo.

Aarón iría.

Lo vería después de tanto tiempo.

— ¿Estás bien? —preguntó Jason, dirigiéndose a su hermana, la que lo miró de soslayo, pensando si le diría lo nerviosa que se sentía a pesar de ser inmortal—, te noto extraña —comentó tratando de buscar la mirada de Alex.

—Estoy un poco inquieta —le dijo sinceramente, sentándose en la escalera de la casa—, este don que tengo no me gusta, aunque a veces ayuda, pero trae problemas.

Jason se sentó al lado de su hermana.

—Si lo tienes es por algo.

—Es escalofriante.

—Ya lo imagino.

—Tienes suerte —la chica sonrió al decir.

—Tú también, y no digas lo contrario.

Alex puso los ojos en blanco burlescamente.

Melissa, quien se encontraba en su habitación, bajó las escaleras y se encontró con su padre y su tía, cuando iba a comenzar a hablar con ellos, el timbre sonó, ella decidió ir a abrir, aunque ya sabían de quien se trataba, la primera visita había llegado.

—Yo voy —dijo la hibrida caminando con elegancia hacia la puerta de la casa. Los tres vampiros se acomodaron en la sala.

Al abrir la puerta, cinco vampiros y un híbrido se encontraban en la puerta de la casa: Alec, Samira, Rudel, Afton, Demetri y Santiago.

Los Vulturis.

Whoa—murmuró Rudel estudiando con la mirada a Melissa, la que no le prestó atención al chico. Alexandra y los demás examinaron a los recién llegados con desconfianza; Samira era demasiado déspota, en su mirada se notaba. Era casi la misma actitud de Rudel, Demetri solo quería atrapar a Thomas, al igual que Alec, y los demás, solamente estaban allí por obligación.

Alec saludó con un asentimiento de cabeza a los presentes.

—Astor ha desaparecido. —Se apresuró a decir Alec, sabiendo que Alex podía decirle donde estaba el hechicero.

—Está en Canadá —respondió la vidente, aunque no lo sabía exactamente por su don, ya que a Astor no podía verlo.

Alec sabía lo que significaba, estaba con Day. Saber aquello le produjo un hueco en el corazón. Luego se reprendió a él mismo, no podía sentir nada, ella no era nadie en su maldita vida.

— ¡¿Y por qué no han avisado en Canadá!? —preguntó Alec alterado—, ¿cómo sabes que está allá? ¿Puedes verlo? ¡Tenías que haber avisado! —Alec tiró de sus cabellos con angustia, todos los presentes lo miraron sorprendidos e incrédulos, estaba actuando diferente, incluso Samira ya tenía sospechas, Rudel estaba seguro de lo que ocurría y Melissa Neil también, ella podía saber lo que sentía.

—Alec, cálmate —le dijo Jason con seriedad—, mi hermana no puede verlo, ¿no lo recuerdas? ¿Qué es lo que te pasa? —inquirió ahora dubitativo.

Samira decidió tomar la palabra.

—No sé qué te pasa Alec, pero iré al grano por ti —indicó la pelirroja, se dirigió a Jason y comenzó a hablar—: Astor es un hechicero, y tiene a una supervisora, que lo ayuda a mejorar sus poderes, se llama Úrsula.

“Los hechiceros por años no habían aparecido, pero clanes amigos aseguran que en los últimos tiempos han ocurrido una serie de acontecimientos, que daban a entender la existencia de estas criaturas. Durante años pensamos que la hechicería estaba extinta, pero estábamos equivocados. Los hechiceros son nuestros enemigos naturales, igual que los lobos, claro está. Pero la diferencia del uno y del otro es que los hechiceros practican trucos, los que nos pueden dañar, a todos o a uno de nosotros, hace mucho tiempo fueron descubiertos los hechizos que estos practicaban, y en muchos de ellos nombraban a los vampiros. Se deben preguntar. ¿Por qué? Pues la respuesta es simple, nuestra debilidad los habilita. Y eso no podemos permitirlo”.

