Prefacio.
“A pesar de las lejanías, prometo volver a ti, no desaparecer, no permitir que te inunda la soledad, aquí estoy yo, amor de mi vida, para amarte por el resto de mi vida, demostrarte que no hay límites para amar, no cuando el amor es tan grande como el que yo siento por ti, demostremos que no existen fronteras, el odio se encargó de separarnos, pero el amor nos unirá, para siempre.”
Tantas sensaciones extrañas, tantos recuerdos jamás vividos, nunca imagine que fuesen las claves para descubrir mi verdadero yo, aunque se vea estúpido, así lo era, jamás imagine algo así, nunca pensé que alguien como yo viviría esto. Después de la muerte de mis padres, yo cambie, al igual que mis hermanos, pero la existencia de un libro, varios libros, los cuales se encontraban en nuestra propia casa nos causaron grandes problemas, unos de los que no sabíamos si nos podíamos liberar, un mundo sobrenatural estábamos por descubrir, y lo peor es que no podíamos salir del, porque estábamos destinados a ello, sobre todo yo.
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Los tenues reflejos de la luna, iluminaban su rostro, el cual no mostraba ningún sentimiento, sus ojos me miraban fijamente, lo cual no me incomodo, pero me intranquilizo al máximo, tenia al chico más hermoso que alguna vez vi, frente a mí, y yo no podía alejar esta sensación que me inundaba, esta sensación de correr a sus brazos a abrasarlo, y besarlo…
Mis mejillas comenzaron a humedecerse a causa de las lagrimas que empezaron a salir de mis ojos, algo en mi corazón apareció y no podía controlarlo, y no sabía lo que verdaderamente me ocurría, era como si una inmensa alegría se fuese apoderado de mi alma y corazón, pero también amor, aunque aparente ser casi increíble yo sentía esto ahora; yo, una joven con tantos problemas y dolores en tan corta vida, una chica que no le apetecía sentir aquellos sentimientos incontrolables e incorruptibles, yo no quería amarlo, pero sentía que debía hacerlo, sentía que había nacido para esto, para él. Además de que por extraño que parezca sabía que había visto su rostro, ese hermoso rostro de tez pálida jamás lo olvidaría, estaba segura. ¿Quién verdaderamente era él? ¿Por qué ahora sentía esto? Sus ojos extrañamente comenzaron a oscurecerse, algo que, me estremeció, sabía que debía huir, pero no quería hacerlo, por algún extraño motivo, yo confiaba en él, y no le temía en lo mas mínimo; porque su rostro lo había visto en tantos sueños, sueños felices, sueños inalcanzables…
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