Los que escucharon se quedaron con la boca abierta.

Alec solo pensaba en lo que aquel hechicero estuviese haciendo con Day. ¿Por qué pensaba en eso? ¿Le importaba? No, no podría importarle semejante barbaridad, esa chica tenía una vida y podría hacer lo que quisiese con ella.

Alec no sabía que se estaba mintiendo a sí mismo.

—Yo… yo no puedo ver a ningún… hechicero —balbuceó Alex sin poder creer lo que había escuchado—, estaremos en unas horas en Canadá. Astor tendrá que alejarse de Day.

Entonces Alec pensó en algo, ¡claro!, Astor era inmune a los poderes de los vampiros, ¡era inmune a la ilusión de Michelle! Podría ser una posibilidad… pero, ¿por qué Astor iba a ayudarlo a matar a Thomas? Ni siquiera lo conocía… solo se habían visto una vez, y fue realmente incomodo para ambos.

Definitivamente era una locura.

Los Vulturi no parecieron muy contentos pero, ¿cómo iba a poder atrapar a esos dos? No, no sabían, Aro solo los había enviado a investigar, no se iban a imaginar que uno saldría huyendo, ¿para qué? ¿Ocultaba algo?

—No creo que se aleje de ella tan fácilmente… —Alec aparentaba estar incomodo al hablar de eso, todos lo notaron. Rudel ladeo la cabeza y alzó una ceja al escucharlo, miró a Samira y ésta se percató de que había algo que ella no sabía, ¿quién era Day? ¿Por qué hablaba de esa forma? ¿Por qué estaba tan molesto? ¿Por qué habían mirado de esa forma al hechicero cuando se encontraron? Se habían mirado como… rivales, dedujo Samira.

—Tendrá que hacerlo —dijo Jason autoritariamente. Demetri y los demás no articularon palabra alguna, notando como iban las cosas, pronto volverían al castillo sin haber cumplido del todo la misión que le habían asignado.

Cuando todos salieron y sólo Samira, Alec y Rudel se quedaron dentro de la casa con los demás, Aarón se acercaba al encuentro con Alexandra. Aarón por fin había decidido buscarla, pero no llegaría en un buen momento, y Alexandra lo sabía.

Cuando su mustang estacionó frente a la casa de Alexandra y su familia, se quedó boquiabierto. Entró rápidamente a la casa, pensando que los vampiros que habitaban allí tenían problemas con los Vulturi, pero no era así.

Allí estaba frente a él, a quien creía era el culpable de la muerte de su antiguo amor.

Alec se dio la vuelta y alzó una ceja al ver a Aarón allí, Rudel miró atento, al  igual que Samira. Alexandra pensó que su corazón había vuelto a latir, Aarón estaba allí, ni en el sueño lo había visto tan hermoso.

— ¿Alec? —dijo Aarón desconcertado, y sin poder evitar que en la mención del nombre del vampiro se notara irritación.

—Lo que me faltaba —masculló Alec con repugnancia; Samira seguía allí interesada por lo que ocurría.

— ¿Alec y tú se ven? —le preguntó a Alex el hibrido, perplejo.

— ¿Qué haces aquí? —La vampiresa vidente estaba un poco molesta por el tono en que Aarón había efectuado la pregunta, pero decidió pasarla por alto y efectuar ella otra.

—Pues vine a verte.

—Yo me voy —Alec miró ceñudo a Rudel y a Samira, las que se les notaba que querían averiguar qué era lo que estaba pasando.

Rudel le guiñó un ojo a Melissa al salir, la chica ni se inmutó.

Aarón quiso permanecer callado, pero tenía tantas cosas que decirle a Alec, culparlo y reprocharle el no haber cuidado a Melissa Johnson.

—No pensé que te volvería a ver, Alec.

El vampiro se giró para mirarlo.

—Ni yo a ti, pero tengo mala suerte, estoy acostumbrado a eso.

—No creo que sea mala suerte, es solo que te ocurre lo que mereces.

—Lo mismo digo, pero creo que al contrario de mí, tú no mereces absolutamente nada.

— ¿Ah no?

—No.

Los dos comenzaron a discutir nuevamente.

— ¿Acaso yo fui quien dejó morir a Melissa? —Aarón comenzaba a enojarse, al igual que Alec.

Samira al escuchar aquél nombre entendió lo que ocurría.

— ¿Y yo fui quien no fue capaz de ayudarla en esos momentos? Yo estuve con ella —dijo Alec, aunque por dentro él mismo se culpaba de todo lo que había ocurrido.

—Si yo fuera estado allí, ella no hubiese muerto.

—Para ti es fácil decirlo —expuso Alec con desdén—, ni siquiera estuviste cuando ella te necesitaba, ¿eso es amor? —ironizó. Alexandra y Jason comenzaron a acercarse.

—Por favor, déjenlo ya —advirtió Jason que miró a su hija para que haga algo al respecto, pero era imposible, ya que Alec y Aarón estaban muy enojados y no había poder que los controlara a ambos.

—Ni siquiera la defendiste como merecía, ¿eso es amar? Tú fuiste el culpable de todo desde el principio. —Le recriminó Aarón con acritud, Alec gruñó entrecerrando sus ojos.

Ambos se retaban con las miradas, peleando por alguien que ya no estaba, sus miradas se fulminaban mutuamente, después de tanto tiempo, de nuevo odiándose.

—Tú… no… sabes nada.

Al decir aquello Alec se abalanzó sobre él híbrido y comenzó a golpearlo, intentando así causarle algún daño y acabar con él. Aarón había recibido entrenamiento y no le haría la tarea fácil, rápidamente se zafó de él en un movimiento ágil, Alec volvió a atacarlo consiguiendo darle un puñetazo al chico en la ceja, Aarón también logró golpear a Alec, pero obviamente el vampiro era más fuerte. Entre empujones y golpes, los demás Vulturi lograron apartarlos. Alec quiso utilizar su don, pero quería acabarlo con sus propias manos.

—No te quiero cerca de Alex —amenazó Aarón, nuevamente cegado por la rabia. Era evidente que sus problemas con la ira no habían cambiado.

—Y yo no te quiero cerca de Daymelis —contraatacó Alec saliendo de la casa cabreado.

Los presentes lo miraron una vez más sorprendidos: Samira, al igual que Aarón, se preguntó quién era esa que Alec nombró, Alex se sintió aliviada, Jason intrigado, Rudel incrédulo, y Demetri seguro de que Alec no podía evitar ocultar los sentimientos hacia aquella chica humana.

*

*

*

En Canadá…

Los minutos pasaron y ella tenía pocas dudas sobre los licántropos. Pensó en que aquello podía ser posible, que Jacob sí era un hombre lobo y que era arriesgado verlo enojado; pero, ¿y Renesmee? ¿No sabía nada?, ¿los Cullen no sabían tampoco?

Todo era muy extraño, ella sabía que había algo más; sin embrago tenía miedo de averiguarlo, ¿qué tal si era cierto? ¿Qué haría luego? No podía decir nada estando segura o no, Jacob podría enojarse y lastimarla… a ella no le parecía que Jacob fuese capaz de eso, ¿y si sí era capaz? Aunque nunca lo había visto enojado, siempre sonreía, de hecho todos los Cullen sonreían al verla, nunca ponían mala cara, quizá Jacob podría ser un lobo bueno.

Day también pensó en la baja temperatura corporal de los Cullen. Sí, eran demasiado fríos, y Jacob muy caliente. Renesmee era la más normal.

Lo mismo ocurría con los Rivera, se parecían demasiado, incluso a las Denali y a aquella chica rubia llamada Jane y también a Dylan: pálidos, ojos extraños, con belleza extravagante y, por si fuera poco, sus rastros le recordaban a algo.

Day pensaba y pensaba en alguna respuesta, comparaba y analizaba… no hallaba ninguna, todo aquello era muy extraño para ella; tenía miedo de estar en peligro.

Recordó el miedo que su novio sintió cuando ella iba a irse con sus padres adoptivos ¿él sabía algo?, Daymelis negó con la cabeza rápidamente para no pensar más en aquello, pues confiaba ciegamente en su nueva familia.

Mejor es dar un paseo e irme a dormir —pensó levantándose.

Guardó el libro bajo su brazo y sacó de unos de sus bolcillos su celular, se colocó los auriculares y comenzó a escuchar y tararear una canción que le encantaba.

A lo lejos, alguien observaba casi con veneración a la chica…

Ella ni siquiera se enteró de aquello, siguió caminando mientras la linterna que se encontraba en sus manos alumbraba el lugar, había mucho frio, pero estaba lo suficientemente abrigada.

Balbuceaba la canción I’m Yours de Jason Marz.

Por mala suerte, la linterna comenzó a fallar y poco a poco se fue apagando, la chica murmuró un par de maldiciones por lo bajo y luego meditó: no le quedó más remedio que alumbrar el camino a casa con su celular. Sin embargo, cuando quiso volver, tropezó con una pierdas que no fue capaz de ver y cayó al suelo golpeándose así en la pierna y en uno de sus brazos cuando quiso evitar el impacto.

— ¡Ay maldición! —gritó la chica apretándose le brazo con su mano izquierda, sus ojos inundados en lágrimas, le dolía demasiado.

— ¡Mierda! Amor, ¿estás bien? —preguntó una voz muy conocida por ella.

¿Qué hacía allí?

No lo sabía, estaba completamente sorprendida. Ella no podía verlo, estaba muy escuro, pero de la nada, el chico consiguió una linterna y pudo verlo. Astor estaba allí, sosteniéndola. Con mucho cuidado el chico se sentó en el suelo y colocó a su chica sobre sus piernas y comenzó a examinarle el brazo. Estaba preocupado, la herida era profunda.

Day, perpleja, no había podido decir nada. ¿Cómo llegó él allí? ¿Cuándo? estaba confundida y le dolía el brazo, seguramente se lo había fracturado o  lastimado y necesitaría puntos para que la herida cerrara, una de las pocas rocas estaba afilada.

¡Qué mala suerte!

—Tú… tú… tú… —balbuceaba la chica.

—Estarás bien. —Astor besó su frente sin mirarla a los ojos, estaba muy distraído y sin pensarlo dos veces colocó sus manos nuevamente en el brazo afectado y comenzó a sanarlo con sus poderes, aunque era la primera vez que curaba a alguien con ellos.

El dolor fue disminuyendo y mientras eso ocurría, Daymelis miraba lo que su novio hacía, estaba conmocionada.

¿Acaso él es un…?

¡No!

—Astor tú… no… no… entiendo. —Entonces fue allí que Astor se percató de lo que había hecho. Había estado tan preocupado que no pensó bien antes de hacer algo, ella estaba bien, las heridas habían desaparecido; pero ella lo vio, y fue testigo de lo que él en realidad era.

—No tengas miedo—le dijo con dulzura—. Yo nunca te voy a hacer daño.

Aquello lo dijo como si de verdad quisiese que ella lo creyera, aunque ella no tenía ni la más remota idea de lo que los hechiceros planeaban en contra de su persona.

 

 

 


Espero les haya gustado el capítulo, recuerden que trato de actualizar lo más rápido que puedo (. saludos a todaas en general hehe, ¿opiniones? ¿sugerencias? ¿preguntas? ¿dudas? espero las dejen en sus comentarios, un besoo, nos leemos! ♥

Capítulo 18: "El ánimo & el clima" Capítulo 20: "Cercanía"

 
14451724 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10764 usuarios